Puedo seguir llorando en mi habitación, puedo seguir sintiendo odio y aborrecimiento por mi cuerpo, puedo seguir bañándome mil veces más, pero ni aún así podría borrar todo lo que él hizo conmigo en esa tarde.

Tenía 10 años cuando todo ocurrió, cuando él arruinó mi vida, hoy es mi cumpleaños donde después de muchos años volveré a verlo y tengo miedo, pensé que ya había superado esto, pero no, recuerdo todo como si fuera ayer.

Alguien llamaba «Vanessa, escondámonos aquí para que no nos encuentren», de dónde iba a imaginar que el juego de las escondidas iba a convertirse en mi propio infierno. Ese llamado fue el inicio del acto más inescrupuloso por parte de mi propia sangre. 

Nunca olvidaré esas manos sobre mi cuerpo, tocándome con tal agresividad como si de un ave de rapiña se tratase, yo fui la presa de esa ave. «Vamos esto será rápido, aunque grites nadie te escuchará» es la frase que siempre está en mis pesadillas, no recuerdo cuándo fue la última noche que dormí sin tener alguna. 

En cada año que cumplo, mi único deseo antes de apagar la vela es que ocurra un milagro y borre de mi memoria esa tarde donde grité con todas mis fuerzas «por favor no quiero, me lastimas, ayúdenme», gritos que no sirvieron de nada, porque él estaba decidido a cumplir con su propósito sin importarle nada, ni mi llanto fue suficiente para que su corazón se ablandara y parara. 

Estoy manchada de dolor desde que era una niña, desearía regresar el tiempo para no haber ido a esa casa, a esa casa del terror.

Mensaje:

– Si leen esto y están pasando por algo igual o parecido, has que no se queden en solo líneas como sucedió conmigo. 

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