Son las 16.23h de la tarde y rebusco desesperadamente entre las letras desordenadas, tiradas aquí y allá sin más título que los ocho números de una fecha. Me gustaría encontrar las palabras perfectas para esta carta de presentación, pero no están.

Supongo que, si tenemos que sentar las bases de la relación entre vosotros y esta loca que no sabe ni lo que dice, lo mejor será que os cuente el único principio en el que creo, la única premisa inamovible; la verdad.

No sé escribir una declaración de intenciones al uso. Tampoco sé mentir. Ya decía DiCaprio que las ideas son como virus (</3), resistentes y muy contagiosas. Y aquí estoy, tecleando con manos torpes, intentando juntar más de cuatro palabras que os cuenten algo con sentido. Que os hablen de mí. Y de vosotros.

Palabras para contar la única verdad que conozco. Que hablen de libertad. Que os liberen tanto como me liberan a mí. Palabras que os acompañen cuando lo necesitéis.

Palabras honestas con las que compartir. Compartirnos. Ideas con las que contagiarnos. Y acercarnos.

Aún no sé cuales serán esas palabras. Si conseguiré ordenarlas de tal forma que me sintáis cerca. De tal manera que os sintáis oídos. Vistos. Reflejados.

Pero esta es la idea,

Que hace unos días

Llegó para inundar todos mis pensamientos.

Y resistió,

Y hoy se materializa aquí.

Nos leemos muy pronto,

Sara.

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