No puedo quedarme quieta

No puedo quedarme quieta

Calandria

04/10/2024

 Sucede (y desde ya hace mucho tiempo), que no puedo estar un segundo quieta porque las consecuencias son terribles . Investigué, averigué todo al respecto llegando al punto de ir a una sesión donde me ayudaran a revisar mis registros akhásicos y de esa forma saber si mis cromosomas conservaban alguna relación con el reino vegetal. Los resultados fueron nulos. También indagué en la memoria familiar buscando algún indicio que deshilvanara este fenómeno. Y fueron todas horas perdidas las que gasté buscando una respuesta que sirviera para entender semejante utilidad en este mundo.

Lo penoso es mi terrible y consecuente hiperactividad.

 No puedo quedarme quieta, es cuestión de que alguien pase y ceda a la tentación de sacarme un gajo. No importa que parte de mí elijan. Uno o dos dedos, cualquiera de mis piernas, un brazo o la cabeza. Me la sacan sin permiso y se van contentos. Las peores son esas señoras obsesionadas con decorar su jardín en primavera, a la pesca de cualquier excentricidad.

Paso por momentos terribles, ya que debo adaptarme a la falta de mis miembros por unos días, hasta que todo vuelve a reconstituirse.

Tengo la suerte a pesar , del anonimato. Pareciera ser que a nadie le resulta una extrañeza lo que vivo.

Suelo pasear, sin embargo, de vez en cuando por el pueblo para ver cómo crecen mis retoños, sus primeros brotecitos y el esplendor, más tarde, de su florecimiento.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS