Amarillo intrépido, vital y airado, desbordado como un río crecido en una tormenta.
A punto de salpicar y penetrar profundo en ese primitivo mar azul, tranquilo y sereno.
Como en una fantasía bajo la luna llena, justo ahí, en ese instante fragílisimo de atrevimientos.
Tú mirada verde, nace radiante para decir mucho y no decir nada.
Tú mirada verde, calurosa en el invierno, fría en el verano.
Ya no hay amarillo y tampoco azul.
Solo tú mirada verde. Tu verde mirada…
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