En el eco del silencio, donde el tiempo se desvanece,
el susurro de estrellas caídas cuenta secretos olvidados,
y la luna, testigo silente, dibuja sombras en el vacío,
mientras el corazón busca respuestas entre las grietas del cielo.
Las olas, en su danza eterna, acarician las orillas del alma,
y el viento murmura leyendas de mundos no revelados,
donde el amor es un faro en la tormenta de la existencia,
y la esperanza, una promesa en la arena del desierto.
En el crisol de la noche, el universo canta una sinfonía,
una melodía antigua como la memoria de las estrellas,
y nosotros, meros viajeros en el vasto escenario del cosmos,
buscamos un significado en el reflejo del abismo.
Así, en el silencio, donde los sueños y la realidad se funden,
contemplamos la vastedad del ser, y el misterio de lo eterno,
y en cada suspiro, cada latido, buscamos la verdad escondida,
en el eco del silencio, donde todo comienza y termina.
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