Cruzó la puerta de su departamento con total cansancio y dolor de pies. Esos hermosos zapatos de taco que usaba para la oficina, los abandonaba a penas entraba a casa. Viernes por la tarde y sentía el dolor en los brazos de las carpetas que tuvo que traer a casa para adelantar algo de trabajo por el fin de semana largo.
  También llovía y, para peor, esa lluvia la sorprendió a penas salía del trabajo. Llego empapada, cansada y dolorida. «No importa «se dijo, «ya llegué a casa». Empezó a sentir los perfumes del ambiente.

  Se dirigió al escritorio que quedaba al final del pasillo para dejar esas enormes carpetas y su cartera. Así, descalza y mojada aun, se metió al baño para darse una ducha de agua caliente y recuperar un poco de sus energías.
  Llovía. El cielo estaba encapotado. Oscuro.
  Una vez que terminó su baño, con su salida de baño puesta, se dirigió a la cocina para calentar agua. Unos mates calientes le harían muy bien. Mientras, buscaba sus galletitas dulces. Buscaba su momento de placer.
  La semana había sido dura en el trabajo. No hubo problemas en la oficina, simplemente, tanto trabajo con los clientes, los pasajes, los hoteles. Hacía ya dos años que trabajaba en esa agencia de viajes y le gustaba su trabajo, hacer viajar a la gente. Veía todos los días los materiales promocionales y de venta. Escuchaba los deseos de los clientes. Ella no era agente directa, solo estaba detrás con la parte administrativa, pero se divertía con las anécdotas de sus compañeras. Bien, así y todo, no quería viajar, quería dormir.

  Con una bandejita y su mate con galletitas se dirigió a su cuarto. Estaba orgullosa de la decoración. Tenía colores claros, blancos, marfil y champagne. Desde la puerta balcón de su dormitorio vio el tránsito. Estaba en un cuarto piso, veía las luces encendidas en un día oscuro de lluvia. Sentía algunas esporádicas bocinas. Todo desaparecía cuando cerraba las puertas del balcón del dormitorio. Y así lo hizo. Por el ruido y por el fresco otoñal.
  En su cama se relajó, bebió sus mates y miro un programa de entretenimiento. Su cabeza se estaba desprendiendo de su trabajo. Era lo que necesitaba para poder descansar. Y dormir

  Paso una hora y el anochecer llego. Se tapó cómodamente y se dispuso a dormir. Lo necesitaba
  Durmió y durmió
  Quizás no fueron muchas horas. Pero fueron profundas.
  A pesar de que tenía la posibilidad de viajar, conocer hermosos lugares, disfrutar de las playas más exóticas, ella únicamente quería descansar. Desconectar su cerebro. Reponer su cuerpo
  Durmió. Quizás soñó, pero hizo el viaje interior más deseado. Era elle misma con ella misma. Ella cuidándose, ella recuperándose.

  Abrió los ojos y reconoció que despertó en la misma posición en la que se había adormecido. Vio que ya era oscuro y la TV seguía encendida. Esa fue su referencia que había dormido al menos tres horas.
  Sintió volver en su cuerpo. Sintió el descanso. Sintió que nuevamente tenía un corazón fuerte y activo.
  Agradeció. A veces en la vida solo necesitamos dormir un poco para continuar. No soñar. Apagar el cuerpo activo por un rato. Y así fue como volvió a la vida

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