MALETAS
No conocía el destino,
pero desde tu dulce fiambre
y mis desvíos a tu mirada en la calle,
mi corazón quería ser mar para tu submarino,
llenar mi vida como miel en enjambre,
dejar que este sentimiento me avasalle.
No preparé mucho,
solo mis sonrisas nocturnas,
mis dibujos, canciones, junto a largas pláticas.
Mis latidos envueltos cual cucuruchos,
por las noches más iluminadas y oscuras,
entre debates y charlas dramáticas.
Alisté y tomé todo para iniciar el viaje
con el temor a lo desconocido,
sin fecha de término.
No sentía a mi alma forzar su encaje,
tomé tu mano con sobresaltos encogidos,
sin advertir ningún descamino.
Entonces, nos fuimos,
Juntos, intrépidos y unidos.
ESTACIÓN SEGURA
Y sí, la primera estación se anunció,
en medio conocí algunos de tus parajes,
tus miedos y tu admiración por el “Cuarteto de Nos”.
Luego en tus brazos nació,
la certeza de la calma y mi olvido por el sabotaje.
Era nuestra estación y era de dos.
Los dulces compartidos,
horchata para mi alivio,
pizzas en casa.
Tu insistencia porque tenga la sal tapada.
Son todas pinceladas de este vagón,
al que llamé hogar de corazón.
LOS BACHES
Los rieles parecían seguros,
pero me terminé lastimando
en el primer bache.
Pensé, ¡son estos mis pensamientos oscuros!,
Me convencí para seguir intentando,
para que mañana fueras tú el que me apapache.
…
Tú y yo,
sabemos que nos siguieron más desmanes.
Y mis intentos de alejarme,
se contrariaban por los acurruques,
mi necesidad de oírte y tus virtudes.
Te oía, pero mi corazón partía.
¿a dónde?, no lo sé,
pero siempre volvía.
PASAJERA
Pensé que dejé de ser quien era,
la que te llamó ‘sol’ y musitó de amor,
en realidad, solo dejé de encajar como pieza.
No me sentí suficiente,
quizás nunca lo hice.
Queremos de forma tan diferente.
Dejamos de ser nuestros lugares,
me sentí pasajera y no compañera.
Pero, eso no bastó ¿verdad?
el tren se debía descarriar.
Los vidrios se rompieron,
volaron por los aires las promesas,
y rincones de mí, esa noche murieron.
Para abrir una grieta en esa represa
y decantar este dolor que desde entonces me aqueja.
Aún estoy de pie,
detrás de cada poema,
tendré otro destino,
lejos de este vagón ya vacío.
Agradezco lo vivido,
pero esta pasajera, aunque ya ha partido,
tendrá que escribir para el olvido,
para desdibujar sus sinsentidos.
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