He visto al panadero haciendo pan, he visto los ingredientes que utiliza, me he levantado a la misma hora que él. He llegado dos minutos antes a la panadería, para tener todo el espacio preparado y que empiece hacer la tanda de panes que se retirará de las planchas que reposan calientes, ordenadas, separadas a la vez con un extenuado orden, para ser exhibidos en una repisa con calefacción lleno de los diversos panes que considerará hoy el panadero que tenemos que ofrecer esta mañana a las familias con prisa por ir a trabajar, a las familias numerosas que comparten sus recuerdos matutinos mientras desayunan y no salen de casa. He visto al panadero haciendo pan, pero no sé cómo lo hace, he visto los ingredientes que utiliza, me ha dado una lista, he ido a comprarlos, y no sé con qué lo prepara. Me he levantado a la misma hora que él, pero siento que he llegado tarde. He llegado dos minutos antes, para tener el espacio preparado y ya estaba todo listo, limpio y ordenado, ¿qué iba a preparar? Si el panadero es quien lo hace. Lo veo, pero no lo sé ¿cómo lo prepara? ¿Cómo lo hace? Lo veo, sí. Estoy a su lado, me da indicaciones y si me conversa de vez en vez. No sé si se entienda que lo veo, me refiero al antes, durante y después y cuando pruebo el pan, el que ha preparado, el pan que ha pasado no solo por la panificadora, sino desde la harina al ser mezclada con el agua que ha separado en una jarra de uso especial y exclusivo para su preparación. Harina que se confunde con la sal. El pan que ha pasado por el rodillo de madera y el rodillo de sus brazos. El pan que ha sido esperado por familias que lo han comprado en ese momento que sonó la campana, el pan que esperé, olí, observé dentro de lo que me permitía mi estadía en la panadería, mientras esperaba por sentir el olor en mi boca del pan que yo eligiera.
El pan que ha pasado de mi mano a mi boca, parece haber sido preparado por alguien a quien yo no he visto, ese sabor misterioso, me intriga. Me hace pensar que siempre hay un ingrediente más del que solo los panderos saben. Un secreto muy bien guardado y transmitido, solo entre panaderos y con el mayor cuidado de que cuando lo hicieron nadie más. Absolutamente, nadie escuchara, ni nadie me has que ellos se encontrasen en ese momento en el que compartían el secreto.
He visto al panadero haciendo pan, he visto los ingredientes que utiliza, me ha dado una lista, he ido a comprarlos, y no sé con qué lo prepara. Me he levantado a la misma hora que él, pero siento que he llegado tarde.
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