Estimada Hana:
Hace tiempo que no te escribo, he estado ocupada buscando algo valioso que perdí hace unos meses; el problema es que ya no recuerdo como era aquello que perdí, ni siquiera sé dónde lo he perdido.
¿Lo notas? es como si estuviera al borde de la locura, porque, ¿Qué sentido tiene buscar algo de lo que no se tiene memoria?, sin embargo, se siente tan fuerte su pérdida, es como si me hubieran extraído el corazón y este aún latiendo en alguna parte, me guiara a su encuentro.
¿Quieres ayudarme Hana? Tal vez tu sepas qué estoy buscando, ya que me conoces mejor de lo que yo misma me conozco.
Te contaré entonces que cuando tenía aquello tan preciado, abría la ventana por la mañana y el paisaje era vivo, lleno de colores, el sol me sonreía y las melodías de las aves me despertaban mejor que una buena taza de café; iniciaba el día ilusionada, aunque tuviera frente a mí la carga de todos los días, porque aquella obstinada rutina me conducía a lograr mis metas, yo era entonces como un venado ágil y veloz ante las depredadoras contrariedades. Había por entonces un camino trazado, era fácil vivir sabiendo que solo tenía que seguir una ruta hasta el final.
Hoy lo trágico del asunto es que ni mis obligaciones, ni mis metas han cambiado, mis circunstancias no son distintas, ni hay un obstáculo tan grande que me haga cambiar de plan; el paisaje y las aves siguen ahí como siempre, incluso puedo permanecer con ánimo sereno durante todo el día, pero nada de lo que hago tiene sentido ya para mí (de este modo cómo podrían el paisaje y las aves resultarme felices).
No se han presentado mejores opciones, tampoco se han abierto nuevos caminos, tengo la certeza de que aquello que he estado persiguiendo es en lo que debo estar, pero no hay fuerza en el mundo que pueda mover este tren para que siga su viaje.
No sé Hana, si estoy presentando los primeros síntomas de una locura incurable, pienso, que, ante todo esto, primero debería haber atravesado por la tristeza, o que al menos mi cabeza debería estar llena de dudas que pudieran desembocar en alguna determinación; debería estar revolviéndome en la desesperación, pero estoy atrapada en la indolencia y lo único que me salva, es que no soy indiferente ante mi situación, aunque ahora mismo, sea una estática espectadora de esta.
¿Si nada cambio fuera de mí, qué cambio dentro? ¿entiendes que no se bien que he perdido, pero sé que ya no está conmigo?
Tal vez haya más luz de tu lado, si vez mejor que yo lo que está pasando escribe pronto.
Hasta la vuelta de correo, la que te escribe:
Ruthy.
Hay esperanza para ti Ruthy:
Querida amiga, la locura es inmanente al ser humano, no hay nada de qué preocuparse puesto que la locura solo es una forma de asumir aquello que no podemos comprender todavía.
La solución a tu problema está en capullo; más pronto de lo que crees las veras volar hacia ti.
Estoy convencida de que lo que crees haber perdido está esperando una transformación; no te dediques a buscar algo que está cambiando de forma; puesto que ya no posee las mismas características del objeto perdido, te será difícil reconocerlo.
¿Te digo que es lo que estás buscando? Se llama “Esperanza” y la esperanza no es igual para todas las personas; podría estar hecha de cera y fundirse al calor de las banalidades de este mundo; tal vez sea como una flecha que se dispara cuidadosamente hacia una meta y que luego de que acierta en el objetivo, deja de tener importancia ya que, habrá más flechas y objetivos más desafiantes; también se puede presentar como una cortina de humo, las personas caminan hacia ella esperando una sorpresa agradable, pero la vida basada en meras ilusiones se disipa sin proporcionar ninguna gratificación.
¿De qué tipo era tu esperanza? ¿De qué material? quizá estabas viviendo bajo expectativas que ya se cumplieron, quizá tus planes eran vanos o mezquinos, aunque tú los considerases importantes, y por eso, en algún momento dejaron de tener sentido. Es posible que un deseo de magnanimidad y generosidad esté impulsando tu tren más lejos de lo planeado y para eso necesitas un motor más potente, capaz de impulsarte y mantenerte en el viaje hasta el final.
A veces necesitas construir una esperanza más fiable, más firme, una que este fincada en roca sólida para que no se hunda en la adversidad, pero el proceso para trasladar o transformar esa esperanza que nos hace ver y vivir la vida con alegría, es largo; a veces se oculta a nuestro entendimiento, como la oruga en el capullo, pero, aun así, la oruga está haciendo todo un esfuerzo interior por cambiar su vida hacia un destino mejor.
Si tus circunstancias y tus metas no cambiaron, tal vez tengas que cambiar tu actitud para darles un nuevo sentido, tal vez no tengas ahora la perspectiva correcta para saber si deberías mantenerte en el camino o cambiar la ruta, pero a las cosas hay que darles su tiempo; primero hay que tejer las alas, después romper el capullo y finalmente surcar los cielos por todo lo alto.
Si quieres buscar, busca en tu interior eso que te falta para renovar tu esperanza y desde ahí todo será más fácil.
Escríbeme cuando hayas salido del capullo, sé que el proceso te reclamara completamente.
Mis mayores esperanzas están puestas en que tengas éxito en el proceso, te espera:
Tu Hana
OPINIONES Y COMENTARIOS