Santa Hermosa un pueblo que se extravió en medio del humo

Santa Hermosa un pueblo que se extravió en medio del humo

Corría el año 2020, el año que se
extendió la enfermedad provocada por el virus, o que todo el mundo
lo creyó. Fue un año particular por motivos varios. Los cientos de
miles de fallecidos por causa del virus, era una. Por otro lado, lo
anunciado por un titular que parecía un tanto amarillista, pero la
realidad superó toda imaginación. El titular rezaba: «santa
hermosa un pueblo que se extravió en medio del humo».

El cronista X viajaba, en ese momento, en
una avioneta de la Fuerza Aérea. Cubría la investigación sobre una
red de trata de blanca, asociada a un grupo de escurridizos
narcotraficantes. Para la mayoría de los tripulantes del vuelo, mi
amigo el cronista X, era un suboficial más, asignado a la misión.
Habíanle permitido acceder a la misión bajo condición expresa de
que la historia no fuese publicada, sino hasta que pasara, al menos,
un par de años, por razones de alta seguridad. Y lo cumplió. Sin
embargo, publicó otra historia, por demás extraña e importante,
que merecería tanto recelo, como la anterior. Fue la historia cierta
de la desaparición de una ciudad entera.

Al publicar lo hizo por medio de la voz
del jefe del grupo, quien relató los hechos percibidos por todos
desde una altura de unos 6.000 metros sobre la superficie. El vuelo
figuró como de traslado de tropa y nada más.

El encabezado de la nota fue suyo, y la
redacción la hizo durante el mismo vuelo. Compartió con el grupo lo
que percibieron, los detalles. Cada una, de las diez personas, fue
dando su parecer. Ellos fueron los privilegiados testigos de la
desaparición de una ciudad entera. Fueron testigos de cómo el humo
devoró la ciudad Santa Hermosa.

Descendieron hasta los 3.500 metros y
vieron como el humo iba cubriendo el terreno. Se elevaron a los 4.000
y siguieron ascendiendo pero dando un viraje que les permitió seguir
el curso del avance del humo. Lo que estaba ocurriendo a ras del
suelo no tenía una explicación lógica en ese momento; pero tampoco
la tuvo después.

La última imagen de la ciudad Santa
Hermosa a nivel de superficie que se reconoce es la captada por una
joven que con su celular tomó las fotos de los terrenos cercanos, de
las calles, las personas y los autos desapareciendo paulatinamente.
Hizo una también filmación que envió apenas unos minutos después
de registrarla y que se conoció por un medio que lo recibió,
distante a 2.500 kilómetros de distancia. El medio no podía
chequera la fuente por lo que lo daba como probable hasta que pudiera
verificar la autenticidad de la imagen, pero no quiso perder la
primicia y lo compartió con su audiencia.

El
sistema nacional de seguridad del país al norte del continente fue
alertado y enviaron un dron de reconocimiento a la zona. Y
sus satélites monitorearon lo captado en la franja. Todo lo que se
vio después del humo fue un suelo estéril, seco, como quemado, pero
sin el color característico. No se captaron edificios, viviendas de
ninguna especie, ni automóviles. Nada, absolutamente nada.

El titular parece, luego de tres años y
medio de ocurrido el extraño fenómeno, realmente premonitorio.

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