PRÓLOGO
El universo; definido comúnmente como la composición de todos aquellos elementos físicos y cognoscibles. Lo que se puede apreciar en diversas apariencias, aglomerados en un espacio-tiempo determinado. Pero Nexon Project busca ir más allá de una simple definición etimológica. Pues el universo presentado en este ejemplar busca romper con lo tradicionalmente establecido en nuestro mundo real, una interpretación distinta sobre lo que es nuestro lugar de origen y lo más importante, quienes le han dado forma y vida a este lugar de origen que llamamos universo. Seres que buscan arriesgar- lo todo, para gobernarlo todo, o en el mejor de los casos, destruirlo todo, para reiniciarlo. También seres que buscan preservar la armonía universal y desterrar a aquellos que buscan perturbar dicha armonía universal. Con la ayuda de los “Señores Supremos del Universo” los arcontes guerreros buscarán preservar esa infinita paz que no sólo anhelan los habitantes de la galaxia Andrómeda, sino también de todo el cosmos. Junto a los protagonistas de esta historia, se adentrará en una gran odisea a través de distintos lugares del universo jamás antes vistos, imaginados o explorados por el habitante terrestre.
Este es el primer volumen del primer proyecto literario sobre ciencia ficción y fantasía que he llevado a cabo. De una trilogía que compondrán el universo Nexon Project. Presentando la primera saga de esta gran historia, denominada como “La saga introductoria”.
Este título es resultado de mucho tiempo de dedicación por parte de un escritor novel como lo es su servidor. Traducido inclusive en años de constante búsqueda de inspiración y
fuentes de esta para que este ejemplar fuese posible. Pero estoy seguro de que cada fragmento del tiempo dedicado no ha sido en vano. Sin más que mencionar, agradezco de ante- mano a cada uno de los lectores que comenzarán a explorar el universo Nexon Project y que además se envolverán en una historia llena de aventuras y obstáculos por los que Daiben, Grey y Azura tendrán que enfrentarse para poder lograr cada uno de los objetivos que tienen por cumplir.
PRIMERA SAGA. 1: EL ORIGEN DE LA LEYENDA
El ejército zeltano continúo avanzando sobre territorio iris. Dejando a su paso millones de muertos, entre soldados y gente inocente. Sin contar el enorme daño colateral que las tropas han provocado en los poblados de los diversos continentes del planeta Nexon.
Esta vez no fue posible la ayuda de los ejércitos aliados miembros de la OPA; debido a que la invasión zeltan fue llevada a cabo mediante un factor sorpresa que no dio tiempo suficiente a una reacción de parte de los aliados.
Aún con esto, Nexon supo cómo librarse de la sádica hazaña de los temibles zeltanos. Los iris jamás olvidaran esa masacre en una de las principales capitales como Yatza, a manos del terrible y sádico ejército zeltano, dirigido en aquel entonces por el general Vorm. Yatza había sido destruida casi en su totalidad por la armada enemiga. Era el día en que una especie casi invencible como los iris perecerían y sería motivo de celebración del enemigo, tras haber conseguido un logro muy valioso después de tantos siglos de fracasos.
Cuando el general enemigo dio el golpe final al emperador nexono Eren, la llamada de un comandante hizo sobresaltar al sujeto: Una extraña peleadora vistiendo una armadura militar de las fuerzas armadas de Nexon ha provocado bajas considerables al poderoso ejército zeltano.
La joven guerrera había acabado por completo con un batallón de casi diez mil hombres en tan solo unos minutos.
Vorm sin decir palabra alguna abandonó el cadáver del emperador en un acantilado cercano a la fortaleza de gobierno, junto a miles de cadáveres de la división de nobles del ejército nexono, y emprendió vuelo a bordo de una nave militar hacia la zona donde ocurrieron los hechos. Lleno de ira e intriga por la forma en que el comandante zeltano le ha relatado los hechos.
Al llegar a la zona, Vorm lo primero que observó y no pudo creer fue como y quien había cometido semejante masacre. Él mismo tenía estudios muy bien realizados sobre toda la armada nexona y no había dato alguno que describiera a algún vehículo, batallón o incluso soldado alguno que fuera capaz de crear todo un ritual de muerte con diez mil soldados. Sin poder hacer nada al respecto, el general ordenó la pronta presencia del Batallón Especial Punitivo. Una de las más poderosas y temidas divisiones del ejército zeltano. Cuyos miembros poseen un instinto tan sádico de batalla que no respetan edad u origen alguno del enemigo quienquiera que fuese. Constituido por solo veinte miembros. Los soldados más fiables y de buena consulta tratándose de guerras o conquistas planetarias. Por lo cual, Vorm estaba completamente seguro de que ninguna fuerza misteriosa era capaz de vencerlos.
— ¡Perímetro asegurado, señor! —exclamaron confiadamente los soldados.
— Bien― respondió el general―, ya han pasado diez minutos y ese supuesto soldado aún no ha aparecido. Vaya, que decepción, y pensar que tenía tantos deseos de degollarlo con mis propias manos. Quizás se dio cuenta que muy pronto yo haría acto de presencia.
Arrogante aseguró el general tras haber pasado un rato considerable desde la llegada del escuadrón.
— ¡Muy bien señores hora de retirarse!
Justo en el momento en que Vorm ordenó el retiro del grupo, uno de sus miembros fue herido de gravedad con una espada caída desde el cielo. El herido atónito presenció una figura femenina que cayó junto a la misteriosa espada y se detuvo frente a él. La mujer emitió una sonrisa irónica y retiró la espada de entre las entrañas del soldado enemigo. Extendió sus manos hacia él y despidió un rayo luminoso, desintegrando al soldado.
Sin pensarlo dos veces, los miembros restantes atacaron a la mujer, abriendo fuego con su sofisticado armamento. Era tanto el poder del mismo que una enorme cortina de humo se hizo presente después del ataque. Sonriendo malignamente, los miembros aseguraron precipitadamente la muerte de la misteriosa mujer.
Dicha mujer; que aparentaba ser una indefensa adolescente, salió caminando tranquilamente de entre la fumarola, realizando maniobras con su mítica espada.
Nadie lo podía creer, entre el asombro y nerviosismo, Vorm atacó por cuenta propia: puño directo hacia el rostro de la joven. Pero dicho ataque no hizo efecto alguno en la mujer. Sin daño causado y de nueva cuenta el fornido y alto general propinó esta vez una secuencia de ataques por todo el cuerpo de la chica. Pero tampoco resultaron ser efectivos.
— ¿Ya terminaste? —Exclamó la extraña mujer—, eres capaz de destruir una ciudad entera con más de veinte millones de habitantes y a la gran mayoría de soldados que conforman la armada de todo un planeta, pero no eres capaz siquiera de causarme algún daño. Patético.
El general lleno de ira continuó atacando sin descanso con diversas técnicas de ataque, pero Zariana los esquivó con un mínimo esfuerzo.
—Vamos, ¿qué sucede señor General? ¿No es ya que su vigor no da para más?
—¡¡¡CÁLLATE MALDITA ESTÚPIDA, MORIRÁS HOY MISMO!!!
Se ha notado un extremo agotamiento de parte del general zeltano, tras un breve lapso de intensa batalla que no le ofrecía ventaja alguna. Sin tomar en cuenta la humillación que ha recibido con las habilidades de combate de la chica misteriosa.
— Creo que ya es hora de terminar con esto, general, ¿no cree? —esta vez mas enserio su tono de voz, Zariana preparó su misteriosa espada y se dirigió a toda velocidad a sus oponentes.
Fue tan sorprendente la velocidad, que a los miembros restantes del batallón punitivo no se les otorgo ni un segundo para reaccionar y fueron los primeros en caer tras ser golpeados, rebanados y desintegrados por una luz en forma de múltiples elipses entrelazadas, emitida por la espada de Zariana.
El general fue el único en darse cuenta y realizó un intento por esquivar el ataque del arma, pero aun así recibió un impacto considerable, producto de la enorme velocidad con la que el ataque fue ejecutado.
Rasguños, heridas considerables en todo el cuerpo y un brazo fracturado, resultado de una brutal patada recibida de la mujer, hicieron ver a Vorm como un débil soldado en sus últimos alientos.
— ¡¿Quién diablos eres tú?!
El general con tono agonizante cuestionó a Zariana con enorme curiosidad e impotencia que sentía, tras haber sido tratado como un muñeco de trapo.
— Eso no es de tu incumbencia, pero si quieres saber un poco.
Con una expresión eufórica lo gritó a los cuatro vientos:
— ¡SOY LA VENGADORA ELEGIDA POR LOS SEÑORES SUPREMOS QUE HA VENIDO DESDE EL REINO DE LAS SINGULARIDADES PARA ASESINARTE Y VENGAR A MI PUEBLO!
Llegando al punto de la locura y emitiendo unos gritos de desesperación, el general disparó proyectiles de energía hacia todos lados. Acción preocupante para Zariana, ya que estas ráfagas podrían destruir más poblados cercanos y continuar con la ya numerosa masacre. Así que la mujer preparó el golpe final.
Con gesto vengativo, Zariana finalizó el combate encajando la espada en lo más profundo del tórax del general. Al notar que los signos vitales del sujeto no daban ninguna señal, la joven guerrera abandonó al derrotado general.
Tras dar una espectacular batalla, la misteriosa joven regresó a la ciudad de Yatza. Al cabo de unas cuantas horas, la armada invasora había retrocedido considerablemente. Algunos miembros decidieron no arriesgar su vida e irse lo más antes posible del planeta. Jurando una venganza eterna.
Al fin la paz y el orden regresaron de nuevo a todo Yatza y Nexon. Con rezagos del acontecimiento que dejo una enorme huella en la vida de sus habitantes. Muy solidaria, Zariana ayudó a todos los heridos a su alcance y fue en busca de los refugiados a lo largo del continente de las luces.
Entre esos refugiados se encontró una pareja de campesinos cuyos bienes materiales quedaron reducidos a nada.
La joven mujer puso especial atención en ellos, ya que entre brazos de la mujer campesina yacía un bebe quien no cesaba el llanto.
— Es un hermoso niño.
— Lo sé— expresó la mujer campesina—, a pesar de que tiene unas cuantas horas con nosotros, es un bebé muy tranquilo.
Zariana abrió una enorme interrogante por las palabras de la mujer nexona, y aún más, habiendo dudado del parentesco entre ella y el fenotipo del niño.
— ¿Está diciendo que usted es solo la madre putativa de este pequeño?
— Sí, así es—, respondió la campesina iris sin titubeos.
— ¿Podría explicarse un poco mejor…? Señora…
— Andretta— replicó al instante—, Andretta Meren. Verá señorita, antes de que usted llegará a este lugar, una extraña mujer aparentemente de nuestra misma especie estuvo aquí y nos explicó la delicada situación en la se encontraba; pudimos notar una gran tristeza en su rostro al momento de contarnos toda su historia. Nos hizo entender que la situación y las acciones que llevará a cabo a partir de ahora no le dejaron otra opción más que dejar a su pequeño hijo en manos de una familia que pueda cuidarlo y amarlo, tanto como ella lo hizo al momento de verlo nacer. Simplemente con mucho dolor nos dijo que debía partir de este planeta para llevar a cabo una especie de plan. Que básicamente hablaba sobre «reiniciar la historia». Sinceramente esa última parte no lo entendimos muy bien, y cuando tratamos de hacerlo, la mujer desapareció.
— ¿Y esa mujer jamás reveló su nombre? — cuestionó Zariana.
— No, jamás lo supimos.
Terminada la conversación, Zariana permaneció durante un tiempo más con la familia Meren, sin dejar de poner especial atención al pequeño Daiben, nombre dado por la madre biológica del ser antes de su desaparición. Acto seguido, la misteriosa se puso de pie sin decir nada y colocó suavemente su mano por encima de la cabeza del pequeño Daiben y susurro unas palabras en un extraño lenguaje:
—»Magna gloria magna salutare overlords».
Mencionadas estas palabras, una repentina aura blanquecina rodeó el cuerpo del recién nacido, que provocó un cambio en el color de su cabello de manera entrecortada. Pasando de negro a blanco y regresando de nuevo a su color original, iluminando con un gran resplandor todo el lugar. Ante las miradas atónitas de los presentes que no dieron crédito a lo que veían. El desprendimiento de energía fue tan brilloso que dejó ciegos a los presentes por unos cuantos segundos. Seguido de esto, el niño quedó dormido y Zariana se retiró del lugar sin decir más. Desvaneciéndose en el horizonte, mientras se asomaba el atardecer de entre las ruinas de Yatza.
Mientras tanto, cuando se creía completamente muerto, el general Vorm fue rescatado por una unidad especial de rescate del ejército zeltano, quienes de inmediato llevaron al sujeto de urgencia directo a la unidad especializada de medicina, ubicada dentro de la madre nodriza.
Pero, tras intentos fallidos por recuperar el correcto funcionamiento de los órganos vitales del malvado general y con un débil hilo de voz, logró articular sus últimas palabras.
—Em-pe-ra…dor.
— ¡Está tratando de decirnos algo! — gritó uno de los cirujanos—, ¿qué es lo que quiere decirnos general?
— Informen. . .de in. . .mediato. . .al gran señor Gheres. . .que los Señores Supremos. . .han despertado de su sueño milenario.
Tras decir estas palabras y ante las miradas estupefactas de los médicos en el quirófano. El general Isaías Vorm abandonó el mundo de los vivos en el acto.
«Mi pequeño Daiben; juro por mi vida y por todo lo que existe en este universo, que crearé la utopía perfecta. Solo para que tú nunca sufras, y así vivas felizmente en un universo donde jamás existirán el dolor y la penuria. Algo que yo nunca pude conocer. Por el bien de todos, los destruiré todo.»
— J.A.
2:LA DESGRACIA GLOMPY
El planeta Nexon no fue el único en sufrir bajo el yugo de la armada zeltana. Aura; el vecino más cercano de los iris, a una distancia aproximada de novecientos años luz, ubicado en la región norte de Andrómeda, también padeció el efecto zeltano.
Casi cien años después de la derrota en Yatza, el ejército zeltano demostró una brutalidad bélica superior a la demostrada en Nexon. Una mente criminal, siniestra y repulsiva, similar a la del General Vorm debía estar a la cabeza, y esta vez el emperador Gheres dio en el blanco: Saiki Crimson. Su primera misión de conquista al mando de millones de efectivos que componen las FAZ fueron las pacíficas y sagradas tierras del planeta Aura.
Aura, el segundo planeta más grande de Andrómeda; solo superado por Éxodo. Cruzando apenas por la mediana edad de tres mil millones de años. Lugar habitado por los glompys. Siempre se han caracterizado por ser demasiado solidarios, incluso con gente que no fuese de su propia especie y también por poseer una historia e ideologías sumamente pacifistas. Pero ello no significaba que no contasen con una armada bien preparada y tecnológicamente avanzada. Con la capacidad de darle batalla a cualquiera que tuviese la intención de profanar tan valiosas tierras para ellos.
Los únicos acontecimientos más relevantes en la historia del planeta Aura fueron la Guerra Interplanetaria de Harvest y su participación dentro de la Santa Alianza en la Gran Guerra Intergaláctica. Conflictos bélicos ocurridos en los años 120 y 250 de la Segunda Era, respectivamente. El resultado de aquellas guerras fueron millones de vidas pérdidas entre civiles y elementos de las fuerzas armadas.
A pesar de las numerosas masacres y devastaciones en todo el planeta, la armada siguió en pie con bajas considerables, su perseverancia no los dejo darse por vencidos. Ejemplo de ello fue el entonces General Lewos, que junto con la división Halcones Peregrinos, lograron expulsar o apresar y remitir a los campos de trabajos forzados a algunos de sus enemigos. La valentía de este fue recompensada años más tarde, asumiendo el cargo como el nuevo Gobernador Legítimo de Aura. Cargo en el que se ha mantenido durante los últimos 1500 años
La paz desde aquellos conflictos perduró por cientos de años, hasta aquel día en que una carta llegó directo a las manos Lewos, procedente de la embajada Nexona en Harvest, la cual puso en alerta a los altos mandos de la armada de Aura.
Lo más importante que se pudo rescatar de dicho documento (Ya que después de leído por el gobernador, este fue guardado y clasificado como ultra secreto en el almacén de la sede del gobierno Glompy) fue:
«Estimados aliados, como ya se habrán enterado por medio de la web única de Andrómeda, nuestro planeta ha pasado por una enorme crisis de muerte, miseria y sufrimiento causada por los sádicos y temibles zeltanos. La especie que se creía controlada por los Señores Supremos ahora se ha rebelado contra su voluntad y acechan de nuevo como lo hicieron durante la Gran Guerra Intergaláctica. Pero esta vez han regresado con un poderío tan catastrófico que ni nuestros mejores soldados pudieron hacerle frente y nuestra gran capital; el corazón financiero de Nexon, Yatza, fue reducido a escombros. No nos queda prácticamente nada. Solo esperamos que Dormus, nuestro cerebro tecnológico, aún se mantenga en pie. Hasta ahora se sabe que un miembro no identificado de nuestro ejército fue el responsable de que este negro episodio concluyera. Mucha gente lo ha descrito con poderes inimaginables que solamente los Dioses pueden conceder, pero aún no estamos seguros del todo. Por ello los mantenemos al tanto de lo ocurrido y también les enviamos una señal para que usted y sus ciudadanos se mantengan en extrema alerta en sus fronteras siderales. Sin más por el momento les deseamos la mejor suerte de todas»
Lewos desconcertado, ordenó el pronto abordo de las fuerzas armadas directo hacia las fronteras siderales, haciendo llevar a un número considerable de naves militares de artillería a crear un cinturón de fuego alrededor de la órbita del gran planeta azulado.
En unas cuantas horas, de acuerdo con el periodo de rotación de Aura, toda la fuerza armada; grupos de inteligencia, fuerzas navales y aéreas y equipos de apoyo terrestre han resguardado por completo el perímetro en las principales ciudades de Aura. Sobre todo, la que más debía estar asegurada incluso con la vida de los mismos soldados y ciudadanos era Harvest; la capital más importante del planeta. Como complemento se encontraba también la valiente División de Halcones Peregrinos. Dirigidos ahora por los más destacados e intrépidos capitanes conocidos en toda la ciudad: Andrei y Marissa Taigue.
La primera tarea de esta renovada división fue refugiar a cada uno de los ciudadanos de Harvest, como parte del plan de seguridad diseñado por las fuerzas armadas y el mismo gobernador legítimo. Posteriormente, hecha la evacuación de la ciudad, se procedió a la fase dos del plan; que consta en el auto asedio de las capitales para llevar a cabo la ejecución del contraataque. Mismo que fue llevado a cabo por los escuadrones de artillería. Mientras que la operación de defensa planetaria era dirigida desde el gran palacio de la hermandad glompy, bajo las órdenes directas de Lewos.
— Solo queda esperar por la posible llegada de los zeltanos, señor— comentó uno de los asesores de máxima confianza de Lewos.
— Bien― reviró el gobernador, enfrascado entre las llamadas holográficas con miembros del gabinete― el capitán Andrei me reporta que aún no se ha percibido algún avistamiento de naves no identificadas. Ojalá nuestros sagrados padres no quieran que esos malditos asesinos vengan a destruir nuestra preciada armonía que años de sacrificio y lucha nos ha costado.
Preocupado y no solo por sí mismo sino por toda su gente, el respetado mandatario espero alguna señal de parte de los Dioses de la singularidad para que no sucediera una tragedia en sus dominios.
Ha transcurrido la mayor parte del día desde que se emitió la alarma de siniestros en su fase máxima. Aún no se habían presentado señales de los zeltanos, o al menos ese era el informe preliminar que Lewos tenía en sus manos, hasta que un comunicado con carácter de urgente llegó a los oídos del mandatario de parte del comandante Charzon:
—Señor, ¡Han llegado! ¡Esos malditos desgraciados llegaron bombardeando Trisdal!! Estamos atacando con todo lo que podemos, pero parece que tienen activado un escudo en el fuselaje de las naves que están utilizando. ¡Ya han asesinado a la mayoría de los habitantes en las ciudades de los alrededores y se dirigen hacía Harvest!
El gobernador Lewos quedó atónito después de esto y ordenó ahora que todos los demás pelotones y unidades de artillería se dirigieran a toda velocidad hacia el nuevo campo de batalla, la capital más importante de Aura.
— ¡MALDITOS PERROS DESGRACIADOS! — gritó exaltado el comandante Charzon disparando desde un Lexus; lo mejor que la artillería glompy ofrecía en vehículos pesados de guerra.
El bestial búnker móvil logró destruir a los pelotones enemigos que descendían de las naves de transporte de personal zeltano e incluso a los mismos.
Soldados glompy cayeron muertos o mutilados sobre el sangriento terreno, mientras los Lexus restantes continuaron en pie de batalla. Pero conforme estos siguieron destruyendo y asesinando a los miembros de la armada enemiga, más soldados abordaron al campo de batalla.
— ¡¿Es que estos malditos no se rinden nunca comandante?!—exclamó un soldado glompy, desesperado, sabiendo que el Lexus que operaba ha comenzado a disminuir la potencia de sus cañones.
— ¡No importa cuantos más sean soldado, usted siga disparando y deje de quejarse, esto va por todos nosotros y por nuestra gran Aura ¡
En un desesperado momento donde la derrota estaba asegurada, los arribos zeltanos cesaron por algunos minutos.
— Comandante creo que hemos ganado, ya no hay rastro de soldados enemigos, cambio—Otro soldado del lado oriente de Trisdal hizo llegar la noticia vía holograma.
— Muy bien soldados no bajen la retaguardia, esto podría ser parte de la estrategia enemiga, esos imbéciles son buenos en tácticas sorpresivas—dio aviso Charzon a través del canal de comunicación por radio a todos los miembros restantes del pelotón.
—No creo señor, se rindieron, los muy malditos se han rendido, ¡Esos desgraciados se han rendido! — expresó confiado y aliviado un miembro del grupo.
Sin embargo, un repentino ataque cayó directo hacia los soldados presentes. Tal fue la intensidad de este que logró cambiar por un instante el color del cielo; que inicialmente era azul oscuro, a un negro como el carbón. El atentado cobró la vida de todo el pelotón de una manera sádica; algunos cuerpos fueron atravesados; otros envueltos en llamas hasta ser convertidos en ceniza y algunos fueron desintegrados debido a la poderosa combustión ejercida por la energía del sorpresivo ataque. El único sobreviviente a medias fue el comandante, quien fue alcanzado por la ráfaga de energía negra que le hizo perder la pierna izquierda y brazo derecho.
— ¡No.…no.…no puede…no puede ser! ¡¿Pero…que?!— el agonizante Charzon observó como el humo tan denso que podía verse en el ambiente fue dispersado y a través de este distinguió una silueta masculina delgada, portando una capa militar, con una cabellera rubia blanquecina caminando directo hacia él.
— ¿Quién diablos es…? — preguntó el agonizante comandante, viendo ahora con más claridad la silueta en movimiento que se detuvo frente a él, emitiendo una sonrisa irónica y maligna que podía reconocerse perfectamente: Saiki Crimson.
— ¿Tu? ¡Maldito seas! ― Charzon tumbado en el piso y derramando una cantidad considerable de sangre fue el primero en conocer al dantesco emperador de Zeltan.
— Vaya— dijo con desfachatez—, tal parece que sus inofensivos soldados no lograron hacernos gran cosa, que decepción, pero creo que es hora de que acabe con su sufrimiento, ¿no le parece comandante?
Saiki con un mínimo esfuerzo creó a su alrededor una onda expansiva que brotó del interior de su cuerpo. Destruyendo Trisdal y sus alrededores. El nuevo general zeltano reveló una carcajada maligna causada por el placer de ver la destrucción que ha causado en un lugar como Aura, y pensó en su siguiente objetivo, la ciudad de Harvest.
— ¡Maldita sea! ¿Dónde están los refuerzos? — exclamó el capitán Andrei en la batalla que se lleva a cabo en el centro de Harvest.
— ¡Andrei ten cuidado con Azura, se acercan más tropas detrás nuestro! — gritó la capitana Marissa, tratando de proteger a la pequeña Azura Taigue, de tan solo tres meses de edad, que se encontraba dentro de una capsula en medio del campo de batalla.
Se apreciaba una ciudad en ruinas, los más emblemáticos rascacielos han caído y las calles hundidas o convertidas en fosas clandestinas. El brillante y hermoso cielo azul oscuro ha sido saturado en ceniza, polvo y humo provenientes de las residencias y edificios envueltos en llamas. Un escenario perforado además en gran parte de su estructura, los rastros que se podían presenciar en las enormes grietas por debajo de la ciudad han hecho creer que una especie de gusano gigante ha sido el responsable de tal acto.
Marissa y Andrei no tuvieron otra alternativa más que dirigir a los miembros restantes de los Halcones Peregrinos hacia la salida norte de Harvest, a unos treinta kilómetros de distancia. Mientras emprendían el trayecto, ambos capitanes no dejaron de pensar en cómo seguirán manteniendo a salvo a su hija; de hermosos ojos azules como el mismo cielo que siempre se ha reflejado en Aura. Tan similares a los de una de los Señores Supremos; según así lo han dicho conocidos y familiares de los padres de la pequeña. Al precio que fuese necesario, los capitanes debían proteger a su tesoro más preciado, por ello es que decidieron que lo mejor sería enviar a Azura a uno de los planetas en donde el naciente imperio zeltano aún no podía extenderse.
Ese era el planeta Ares; un lugar árido en su totalidad y en donde los rastros de vida hasta ahora son desconocidos. Lugar que parece estar abandonado de las manos omnipotentes de los Dioses mismos. Solo Andrei sabía el por qué la decisión de mandar a su primogénita a un lugar sin vida. Marissa no estuvo del todo de acuerdo con esta decisión tan precipitada, pero viendo la situación crítica en la que se encuentra todo Aura solo le quedaba callar y aceptar por el bien de Azura.
Al mismo tiempo, Marissa aprovechó el camino para redactar una carta. Misma que a la capitana glompy le fue muy difícil escribir. Pues todas sus emociones se revolvieron al tratar de redactar una de las despedidas más difíciles a las que ha tenido que enfrentarse. Siendo el destinatario la pequeña Azura Taigue. Entre lágrimas inconsolables y nudos en la garganta, Marissa escribió la carta que posteriormente guardó en un compartimiento de la cápsula donde Azura yacía dormida. También, la mujer glompy retiró su collar conformado por una piedrecilla azul, envuelta con un cordón hecho a base de platino, que colocó en el sensible cuello de su hija.
El tiempo que les consumió pensar y darle vueltas a la situación, también les consumió el recorrido de llegada hacia el norte de la ciudad a los capitanes de la unidad de Halcones Peregrinos.
— Capitán estamos llegando a la puerta principal— dijo un miembro del escuadrón.
— Muy bien, solo debemos atravesarla y estaremos a salvo por ahora.
Pero antes de que el equipo continuara con su camino, Andrei alistó los preparativos para el lanzamiento de la cápsula. Pero justo en el momento, un grupo numeroso de soldados zeltanos emboscaron a los miembros restantes del escuadrón. Este a su vez formó un perímetro circular alrededor de la cápsula para defender a los capitanes del ataque enemigo.
— ¡No puede ser, esos malditos le han disparado al sistema de navegación, tendré que repararlo manualmente!
— Capitán usted encárguese de reparar el sistema, nosotros trataremos de contenerlos.
Una serie de destellos negros cayeron directo hacia los miembros de Halcones Peregrinos. Andrei observó al responsable y se dio cuenta que fue el mismo Saiki Crimson el causante. Los diez miembros restantes fueron asesinados al instante por el ataque, dejando a Marissa y Andrei al descubierto. Marissa decidió reparar por cuenta propia el sistema averiado, mientras Andrei retó a Saiki para lograr un poco más de tiempo.
— ¡Maldito asesino! ¿Cómo te atreviste a aniquilar a mi unidad? ¡Te haré pedazos, desgraciado!
— Vaya— respondió el general zeltano de forma altanera—, que melodramático es usted capitán, debería aprender del comandante Charzon. El murió sin decir palabra alguna, debería hacer lo mismo y cerrar la boca.
Conmocionado por la muerte anunciada del comandante, Andrei tomó el valor suficiente y lanzó el primer ataque que resultó efectivo, pero apenas provocó un rasguño al rostro del engreído general.
— Este desgraciado es resistente.
Andrei volteó a ver a su esposa y gritó.
— ¡Marissa distraeré lo más que pueda a este sujeto, tu solo trata de arreglar el sistema y pase lo que pase…no intervengas. ¡Por favor no quiero que nada malo te ocurra a ti y a Azura como a nuestros compañeros caídos!
Marissa presionada y angustiada solo asistió con la cabeza y Andrei sonrío de manera tenue.
Retomando la batalla, fue Crimson quien atacó primero y fue esquivado por su adversario, quien respondió con una patada al estómago de su enemigo. Saiki bloqueo sin problema y tomó a Andrei por la misma pierna con la que fue lanzado el ataque y arrojó al capitán hacia un cumulo de escombros que se consumían en incandescentes llamas. Andrei ya con heridas considerables se quitó de encima los escombros que lo cubrían, para salir de entre el edificio en ruinas y volver al combate. Al regresar, fue sorprendido por una esfera de energía negra que desgarró su uniforme de combate. Otro ataque más lo volvió a tomar por sorpresa, seguido de una secuencia de rayos provenientes de las manos de Saiki. Ataques que agravaron las heridas del capitán Andrei. Saiki burlón y despiadado como siempre tomó por el cuello al mal herido sujeto.
— Creí que me había prometido una batalla entretenida, pero solo resultó ser una basura y ahora estoy más aburrido que al principio.
—Maldito…asesino…— Andrei entre dientes contestó a este—, ¿Cómo es que lograron tener más fuerza en tan solo cien años?
— Pues vera capitán— respondió el general zeltano en tono serio—, todo este tiempo supimos que la inseguridad de Vorm fue uno de los factores que nos llevó a esa humillante derrota en Nexon. Yo era uno de los soldados más prodigio en todo Zeltan. Fui el único que se dio cuenta de los principales errores del antiguo general; era un ser despiadado y poderoso que logro poner de rodillas a medio Andrómeda. Pero eso no significaba que por dentro fuese en realidad un gran líder. Solo era un patético soldado más sin visión alguna. Fue por ello que el emperador Gheres no tuvo duda alguna en escogerme como sucesor. Ya que yo seré quien al final de todo gobierne esta galaxia y haré que los Señores Supremos sean desterrados para siempre. Y así nosotros reformaremos la historia que regirá un nuevo orden en este universo. Un universo nuevo en donde no existan especies con una supremacía innecesaria como la de ustedes— en un tono muy serio, Saiki afirmó lo siguiente—, para lograrlo debo ser un auténtico líder que siempre mantiene seguridad en sí mismo. Tener la cabeza fría en todo momento, sin importar los efectos colaterales, utilizando todos los medios posibles, sin tener piedad por aquellas vidas que se opongan a nuestra causa. Y sobre todo está causa no debe ser dirigida por alguien con creencias tan estúpidas sobre los Señores Supremos, como lo fue Vorm; sus creencias tan absurdas sobre los Dioses se contagiaron hacia cada uno de los miembros de nuestra armada.
— Aun así…ustedes…jamás vencerán…— en estado agonizante, Andrei mencionó a Saiki la antigua profecía del escriba Paramgrathf; uno de los legendarios mensajeros quien hablaba en nombre de los Dioses del universo; que narraba la leyenda sobre cuatro legendarios guerreros enviados por los Señores Supremos para traer de vuelta la paz, la justicia y el orden a los pueblos siderales. Estos tendrán un poder tan inimaginable que hasta los mismos Dioses dudarían en cederlo para acabar y juzgar a los seres que alteren el orden del todo.
A pesar de conocer dicha leyenda, Saiki se mofó de las palabras del capitán glompy. Confiado en que su poder incalculable le sería suficiente para no creer en tan absurdo cuento.
— Creo que ese golpe le aturdió un poco la cabeza capitán; muy bien es hora de decirle adiós a este planeta.
Justo cuando Crimson preparaba el golpe final para rematar a Andrei, Marissa entró en acción, dejando pendiente la reparación de la cápsula de Azura. Al ver como su pareja era masacrada a golpes fue la única reacción que vio válida. Así que ella encestó con mucha energía una patada con intenciones de romper el cuello de Saiki, pero este ni se inmutó. El general respondió burlonamente ante el débil ataque de la mujer. Marissa de nueva cuenta y con la misma fuerza emitió otra patada, pero esta vez el general se anticipó a la capitana glompy y la tomó por el cuello con una velocidad sorprendente, asfixiando a la misma.
Andrei al no soportar tal aberración, utilizó sus últimas energías para defender a su esposa. Saiki soltó a la mujer y con gran velocidad atravesó el pecho del capitán con un puñetazo bañado en energía negra y este emblanqueció sus ojos y cayó muerto al instante.
Antes de retirarse junto a sus hombres, Saiki se percató de la cápsula en donde se encontraba la pequeña Azura. A quien al principio pensó en asesinarla al igual que sus padres. Pero después se retractó, al no predecir amenaza alguna con la pequeña. Saiki terminó el trabajo empezado por Marissa y puso en órbita la cápsula, cuyo próximo destino sería el desértico planeta Ares.
— ¡Muy bien inútiles, sigamos adelante que esta noche por fin tenemos algo que celebrar! — exclamó Saiki hacia sus soldados.
Después de horas de intensa lucha, masacre y destrucción. El pacífico planeta Aura cayó ante el terrible oscurantismo del general Saiki Crimson y el ejército zeltano.
3.-REGRESO INESPERADO
Han transcurrido unos meses desde aquella violenta posesión que hicieron los zeltanos sobre Aura. Un hecho devastador que costo millones de vidas inocentes. Los pocos sobrevivientes fueron exiliados o desaparecidos, o en algunos casos obligados a alistarse en el temible y corrupto ejército de Saiki. Quien durante este lapso ha asesinado al emperador Gheres tras haber terminado la misión en el planeta de los glompy.
Ahora es el emperador de Zeltan; el más temido y el más poderoso emperador. Además de Aura, en estos meses transcurridos, las FAZ han tomado el control total de miles de planetas desde que Crimson gobierna en el planeta Zeltan. Planetas cuyo desarrollo tecnológico han sido de gran ayuda para el refuerzo de la estructura militar zeltana.
Actualmente, el ejército zeltano retomo su empresa militar en el planeta Nexon; en donde han ocupado cerca de tres cuartas partes del territorio iris, siendo el continente norte y el continente de las luces los únicos en permanecer aún en dominio de sus propios habitantes.
Mientras tanto, en un país del continente de las luces, un niño quien cien años atrás fue auxiliado junto con sus padres por una misteriosa guerrera de la armada iris, quien fue pilar importante para que la paz regresara de nuevo, ahora tiene una edad de 110 años y se encuentra viviendo en el pequeño pueblo de Montaire, junto a los Meren, una familia de agricultores que con el latente riesgo de ser interceptados por el ejército zeltano, llevan a cabo entregas de sus productos sembrados en el recinto comercial más grande de la región.
Daiben siempre se ha caracterizado por ser un niño lleno de mucha energía, entusiasta y muy inteligente. Aunque a veces suele tener algunos impulsos de ira. Día con día el muchacho se esfuerza ayudando a su padre, el señor Kreg Meren despertándose desde muy temprano a regar las cosechas o recoger las siembras para llevarlas cincuenta kilómetros al sur en donde se encuentra el enorme recinto comercial de Montaire, en donde se puede encontrar todo tipo de artículos y alimentos inimaginables, provenientes de otras partes de Andrómeda. Para lograr esto, Daiben suele utilizar una tabla anti gravedad creada por su padre, la cual le es de gran ayuda para hacer las entregas en tiempo y forma. Padre e hijo hacen estas actividades mientras su madre, la señora Andretta Meren se dedica a cuidar el sustento familiar en compañía de Arkana, quien tiene la misma edad que su hermano Daiben.
— ¿Por qué siempre somos nosotras las que nos quedamos en casa a cuidar las cosechas mientras papá y Daiben les toca la parte más entretenida del trabajo? Esto es aburrido— exclamó Arkana con un enorme gesto de fastidio.
— Lo se hija— replicó Andretta—, pero recuerda el peligro latente que esta allá afuera con el ejército zeltano rondando por el planeta, no tienes idea de las aberraciones que hacen con las mujeres que encuentran a su paso. Y aún más con mujeres tan jóvenes como tú. Lo más seguro por ahora es quedarnos aquí y cuidar nuestras tierras.
— Lo sé, pero me gustaría salir más seguido de este lugar, es muy aburrido estar aquí diario.
— Entiendo muy bien lo que dices, hija. Solo esperemos que esto no se ponga peor de lo que ya aparenta. Debemos estar agradecidos con los Señores Supremos que aún les dan fortaleza a nuestros nobles soldados que aún resisten en las fronteras del continente.
Daiben por fin llegó al lugar junto con su padre y estos se dirigieron hacia la nave principal en donde se almacena lo exportado por los productores locales y se realiza el pago correspondiente a los mismos.
Un amigo de la familia, Vingston, conversó durante unos minutos con el joven nexono. El sujeto le hizo recordar a Daiben el hecho que dejo atónitos a muchos compatriotas hace cien años; el extraño nombramiento «celestial» que Zariana dejó en aquel bebé recién nacido. Un hecho que Daiben jamás ha querido recordar, pues él nunca ha creído tener la capacidad suficiente para llevar a cabo la importantísima tarea que le fue encomendada por la legendaria guerrera, el chico nunca ha reconocido que él pueda ser «el gran arconte salvador del universo», como muchas personas lo han nombrado tras este hecho. A pesar de que, en su corto período de vida, a veces ha sentido que un poder extraño se mantiene fluyendo a través de su ser. Descrito por el mismo como una especie de energía potencial que no podría pertenecer a esta dimensión, la cual a interpretación de Daiben, se mantiene sellada en su propio espíritu, por lo cual, según así lo cree, no ha sido liberada nunca.
Un estruendo escuchado en el ala norte, en la cual Kreg se encontraba descargando la mercancía, hizo que Daiben desechara el tema de forma abrupta y fue cuando el joven salió a toda prisa, pensando en la situación de su padre.
Una gran cantidad de humo se observaba tras esa brutal explosión que hizo que todos los comerciantes y visitantes salieran corriendo, tratando de ponerse a salvo. Al muchacho no le importó en lo más mínimo la gran fumarola, tratándose del estado en el que su padre podría encontrarse. Daiben llegó a la zona del desastre, buscando entre los escombros a su padre. Este solamente con pequeñas heridas y raspones se reencontró con su hijo para escapar del lugar antes de que este se derrumbe.
— ¿¡Papá estas bien?! ¿Qué fue esa explosión? — preguntó Daiben con nerviosismo.
— No lo sé, yo solo estaba descargando todo para volver con ustedes, pero fue en ese entonces cuando escuche la explosión. Lo único que logré escuchar fue a alguien gritando: «¡Es el!»
— ¿»Él»? ¿a quién se habrán referido con eso?
— No quiero imaginar que se estaban refiriendo a…
Justo antes de que Kreg terminará su frase, un puñado de soldados zeltanos armados hasta los dientes y vistiendo una armadura especial de combate que los asimilaba a una especie de ciborgs acorralaron a los dos sujetos.
— ¿Quiénes son ellos papá? — Daiben con desconcierto.
— Son…soldados de Saiki Crimson… ¿Pero?… ¿Cómo?
Kreg quedó sin palabras ante tal hecho y pensando inmediatamente que la muerte de él y su hijo habían llegado.
Los soldados se prepararon para disparar su pesado armamento en contra de los dos hombres nexonos. Pero justo en ese momento, Daiben de manera repentina soltó un poderoso puñetazo directo a la parte frontal del casco de uno de los soldados zeltanos que se preparaba a dispararle, quebrando este, debido al brutal impacto del ataque del niño iris.
— ¡Maldito mocoso! — respondió otro soldado zeltano quien preparó su arma para dar un cachazo a Daiben. Pero el ataque fue repelido por Kreg, quien, 3en un momento desesperado, arrebató el arma al soldado de Saiki. Posteriormente y ya con la poderosa arma en sus manos, el padre de Daiben abrió fuego contra los soldados que lo rodeaban a él y a su hijo. Mientras Daiben continuó defendiéndose con puños y patadas, esquivando de pura suerte los disparos láser de los temibles soldados.
La decena de soldados fueron derrotados tanto por Kreg como por Daiben. Este último mostrando un enorme potencial fuera de lo común para un niño de la edad como Daiben Meren. Pero el conflicto parece que no terminaría ahí. Pues los refuerzos del ejército zeltano llegaron a la escena de acción.
Pero Daiben, en un arranque de ira, extendió ambos brazos hacia donde los soldados venían corriendo con claras intenciones de matarlo. Con ambas palmas el niño disparó con enorme furia y velocidad un poderoso destello de luz blanca. Misma que desintegró a los refuerzos de la armada de Zeltan.
― ¡DAIBEN! ¡¿Cómo hiciste eso?!— Kreg Meren preguntó pasmado. Sin dar crédito a lo que sus ojos contemplaron.
— No… No lo sé— respondió Daiben entre titubeos—, solo extendí mis manos hacia esos sujetos que me tenían harto y sentí como si una gran cantidad de energía se estuviese concentrando para después dispararla.
– ¡Eso fue sorprendente hijo! Probablemente la sangre de todo un guerrero iris como lo fueron nuestros ancestros corre a través de tus venas. O quizás—Kreg hizo una pausa repentina para reacomodar sus ideas y continuó—, la profecía de que eres uno de los arcontes escogidos por los Señores Supremos es real.
Daiben adoptó un gesto de desagrado ante lo último mencionado por su padre.
— No empieces de nuevo, padre. Sabes que yo no creo en esas cosas. Quizás lo anterior fue una cuestión de mera suerte.
Kreg no creyó en lo dicho por su hijo y le recriminó.
— No digas barbaries Daiben. No cualquiera despide una cantidad tan grande de poder como lo acabas de hacer. Con un entrenamiento adecuado podríamos hacer explotar ese gran potencial que guardas en lo más profundo de tu ser. Recuerda que los iris tenemos un origen como guerreros bien forjados, capaces de volvernos más fuertes cada vez que nos encontramos en situaciones de peligro. Como estar rodeados por unos bestiales y temidos sujetos como los soldados del ejército zeltano.
Justo en ese preciso instante, detrás de Daiben y Kreg hizo acto de presencia una figura ya conocida por gran parte de los habitantes de la galaxia Andrómeda. La figura del mismo emperador de Zeltan, Saiki Crimson. Portando su típico traje blanco cubierto por una extensa capa militar. Haciéndose notar como un personaje refinado en su forma de caminar y expresarse. Pero sabiendo que se trata de uno de los seres más despiadados que pueden existir en el universo entero. Dibujando una sonrisa irónica en su rostro pálido, rodeado de oscuras ojeras que atemorizan junto con sus ojos que no poseen pupilas. Liderando una tropa de soldados que le siguen detrás. Pero otro detalle a destacar fue la presencia de unos sujetos que caminaban a su lado, también al frente de las tropas de Zeltan.
Seis sujetos, entre los que se podían notar dos mujeres y cuatro hombres. Quienes vestían túnicas negras que cubrían por completo sus rostros. Creando un ambiente de suspenso, junto a un viento helado que penetraba hasta los huesos. Con un olor a muerte que despedían estos individuos, al verlos directo hacia lo que cubrían sus capuchas.
— ¡No puede ser! —Exclamó Kreg— ¡estamos acabados!
— ¿Quiénes son ahora esos sujetos? —preguntó Daiben desconcertado por lo que sucedía.
— Ese sujeto es Saiki Crimson. El emperador del planeta Zeltan. El terror de gran parte de esta galaxia, pues su ejército ha conquistado miles de planetas. Se dirige hacia nosotros ¡Rápido Daiben! Tenemos que huir lo más pronto posible de aquí antes de que. . .
Antes de que Kreg terminara de hablar. Unos sarcásticos y fuertes aplausos de parte de Saiki interrumpieron al sujeto.
— Un espectáculo sin igual— mencionó el comandante supremo de Zeltan. Mientras un equipo de respuesta del ejército zeltano rodeó por completo a Daiben y su padre. Haciendo esta vez imposible un escape rápido.
—Las habilidades mostradas por el muchacho hace unos momentos llamaron mucho mi atención. Pues no todos los días se ven sujetos con poderes como esos por este lugar.
El emperador hizo una seña a uno de sus soldados para que activase un extraño aparato, el cual proyectó un escáner con tecnología en tercera dimensión que analizó de pies a cabeza a Daiben Meren.
— De acuerdo con los datos recabados mi señor— afirmo el soldado zeltano—, el poder de este mocoso alcanza los trece mil argones de poder. Con una precisión del noventa y nueve por ciento.
Saiki frunció sus cejas, observando atentamente de pies a cabeza al muchacho iris. Pensando de inmediato en que tiene dos alternativas para el joven; una es reclutarlo a la fuerza en las filas de su temible ejército. Esperando en qué un futuro lograse convertirse en un poderoso guerrero de elite que sirva solo a sus oscuros intereses. Para ser parte de la nueva historia del universo que tiene planeada escribir con su puño y letra. O la otra es simplemente matarlo y quitarse así un peso de encima, antes de que pudiese ser demasiado tarde.
—Muy bien iré directo al grano— afirmó Saiki dejando helados a todos los presentes con tan solo escuchar su estruendoso e imponente tono de voz—, tú y tu padre vendrán conmigo y a partir de ahora serán parte de las Fuerzas Armadas de Zeltan. Sujetos como ustedes no son muy comunes en este planeta, así que vendrán con nosotros. Por cierto, esto no es una sugerencia, es una orden directa.
— ¿Y qué pasa si nos retractamos? —Kreg en tono amenazante increpó a Saiki.
— Bueno señor Meren, en caso de negarse a mi honorable propuesta me temo que entonces su esposa y su amada hija pagarían el precio de su insolencia, ¿o acaso me equivoco al mencionar los nombres de Andretta y Arkana Meren?, ya que, la base datos que pirateamos del registro ciudadano del planeta Nexon, nos indica que dichas mujeres parecen ser familiares muy cercanos a ustedes— de nuevo, una sonrisa irónica y provocativa se vislumbraba en el rostro de Saiki.
Padre e hijo se miraron así mismos, pensando en lo que sucedería y es entonces que sin palabra alguna aceptaron finalmente, por el bien de Arkana y Andretta, alistarse al ejército zeltano.
¿Sólo un mito divino como Saiki lo considera o simplemente un error de cálculo por parte de los Dioses?
La profecía inscrita en el sagrado libro del Gennies trata algo sobre:
«Y será aquel primogénito redentor proveniente del vientre divino del Reino de las singularidades quien nos traerá la justa victoria sobre los necios desterrados del lecho de nuestros creadores»
Profecía en la cual se describía una gran batalla a muerte en donde se vería afectado el equilibrio universal entre el bien y el mal por el control y el orden absoluto de todo lo que existe en este plano material. El perdedor debía afrontar las consecuencias y términos del vencedor, o en su caso ser desterrado por todas las eternidades. Hecho que no sucedió en esta ocasión
— ¿Entonces, tenemos un trato? —Saiki dirigió una penetrante mirada hacia Daiben y Kreg.
— ¿Cuál es el objetivo de todo esto? ¿Matar solo por placer o realmente tienes una causa? —cuestionó Kreg.
—Muy buena pregunta señor Meren. Ya que insiste se lo resumiré: Durante la gran guerra Intergaláctica, nuestro pueblo fue sometido contra su voluntad a combatirlos a ustedes y sus aliados. Con el pretexto de que, si lo hacíamos, el planeta Zeltan obtendría al fin una completa autonomía respecto a la voluntad de los Señores Supremos. Cosa que jamás sucedió al terminar la guerra. Al contrario, su falsa promesa solo nos trajo destrucción, muerte, humillación de parte de sus aliados y esclavismo por parte de los nuestros. Nuestro pueblo estaba, y sigue, hambriento de rencor y sangre. Pero la única persona que puede satisfacer esas demandas, evidentemente soy yo. Pero además de ello, nos apoderaremos de todo esto y reconstruiremos un nuevo universo más justo para todos. En donde nadie será superior a nadie.
— ¡Desgraciado! ¿Cómo alguien tan despiadado como tú puede hablar sobre lo que es justo y lo que no? —increpó Kreg muy enérgico.
—Más que justo, es lo correcto. El universo perfecto en donde los Señores Supremos no podrán moldear la forma de pensar y actuar de los seres que habiten nuestro nuevo universo. En donde ningún destino será trazado previamente por nadie, sino por los mismos seres que así lo prefieran. El libre albedrío será la piedra angular de nuestro proyecto maestro.
Daiben analizó muy bien cada una de las palabras expuestas por Saiki. Especialmente en la parte que habló sobre un nuevo universo, en donde el libre albedrío sería la parte esencial del proyecto que se espera llevar a cabo.
Al parecer, las palabras bien manejadas por el emperador de Zeltan han logrado convencer en parte a Daiben. Quien de una manera u otra ansia poder zafarse de una responsabilidad innecesaria que le fue otorgada según él, sin su consentimiento previo. Como lo es ser el gran redentor del universo en nombre de los Dioses del universo.
Pero el muchacho también recordó las palabras de su padre respecto al linaje de los legendarios guerreros iris. Abriendo la posibilidad de fingir una lealtad indiscutible hacia el emperador Saiki. Para que esté mismo le abra todas las puertas hacia el destino de convertirse en un poderoso guerrero que más tarde se encargará de destruir a su propio mentor. Pues la gran meta de Daiben es obtener un gran poder. Y esto solo lo obtendrá alienándose a los más poderosos, como ahora lo es la armada de Zeltan.
Ambos nexonos fueron escoltados hacia una de las naves de transporte de tropas zeltanas, para ser encarcelados temporalmente hasta que se confirme su nuevo reclutamiento dentro de la autodenominada «Armada invencible». Al cabo de un rato en confinamiento, uno de los guardias les hizo entrega de su equipamiento militar y su respectivo uniforme. Kreg Meren fue asignado como soldado raso dentro de la unidad de combate, mientras su hijo Daiben fue enlistado dentro de la recién creada unidad de exploración. Área cuyas funciones son de suma importancia dentro de la armada de Saiki, debido a que esta es quien se encarga de buscar nuevas regiones que conquistar para el emperador. Después de haber estado un tiempo montando una red de espionaje en dichas regiones.
— Felicidades tontos iris, su reclutamiento ha sido aprobado por el comandante Folley. Pero por órdenes de este, aún permanecerán encerrados en esta celda hasta que les sean encomendadas sus respectivas tareas— mencionó uno de los mensajeros reales del emperador Saiki.
— Solo lo hacemos por nuestra familia, no porque realmente nos guste pertenecer a su asquerosa causa de vil dictador.
Protestó Kreg entre la resignación y la impotencia
— Sí, lo mismo han dicho millones de individuos que han estado aquí, y ahora, disfrutan masacrando a familias como la suya, ja ja.
Concluyó el mensajero sin escrúpulos, retirándose de las mazmorras de la nave.
— ¡Al diablo con el imbécil de Saiki Crimson, los Señores Supremos se encargarán algún día de ustedes malditos! — gritó con gran furia Kreg, mientras el mensajero le respondió con una risa burlona a lo lejos.
— ¡Diablos! no debí aceptar— recriminó Daiben, sentado en la orilla de la celda y con la cabeza agachada en señal de enorme resignación— debí dejar que Saiki nos asesinará a todos juntos, de cualquier forma, vería de nuevo a mamá y a Arkana en el otro mundo.
— No te reproches a ti mismo Daiben, suena algo tonto decirlo, pero, hiciste lo correcto, además no teníamos otra alternativa, al menos debes saber que tu hermana y tu madre estarán a salvo durante un tiempo. Solo debemos fingir simpatía por la causa del malvado Saiki hasta que encontremos una forma de salir de aquí y volver a Montaire.
— Supongo que tienes razón padre, al menos aprovechare la oportunidad de estar en la unidad de exploración de estos idiotas para buscar algún lugar en Andrómeda a donde podamos huir, además, podría sacar provecho también del entrenamiento tan avanzado que podrían asignarme durante el tiempo que me encuentre aquí.
— Esa es una buena iniciativa hijo—, respondió Kreg a su muchacho con una sonrisa.
— Además, recuerda la leyenda que nace a tu alrededor, aún no sabremos si es cierta sino hasta verte en acción.
Kreg sacudió el cabello medio largo del chico de forma cariñosa.
— Por favor, ¿quieres dejar de hacer eso?
— ¿Qué? ¿Sacudir tu cabello?
— No, lo otro. Esa estúpida leyenda que lleva toda mi vida persiguiéndome y lo seguirá haciendo hasta el día en que yo muera, maldita la hora en que esa mujer apareció en nuestras vidas.
— Hey muchacho— Kreg adoptó un tono serio con su hijo—, no es malo del todo el que hayas tenido el gran honor de ser nombrado por una mensajera de nuestros padres creadores como el guardián de Nexon y posiblemente del universo existente. Sé que cuesta trabajo asimilarlo aún, pero, estoy seguro de que con el tiempo lo entenderás y sabrás que los Dioses en ningún momento se equivocaron al asignarte semejante responsabilidad. Además, ten en cuenta que podrías ser el primero de tu clase, el elegido, puede que en un futuro no muy lejano habrá otros más como tú y así resguardarán todo lo que los Dioses nos han dado.
Kreg terminó con una palmadita en el hombro de su hijo.
— Sí, y no tienes una idea de lo solo que eso me hace sentir.
Daiben se expresó con un tono ligero y serio mientras contemplaba la ventanilla que reflejaba el vacío cósmico.
—Te entiendo Daiben, pero debes saber que así fue como los Dioses lo quisieron.
— Al diablo con los Dioses y sus cuentos de hadas.
Daiben se levantó abruptamente de la litera en donde yacía sentado.
— No quiero seguir hablando de este tema que tanto me incomoda.
Un mensajero diferente al anterior entró en la celda con un gesto estricto en su rostro.
— Meren Daiben, edad: 110 años siderales, origen: iris. Ha sido confirmado tu reclutamiento dentro de la unidad de exploración de esta poderosa armada. Vendrás conmigo para tu pronta capacitación y asignación de tus primeras misiones junto a los demás efectivos de dicha unidad.
Daiben sin dejar de ver a través de la ventana y de manera sarcástica respondió.
— ¿Ya tan pronto me van a asignar a mi propia niñera?
— ¡Daiben! — Kreg sorprendido por la manera de contestar de su hijo.
— Muy gracioso mocoso, deberías agradecer que no estoy autorizado para darte una paliza aquí mismo. Ahora deja de hacer el bobo y ven conmigo que no tenemos todo el tiempo del universo.
Daiben salió despidiéndose a lo lejos de su padre, de manera temporal. Con un guiño que expresó las claras intenciones que tenía el muchacho una vez tomada la total confianza del ejército zeltano.
«Yo seré quien me convierta en el ser más poderoso que este universo jamás haya conocido. Yo soy el único que puede reformar la historia de este universo hacia el camino correcto. Seré yo quien acabe con la vida de Saiki Crimson y sus aliados. Ni siquiera los Señores Supremos podrán impedir que lleve a cabo mis planes»
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4: PRIMER ENFRENTAMIENTO
Los primeros años dentro de la unidad de exploración fueron muy importantes para las aspiraciones de Daiben Meren. Después de haber obtenido la información que requería sobre las diversas regiones que conformaban Andrómeda, el joven nexono solicitó ser transferido a la unidad de combate, una de las más importantes divisiones dentro del ejército del emperador Saiki. Pues en esta se realizaban los entrenamientos más especializados a los que solo los soldados de élite tenían acceso. De la misma forma, las misiones más riesgosas e importantes en términos militares les son asignadas a los miembros más destacados de dicha unidad.
Daiben en muy poco tiempo ha obtenido un rango destacable y envidiable dentro de esta unidad de combate. Por lo cual se ha ganado la confianza del comandante Folley.
Durante el largo trayecto que hay entre Nexon y Éxodo (Dos mil años luz aproximadamente) Daiben entrenó sin descanso. Repasando varias veces el objetivo que le fue encomendado por Folley: Eliminar al rey Adalberto Izuhira como fuese posible.
Su entrenamiento masivo le ha dado resultados considerables. Hasta ahora, su poder está calculado en más de 33 mil argones. Un número bastante elevado y sobresaliente para un niño con edad de 115 años.
Otro sujeto, que por cierto era compatriota de Daiben, el sargento Miller; quien fue obligado de igual manera a alistarse en el ejército zeltano, debido a que era uno de los más destacados miembros de inteligencia militar de la armada nexona, irrumpió en una de tantas sesiones diarias de duro entrenamiento de Daiben, para dictarle una nueva orden de parte de los altos mandos.
―Hey muchacho, ¿Cómo van esas largas horas sin descanso?
― ¿Qué diablos quieres aquí? ― Daiben continuó su rutina sin detenerse para escuchar a su superior.
― Creo que entre en el momento incorrecto― mencionó de forma sarcástica el soldado zeltano―, pero no importa, iré directo al grano; una nueva orden de Folley ha llegado para ti: El objetivo se ha modificado; además de Adalberto también debes acabar con su hija, la princesa nórdica Grey Izuhira. Creo que tienen algo en común― Miller repasó los archivos virtuales sobre la princesa nórdica―. Ya que tiene la misma edad que tú. Pero no te confíes tanto; ella es descendiente de las más poderosas dinastías guerreras de la nobleza nórdica. Por lo que ha sido entrenada por los mejores maestros de Éxodo y posiblemente de esta galaxia. Probablemente posee un poder similar o superior al tuyo, así que no te lo tomes tanto a la ligera como estás acostumbrado, Daiben Meren.
― No me importa en lo más mínimo― replicó Daiben soberbio―, ¿eso es todo?, ¿ya te retiras?
― No―respondió Miller de tajo―, Folley también me pidió que te diera esto―Miller entregó un peculiar aparato a Daiben.
― ¿Qué es esto? ―preguntó extrañado el joven guerrero―, ¿un regalo adelantado por servicio distinguido?
― ¿Nunca dejas de ser tan ocurrente verdad mocoso? No, esto es un Dendroide; un aparato que sirve de mucho antes, durante y después de las batallas y misiones como esta; te indica mediante tecnología en tercera dimensión los planos de los lugares donde te encuentres, apoyo de refuerzos en caso de necesitarlos y sobre todo y lo más importante, el poder del enemigo medido en una unidad llamada argones que contemplan: fuerza, energía, experiencia de combate, velocidad, etcétera.
― Vaya, ¿todo eso hace este diminuto aparato?
― Así es, soldados como tú que les son asignadas misiones riesgosas de este tipo portan uno de ellos, así que cuídalo y por ningún motivo permitas que caiga en manos enemigas. Si no ya sabes qué consecuencias podría traer eso con tus «superiores».
― Hablando de eso― Daiben con más intriga preguntó― ¿Que se ha mencionado últimamente de tu sabes quién?
― ¿Saiki? ― el sargento Miller intentó ordenar sus ideas para darle una respuesta certera al joven nexono―. Nada extraordinario últimamente. Salvo algo que mencionó sobre ti en la última junta de evaluación estratégica, lo cual me dejo dudando bastante.
Daiben detuvo su sesión de entrenamiento repentinamente y miró al sargento a los ojos, con enorme intención de interceptarlo.
― ¿A qué te refieres Miller?
―Algo sobre un «posible riesgo de rebelión». Más que nada se refería al día en que ya no fueses útil para él y además el hecho de tu «origen» y a la leyenda que corre alrededor de ti. Sumando el enorme avance que has tenido como uno de sus soldados más destacables dentro de su ejército en tan poco tiempo. No es la única vez que menciona esto; en repetidas ocasiones ha mencionado, incluso ha tenido la intención de hacerte unas pruebas especiales y así poder averiguar si realmente eres el «legendario arconte».
― ¿Te refieres a que ese sujeto tiene un posible miedo sobre quien soy y mi desempeño dentro de la unidad de combate?
― Eso es lo que hasta ahora él ha aparentado. De ser cierto, no dudaría ni un solo instante en aniquilarte. Pero no te preocupes muchacho―Miller dio una palmadita en el hombro de Daiben muy confiado―, por ahora céntrate en la misión de Éxodo y yo por mi parte seguiré investigando sobre esto.
Daiben en vez de continuar, reflexionó sobre lo que Miller le ha dicho anteriormente. Ligera angustia lo rodeó, pero en vez de preocuparse por ello, en los últimos 500 años luz que le restan para poder aterrizar al sur de Norm la capital de Éxodo decidió intensificar más su entrenamiento. Teniendo en mente a un ser superior a él en muchas cualidades. Obsesionado por superar los límites que él no ha conocido aún, en un tiempo restante de tres semanas.
― ¡Les demostraré quien es el ser más poderoso de este universo!
«Sistema de navegación ha encontrado objetivo de aterrizaje: Coordenadas dirigidas hacia la región sur de Éxodo, ciudad nórdica de Norm. Temperatura 23° C. Clima parcialmente nublado. Alistando preparativos para tomar tierra. Tiempo estimado: Aproximadamente veinte minutos de acuerdo con el período de rotación de Éxodo».
―Bien novato― dijo el comandante Folley a través de un holograma―, tu primer objetivo es dirigirte hacia el sudeste de Norm; allí se ubica el palacio de la dinastía Bernstein, donde se encuentran tus dos objetivos principales: El Rey Adalberto Izuhira y su hija la princesa Grey Izuhira Bernstein. Elimínalos a como dé lugar y así nos abriremos paso hacia Éxodo para poder reclamarlo como nuestro. Al ya no existir un líder con suficiente poder que ponga orden y pueda organizar un movimiento de resistencia. Mientras tú te diriges hacia el palacio real nosotros nos prepararemos para la invasión. Hoy los Nórdicos caerán de una buena vez por todas. No olvides llevar el Dendroide contigo para poder visualizar el mapa de la región.
Daiben descendió de la nave militar y se dirigió a bordo de su tabla anti gravedad hacia su primer objetivo. Abriéndose paso entre las muy transitadas y digitalmente iluminadas calles del centro de Norm. Esquivando a toda velocidad a los peatones vestidos con ropas tecnológicas y a las naves de propulsión fría que le daban vida a la futurista urbe nórdica.
Mientras que a miles de kilómetros de las fronteras siderales de Éxodo se encontraban ya preparados para tomar el planeta más de tres millones de miembros de la armada de Saiki; entre soldados y especialistas. Y a su vez, el mismo emperador de Zeltan.
― Reporte sobre la nave nodriza número 1: El soldado Meren ha aterrizado en Norm sin complicación alguna. Ninguna alarma tanto de las fuerzas aéreas como de las fuerzas reales nórdicas ha sido emitida, infiltración exitosa.
― Muy bien Folley― mencionó Saiki en tono sanguinario―, este muchacho nos ha dado mucho de qué hablar con sus extraordinarias habilidades― el emperador adoptó un tono de voz serio e indiferente―. Es una lástima que después de esta misión tenga que asesinarlo con mis propias manos.
Folley se exaltó al escuchar tales palabras de parte del emperador Crimson.
― ¿Matar a uno de los más destacados soldados de nuestra poderosa armada?
― Así es―replicó el emperador―, según los resultados de las pruebas, este sujeto no posee una estructura de ADN común; la información genética encontró estructuras tan complejas dentro de sus genes, que ni siquiera el más prodigioso ingeniero que poseemos es capaz de descifrar. Está claro que esos extraños patrones podrían ser lo que el legendario escriba Paragrafth describió como »El sello divino de los Señores Supremos». Sello que solo unos pocos guerreros poseen en el universo y también en donde permanece aislado el poder del legendario arconte.
― ¡¿Que? ¿Habla enserio señor?!― respondió el comandante― ¿Quiere decir que Daiben Meren es uno de esos legendarios arcontes enviados por el mismísimo Dios del reino de la singularidad?
― Tal como lo escuchaste gusano― dijo Saiki agravando su tono de voz―, mis más prestigiados científicos e investigadores jamás se equivocan.
― Así que esa «leyenda» resulto ser cierta.
― Así es― el supremo líder zeltano mantuvo su mirada en un punto fijo de uno de los ventanales que reflejaban la bóveda celeste de Andrómeda. Con inquietudes que no desearía expresar ante sus hombres, disfrazándolas con un gesto de seriedad y exceso de confianza―, y por lo tanto no me gustaría correr un riesgo de rebelión sabiendo que ese movimiento no vendría de un soldado común como el resto.
El sargento Miller intervino por Daiben y entonces todas las miradas se dirigieron hacia él.
― ¿Hay alguna molestia sobre lo que estoy hablando sargento Bernie? ―cuestionó el mismo Saiki, apresando a Miller con la mirada fría y maligna que siempre lo ha caracterizado.
― Sí señor― expresó Miller con firmeza, después de deshacerse los nudos en su garganta―. ¿Cómo es posible que algo con origen en las deidades como los Señores Supremos pueda ser comprobado única y exclusivamente por unas cuantas investigaciones documentales? Eso es algo que carece de mucha coherencia.
―No hables estupideces Miller―recriminó Folley, defendiendo la postura de su emperador y jefe supremo del ejército zeltano.
― Debo reconocer que tiene un gran valor para refutar mis ideales, sargento―respondió Saiki, ahora dirigiendo una mirada restante―, no es la primera vez que decide debatir conmigo sobre cuestiones de estrategia militar. Afortunadamente, hoy me encuentro de buen humor; y ya que tanto interés tiene en defender a ese niño nexono le propondré algo.
Bernie Miller fue invadido por la intriga y el nerviosismo por el cambio repentino en la actitud del emperador Crimson; notándolo ahora más tranquilo con cada una de sus palabras.
― Dejaré que la hija del rey Adalberto haga todo el trabajo por nosotros. Será la prueba definitiva. Pues todos sabemos el enorme poder que posee la princesa Grey Izuhira, nos será muy grato si Daiben nos quita ese enorme peso de encima.
El ex miembro del ejército nexono quedó atónito ante la confesión del emperador zeltano. Pero antes de poder articular unas palabras, Saiki Crimson continuó.
― Si Daiben Meren gana está batalla para nosotros y la conquista de Éxodo tiene éxito hoy mismo, prolongare un poco más de tiempo la vida del niño. Al menos hasta que el oráculo de Macrius; el gran ojo dimensional cuyo poder es capaz de observar a través de la puerta del tiempo y mostrarnos todas las posibilidades, nos confirme si Daiben es o no el legendario arconte. Pero si pierde―Saiki adoptó un tono de voz muy grave y amenazante―, está misma noche usted y ese mocoso se convertirán en el alimento de mis bestias.
Daiben llegó por fin al Palacio de la dinastía Bernstein. Y como era de esperarse, las fuerzas reales rodeaban el lugar resguardando al rey. Realizó el primer contacto con el Dendroide para ubicar una entrada más próxima. Pero todas las marcadas por el dispositivo señalaban las ya custodiadas por guardias reales. Aquel enorme palacio de base circular flotante, con múltiples banderas izando en sus alrededores. Cimentado entre las gigantescas montañas rocosas del glorioso valle de Ohm parecía impenetrable.
Así que Daiben embosco la entrada principal. Lanzando una ráfaga de energía blanquecina proveniente de sus manos, que destruyó la puerta al instante.
La alarma de emergencias fue activada y la señal de esta llegó directo hacia el ala principal donde se encontraban el rey y su hija. El ministro primero de seguridad alertó a los miembros de la nobleza que un intruso no identificado estaba atacando el palacio real.
Grey Izuhira intervino y le hizo la petición a su padre de encargarse de la situación. A continuación, la hija del rey tomó una prestigiosa armadura de combate exclusiva de los altos mandos del ejército nórdico. Cuyo diseño era similar a los trajes de combate usados por las antiguas valquirias. Junto con un enorme escudo que llevaba marcado el emblema de las fuerzas reales nórdicas.
El ministro observó a través del Centro de Inteligencia y Monitoreo del palacio al atacante iris y se lo comunicó de inmediato al rey.
―Majestad hemos identificado al sujeto enemigo y al parecer porta consigo un uniforme con logotipos del ejército de Zeltan.
El rey se exaltó al saber por fin de parte de quien está sucediendo dicho ataque.
― ¡¿Cómo es posible que los zeltanos hayan burlado los cercos de seguridad de Norm?! Ministro llame de inmediato a todas las unidades de las fuerzas armadas reales.
― Al orden señor. Al parecer es el único miembro de la armada zeltana que deambula por la zona. Posiblemente estén planeando una emboscada. Podríamos ser atacados por cualquier parte del planeta. Ordenare de inmediato el despliegue de todos los efectivos de las fuerzas armadas que tengamos disponibles majestades.
― ¡Maldita sea! Esos desgraciados están tramando invadir nuestras tierras. Hágalo de inmediato, señor ministro.
― ¡Si señor!
― Grey―preguntó el rey―. ¿Crees poder distraer a ese individuo mientras llegan los refuerzos?
― Cuenta con ello padre.
Grey salió a toda velocidad del ala principal, dirigiéndose hacia una de las entradas centrales del palacio. Pero grande fue su sorpresa al inspeccionar la zona y no haber encontrado a nadie. Más a los únicos que identifico fueron los cadáveres de los guardias reales. La princesa enfadada partió del palacio hacia Norm, en busca de la persona responsable.
Mientras tanto, el rey en el palacio cambió su vestimenta y al igual que su hija decidió arroparse con un uniforme de combate digno del comandante supremo de las fuerzas nórdicas para esperar la posible entrada del intruso.
Daiben entró sigilosamente al palacio y se fue abriendo camino, guiándose con el Dendroide. Evitando a los guardias restantes o en su caso asesinándolos silenciosamente. Al final llegó a la sala principal del rey. Destruyó la puerta de una patada y se encontró cara a cara con el mismo Adalberto.
Daiben esbozo una sonrisa retadora al rey.
― Buenos días, majestad.
Al rey le costó trabajo asimilar que un iris fuese miembro del brutal ejército zeltano, pero no había tiempo para analizar la situación y simplemente trato de continuar con la defensa del palacio real.
―Tu, un iris, ¿portando ese uniforme? ¿Traicionaste a los miembros de tu misma especie a cambio de rendirle lealtad y tributo a Saiki Crimson?
― Eso no es de tu incumbencia, anciano―Daiben respondió de manera burlona y retando al máximo mandatario de Éxodo.
El rey ofendido se dirigió hacia el chico con un puñetazo directo a su rostro y este esquivó el mismo. De nueva cuenta, el rey atacó con una rodillera de hierro, pero esta fue detenida por Daiben y al mismo tiempo, el joven respondió con una fuerte patada, lanzado al rey varios metros fuera del palacio, haciéndolo estrellar contra las faldas de una de las montañas que rodeaban el palacio.
― ¡Maldita sea! ―protestó el rey Adalberto, limpiándose la sangre de su boca―, este niño tiene una fuerza impresionante. Con tan solo un golpe me ha hecho un gran daño.
En ese momento, Meren disparó una esfera de energía en dirección al rey Adalberto. La cual no logró esquivar y fue herido seriamente, quedando tendido entre las montañas. Daiben se acercó al vencido monarca para terminar con su misión de exterminio. Pero justo en el momento en que el chico preparó el golpe final, fue impactado en la nuca y quedó parcialmente inconsciente.
Minutos después, Daiben despertó y se percató de que el rey ya no se encontraba en el lugar donde yacía tendido. Observó a través de la sombra una silueta femenina, detenida justo detrás de él. Daiben se dio la vuelta rápidamente, pero fue recibido con otro fuerte golpe que lo expulsó varios metros, rápidamente se levantó de nuevo, pero con la boca sangrante, y con enorme ira volteó a ver dicha silueta. Sorprendido, distinguió que se trataba de su segundo objetivo ordenado por el comandante Folley: La princesa de la realeza nórdica, Grey Izuhira Bernstein.
La poderosa y reluciente princesa Grey; quien desde pequeña fue entrenada por los mejores maestros que en Andrómeda se pudiesen encontrar. Además de que en sus tiempos libres solía tomar como pasatiempo el descifrado de escritos antiguos plasmados en el sagrado libro del Gennies y algunos otros pertenecientes a la orden sagrada de Aporus.
Se podría hablar de una niña prodigio, además de que su evidente belleza y característico cabello corto degrafilado no podían pasar desapercibidos. Junto a sus grandiosas habilidades de combate desarrolladas prematuramente. Sumándole a esto su increíble estilo de pelea que iba más allá de los límites conocidos por la especie nórdica. Posiblemente una guerrera que le podría hacer frente a Saiki Crimson y su ejército.
― Así que tú eres el soldado zeltano que ha causado todos estos destrozos e incluso se atrevió a hacerle daño a mi propio padre― respondió Grey con un tono sumamente serio y enfadado.
Daiben prefirió responder de manera sarcástica antes que perder los estribos de manera tan fácil―, y así que tú eres la idiota de la realeza de la cual me han dicho que es muy «poderosa».
Daiben sacó su Dendroide para analizar de pies a cabeza a la princesa Grey. Este dio como resultado final un nivel de poder que superaba los 45 mil argones, hecho que dejó sin palabras al chico nexono. Pues el poder este rebasaba los 40 mil argones apenas.
― Bien, ¿ya terminaste de jugar con tu calculadora? ― respondió Grey confiada.
― ¡No puede ser! ― exclamó Daiben―, ¿Cómo es posible que alguien como tu sea más poderosa que alguien que ha estado entrenado arduamente durante años como yo le he hecho? ¡Eso es imposible!
Si supieras lo patético que luces― replicó la princesa en tono soberbio―. No creo que alguien como tu haya estado «entrenando arduamente» como para venir a este planeta y querer vencerme tan fácilmente como si se tratase de cualquier misión de entrenamiento ordenada por tu «amo» Saiki ¿O me equivoco?
― ¡¿Amo?!―Daiben explotó en cólera― ¡MALDITA ESTÚPIDA!
Daiben se lanzó y atacó con un golpe tan veloz que en cuestión de milésimas de segundos logró acercarse al rostro de la joven nórdica, con intensión clara de golpear su mandíbula.
La princesa sin hacer gran esfuerzo detuvo el ataque con una sola mano, mientras al mismo tiempo jaló de la mano atacante de su rival para acercarlo hacia su rodillera con la que ejecutó un fuerte golpe al diafragma de Daiben, dejándolo sin aliento durante varios segundos y de nuevo con el dichoso escudo nórdico lo golpeó por la espalda, azotándole contra el piso rocoso. El muchacho respondió con una patada acertada a la cadera de Grey y cuando esta quiso repelerlo, el muchacho esquivó y emitió otra patada regresiva directo en la columna vertebral de la mujer nórdica. Siendo proyectada varios metros fuera y estrellando contra una de las faldas de las montañas rocosas.
―‹‹Vaya» ― mencionó Grey dentro de su cabeza, sin perder la mirada en Daiben―. «Este sujeto realmente es fuerte, jamás me había enfrentado a alguien con un poder similar. Esta batalla va a ponerse bastante interesante››― Grey realizó un intento por levantarse de manera precipitada, para después mirar a Daiben de forma restante.
― ‹‹No puedo creer lo rápida que es. Logra esquivar mis ataques sin hacer un gran esfuerzo. Debo cuidar mejor mi defensa si no quiero que me tome por sorpresa››―Daiben se talló la sangre que le brotaba a un costado de su boca.
Grey se levantó de entre los escombros de rocas, colocando su escudo sobre su espalda. Indicando que continuara la pelea no usando otra cosa más que sus dos manos.
― ¡Eres muy bueno peleando, allegado de Saiki!
Grey extendió su brazo en dirección al chico y con su dedo índice hizo una seña hacia el mismo. Como si tratase de hacer detonar un arma.
― Pero veamos si eres capaz de esquivar esto.
En ese mismo instante, una ráfaga de energía amarillenta fue expulsada de entre los dedos de la joven nórdica.
Daiben asombrado con la rapidez del ataque, apenas pudo esquivarlo haciéndose a un lado. Pero, aun así, el radio de la explosión fue tan atroz que ocasionó algunos raspones en el guerrero nexono.
El joven iris se lanzó de nuevo a toda velocidad directo hacia la hija del rey, pero esta reaccionó rápidamente. Esquivó el ataque del muchacho iris, Daiben esta vez reaccionó velozmente y la recibió con un golpe regresivo. La batalla continuó con un intercambio intermitente de golpes entre ambos jóvenes con una rapidez fascinante.
Es entonces cuando Daiben salió de quicio, invadido por la adrenalina destruyó por completo el palacio real en donde había lanzado a Grey previamente. Con una esfera de energía, pero esta vez más voluminosa que las anteriores, aumentando doblemente su poder, destruyó todo a su paso. Y del lujoso palacio y montañas solo quedo un simple montículo de ruinas y piedrecillas.
El guerrero iris dio por terminada la batalla, dándose la vuelta y partiendo vuelo en su tabla anti gravedad, que hizo llamar terminado el combate. Sin embargo, en plena acción fue impactado por un enorme destello de luz más intenso que los propios soles de Éxodo y descendió con violenta rapidez.
Fue tanta que, al tocar piso, el cuerpo del sujeto hizo crecer un enorme cráter. Evidentemente, se podía decir que el chico estaba dado por muerto, pero no. Simplemente quedaba un soldado de la armada del emperador Saiki tirado en medio de un gigantesco cráter con heridas graves, una pierna fracturada y su uniforme convertido en harapos.
Al inerte joven se acercó la princesa Grey. Cuya armadura de combate se encontraba ya en las mismas condiciones desgastantes que las de su oponente.
― ¿Cómo puede ser posible que sigas con vida después de haber recibido uno de mis más poderosos ataques? ― Grey sin cansarse de expresar un tono burlón contra Daiben.
― Eres una maldita. . . ¿Qué diablos. . .fue eso? ― replicó Daiben con tono de voz muy endeble.
― ¿Eso? ―, exclamó la princesa nórdica con mirada y sonrisa vencedora―, ese fue mi gran ataque definitivo al cual lo he nombrado como el «Destello del Edén». Una técnica que me llevo la mayor parte de mi vida perfeccionar para lograr un impacto suficiente como para destruir un planeta de grandes masas como Aura, en menos de una hora.
― No puede…ser ¡¿Quién diablos eres tú?!― Daiben entre quejidos y a punto de desfallecer.
― Tan solo soy una miembro más de la realeza nórdica que está a punto de acabar con un patético soldado debilucho como tú― Grey terminó su exclamación con un guiño en señal de burla― ¡Ahora prepárate por qué haré que pagues por todo el daño que has venido a causar a mi planeta! No te matare al instante ya que eso sería hacerte un gran favor. No ¡Haré que sufras como el miserable que eres!
La mujer aplastó la pierna fracturada de Daiben como si estuviese aplastando un insecto y el chico gritó de dolor, comenzándose a retorcer en el mismo. La fría y sombría expresión de la chica nórdica se hacía más notable entre más fuerza aplicaba al brazo de su enemigo y este asimilando gritos de tortura sin decir algo al respecto y con nulas fuerzas para defenderse.
De repente, una desconocida mano tocó el hombro de la princesa por detrás y esta volteó con intenciones de atacar a quien lo hubiese hecho. Pero se detuvo repentinamente al darse cuenta de que se trataba del ministro primero de seguridad. Quien se encontraba en cuclillas y en un estado desfallecido.
―¡¡Señor ministro!! ¡¡¿Qué le ha ocurrido?!!
― Su majestad…los zeltanos…los zeltanos…están…aquí, son bastantes…estamos repeliendo el ataque con todo lo que tenemos, pero― el debilitado ministro de seguridad se apoyó con una mano de la falda de Grey al mismo tiempo que la observó directo a los ojos con mirada derrotada.
― Son demasiado fuertes, necesitamos de su ayuda urgentemente o de lo contrario nuestra ciudad caerá en manos de ese desgraciado de Saiki…al parecer el muchacho solo fue un señuelo para lo que en verdad estaba por venir.
Grey tan preocupada y enfadada por lo acontecido regresó con el mal herido Daiben.
― Esto no se quedará así, maldito. Algún día nos volveremos a encontrar y esa vez acabare contigo definitivamente.
Grey cargó en sus hombros al moribundo ministro para colocarlo en un lugar seguro, lejos de Norm que ahora se encuentra convertida en un campo de batalla y de igual manera llevó consigo a su padre al mismo sitio.
Tras recorrer unos cuantos metros usando su desarrollada técnica de vuelo, la muchacha encontró una caverna situada en lo alto de las montañas y allí refugió a los malheridos hombres.
― Muy bien, en este lugar se encontrarán a salvo de la armada de Zeltan.
Antes de partir su viaje hacia la capital de Éxodo, Grey fue increpada por el rey Adalberto.
― Hija…ten cuidado allá afuera, no quiero que tengas el mismo destino que tu madre. Perdóname por no haber hecho nada al respecto. Si esta tierra cae en manos de esos demonios, será completamente mi culpa― el rey con voz resignada y debilitada por las heridas que hay en él.
― Descuida padre, cuidare de mi misma y de toda nuestra gente que se encuentra en riesgo en estos momentos, no permitiré que esos malvados asesinos se apoderen de nuestro planeta, tenlo por seguro.
La princesa se despidió de su padre con un gesto que le devolvió la confianza a su padre y emprendió vuelo hacia Norm. Para comandar a los soldados nórdicos y así lograr que el enemigo retroceda.
Mientras tanto en aquel cráter gigantesco donde yacía un derrotado soldado de la armada Ming.
― Maldita sea… ¿¡cómo pudo suceder esto!?…ser derrotado por alguien como esa estúpida…tantos años de entrenamiento ¡PARA NADA! No puede ser, yo estoy destinado a ser un guerrero de élite ¡EL MÁS PODEROSO DE ESTE UNIVERSO!
Daiben entre enormes esfuerzos y quejidos de dolor apenas pudo sostenerse sobre sus raspadas rodillas para recobrar un poco de energía. Con la cabeza agachada en señal de cansancio y respiraciones entrecortadas. Arrastrando su fracturada pierna, cuyo dolor era punzante en demasía.
― No puedo creer que sigas con vida después de tremendo ataque novato, de verdad estoy sorprendido.
Sorpresivamente, Daiben levantó su cabeza para observar al sargento Miller, quien ayudó al tenue muchacho, colocándolo sobre sus hombros.
― Toma―Miller le ofreció un pequeño frasco con una especie de líquido violeta.
― ¿Qué diablos es eso? ― Daiben con extrañeza miró el contenido del frasco.
― Agua de hierbas de Aristeia, un remedio líquido para curar heridas y recuperar energía perdida de manera instantánea, recupera el ochenta por ciento de tu poder y además alivia el estrés postraumático provocado por batallas como la que acabas de librar.
― ¿Ahora me creerás sobre lo que te conté de esa muchacha Grey?
― ¡Cierra la boca! Y a todo esto ¿Por qué decidiste ayudarme? ¿No se supone que en estos momentos deberías estar con el idiota de Folley atacando Norm? ¿Por qué no me dejaste morir allí como si fuese un perro de guerra?
―Tienes razón, debería estar asesinando nórdicos inocentes y quemando sus hogares como si fuese un psicópata sin escrúpulos al igual que Saiki, pero, hay algo que me impide hacerlo. Te contare algo; yo no estoy en la armada de ese sujeto porque me guste asesinar como un loco o por sentir esa obsesión de poder como Crimson. No, estoy aquí debido a que fui obligado a alistarme en este ejército mediante la amenaza y el chantaje de que al no hacerlo mi esposa y mis hijos serían asesinados de la manera más brutal que fuese posible imaginar. Al igual que millones de soldados más que hay en esta armada. Así que matar por simple convicción nunca ha sido ni será lo mío. Aún conservo ese código de honor que con orgullo porte para la armada nexona.
― Al igual que yo ¿Eh? ― reviró Daiben entre quejidos de dolor y continúo― Mi madre y mi hermana fueron amenazadas de la misma forma si yo no me unía a la fiesta. Además, que tengo otra muy grande e importante razón existencial de estar aquí.
― ¿El legendario arconte con una crisis existencial? Vaya eso es de no creer.
― Solo cállate y llévame ya a algún lugar para poder recuperarme.
Daiben con un gesto soberbio y cerrando su puño afirmó.
― Necesito un nuevo uniforme para ir detrás de esa maldita nórdica de nuevo y esta vez la haré pedazos con mis propias manos.
― Si quieres morir de manera rápida y sin un duro entrenamiento, pues adelante―Miller de nuevo con el sarcasmo y con la mirada clavada en el camino.
― Maldita sea Miller, siempre siendo un pesimista sarcástico.
― Sí, aprendí del mejor.
El sargento terminó con una esbozada sonrisa sarcástica, mientras dio una palmadita al hombro de Daiben.
― Oh por cierto mira.
El sargento nexono distrajo a Daiben para que no viera la forma en que volvía a soldar el hueso fracturado del chico, mediante un dispositivo láser. Procedimiento que provoca un insoportable dolor si no se anestesia la parte dañada previamente.
― ¡Maldita sea, Miller! ― gritó Daiben seguido de sollozos quejidos de dolor.
― Vamos no seas llorón, ya está. Ahora que ya está arreglada esa pierna y puedes caminar mejor, subamos a esa tanqueta abandonada que esta por allá y encontremos un puesto de avanzada en donde no haya soldados de Saiki.
5: EL INICIO DE LA ODISEA
― Muy bien hemos llegado, baja; aquí encontraras lo que necesitas para recuperarte al cien por ciento.
Minutos después de la recuperación de Daiben, Miller tomó asiento junto al chico, sirviendo un exquisito café proveniente de las plantas que llevaba consigo desde la partida de Nexon.
― ¿Cómo es que pudiste traer todas estas plantas desde Yatza? No solamente veo árboles cafetaleros sino otras especies de flores, leguminosas e incluso…
El muchacho observó en una de las cajas de provisiones del sargento el nombre de Kreg Meren y el lugar de donde provenían estas.
― ¿Hey, de donde diablos conseguiste esta mercancía?
― Digamos que un compatriota nuestro me vendió todo esto a un buen precio, además; cada uno tiene distintos pasatiempos. El mío, por ejemplo, es la botánica ¿No es así? ¿Capitán Meren?
Daiben fue sorprendido por una vieja, ronca y conocida voz de toda su vida.
― ¿¡Padre?! ¿Pero cómo? Creí que habías sido anexado a los campos de entrenamiento en Zeltan―exclamó Daiben desconcertado.
― Así es, pero digamos que dichos campamentos estaban al mando de cierto sargento en aquel entonces.
Miller y Kreg rieron al mismo tiempo y chocaron sus puños como si fuesen amigos de toda la vida.
― ¿Hay alguna otra sorpresa en la cual deba fingir asombro, Miller?
Mientras los tres compatriotas nexonos disfrutaron del café y algunos bocadillos más, recibieron una llamada holográfica urgente del comandante Folley.
― ¡Adelante ZM-3! ¡Responda ZM-3!
― ¡Diablos ese es mi nombre clave! — contestó el sargento muy precipitado—, Daiben, Kreg; ocúltense detrás de aquellas cajas. Folley no debe saber que están aquí ¡Muévanse!
― ¡Maldita sea ZM-3! ¡Respondan de una vez! ― gritó enfurecido el comandante Folley.
― Aquí ZM-3 reportando mayor, ¿Qué ocurre?
― ¡¿QUÉ OCURRE?! ¿Acaso no se da cuenta de la situación?; los nórdicos están tomando fuertes represalias contra nosotros; de los tres millones de soldados que formaban parte de la misión, apenas quedan menos de la mitad de ellos. Tal parece que todos los habitantes de la capital de Éxodo están combatiendo junto al ejército nórdico y lo peor de todo es que la misma Grey Izuhira está comandando a todo su pueblo y nos estamos viendo obligados a retroceder de Norm; ¡¿No se supone que ese maldito mocoso debió acabar con ella y su padre?!! ¡Ese estúpido iris nos ha traicionado y ha fracasado una misión que era de suma importancia para el señor Saiki! He dado instrucciones a la unidad de los Cráneos Punitivos para que comiencen la búsqueda inmediata de ese maldito traidor. Y usted— el comandante muy serio advirtió a Miller—, más vale que tenga un buen motivo para defender de nuevo a ese mocoso, porque el gran señor Saiki está sumamente molesto con ustedes dos, y posiblemente hoy será el fin de sus insignificantes vidas. Porque, Los Cráneos Punitivos también tienen la orden de capturarlo a usted, sargento―El comandante finalizó el llamado esbozando una sonrisa soberbia, dejando perplejo al sargento.
― Esto no está bien, Daiben, ¡Cráneos Punitivos… ¡Los Cráneos Punitivos vienen por nosotros! ¡Maldita sea no han mandado a una simple unidad llena de soldados tontos! Han designado a una unidad la cual gracias a su brutal crueldad y experiencia en el combate Zeltan ha tomado tantos planetas. Por muy fuerte que te sientas, no tendrías ni un solo chance contra ellos y mucho menos lo tendrás contra Saiki y sus seis discípulos. Debes huir lo más pronto posible de este planeta.
― Hijo, Miller tiene razón―afirmó el capitán Meren―. Los zeltanos convertirán esto en un código rojo. No dudes que todo Zeltan te querrá ver colgado a las afueras de la sala imperial de Saiki después de que todos ahí se enteren de esto.
Daiben con su clásico tono sarcástico reviró.
― Así que he causado la furia de todo un ejército galáctico con más de 300 millones de miembros a su disposición.
― No es tiempo para bromas muchacho. No tienes ni la mínima idea de lo importante que era esta misión, no solo se trataba de una conquista cotidiana, sino que el haber tomado Éxodo significaría un enorme paso hacia la conformación del enorme plan que Saiki había ideado junto con el consejo de evaluación estratégica. Te contaré una breve historia de esto: Después de la gran guerra intergaláctica que comenzó en el año 39 y finalizó en el 45 de la primera Era, muchos planetas quedaron completamente devastados. Así que los nórdicos asociados con los iris decidieron formar una alianza altruista. Creando planes de rescate para diversos planetas. No obstante, Nexon abandonó el proyecto pocos años después, debido a que sus recursos eran limitados tras haberlos gastado casi todos durante la guerra. Así que Éxodo quedó al frente del plan; el rey Adalberto propuso un nuevo modelo de desarrollo para los planetas devastados. Pasado el tiempo, este plan fue un completo éxito, siendo adoptado después por la gran mayoría de los planetas que conforman esta galaxia. Por lo tanto, Éxodo se convirtió automáticamente en la cabeza de este nuevo modelo de desarrollo multilateral. Como te habrás dado cuenta; la gran ventaja que ha tenido el ejército zeltano para conquistar muchos planetas hasta ahora ha sido gracias a que muchos no cuentan con su propio ejército. Es aquí donde el plan de Saiki entra en acción: Tras tomar todos estos planetas, la armada zeltana establece las nuevas leyes con la imposición de gobiernos centralistas-militaristas en donde impone sus propias bases, argumentando que estas son «legítimas» al encontrar un planeta totalmente indefenso. Si los zeltanos se establecen como una superpotencia espacial, ningún tipo de alianza podría hacerles frente, ni siquiera la que el mismo rey de Éxodo formó hace décadas después de la gran guerra. ¿Ahora comprendes por qué la importancia que tenía esta misión?
― Aún hay algo que no me queda claro―cuestionó Daiben―. ¿Por qué de todo esto? ¿Porque ese afán alrededor de estos últimos 300 años de crear grandes armadas dirigidas por sociópatas sin escrúpulos y conquistar planetas asesinando a sus habitantes u obligándoos a unirse a este ejército? Es cierto que Saiki busca escribir, o más bien, reiniciar la historia de este universo que según él ha sido magullado a favor del interés de las especies más poderosas. Pero la verdad es que sus métodos son de lo más desagradables y poco convenientes.
― Verás muchacho―respondió Miller―. Durante la gran guerra existían dos bandos los cuales tenían objetivos distintos; por un lado, estaba la «Tetra Alianza» conformada por los iris, nórdicos, glompys y los Collins. Ellos solo querían revertir los planes de la «Triple Etente Estelar»; los cuales consistían en unificar esta galaxia en un solo gobierno basado en el totalitarismo militar. Fue aquí donde empezó todo: masacres; competitividad tecnológica y militar para saber cuál de los dos bandos podía destruir más hogares y asesinar gente inocente en menor tiempo; pobreza y desgaste social, entre otras consecuencias que la guerra trae consigo. La Triple Etente estaba conformada por los aztupres, los zeltanos y los salvajes y gigantescos nefilim. A simple vista la Triple Etente aparentaba ser una armada con gran poderío, incluso superaba en número de soldados a la Tetra Alianza. Sin embargo, durante las sangrientas batallas «La Tetra» se dio cuenta que los zeltanos no tenían siquiera una pizca de experiencia en el combate, mostrándose como una especie débil e incluso patética en el campo de batalla. Lo cual a sus aliados les había costado la vida de millones de sus hombres y el fracaso constante hasta verse acorralados. En pocas palabras, gracias a los zeltanos, la Tetra Alianza pudo ganar la guerra y finalizar esta con el tratado de la «Santa Alianza»; en el cual obligaron a los zeltanos y sus aliados a asumir la responsabilidad moral y material de haber causado la guerra. Además de eliminar todas las bases que poseían a lo largo de Andrómeda y posteriormente deshacerse de sus ejércitos. Después de todos estos acontecimientos violentos, los zeltanos ya no eran tomados en cuenta en ningún lado. Eran la burla en toda la galaxia. Incluso los nefilim los obligaron a ser sus esclavos en los campos de cosecha en su planeta y así pagar por su «traición». Pero hubo un elemento inesperado que el mismo Saiki pudo agregar al plan de venganza de los zeltanos; desde muy joven, Saiki se dio cuenta que este universo se encontraba totalmente podrido, según él.
Daiben interrumpió el discurso de Miller repentinamente.
― ¿Podrido? ¿Qué quiere decir con eso?
― Como verás, Daiben, los zeltanos han sido una especie humillada, violentada, repudiada por las especies más poderosas de esta galaxia. Mientras que otras especies como nosotros nos despreocupábamos de ello, pues nos encontrábamos centrados en consolidarnos como las más poderosas e influyentes especies cósmicas de esta galaxia, y lo logramos. Mientras que los zeltanos se quedaron en el camino. Cayendo en un abismo de perdición y miseria. Al paso de los años, el rencor mutuo en Zeltan invadió las mentes y los corazones de sus habitantes, sintiendo una enorme urgencia por venganza hacia todos aquellos quienes se burlaron en sus caras. Así fue como el emperador Gheres comenzó a idear planes para poder consumar la venganza zeltana, junto al entonces comandante Isaías Vorm, quien hace 200 años puso en marcha todo lo que estamos viendo ahora tal y como se vivió durante la gran guerra. La diferencia ahora es que nadie sabe cómo es que los zeltanos consiguieron reunificar a su ejército de nuevo, violando el tratado de la «Santa Alianza» y sobre todo el haber conquistado gran parte de Andrómeda, esta vez sin la ayuda de sus aliados. Pero como te mencione antes, a este plan ideado por Gheres y Vorm fueron agregados los elementos de Saiki; un sujeto que desde muy joven se dio cuenta de los estragos que trajo consigo la guerra. Y es algo comprensible, ya que su familia y conocidos le fueron arrebatados por la gran guerra intergaláctica. Tenía clara la idea de que este infinito y rico universo debía ser para todos. Las especies superiores no tienen lugar dentro de su plan de «reconstrucción sideral».
― ¿A qué se refiere con ese plan, Miller? ―la intriga de Daiben se volvió más nítida.
― Es un plan que consta de varias fases, escrito por las manos de Saiki; y créeme, dos de las más importantes fases de dicho plan ya han sido llevadas a cabo con éxito. Básicamente, lo que este sujeto tanto anhela es el reinicio de este universo. Escribir la historia de uno nuevo con su puño y letra. Donde especies superiores como la nuestra no existirán y así Saiki Crimson hará «justicia» tanto para su pueblo que ha vivido oprimido durante siglos, como también lo hará con los pueblos siderales que han sufrido lo mismo. Ten en cuenta esto ahora muchacho: la leyenda que fluye alrededor de tu ser podría ser un gran inconveniente y no dudes que una de las fases a ejecutar de su plan sea eliminarte para que no interfieras. Aunque ambos sabemos que el método con el que piensa llevar a cabo su plan es el más incorrecto. No puedes generar paz haciendo guerra. Pero Saiki no lo entiende y aun así tiene ansias de conseguir el poder suficiente para derrocar a los Señores Supremos que son su gran obstáculo para vencer.
Daiben reflexionó por unos instantes la historia contada por Miller. No tardó mucho en darse cuenta de que tenía un punto de convergencia respecto a lo que Saiki piensa sobre la doctrina de los Señores Supremos; a pesar de haber sido quienes crearon la vida alrededor del infinito espacio sideral y los que rigen sobre el mismo procurando el orden, la justicia y la paz, eso no les da ningún derecho a manipular los destinos de sus propios hijos. Pero Daiben rechazaba los métodos del emperador de Zeltan y estaba consciente de que el gran deseo de un nuevo universo donde reinará una auténtica libertad de albedrío debe ser obtenido por otros medios, como lo sería el someter las voluntades de los Señores Supremos a los deseos de un solo hombre. Y ese hombre, según Daiben, debía ser indiscutiblemente el mismo.
Mientras Daiben y Bernie Miller continuaban platicando sobre la historia de los zeltanos, fueron interrumpidos por el capitán Kreg.
― ¡Muchachos mi radar está detectando una unidad de los zeltanos que viene hacia acá, no tengo la mínima duda de que sean los Cráneos Punitivos, debemos actuar ya!
― ¡Maldita sea, Daiben, no hay más tiempo para charlas, debes huir lo más pronto posible de este planeta! Recuerda que Folley ha dado órdenes de cazarte y en cuanto le diga a Saiki lo sucedido, este no dudará en enviar a la mitad del ejército a ir por ti ¡Deprisa!
―Un momento― irrumpió Daiben de manera tajante―. ¿Y cómo diablos saldré de este planeta sin que los zeltanos o incluso los nórdicos me detecten?
― No te preocupes muchacho―Miller se dirigió hacia un cúmulo cubierto por una enorme manta.
―He aquí tu boleto de salida.
― ¿Qué es eso? — replicó el joven nexono—. Es enorme.
― Este es el Spitzner; una enorme nave de transporte de tropas. Diseñado especialmente para misiones de exploración; viene armada con todo lo básico que puedes imaginar: comedor, baño, un dormitorio, entre otras cosas que yo le he adaptado como un pequeño gimnasio con la mejor tecnología para desempeñar un riguroso entrenamiento virtual. Prácticamente esta cosa es una especie de apartamento volador. Por el simple hecho de ser una nave exclusiva de las tropas de exploración, los demás puestos de avanzada que aún no han sido informados sobre tu «traición» no deberían dudar en dejarte pasar y así salir de este planeta. Pero previniendo cualquier cosa, la nave también está equipada con una metralleta plasmática de doble cañón de 40 milímetros y dos cañones de riel, capaces de destruir cualquier nave por completo en cuestión de segundos.
― Un momento ¿Entrenamiento virtual? ¿Qué es eso Miller? ― preguntó Kreg intrigado.
― Veras Kreg― respondió el sargento―, el entrenamiento virtual es una forma muy novedosa de entrenamiento; consta a través de unos escáneres de simulación digital especiales que te hacen ver y sentir que verdaderamente estas enfrentándote al enemigo en tiempo real, por lo que los resultados de este son bastante favorables, incluso más efectivos que el entrenamiento a la vieja escuela. El último grito en tecnología militar en Éxodo; olvide mencionarte antes muchacho―Miller se dirigió hacia Daiben―, que la misma princesa Grey fue quién llevo a cabo todo su entrenamiento con esta nueva tecnología, así que ella es el más claro ejemplo de que esto funciona.
― Parece bastante lógico, pero ¿A dónde se supone que huiré? ¿No has dicho ya que los zeltanos tienen sometida a gran parte de Andrómeda?
― Así es, pero…hay un lugar en el cual ni la unidad de exploración, ni el mismo Saiki se molestarían en destinar recursos para investigar―Bernie Miller miró directo a los ojos de Daiben con enorme gesto de seriedad.
―Y ese lugar es mejor conocido como…el planeta Ares.
― ¡¿QUE? ¿TE HAS VUELTO LOCO MILLER? ― protestó el padre de Daiben―. ¿Ése desértico planeta en el cual ni los Señores Supremos pondrían un solo pie ni de chiste?
― Así es Kreg, suena como algo descabellado, pero estoy seguro de que ni los nórdicos ni Saiki podrán encontrarte ahí por la misma razón de que todo el territorio de ese lugar es un enorme desierto rodeado por enormes rocas, montañas erosionadas y cañones de alturas máximas de hasta mil metros.
― ¿Y cómo demonios esperas que logre sobrevivir en ese lugar tan seco y carente de cualquier tipo de vida?, en ese caso, preferiría ser decapitado por el verdugo de Saiki a morir de una manera tan lenta y tediosa en aquel lugar.
― Lo se muchacho, pero no se me ha ocurrido otro lugar en donde no puedas ser capturado. Tan solo mira a tu alrededor; Andrómeda ha sido tomada casi en su totalidad. Estoy totalmente seguro de que podrás sobrevivir ahí.
Bernie tomó por los hombros a Daiben.
―Eres un gran chico con unas habilidades espectaculares. Así lo has demostrado hasta ahora en las misiones que te eran encomendadas por Folley. Además, no llegaras a ese lugar como un simple troglodita.
― Así es hijo, ¿Recuerdas esto? ― Kreg le entregó a Daiben la tabla anti gravedad que solía usar para las entregas en Montaire.
― ¿De verdad conservaste esta cosa padre? ― Daiben sorprendido respondió.
― Los zeltanos almenos dejan conservar objetos de valor emocional a sus soldados.
― Así es―Miller hizo una breve pausa.
― Daiben, ¿aún conservas el Dendroide verdad?
―. . .Todo mi equipo fue destruido después de la batalla contra esa nórdica―Daiben hizo una mueca.
―Hmm―respondió Miller, dudoso―. . . por fortuna los sargentos solemos portar uno en nuestras misiones, te lo daré de inmediato. Ya es hora muchacho, debes partir de inmediato, ahora ya estas equipado con todo lo necesario para vivir tus primeros meses en Ares y tus reservas de alimentos y agua serán suficientes para seis meses. Así que trata de ser precavido.
― Muy bien…―Daiben se dirigió hacia el capitán Kreg―, padre, cuida de mamá y de Arkana. Te lo encargo por favor.
― Así será hijo, no permitiré que Saiki o alguno de sus hombres les pongan una mano encima, buena suerte.
Kreg dio el ultimo abrazo a su hijo, a pesar de haberlo conocido poco y ser solo su padre putativo ―Buena suerte muchacho.
Miller despidió a Daiben con la señal del ejército nexono, observándolo con gran gesto de confianza y cariño, haciéndole recordar a su pequeño hijo a quien había dejado en Yatza, antes de partir con la armada de Zeltan.
La nave de exploración despegó sin dificultad alguna. Fue entonces cuando Daiben programó las coordenadas hacia el planeta Ares. El lugar más desértico y posiblemente el único en el que no se tenía registro de algún tipo de vida microscópica o macroscópica hasta ahora.
6: LA UNIDAD ESPECIAL BATAKLAN
«A lo largo del tiempo, se han corrido diversos rumores e incluso leyendas sobre el planeta Ares. Se dice que en este lugar suelen rondar seres gigantescos en las zonas áridas y montañosas, seres que incluso logran superar en altura a los mismos nefilim. No solo eso, además, se mencionan historias acerca de los espíritus de aquellos exploradores provenientes de distintas partes de Andrómeda que en su travesía por dicho planeta perecieron y ahora se encuentran vagando en los bosques caducifolios secos en la región este de Ares, o incluso demonios a los cuales se les ha atribuido la razón principal por la cual este planeta se encuentra «maldito» y no sean encontrado vestigios sobre algún tipo de vida.
Además, debido a la alta erosión en las montañas en las cuales abundan en gran cantidad metales pesados como el estaño, plomo, cobre y arsénico, combinados con las poderosas ráfagas de viento con altas concentraciones de oxígeno (superando a las cantidades normales que suele haber en los planetas donde se sabe que hay vida en esta galaxia) que logran superar los 200 kilómetros por hora, forman una especie de «arqueo bacteria metálica», que al entrar en contacto con cualquier organismo macroscópico podría provocar en el sistema respiratorio de este el mismo efecto que el oxígeno genera en un metal al aire libre, debido a que estas extrañas bacterias logran acumularse y adherirse en los alvéolos pulmonares. Impidiendo el correcto intercambio de gases, llenando estos de óxido hasta provocar la completa sequía y posterior destrucción de los pulmones. Una vez concluido este procedimiento, la arquea metálica continúa avanzando a través del torrente sanguíneo, dejando una oxidación literal en su camino. Finalmente, el destino del organismo infectado es una muerte instantánea, dejando el cuerpo de este de manera similar a un metal oxidado. Estas son algunas teorías e historias más importantes sobre el planeta desconocido».
— ¡Bah! Menuda basura—Daiben arrojó hacia un rincón el libro «Tierra de nadie», del escritor nexono Nigel Bremen y se recostó en un pequeño camastro, tras haber activado el piloto automático de la nave. De acuerdo con el sistema de arranque hiperbárico de la misma, el tiempo estimado de llegada a Ares será de aproximadamente veinte años siderales. Tiempo suficiente para que Daiben pudiese llevar a cabo un nuevo entrenamiento, esta vez más exigente de sí mismo. Pero decidió comenzar con un descanso físico-mental.
Mientras que Daiben Meren se ha aventurado en su viaje a través del gran cosmos; en Norm la batalla por la defensa de Éxodo comandada por la princesa Grey continuó sin cesar y se podía apreciar que los zeltanos cada vez retrocedían más, dejando atrás millones de sus compañeros soldados muertos a lo largo del territorio nórdico.
—¡Eso es soldados, continuemos atacando de esta manera, vean como los sanguinarios zeltanos están huyendo de nuevo hacia sus naves― exclamó una eufórica y valiente princesa nórdica que hizo un gran trabajo comandando a su ejército y a los habitantes de la capital de Éxodo al mismo tiempo!
— ¡Majestad, se acercan más tanques del enemigo! —gritó el veterano y experimentado comandante O’Conner.
— ¡Maldición!
Grey hizo una seña a la unidad de artilleros.
— ¡Preparen los cañones de cinéticos!
De inmediato, fueron disparados gran cantidad de misiles, superando la velocidad del sonido en menos de un puñado de segundos, y de manera repentina, los tanques de la armada enemiga fueron destruidos en su totalidad.
— ¡MUY BIEN! A esos sujetos no les queda mucho tiempo de estancia en nuestro planeta―gritó de nuevo la noble chica a los cuatro vientos de Norm.
—Su majestad―mencionó un soldado miembro del batallón―, debo reconocer que usted hace un gran deber como líder de la armada― el sujeto terminó con una reverencia ante la princesa Grey.
—Por favor―Grey hizo levantar de inmediato al sujeto―. Les he dicho miles de veces que esta clase de actos no son de mi agrado.
—Oh lo siento. Disculpe usted majestad.
La sangrienta e intensa batalla llegó al punto en que los cañones, vehículos y naves de guerra dejaron de sonar y no se escucharon más que tiroteos entre batallones enemigos en algunas calles de la ciudad capital.
El ambiente semejado a lo ocurrido en Yatza y Harvest años atrás: fumarolas rodeando la atmósfera de la ciudad; fachadas de diferentes tipos de estructuras urbanas con daños colaterales severos; soldados nórdicos, habitantes de la ciudad y soldados de Saiki yacían heridos o muertos en las destruidas calles aledañas al centro. Esta vez no hubo tiempo de hacer entrar en acción a Otunga; el gigantesco gusano espacial dominado por el ejército zeltano. Entrenado para rematar las ciudades más grandes e importantes de los planetas que conquistaban. Pues las defensas satelitales de Éxodo lo habían hecho pedazos horas atrás.
Un ambiente apocalíptico, pero esta vez, la diferencia la han hecho los nórdicos al obligar a retroceder al enemigo de vuelta a las naves de transporte. Regresando con menos de la mitad de los millones de soldados que planeaban tomar Éxodo.
—Majestad—informó exhausto uno de los coroneles—el centro ha quedado totalmente despejado, hemos tomado presos algunos de los pocos zeltanos que aún atacaban; me informa el comandante Dreixerer que las salidas norte, sur y este de la ciudad han sido retomadas por nuestros hombres. Todavía se llevan a cabo hostilidades en la región oeste donde se encuentra el comandante Folley junto a sus hombres de la armada enemiga.
—Muy bien coronel, déjeme esto a mí, es hora de volver a derrotar a otro súbdito de Saiki—afirmó Grey, haciendo referencia a la batalla anterior contra Daiben Meren—. Usted se queda a cargo de mi unidad mientras yo regreso de la región oeste.
— ¡A la orden majestad! ― respondió el coronel con el clásico saludo militar nórdico.
Grey emprendió vuelo cientos de kilómetros al oeste de Norm, esperando encontrarse con aquel sujeto responsable de la destrucción en su ciudad natal.
—Pagaran por todo esto, malditos zeltanos.
— ¡Señor ya no tenemos más opciones, debemos planear una retirada de inmediato o de lo contrario seguirán muriendo más soldados de los que estaban previstos! ―gritó preocupado un soldado miembro de la unidad comandada por Folley.
— ¡NO! ¡Esto no puede estar ocurriendo! —Folley enardeció vociferó― ¡Maldita sea no podemos ser derrotados por los nórdicos!
—Señor díganos que hacer.
— ¡Luchar! No importa que seamos asesinados o apresados por el enemigo. No les daremos el gusto de rendirnos ante ellos.
—Pero señor apenas somos mil hombres tratando de tomar las puertas de la entrada oeste de la ciudad y además…― El soldado fue interrumpido por otro miembro del pelotón.
— ¡Miren allá arriba! ¿Qué es eso?
—Déjame ver.
Folley arrebató los binoculares al soldado.
—Eso es…no puede ser… ¡Es la princesa Grey!
— ¡¿Qué?! ¿Habla enserio señor?!No puede ser…estamos acabados!
—No.…Aún no, ¡DISPAREN AL OBJETIVO!
Los pocos soldados de Saiki quemaron cartucho junto a los artilleros que disparaban desde las tanquetas; el objetivo era la misma Grey Izuhira, quién se anticipó y desde los cielos esquivó las ráfagas de fuego enemigo, de manera simultánea aterrizó en seco portando su gran escudo para rebotar las balas enemigas. Mientras sostenía el escudo con una mano cubriéndose con el mismo, con la otra desprendió un destello de energía brillante que fulmino de inmediato a gran parte de la unidad enemiga.
Grey con gran gesto de ira emprendió una carrera directo hacia la posición del mayor Folley, esquivó más ataques de los soldados de este a gran velocidad que ni ellos mismos pudieron apuntar con precisión. Aprovechando esto, la princesa nórdica golpeaba con su escudo a los soldados que se atravesaban en su camino.
Finalmente, se encontró cara a cara con Folley, que se mostraba asombrado al ver la manera tan extraordinaria que tenía la muchacha para combatir a varios sujetos a la vez.
—«Esa…manera de pelear; esos reflejos; ese gran gusto por el combate son similares a.…no.…no es cierto. No puede ser igual que Daiben Meren».
— ¿En qué tanto piensa mayor? ―irrumpió Grey en tono retante―. ¿En la manera en que acabaré con usted por haber ordenado destruir mi hogar, matar a mi gente y a mis soldados? No se preocupe, le daré una muerte rápida y sin sufrimiento.
El mayor cambió su expresión de asombro por uno de arrogancia.
— Ahora veo por qué Daiben no pudo derrotarte, debo reconocer que tienes un gran poder para ser apenas una chiquilla de 114 años. Nada mal…nada mal― el mayor arrojó una mirada perversa a la joven Grey.
— ¡Déjate de tonterías y pelea! ― Grey repudió la presencia del comandante zeltano.
—Por supuesto, pero…― Folley ahora cambió a una mirada insinuosa.
— ¿Eh? ¿Por qué esa sonrisa en tu rostro?
—Dime muchacha ¿No te gustaría pertenecer a mi unidad? No necesariamente tendrías que rendirte ante Saiki Crimson, tú y yo podríamos formar una unidad independiente para hacerle frente y así podrías vengar de verdad a todos los miembros caídos de tu especie. Acabaríamos fácilmente contra el emperador y su ejército si te unes a mí con ese asombroso poder que posees.
Grey sorprendida por la inesperada oferta del comandante respondió.
— ¿Qué te hace pensar que me uniré a un ser tan despiadado como tú?
—Bueno quizás― el soldado zeltano miró a los ojos a Grey, ahora de manera provocadora―te interesaría saber la ubicación de…Daiben Meren.
Grey quedó paralizada tras haber escuchado estas palabras del comandante. Sabiendo en donde se encontraría Daiben, ella podría traerlo directo ante la Corte del Consejo Nórdico, para ser enjuiciado por los crímenes de guerra cometidos por el guerrero iris y posiblemente encarcelarlo en una prisión de máxima seguridad.
— ¿Esperas que te crea eso? Solo lo dices como una súplica y te deje vivir, pero no lo permitiré.
El desdeñado comandante perdió los estribos ante tal actitud altanera por parte de Grey Izuhira y entonces elevó drásticamente su tono de voz.
— ¡Entonces muere mocosa! —en ese instante, Folley se lanzó contra Grey, atacándola con una poderosa velocidad, pero los reflejos tan desarrollados de la mujer permitieron bloquear y esquivar los golpes del mayor. La guerrera nórdica atacó por la espalda a su enemigo con una potente patada que lo hizo volar varios metros y lo estrelló contra los restos de una nave destruida que yacía en el campo de batalla.
El sujeto enfurecido, de entre los escombros emitió de su cuerpo una onda magnética, expulsando hacia todas las direcciones la chatarra metálica. Mientras la princesa nórdica lo esperaba con una risa provocadora.
—Señor Folley, ¿no me diga que eso es todo lo que puede hacer? Si ese es el caso entonces debo decirle que Daiben, uno de sus soldados «supuestamente inferior a usted» me rindió más en el combate que su «superior».
— ¡Maldita insolente, no te salvaras de esta!
El miembro del ejército zeltano extendió su mano en dirección a Grey y expulsó una ráfaga de energía rojiza. La joven tomada por sorpresa, logró apenas esquivarlo y sufrió heridas leves en sus extremidades.
Tras la gran explosión derivada del ataque de Folley, Grey sofocó la fumarola. Pero se dio cuenta que el sujeto ya no se encontraba en el campo de batalla. Entonces utilizó el Dendroide que recuperó de entre los escombros del palacio real que pertenecía a Daiben, para detectar la dirección hacia la cual el comandante del ejército zeltano había escapado. Pero el aparato con algunos desperfectos no dio respuesta.
— ¡Cobarde! Espero que nos volvamos a ver las caras muy pronto, el sufrimiento de mi gente no quedará en vano― la princesa nórdica realizó un llamado al coronel que dejo a cargo de su unidad en el centro de Norm.
—Adelante coronel.
— ¡Su majestad a sus órdenes!
— ¿Cómo es la situación en el centro?
—Sin hostilidad alguna majestad, todo tranquilo.
—Bien, avísenles a los batallones que la región oeste ha sido liberada y que hemos retomado la ciudad y nuestro planeta por completo.
— ¡A la orden majestad!
Grey regresó al centro de Norm, donde ya la esperaban la gran mayoría de los batallones, los altos mandos del ejército nórdico y por supuesto, todo el pueblo de Norm con grandes halagos, gritos de victoria y devociones hacia la hija del rey Adalberto Izuhira. En una transmisión en vivo a través de los medios de comunicación a nivel planetario.
Entre algunos podían escucharse:
—»¡Larga vida a su majestad Adalberto y a la familia real!»
—»¡Los Señores Supremos salven a nuestros grandes líderes!»
Y es obvio, por primera vez, una civilización tipo 3 como los nórdicos lograron quitar la racha invicta de conquistas planetarias al ejército de Saiki Crimson, y el emperador zeltano no lo recibirá con buenos ojos.
La princesa Grey minimizó los festejos del pueblo nórdico, mostrándose como la persona sencilla que siempre ha demostrado ser, ya que su principal prioridad ahora es saber el estado en el que se encuentra su padre.
—Su majestad el rey Adalberto―mencionó uno de los altos mandos del ejército nórdico―, fue encontrado con heridas graves junto al ministro primero de seguridad en una cueva a las afueras de la ciudad. Siendo trasladados de inmediato al hospital general de Norm. Se encuentran en el cuarto piso de la torre médica, habitación 386.
—Muy bien comandante gracias por el aviso.
Grey se dirigió hacia los nórdicos presentes en el centro de la ciudad con un mensaje improvisado:
—»¡Señores, no se preocupen por nuestro padre, él se encuentra a salvo y fuera de peligro alguno! ¡Quizás este fuera de sus labores por un tiempo, pero les aseguro que aún tenemos rey para un largo rato!»
Todos los presentes celebraron lo dicho por la segunda al mando del gobierno de Éxodo y la fiesta continuó, mientras Grey emprendió vuelo directo hacia la torre médica ubicada en el sur de Norm para volver a encontrarse con su padre y darle la buena nueva de que el temible ejército zeltano por fin fue expulsado del planeta, con numerosas bajas y daños colaterales muy severos.
—Bien aquí estoy.
La princesa nórdica se dirigió hacia la sala de espera de la torre médica y fue recibida por el mismo médico que atendió a su padre y al ministro.
—Majestad Grey, es un enorme gusto verla por aquí.
—Doctor no tengo tiempo para pláticas ¿Dónde está mi padre?
—Oh si…claro, su majestad Adalberto se encuentra en la segunda puerta, lado derecho.
—Gracias
Grey abrió la puerta de la habitación especial donde solo son internados los altos mandos de Éxodo y a la cual el acceso está totalmente restringido para el público en general.
La mujer nórdica se dirigió hacia su padre con una voz muy tenue.
—Padre… ¿Puedes escucharme?
El rey Adalberto que se encontraba dormido y conectado abrió lentamente los ojos, y entre esa mirada un tanto borrosa observó una silueta femenina vistiendo un traje de combate desgastado y sucio.
Una mujer con heridas aun sangrantes, algunas cicatrices en las mejillas, las cuales no le impedían dirigirle una gran sonrisa de satisfacción. Sí, al rey se le figuraba haber visto enfrente suyo a su fallecida esposa, la guerrera y noble reina: Miranda Bernstein, pero su espejismo duró tan solo unos segundos y distinguió que se trataba de su hija.
— Grey…
—Padre aquí estoy…
—Por favor no me digas que nuestra tierra ha sido…
El rey fue interrumpido por su hija.
—No padre, hemos vencido, la armada de Zeltan fue expulsada de nuestro planeta y estoy plenamente segura de que no volverán en un muy largo tiempo.
El Rey quedó asombrado tras lo dicho por su hija.
— ¡No puedo creerlo! ¡Mi amada hija dirigiendo a nuestras fuerzas armadas logró derrotar a un ejército casi invencible y poderoso como el zeltano! No sabes lo tan orgullosa que estaría tu madre si estuviese aquí. Pero dime una cosa hija. . . ¿Lograste acabar con ese muchacho de la especie iris?
Grey se calló por un momento y con tono decepcionante le contó al rey lo sucedido.
—Tuve una exhaustiva batalla con aquel sujeto, jamás me había enfrentado a alguien con un poder tan grande como el suyo, ni siquiera mis maestros del combate tienen siquiera el uno por ciento de su poder. Pero…cuando estuve a punto de darle el golpe final, fui avisada de que quien estaba detrás de este ataque se encontraba justo aquí en Norm y entonces tuve que dejarlo a su propia suerte, pero tampoco pude. . .lo siento padre.
El rey Adalberto se mostró con gran seriedad.
—Ya veo, no fue tu culpa, los zeltanos siempre se han caracterizado por ser una manada de cobardes. No por nada―el rey se dio un momento de autocomplacencia―, les dimos una paliza hace más de mil años en la gran guerra intergaláctica. No te preocupes hija, hiciste una gran labor defendiendo nuestro lugar de origen, ahora solo quiero que te ocupes de algo de suma importancia y con carácter de urgencia.
El rey levantó la mitad de su cuerpo para quedar sentado en la cama.
—Que hayamos ganado una batalla no significa que hayamos ganado la guerra, el ejército zeltano y Saiki Crimson siguen allá afuera, acechando a gente inocente, esclavizándolos, asesinándolos, esparciendo el más puro significado de la maldad y el tiranismo en todo Andrómeda. Como los grandes veladores de la justicia, la paz y el progreso que somos, no debemos permitir que esos desgraciados continúen haciendo de las suyas, mucho menos sabiendo que tienen en sus filas a seres tan poderosos de otras especies como ese muchacho de los iris. Me cuesta mucho trabajo aún creer que un miembro de la especie que consideramos nuestro gran socio comercial y amigo esté luchando del lado de esos salvajes.
—Entiendo papá, pero ¿Cómo piensas llevar a cabo tu plan?
—De la misma manera en cómo me dado cuenta de que funcionaría.
El Rey apuntó hacia su misma hija.
— ¿Yo? Pero…
—Así es, ¿Qué mejor manera para un rey cuando se encuentra fuera de combate para traer de nuevo el orden, que su misma descendencia para continuar lo que empezó hace cientos de años en esta galaxia?
—Pero ¿yo sola enfrentarme al numeroso ejército de Zeltan, a Saiki Crimson? y además últimamente he escuchado que los zeltanos han ganado nuevos aliados; seis sujetos que visten de manera rara, como si fuesen una especie de monjes: túnicas negras y máscaras que muestran atributos inexpresivos, se dice que son discípulos de Saiki, futuros sucesores del imperio en caso de que este muera. El número de efectivos de las tropas de ese sujeto a los que me enfrente hoy no es nada siquiera comparado al número total de soldados que hay en el planeta Zeltan, prácticamente estaría en una misión suicida.
El rey se mostró sin preocupación alguna.
—Lo sé Grey, y es por eso por lo que mi nuevo plan de erradicación consistirá en lo siguiente: De acuerdo con los informes filtrados por la división de inteligencia de las fuerzas reales; el factor más importante dentro de la estrategia militar de los zeltanos es la actuación eficiente de una unidad conocida como los «Cráneos Punitivos»; una especie de «súper» soldados que fueron sometidos a entrenamientos letales que ningún otro efectivo en condiciones normales podría soportar. Sus misiones son siempre rematar a los ejércitos de los planetas que Saiki desee tomar. Para que después la armada regular zeltana termine el resto del trabajo. Los Cráneos Punitivos son soldados que no conocen la misericordia, asesinan solo por placer, sin importarles quienes sean sus víctimas cometen las más despiadadas atrocidades con sus presas. Si hacemos todo lo posible por eliminar tal elemento, entonces tendríamos un punto de ventaja sobre la abominable armada de Zeltan. Y analizando la situación, me puedo dar cuenta que el método en que podremos derrotar a dicho escuadrón enemigo sería formando una unidad especial de combate. No debería sobrepasar los veinte miembros, ya que, de acuerdo con el mismo informe de inteligencia, veinte son los miembros que conforman tal unidad enemiga. Si esta unidad especial que tengo pensado en crear logra su objetivo, contigo al mando de esta, después tendríamos tiempo y ventaja suficiente para hacerle frente al ejército de Saiki Crimson, ¿qué te parece la idea Grey?
—Es cierto que nuestra armada es capaz de detener cualquier amenaza, pero ¿realmente contamos con esos altos mandos tan poderosos como los propones padre?
—Así es, ¿recuerdas al comandante O’Conner?, bueno el será tu segundo al mando, tiene cerca de 300 años de experiencia en el campo de batalla al igual que otro de su mismo rango como el comandante Trib. Estoy completamente seguro de que con elementos como estos en la nueva «Unidad Especial Bataklan», traerás de vuelta a ese sujeto iris y a Saiki Crimson para ser presentados ante la Corte del Consejo Nórdico y encarcelarlos en una prisión de máxima seguridad.
—¿Unidad Especial Bataklan? ― respondió Grey con entrecejo y extrañeza.
—Sí…olvide esa parte, la he llamado Bataklan porque bueno, Bataklan fue el lugar en donde tu madre libró su última batalla durante las guerras de Ohm, antes de concebirte. Jamás te lo he dicho, pero, eres tan parecida a tu madre y sobre todo en este momento que te veo tan agobiada después de una intensa lucha, pero nunca sin perder ese gran entusiasmo que siempre ha caracterizado a ambas.
—Vaya, nunca lo había visto de esa manera, pero supongo que tienes razón padre.
En ese instante Grey recibió una llamada a través del Dendroide confiscado de Daiben, llamada proveniente del comandante O’Conner.
—¡Su majestad Grey, toda la gente aquí presente estamos a punto de dar el brindis de victoria y ofrecer una ceremonia de honores en memoria de nuestros hermanos caídos el día de hoy, pero no podemos empezar sin la presencia de la guerrera a la cual le debemos este episodio y también de una autoridad real, por favor venga con nosotros a celebrar que estoy seguro de que su padre también estará feliz de que nos acompañe!
La princesa respondió de una manera indecisa.
—Pero yo…
—No te preocupes, yo estaré bien, en un momento más mandare a llamar a tu hermano Evan para que resguarde la habitación.
—Muy bien padre, entonces me voy.
Antes de emprender vuelo saliendo por la ventana del cuarto, el rey Adalberto le mencionó una última cosa importante a su hija.
—Grey espera, olvide mencionarte algo más; debido al estado en el que me encuentro y obedeciendo las leyes reales; a partir de ahora asumirás el máximo mandato de este planeta como reina interina. Sé que es demasiada responsabilidad para una niña de tu edad, pero estoy seguro de que harás un gran trabajo.
La princesa nórdica asistió con la cabeza y un gesto de gran confianza hacia su padre. Posteriormente, salió por la ventana de la habitación del hospital, emprendiendo vuelo de regreso al centro de Norm para continuar con la gran celebración masiva en Éxodo.
7: SAIKI CRIMSON
«Nacido en las entrañas de lo más repugnante y oscuro del planeta Zeltan. Concebido por el mismo rey del infierno Asmodeo y criado en las mazmorras de este».
Así es como describen al general y líder de Zeltan los habitantes de los planetas sometidos por el casi todopoderoso Saiki Crimson. Quien, a la edad de 112 años, fue pieza clave dentro del ejército zeltano, siendo la mano derecha del general Isaías Vorm.
Gracias a él, muchas estrategias militares resultaron exitosas en la dominación de los pocos planetas que solían gobernar hace más de trescientos años. Incluso el emperador Gheres lo considero como uno de los candidatos posibles a ocupar la silla imperial para cuando este falleciera.
Se dice que sus padres fueron voluntarios en la gran guerra intergaláctica y que, además, fue su mismo padre quien le infundo el gran rencor que siempre ha sentido contra las especies dominantes en Andrómeda.
Saiki fue un ejemplo individual del estado emocional que los zeltanos padecieron después de su humillante derrota en aquella guerra. Sabía perfectamente que contagiando ese rencor hacia los «dominantes» entre su misma comunidad, lograría ejercer una gran presión sobre el gobierno de Zeltan para que este llevara a cabo un nuevo levantamiento armado en Andrómeda y así dar inicio a la venganza zeltana pero, ¿Cómo un planeta con grandes rezagos económicos, sociales y políticos después de la guerra pudo financiar nuevamente toda una campaña militar, conociendo de antemano las consecuencias que habría en dado caso de que este plan no resultase exitoso?
Quinientos años después de la gran guerra, los zeltanos y algunos representantes de una organización intergaláctica misteriosa, de la cual jamás se supo la identidad exacta de sus líderes, y de cuyo nombre era mencionado simplemente como “Heidern” se encontraban muy interesados en que los planes de la armada zeltana se llevaran a cabo. Celebraron negociaciones para lograr un enorme financiamiento desde las sombras a los futuros proyectos militares de la armada de Zeltan. Dejando como ganancias a sus acreedores un porcentaje considerable de todo aquello que los zeltanos lograsen obtener en sus conquistas. Años después, la organización con la que había pactado el emperador Gheres desapareció sin causa o motivo alguno. Dejando antes de su desaparición los recursos necesarios para la nueva expedición que llevaría a cabo el entonces general Vorm. Posicionando a los zeltanos a la cabeza de la nueva empresa militar. Pero sin olvidar el compromiso económico que estaba vigente con sus prestamistas.
Y así fue como se dio inicio a una nueva época en la cercana galaxia Andrómeda; la cual se conocería con el nombre de «La era del terror», comenzando por el planeta Nexon, seguido por Aura. Pero dando un enorme tropiezo en el planeta Éxodo, tras ser derrotados por el valeroso pueblo nórdico dirigido por su máxima líder, la princesa Grey Izuhira.
El comandante Folley tras su inesperada derrota en la región oeste de Norm y posterior retirada apresurada de la batalla contra la princesa Grey, regresó a la nave nodriza donde lo esperaban altos mandos del ejército zeltano, Saiki Crimson y sus seis acompañantes, quienes se hacían llamar a sí mismos como «Los Apóstoles del Apocalipsis».
Folley caminó a través del penumbroso y largo pasillo alfombrado, iluminado apenas por algunos candelabros que colgaban del techo y cubierto por ambos lados de enormes ventanales que eran atravesados pasar una mínima porción de luz estelar. Finalmente, el comandante se acercó hacia aquella silla bañada en oro y forrada con las más finas telas originarias del planeta Nexon. En ella yacía de manera recostada sin preocupaciones y resguardado por sus seis discípulos, la maldad convertida en personaje.
—Se…se…señor mío― Folley se inclinó ante Saiki Crimson, inundado por un miedo que jamás había sentido ni en las más catastróficas y traumantes batallas. Un miedo que incluso el mismo Asmodeo podría sentir, estando frente a tal ser.
Minkourus, uno de los seis apóstoles del apocalipsis, dirigió una sonrisa siniestra desde la sombra interior que proyectaba su capucha.
—No es necesario siquiera mencionarlo, comandante. Nos hemos enterado absolutamente de todo―el emperador Saiki se mostró sin preocupación alguna.
— ¡Señor no fue culpa nuestra fue culpa de…! Bueno, supongo que ya sabe a quién me refiero—Folley comenzó a sudar frío, y enserio.
—Claro que lo sé comandante, todo se planeó de manera muy minuciosa―Saiki miró directo a los ojos de su súbdito, aún despreocupado.
— ¿A qué…se refiere con eso, señor? ―cuestionó Folley desorientado.
—Así es comandante, el plan salió casi exitoso. Vera, mi plan originalmente era que Daiben pelease contra Adalberto y su hija para así crear una distracción. Mientras usted y sus tropas tomaban Norm. No me preocupa el hecho de haber perdido la primera batalla contra los nórdicos, sabiendo que sí ordeno una nueva misión a Éxodo tendríamos total éxito, no.
Saiki cambió su despreocupada facción por una de exponencial ira.
¡Lo que realmente me hace enfadar demasiado es la ineptitud de mis hombres y más aún cuando se tuvo una gran oportunidad teniendo a los principales líderes del planeta distraídos por Daiben para tomar la ciudad! ―Saiki sin bajar el maléfico tono de su voz continuó―Y lo peor aún, fue el asqueroso intento de traición que quiso llevar a cabo a mis espaldas, comandante.
Folley colapsó emocionalmente al haber escuchado las últimas palabras del dantesco emperador zeltano. Dicho colapso se agrandó más cuando uno de los altos miembros del ejército de Saiki mostró ante los presentes una grabación holográfica, obtenida por el sistema de monitoreo satelital, conectado al Dendroide del comandante Folley. Donde se mostraba al sujeto mencionando las palabras sobre alianza y traición hacia la princesa Grey Izuhira, para que esta no lo asesinara a cambio.
El costo por tal acto fue la estrangulación por parte del mismo emperador de Zeltan frente a los presentes en la sala imperial.
Después de tal acto lleno de sadismo, un guardia real irrumpió en la sala imperial, de manera muy agitada.
— ¡Señor mío! Perdone mi insolencia al entrar de esta manera, pero tengo los resultados finales sobre los análisis de ADN que se le hicieron a Daiben Meren antes de su misión en Éxodo. Además, los grandes sabios han confirmado algo que lo hará estremecer.
El guardia entregó en manos del emperador los documentos con los resultados finales y el mensaje de los grandes sabios donde se confirmaría si Daiben realmente podría ser considerado como uno de los legendarios arcontes guerreros, enviado por los Señores Supremos.
Saiki leyó de manera minuciosa, analizando cada detalle de lo estudiado, para después revisar la proclamación de los grandes sabios. Hecho que lo inquietó en demasía. De inmediato, recordó la leyenda sobre los cuatro guerreros legendarios que Andrei Taigue le había mencionado durante la invasión al planeta Aura. Entonces al emperador de Zeltan le acorralaron sentimientos de angustia y miedo, sabiendo que por lo menos, la existencia de unos de estos cuatro guerreros legendarios se ha confirmado.
—Ya veo—Saiki sonrío de manera soberbia—, así que Daiben podría ser uno de esos cuatro guerreros.
— ¿De qué habla mi señor? —respondió Rem, el guardia desconcertado ante el gesto de su emperador.
—Sabía perfectamente que las habilidades de Daiben no eran nada comunes. Mucho menos a esa edad ¡Maldita sea! ¡¿Por qué no lo asesine cuando pude?! Pero, no importa. Rem: llama inmediatamente a la unidad de Cráneos Punitivos. Diles que es de suma importancia que se presenten a esta sala.
— ¡Al orden señor! ― el guardia real salió a toda prisa de la habitación imperial.
— ¿La sangre nueva ha sido rechazada? ― cuestionó Shuen, la miembro más tétrica y misteriosa de los seis apóstoles.
—Me temo que así es, querida Shuen, ¡No voy a arriesgar mi vida, mi imperio y la venganza en nombre de mi pueblo que tantos años de arduo trabajo nos ha costado― Saiki arrojó al piso los documentos con violencia―, este es nuestro momento: demostrar que la especie zeltana ya no es la misma especie que fue humillada y pisoteada hace cientos de años y que además puede tomar el dominio total de Andrómeda! ¡No dejaré que una estúpida leyenda urbana arruine mi reputación! Por lo tanto, me veo en la gran necesidad de mandar una misión de cacería extraordinaria contra Daiben, siendo el o no el legendario arconte. Prefiero prevenir antes que lamentarme.
— ¿Y qué hay de nosotros señor? ¿Acaso no satisfacemos completamente sus más sanguinarios deseos? —increpó Sanek. El apóstol más fornido y brutal, aparentemente el más poderoso de sus compañeros.
—No Sanek― el emperador miro fijamente a su súbdito―, ustedes son mi as bajo la manga. En caso de que Cráneos Punitivos falle. Ustedes serán los siguientes en la búsqueda.
—Supongo que es un buen plan maestro, que así sea entonces.
—Además no es que la confirmación de una leyenda como esta me asuste demasiado, al contrario—Saiki sonrió de manera irónica―, sería un buen momento para demostrar que ninguna fuerza enviada por los Dioses será capaz de detenerme.
— ¿A qué se refiere exactamente maestro? —increpó ahora Znadar, el más veloz apostó.
—Me refiero a la posibilidad de combatir y acabar con esos legendarios «cuatro guerreros». Tener el gran placer de acabar con sus miserables vidas usando tan sólo mis manos. Esperando que los siguientes fuesen los mismos Señores Supremos—Saiki cerró su puño y lo dirigió hacía sí mismo—. Con ustedes de mi lado y nuestra armada invencible― el dantesco líder zeltano apretó con sus uñas, hasta sangrar la palma de su mano―, ya no hay nada que pueda dar marcha atrás a nuestra causa y con nada me refiero—Saiki subió drásticamente el tono de su maligna voz, incomodando a sus mismos discípulos―. ¡A que ninguna profecía será capaz de derrotarnos…NINGUNA!
—Que así se escriba entonces mi señor—respondió Kaiser, el miembro más joven de los seis apóstoles.
Mientras tanto, Rem el guardia real de Saiki, llegó hasta la habitación en donde descansaban los miembros del escuadrón de los Cráneos Punitivos, después de una exhaustiva misión en el planeta Nefilim.
El soldado tocó la puerta esperando la respuesta de algún miembro de la unidad, pero esta se abrió sola, dejando vía libre. Así que Rem decidió entrar por cuenta propia a la oscura habitación. Con un fuerte olor a humedad que de ella emanaba.
— ¿Capitán Ruthless? ¿Hay…alguien aquí?
Sin obtener respuesta alguna, el guardia real se adentró en la habitación de manera nerviosa y temerosa. De repente se escuchó un estruendo, proveniente del fondo de la habitación y unas miradas malignas asomaron desde lo más recóndito.
— ¡¿Quién diablos está ahí?! ¡Que salga de inmediato!
Entonces esas miradas malignas desaparecieron y de manera muy veloz, aparecieron unas sombras frente al soldado Rem. Finalmente se trataba de los Cráneos Punitivos, haciendo una de sus más espeluznantes apariciones.
—Ehmm…capitán Ruthless, traigo un comunicado del señor Saiki Crimson y…
El recado que traía consigo el guardia le fue arrebatado de las manos, y después de esto, los miembros del escuadrón asesinaron a Rem de manera despiadada. Mostrándose como el sanguinario escuadrón que eran. Los favoritos del líder de FAZ. Acto seguido, se dirigieron hacia la habitación imperial donde su general ya los esperaba.
— ¡Ordene usted mi Lord!
Los veinte miembros de la unidad se inclinaron ante su amo.
— ¿Cuantos de mis guardias van asesinados este mes capitanes Ruthless? ― cuestionó Saiki, contemplando el vacío cósmico desde el ventanal.
—Perdone usted majestad, pero ese sujeto era demasiado estúpido para seguir viviendo.
— ¡JA, JA! ―se regresó el emperador hacia el capitán―. En eso estoy de acuerdo con usted capitán, al menos ya está en el infierno junto a su familia. Bien, dejémonos de tonterías
El emperador se levantó de su silla imperial y merodeó por la habitación. Realzando su extensa capa militar antes de ponerse en pie.
—La razón por la cual los he mandado a llamar es debido a una situación muy delicada que se ha presentado recientemente. Como sabrán, la misión en Éxodo no resulto tan exitosa como lo habíamos planeado y además los grandes sabios me han confirmado la verdadera identidad de Daiben Meren.
—Eso quiere decir señor que…
—Así es, un repulsivo Legendario Arconte podría ser él así que, mientras son peras o manzanas, no quiero correr ningún tipo de riesgo de desestabilización imperial. Por lo tanto, me veo en la gran necesidad de encomendarles una nueva expedición― Saiki dirigió una mirada sombría hacia el escuadrón―. Quiero la cabeza de Daiben Meren, y cuando digo que quiero su cabeza hablo literalmente. De ser necesario búsquenlo en cada asteroide, meteoro, estrella, nebulosa, en cada centímetro estelar de Andrómeda. No descansarán hasta encontrarlo y traerlo ante esta sala. Para que se den una idea más clara de por dónde comenzarán la búsqueda. De acuerdo con lo que el padre de Daiben nos dijo antes de ser asesinado por el escuadrón de ejecución. Podría encontrarse en camino hacia el planeta Zöld, así que, si lo encuentran en pleno viaje antes de llegar a su destino, la misión será más fácil para usted y su unidad. Ahí lo tienen capitán, por los recursos no se preocupe, destinare toda la Audiencia Real de ser necesario. Lo que realmente me importa es:
Saiki expresó su más grande gesto de maldad pura. Una que ni sus mismos discípulos habían visto jamás.
—¡Que encuentren a ese maldito bastardo de Daiben Meren y me traigan su cabeza para usarla como un nuevo adorno en mi habitación! Solo espero que no sean tan incompetentes como lo fue el comandante Folley, o si no…
El emperador señaló el cadáver despedazado del soldado zeltano que aun yacía en la alfombra.
—Bueno, creo que no es necesario decírselo capitán.
La unidad vio con asombro y miedo el cuerpo inerte del comandante y la expresión demente y maligna de Crimson.
— ¡A LA ORDEN SEÑOR!
Los soldados abandonaron la sala de manera acelerada para alistar los preparativos de la nueva expedición hacia el planeta Zöld, esperando acabar con el nuevo enemigo en común: Daiben Meren.
—Káiser, llama a todos los integrantes de la junta imperial, diles que habrá una reunión urgente en esta sala― ordenó Saiki sentado nuevamente en su silla imperial.
—Al orden maestro.
Káiser salió de la sala imperial desvaneciéndose entre las penumbras que emanaban de la habitación.
8: PREPARATIVOS
Han transcurrido unos meses desde que el ejército de Zeltan trató inútilmente de tomar la ciudad de Norm, tras ser derrotados por una de las civilizaciones más desarrolladas de la galaxia Andrómeda: los nórdicos.
Por ahora, se percibe una tranquilidad provisional tras los enfrentamientos entre armadas enemigas en la capital más importante de Éxodo. El gobierno interino de Grey Izuhira ha destinado los insumos necesarios para iniciar con los trabajos de reconstrucción. Fue impresionante la organización social que esta especie ha demostrado a la hora de iniciar con las labores de reconstrucción, terminando antes de lo previsto todas las obras concesionadas por el gobierno nórdico. Todos los habitantes del planeta sin excepción alguna y en conjunto levantaron los cimientos de lo que es y posiblemente seguirá siendo una civilización tipo tres.
Además, aprovechan netamente la energía y los recursos naturales que les pueden proporcionar sus dos principales satélites naturales: Threserius y Miranda, a través de las gigantescas estructuras y puentes que los nórdicos utilizan como sus principales rutas de transporte aéreo-terrestre-espacial, facilitando más la reconstrucción de las ciudades y países en todo el planeta.
El ejército nórdico está en constante vigilancia a través de todos los medios, ante cualquier nuevo intento de invasión de los zeltanos o alguno de sus aliados. La seguridad planetaria y exoplanetaria son el tema primordial para Grey Izuhira. Mientras que el rey Adalberto Izuhira continuaba internado en la torre medica de Norm, fuera de sus funciones aún.
Su majestad parece ir avanzando de manera favorable en su rehabilitación, mientras está en constante comunicación con su hija. Y como era costumbre, cada tercer día la princesa Grey llegó de visita con su padre, poniéndose al tanto del estado en que se encuentra su salud y al mismo tiempo analizando el quehacer real, en una de estas conversaciones, el rey trató el tema sobre la Unidad Especial Bataklan y el momento en que se empezara a llevar a cabo la nueva búsqueda de Daiben a través de toda Andrómeda.
—¿Cómo van esas terapias físicas padre?
—Por favor― rehuyó el rey postrado en la cama―, ¿quieres dejar de hablar sobre esos sujetos? Me tratan como si fuese un enfermo en fase terminal ¡Por los señores supremos! puedo sostenerme en pie e incluso andar por la habitación sin la ayuda de nadie. Deberías decirles a los médicos responsables que ya no necesito de sus enfermeros para que me estén vigilando cada cinco minutos―Adalberto realizó unos movimientos abruptos con sus puños en el aire y continuó confiado―. ¡Ya me empiezo a sentir mejor que nunca! E incluso podría volver a mis deberes en el ahora nuevo palacio, que por cierto…
El rey estrechó mirada con su hija.
— ¿Lograron rescatar de entre los restos «eso»?
—Claro que sí padre —respondió la chica nórdica confiada―, el enorme cuadro dedicado a mi madre fue recuperado de entre los escombros del antiguo palacio; claro, con algunos rasguños y ligeramente deteriorado, pero no será gran reto para Melques, nuestro gran artista de confianza para dejarlo como nuevo.
El rey sintió un alivio instantáneo.
—Bien, me alegra saber que por lo menos algo pudimos rescatar después del ataque de ese sujeto iris…― el rey volvió a incrustar la mirada en su hija―. Y hablando sobre él…creo que es hora de que la nueva búsqueda comience. El comandante O’Conner me ha informado sobre la situación con los preparativos de Bataklan y me comunicó que están listos para partir. Solo es cuestión de que su líder, osease tu mi querida hija, dé la orden para comenzar con la expedición.
— ¿Es enserio? Vaya, no creí que los recursos que destiné para la creación de la nueva unidad se fuesen a procesar tan rápido.
—Los grandes beneficios de tener uno de los mejores sistemas financieros y transparentes de esta galaxia, hija mía.
—Siempre con ese auto elogio papá― Grey reprochó lo mencionado por su padre.
—Así es muchacha, sino ¿Cómo crees que nuestro pueblo ha persistido como uno de los más grandes durante miles de años desde la Dinastía Bernstein?
—Sí ya lo sé― Grey arqueó las cejas―, a través de los tres grandes principios que nos rigen: «Elogio, Justicia y Progreso”.
—Exacto, al menos tu hermano Evan lo comprende sin problema alguno.
Ahora el rey Adalberto se entonó de manera muy seria y levantó medio cuerpo de la cama.
—Grey, quiero que en este mismo día partas junto con la unidad Bataklan directo al planeta Zöld. De acuerdo con nuestros espías de la unidad de inteligencia que lograron infiltrarse en las filas del ejército de Saiki Crimson, ese sujeto de los iris podría estar en camino hacia dicho planeta. Al igual que los Cráneos Punitivos. Así que tu primera misión será acabar con ese escuadrón de la muerte de los zeltanos y después viajarán hacia Zöld en busca de ese criminal. Lo llevaremos en calidad de prisionero para poder enjuiciarlo por todos los crímenes de guerra que ha cometido, el Consejo de Justicia Nórdico así lo dictaminará. Espero que puedas encontrarlo antes de que los zeltanos lo hagan. También he escuchado que Saiki ha ordenado a los Cráneos Punitivos en búsqueda de Daiben Meren. Así que estén muy alertas al posible enfrentamiento que puedan tener con el ejército enemigo ¿De acuerdo?
Antes de continuar con la conversación, Grey hizo un cuestionamiento a su padre.
—Un momento padre ¿Has dicho que el mismo ejército de Saiki está llevando a cabo una misión de búsqueda contra uno de sus propios soldados?
—¡Oh, es cierto! Olvide mencionarte lo que uno de los más recientes informes de inteligencia incluyó recientemente― el rey hizo aparecer un archivo digital en la sala―. Al parecer la misión que quisieron llevar a cabo los zeltanos no era solamente invadir y conquistar nuestro planeta guerreando a lo bruto. Tal parece que buscaron crear un señuelo con ese muchachito que enviaron a atacarnos en el viejo palacio. Mientras ese tal Daiben combatía contra nosotros, la armada de Zeltan asediaba Norm con toda la artillería pesada de la que podía servirse. Pero sus planes no salieron como se esperaba: tú derrotaste al soldado iris y eso fue lo que frustró la invasión zeltana. Con ello, Saiki enfureció y decidió que lo mejor era aniquilar al que consideraba como su mejor elemento. Lo más extraño aquí es el por qué. Pero, nuestros agentes de inteligencia siguen investigando al respecto, en cuanto llegue otro informe a mis manos te lo haré saber de inmediato.
—De acuerdo padre, así será.
—Muy bien, pero antes de partir quiero que vayas al nuevo palacio. Le he encargado a nuestro jefe de mayordomos que te entregue algo que siempre he querido darte y que podrá ser de gran utilidad en esta nueva misión de alto riesgo.
—Muy bien.
—Entonces que así sea hija, por favor regresa sana y salva ¿De acuerdo? No quiero perder a un miembro más de esta familia como sucedió con tu madre.
—No te preocupes padre, regresaré sin algún rasguño y entera.
Grey abrazó muy fuerte a su padre y este respondió de la misma manera antes de despedir a su hija más querida. Sabiendo que la nueva misión que le está encomendando es demasiado peligrosa. Pero al mismo tiempo está plenamente confiado en que la gran capacidad de la Unidad Especial Bataklan, junto con el gran poderío que posee la princesa llevarán con éxito esta nueva hazaña.
Grey llegó al nuevo palacio real, que aún se encontraba en construcción, y subió hasta lo que solía ser la habitación real en donde ya la esperaba Cherms; el querido y muy servicial jefe de mayordomos de la familia real, para entregarle un enorme paquete que contenía una nueva e innovadora versión del Dendroide; un nuevo traje de combate bañado en bronce y un nuevo escudo fabricado con los metales más pesados e indestructibles importados del satélite Threserius. Adornado de igual manera con bronce para darle un atractivo visual. Esta vez llevaba plasmado el emblema de la unidad Bataklan: Un ave que podía distinguirse como un águila, coronada y adornada con joyas preciosas, descansando sobre dos espadas encrucijadas, detrás de esta ondeaba la naranja bandera nórdica que tenía inscrita los tres principios fundamentales que la reina Miranda enseño a su pueblo años después de finalizada la guerra civil de Ohm.
—Majestad que alegría me da poder verla de nuevo por estos rumbos. La construcción del nuevo palacio de nuestro padre lleva un setenta por ciento de avance y esperamos que esté terminado en la semana que viene.
—Muy bien Cherms, mi padre también regresaría dentro de una semana a sus labores, sería como ver a un niño estrenando un juguete nuevo.
— Me temo que así será majestad, bien. Nuestro padre me ha encargado que le entregue esto― el jefe de mayordomos le cedió una caja sellada a la guerrera nórdica―. Como sabrá, el antiguo aparato que usted llamaba Dendroide sufrió graves descomposturas, pero afortunadamente pudimos rescatar gran parte del sistema operativo que lo componía, así que le hemos fabricado una nueva y mejorada versión. Puede mostrarle un mapa holográfico de prácticamente cualquier lugar y rincón de Andrómeda, por lo que es imposible que pueda perderse en pleno viaje a través del cosmos. Además, puede decirle la cantidad exacta de argones que pueda poseer algún enemigo; argones, su majestad, es como los grandes sabios del campo de batalla han decidido llamarle a la suma total de las unidades de velocidad, fuerza, experiencia y energía que pueden contener los seres vivos de este universo. Le será de gran ayuda a la hora de enfrentarse a ese sujeto iris. También le hago entrega de este nuevo traje―Cherms descolgó el nuevo traje de combate de entre un perchero ornamentado―, como podrá darse cuenta, aun porta la insignia real de la dinastía Bernstein ya que la reina Miranda vistió con gran valentía este traje durante la guerra civil de Ohm, acompañado de este enorme escudo al cual le hemos hecho la modificación de cambiar el logotipo por el de la Unidad Especial Bataklan. Ambos bañados en bronce puro. El escudo, como se ha dado cuenta, está fabricado con un compuesto al cual le hemos llamado Oídium. Resistente ante cualquier tipo de ataque enemigo e incluso capaz de soportar ataques de los más poderosos y pesados vehículos de combate. Prácticamente un tanque portátil.
Grey se exaltó al ver su nuevo equipamiento―. No puedo creer que mi padre haya conservado todos estos artefactos tan geniales, con esto es seguro que derrote a ese tal «Daiben»
—Casi olvido una de las más importantes cosas por darle majestad. . .tome―El jefe de mayordomos se dio una pequeña palmada en la frente y le entregó otra caja a Grey.
Grey recibió el artículo con cierta extrañeza.
— ¿Mi equipo de entrenamiento virtual? ¿Lograron rescatarlo?
—Así es, su majestad Adalberto supuso que le sería de gran ayuda en un futuro, dijo que usted necesitará de mucho entrenamiento duro para incrementar sus argones y así enfrentar al malvado Saiki Crimson y a ese tal Daiben.
—Muy bien Cherms, ¿es todo lo que me tienes que entregar?
—Sí majestad, ahora si estoy seguro.
—Bien pues, es hora de retirarme hacia «la nueva búsqueda».
Grey dijo esto con gran exaltación por saber que por primera vez en su vida se enfrentara a retos y seres más fuertes que ella. Esperando que todos esos años de preparación física y espiritual por fin puedan rendir sus frutos.
— Que así sea su majestad, éxito en su nueva misión—exclamó alegre y tan afable como siempre el mayordomo.
— Así será Cherms, va por ustedes y por todos nuestros hermanos.
Ambos se despidieron mutuamente y Grey abandonó el palacio.
Más tarde, Grey arribó al Aeropuerto Interespacial de Norm, donde se encontraría con la recién creada unidad Bataklan para preparar el despegue de las diez naves que conformarían la caravana dirigida por la princesa nórdica.
— ¡Mi señora Grey, es un gran honor poder encontrarnos de nuevo!
—comandante…
Grey se sonrojó tenuemente.
—No me llame señora, apenas tengo 115 años.
— ¡Oh perdone usted! ―se sonrojó el veterano comandante O’Conner―, le decía que es un gran honor poder vernos de nuevo, he aquí al comandante Draxerier y a los dieciocho de los mejores soldados que nuestro planeta ha dado para acompañarnos durante la nueva expedición.
Los soldados saludaron con gran devoción a la capitana de Bataklan.
—Muy bien comandante es hora de partir. Recuerde que debemos llegar en menos de quince años luz a Zöld antes de que los zeltanos logren capturar al individuo perteneciente a la especie iris cuyo nombre conoceremos ahora como «Daiben».
Grey se alistó dentro de su esférica nave.
—De acuerdo su majestad, con usted dirigiéndonos estoy seguro de que lograremos nuestro objetivo.
Toda la unidad se adentró de igual forma en sus respectivas naves; dos soldados por cada una, ocupando hemisferios opuestos de sus iguales naves esféricas. A excepción de Grey, quien abordó una nave aún más grande. Con la capacidad incluso de poder utilizar una de sus cámaras como cuarto de entrenamiento.
— ¡Muy bien soldados! llego la hora de partir, recuerden que esta no será una expedición como las que solían realizar en los campos de entrenamiento. Esta vez nos jugaremos nuestras vidas ante el enemigo, por nuestra gente, nuestro futuro y nuestra libertad; les juro ante los Señores Supremos de este universo…
Grey expresó una gran euforia e incitación antes de gritarlo.
— ¡QUE SAIKI CRIMSON JUNTO CON SUS ALIADOS PAGARÁN TODO EL DAÑO QUE LE HAN HECHO A NUESTRO PUEBLO Y A ESTA GALAXIA ENTERA! ¡POR MI SANGRE Y HONOR SE LOS PROMETO!
Los miembros de la unidad respondieron con gritos de: «unión, libertad» e infectados por esa emoción expulsada por su capitana prepararon los motores de fusión fría de las naves de combate. Con Grey al frente de la flotilla, portando la corona real, despegaron a toda velocidad del Aeropuerto Interespacial de Norm. Rompiendo la barrera del sonido tras realizar el despegue y, posteriormente ya atravesando la exósfera, expuestos ante el gran vacío cósmico, activando el sistema de arranque hiperbólico.
9: LA LLEGADA AL PLANETA ARES
Mientras la Unidad Especial Bataklan de los Nórdicos y la unidad de los Cráneos Punitivos de los zeltanos apenas comenzaron su viaje a través del infinito espacio interestelar, con destino al planeta Zöld, ambos haciéndolo de manera paralela y en rutas distintas. El Spitzner había consumido más de tres cuartas partes del viaje rumbo al planeta Ares.
Durante todo este largo trayecto, Daiben ha aprovechado para empezar un nuevo y más riguroso entrenamiento. Ahora con nueva y sofisticada tecnología a su disposición cedida por el sargento Miller. Como lo fue el entrenamiento virtual y holográfico; a decir verdad, esta era una de las más eficientes y poderosas herramientas para poder incrementar la capacidad argonica.
Con distintos tipos de pruebas para incrementar velocidad, fuerza y mejorar las técnicas de combate. Pero, sobre todo, aumentar la capacidad energética del cuerpo físico. Además de que la fuerza espiritual (la fuente de poder pura que viene desde el interior del alma de todo ser) es una de las más importantes para considerar en un entrenamiento. Pues de esta dependerá la victoria o derrota de cualquier ser en una batalla a muerte.
Para entenderlo más a fondo, funciona de esta manera: Un cuerpo puede tener una fuerza física brutal, pero si la fuerza espiritual no compensa y equilibra de igual manera, entonces todo ese poder físico solo sería en vano. El poder del alma, que en algunas ocasiones puede provenir de otras dimensiones alternas, es el «combustible» de toda materia viva. En pocas palabras, debe haber un gran equilibrio entre el poder de las ánimas y el poder del cuerpo compuesto de materia. De esta forma, cualquier ser puede incrementar y controlar su poder a gusto y antojo. Uno de los métodos más efectivos para incrementar este poder espiritual es a través de la meditación.
Actividad que Daiben ha practicado durante todo el viaje, después de largas sesiones de entrenamiento físico muy exhaustivo. Obteniendo como resultado, un incremento de hasta 20 mil argones de poder. Además del incremento espiritual, el trabajo físico también ha dado lo suyo, mostrándose ahora a un peleador más fornido que en su última batalla. Hecho que no cualquier ser en Andrómeda podría lograr en apenas veinte años. Ya que el poder total de Daiben hasta el momento suma aproximadamente 53 mil argones. Más lo que pueda acumular en lo que le resta de viaje.
Daiben Meren ha tenido un entrenamiento tan duro que solo se ha tomado unas muy pocas horas de descanso y alimento, ¿Por qué? Todo ello deriva de la gran obsesión que siempre ha llevado consigo. Su gran objetivo por tener un combate a muerte contra los Señores Supremos y así demostrar por la fuerza que los dioses pueden ser vencidos al igual que sus creaciones y que también se pueden equivocar al igual que los mortales. Pero antes de ello, deberá ocuparse de dos grandes obstáculos: Saiki Crimson y Grey Izuhira.
Al primero, debido al gran sentido de rebeldía que el muchacho iris sentía durante el tiempo que sirvió en las fuerzas armadas de Zeltan contra el emperador Crimson. Debido en gran parte a que, en ocasiones, después de un arduo trabajo conquistando planetas para Saiki, Daiben no recibía recompensa alguna. El comandante Folley consideraba que con un simple «gracias» era más que suficiente para recompensar a uno de los soldados más destacados de las filas del ejército zeltano. Esto provocó gran hartazgo y odio hacia el emperador de Zeltan y sus aliados. Pero sabía perfectamente que en un combate mano a mano no tendría oportunidad contra el malvado emperador, ya que este lo supera por una diferencia millonaria de unidades argónicas de poder.
En segundo término, la princesa Grey Izuhira. Una mujer en quien Daiben jamás había podido creer que existiera un enorme poder. No por el hecho de que aparente ser una «inofensiva» chica, sino más bien por el gran desempeño que la mujer tiene en el campo de batalla, utilizando las más efectivas técnicas. Hecho que trajo consigo una de las más significantes derrotas, tras largos años de realizar misiones peligrosas saliendo invicto de los planetas que lograba poner bajo su control.
Daiben ahora poseía grandes ansias de volver a combatir con aquella persona que le ha dado una de sus más grandes batallas.
—‹‹ ¡Se los demostraré a todos ellos, sabrán quien es EL SER MÁS PODEROSO DE ESTE UNIVERSO! ››
Después de doscientos años luz de viaje, por fin Daiben observó a través de la cabina de comando del Spitzner una pequeña masa planetaria de colores entre arena y óxido, la cual podría tratarse indiscutiblemente del planeta Ares. Daiben sintió angustia entre más se acercaba la nave militar hacia la atmósfera del planeta, sabiendo que su vida cambiará drásticamente a partir de este momento.
De un segundo a otro, el sistema de navegación y coordenadas detectaron el punto final del recorrido y se preparó para entrar en órbita.
Esto llevaría alrededor de diez a veinte minutos, de acuerdo con el eje de rotación del planeta, en realizarse.
La nave penetró en la atmósfera de Ares, y como primera impresión, Daiben se percató de que se llevaba a cabo una poderosa tormenta de arena que ocasionó fuertes turbulencias que hicieron perder el control de la nave parcialmente. Seguido de ello, la nave descendía de manera peligrosa y de no controlarlo el Spitzner podría terminar hecho pedazos en la superficie arenosa junto con el joven nexono.
Recordó que en un apartado del libro «Tierra de Nadie» se hacía referencia sobre la gran fuerza de atracción que poseía el núcleo del planeta Ares, debido a que la fuerza de gravedad en este lugar era cientos de veces más intensa que en cualquier otro planeta de la galaxia Andrómeda.
Para evitar estrellarse y ante un campo de visibilidad casi nulo, Daiben logró acumular la energía suficiente en sus manos para tener mayor control sobre el Spitzner. La tormenta de arena por fin cesó y fue cuando pudo apreciar la gran atmósfera de color arena. Acompañada de unas pequeñas partículas flotantes en el aire que a simple vista podrían tratarse de arqueas metálicas. Mirando debajo de la nave, se podían apreciar las grandes cadenas de montañas rocosas en cuyas faldas se apreciaban los minerales que abundan en el viento como el estaño, plomo, cobre y arsénico. En el lejano horizonte podían contemplarse los abundantes bosques caducifolios secos tal y como son relatados en el libro de Nigel Bremen. Pero ningún rastro de vida hasta ahora.
Daiben buscó alguna superficie plana o algo equivalente a una llanura para poder comenzar con el descenso del Spitzner. Pero, repentinamente el sistema de navegación emitió una advertencia sobre un atascamiento en uno de los propulsores principales, situación que puso en aprietos al joven guerrero.
La arquea metálica que abundaba en la atmósfera de Ares era una partícula sumamente adherible que se acumulaba como una plaga. Por lo que el propulsor principal de la nave ha quedado completamente inservible. Con la potencia de los propulsores de fusión fría restantes, Daiben comenzó un aterrizaje forzoso del cual ni el mismo estaba seguro de que podría llevarse con éxito, y repentinamente, otro propulsor presentó fallas en su funcionamiento y la nave tambaleó mientras se acercaba a tierra.
El Spitzner se impactó contra una de las montañas rocosas, sufriendo graves daños. Ocasionando que los propulsores restantes se apagarán y seguido de ello, comenzó su caída libre hacia el arenoso y árido suelo. El vehículo espacial salió de la zona de montañas para finalmente estrellarse en el extenso desierto rodeado por grandes mesetas. Dejando muchas de sus partes esparcidas a lo largo del terreno.
De aquella nave cuyo fuselaje ha sufrido daños severos, salió Daiben vestido con un traje de combate espacial con algunos rasguños y golpes leves. Tirando maldiciones hacia todo aquello que tenga vida en Andrómeda, tras ver el estado en el que había quedado su posible boleto de salida en algún futuro que el esperaría no fuese muy lejano.
—¡MALDITO SEAS MILLER! ¡¿Cómo es posible que me haya dejado influenciar por ese grandísimo idiota?! ¡¿Por qué diablos no desvié el viaje hacia Zöld?! ¡Malditos sean los Señores Supremos y el ejército de Saiki! ― Daiben hizo estallar múltiples ráfagas de energía en el lugar, como un desahogó de ira. Después, exploró la zona en donde la nave se ha impactado. Merodeó en el terreno con algunas dificultades, debido a que tendrá que acostumbrarse a la gran fuerza de gravedad en el lugar.
El clima de alguna manera no fue una cuestión por la que deba preocuparse; a pesar de ser un planeta completamente seco, la temperatura máxima en este lugar durante el día llegaba a los cincuenta y cinco grados centígrados. Algo que a Daiben no le afectaba en lo absoluto, debido a que se ha enfrentado a climas peores cuando solía realizar misiones de exploración.
El joven iris esperó encontrar algo en el desconocido lugar que le pudiera ayudar a reparar la nave. Pero tras recorrer varios metros, lo único que encontró fue un paisaje desértico y desolado, acompañado de fuertes ráfagas de viento con arquea metálica. Mismas que por su gran intensidad obligaron al joven a buscar un lugar en el cual refugiarse, ya que aparte de las fuertes ráfagas, algo parecido a una puesta del sol estaba a punto de llevarse a cabo y con ello caería la noche en la región del planeta Ares. Además, no puede andar por ahí desperdiciando el oxígeno que le proporciona su traje espacial. El guerrero nexono escaló hasta la cima de una de las enormes mesetas desérticas donde encontró una cueva para refugiarse temporalmente hasta que planeé una forma de reparar al Spitzner.
Un hecho curioso del cual Daiben se percató al instalarse en la cueva fue que en esta se encontraba lo que parecía ser una hoguera, pero ya apagada. El joven inspeccionó el lugar y se dio cuenta que dicha fogata estuvo prendida hace unas cuantas horas. Aparte, en el lugar se podían observar algunas señales de que alguien o algo ya había estado allí.
Por lo que Daiben decidió echarse a dormir con enorme cautela, ante cualquier situación que se llegase a suscitar
10: TENER QUE ADAPTARSE
Daiben ha pasado su primera noche en el desértico planeta Ares. Para el joven nexono ha sido una de sus más crudas e inquietantes noches, al no haber podido cerrar los ojos durante su periodo de descanso. También después de recordar aquellos párrafos del libro de Nigel Bremen en donde se hacía referencia a aquellos espíritus, demonios y gigantes aún más temibles que los mismos nefilim que posiblemente habitan a lo largo del árido territorio del planeta.
Por ejemplo; de acuerdo con lo escrito en dicha obra, los demonios y espíritus de los exploradores que allí perecieron se podrían encontrar habitando en los bosques caducifolios al este. En el altiplano central donde se encuentran las cadenas montañosas que la nave de Daiben rozó, se explicaba que ahí podrían habitar los gigantes, quienes, según las teorías plasmadas en el libro por Bremen, han construido minas para extraer minerales que les ayudan en la construcción de sus propias aldeas. Estos seres se han adaptado a las condiciones climáticas de Ares, ya que la arquea metálica no provoca en ellos el efecto de la oxidación pulmonar.
El joven se vistió de nuevo con su traje espacial de combate que le proveía de oxígeno limitado. Este lo tendrá que utilizar hasta que pueda comprobar del todo que en Ares se puede respirar aire puro, a pesar de las altas concentraciones de oxígeno con arqueo bacteria metálica. Tratando de abrirse paso entre los montículos de piedra y arena que rodeaban la meseta. Con cierta dificultad para caminar, pues la fuerza de atracción gravitatoria del planeta se sentía demasiado densa para aquellos que no estaban acostumbrados a la pesada gravedad del planeta. Aunque para Daiben este podría ser un muy buen elemento para tomar en cuenta para comenzar con un nuevo entrenamiento.
Daiben con unos cuantos recursos obtenidos en el lugar construyó un campamento improvisado, que también adaptará como almacén y taller donde llevará a cabo la rehabilitación de su nave. Regresó de nuevo al Spitzner para desempacar todas las cosas que traía consigo y después de un inventariado rápido, se percató que solo tendrá alimento y agua para seis meses aproximados. Mismo tiempo que consideró suficiente para poner en marcha la reparación y huida pronta de Ares.
—Muy bien, afortunadamente solo fue un acumulamiento de partículas en los propulsores, no parecen estar dañados y creo que podrían volver a tener un funcionamiento adecuado para un nuevo viaje. El problema es que durante el aterrizaje forzoso utilice más potencia de la que el sistema de arranque podía proporcionarme. Por lo tanto, necesitaré una fuente de fusión fría de hidrógeno líquido con la cual abastecer los reactores y propulsores. Además, el fuselaje de la nave sufrió graves daños e incluso quedaron algunas perforaciones en el mismo, y con esto tendría grandes dificultades cuando me encuentre navegando en el vació sideral. Así que tendré que encontrar una manera de parcharlos y que no me representen ningún riesgo. Tren de aterrizaje intacto y los conductores de oxígeno inservibles. Entonces tendré que ahorrar más oxígeno del que me imagine con este traje. Y, por último. El sistema de navegación y coordenadas está completamente destruido o de plano las pantallas de la cabina de comando me señalan «error crítico»–Daiben dibujó una mueca y frunció el ceño–, en mejor situación no pude haber estado.
Resignado e irritado, Daiben cargó en hombros la pesada nave, la colocó en el improvisado campamento y analizó el daño que ha recibido el sistema de navegación y coordenadas. Uno de los elementos más importantes que considerar; ya que este sistema inteligente es aquel que dirige por sí solo al vehículo espacial hacia sus destinos. Sin este, las naves quedan vagando de por vida en el infinito vacío interestelar. Hasta que terminan su vida útil o hasta que sufren cualquier incidente clásico en el cosmos. Como ser destruidas por una lluvia de meteoros; ser tragadas por un hoyo negro; ser víctimas de la explosión de una supernova o en un caso más aproximado, ser secuestradas por piratas espaciales para después ser reparadas a medias y ser vendidas en el mercado negro que existe a lo largo de la enorme extensión en años luz de la galaxia.
Daiben tomará control mediante una bitácora en donde registrara sus avances en la reparación del Spitzner y también registrará en esta sus experiencias y vivencias mientras se encuentre en el planeta, al cual ningún otro ser en la galaxia Andrómeda se había atrevido a explorar.
Bitácora de Daiben Meren en el planeta desértico conocido por el nombre de Ares: Día 1.
—“Buenas noticias por lo menos hasta ahora. La tabla anti gravedad que me dio mi padre antes de que yo partiera de Éxodo conservaba un poco de combustible suficiente para abastecer dos de los cuatro propulsores y reactores. El resto tendré que conseguirlo por mi cuenta en este asqueroso lugar, donde no he encontrado ni una sola forma de vida macroscópica. Las provisiones hasta ahora se han agotado en un mínimo porcentaje, debo consumir menos alimento del que estaba acostumbrado y cada gota de agua que consuma estará meticulosamente contada. Así que no debo despreciarla por ningún motivo en este lugar tan seco.
Oxígeno restante: ochenta por ciento.
El cielo comienza a nublarse y no sé si está a punto de ocurrir una tormenta de arena o una de esas lluvias ácidas como la de anoche, tan escandalosas que no me dejaron pegar los ojos durante casi toda la noche.
Mañana comenzare a explorar toda esta zona rodeada de cañones y arena. Caminare hacia aquel lugar donde se encuentra esa roca gigante en el norte, espero encontrar algunas materias primas con las cuales empezar el parchado del fuselaje. Al parecer ahí es el límite del desierto con algún paisaje similar a una estepa.
Hasta aquí mi reporte cambio y fuera.”
Después de treinta y dos horas transcurridas en la zona de mesetas, el atardecer color sepia cayó en el lugar con algunas nubes que anunciaban una posible lluvia ácida. Por lo que el joven dejó a un lado lo que estaba haciendo y regresó de nuevo a su refugio, mientras caían unas cuantas gotas del cielo. Otro día más está a punto de concluir en Ares, y Daiben dentro de su cueva apreció la tormentosa y escandalosa lluvia en ese atardecer sepia tan intenso.
A través de este paisaje que el guerrero observó detenidamente, reflexionó sobre todos los acontecimientos por los que ha pasado hasta ahora.
Se preguntó en qué condiciones estará el planeta Nexon en estos tiempos. Pues la comunicación con sus compatriotas ha quedado pérdida desde el día en que Daiben de Norm. Si su madre y su hermana estarán bien y aún con vida.
Después del reclutamiento de Daiben en el ejército zeltano, Saiki ordenó la ocupación de su lugar de origen, pero prometiéndole que a su familia no le ocurriría nada en absoluto de alistarse en las filas de su armada. Pero el muchacho estaba seguro de que jamás creería en la palabra de alguien como Saiki. Menos ahora que la situación se ha tornado peligrosa para él, pero mucho más aun para su familia. A pesar de ello, Daiben continuó adoptando la idea de que alguien debió regalarles refugio lejos de las temibles garras de los aliados del emperador, y que ellos se encuentran a salvo y vivos aún. Aunque la angustia del muchacho siempre lo acompañara día con día hasta no tener nuevas noticias.
Después de ello, dio vueltas a uno de los temas que siempre lo ha tenido inquieto: ¿Realmente los Dioses pueden equivocarse? y aún más, ¿seres tan poderosos que parecen tener bajo su mando a algo tan complejo como un universo entero o quizás, otros universos aparte de este presente? ¿Por qué en este plano dimensional fue Daiben el arconte elegido para salvaguardar este mismo, cuando en realidad Daiben no parece estar interesado en lo más mínimo por la gente que lo rodea a excepción de su familia?
Es una de tantas cuestiones que ni él mismo ha logrado comprender. Un extraño caso del «Arconte rebelde». Trata de desamarrarse de la voluntad de las fuerzas divinas para forjar su propio destino sin que nadie le diga cuál es la forma correcta o no.
Después de provocarse un dolor de cabeza con esta paradoja y transcurridas unas horas. La lluvia cesó y cayó la noche.
Daiben en vez irse a dormir, decidió dar un paseo nocturno aventurándose en el desértico paisaje. Iluminado solo por la luz estelar que reflejaban los millones de estrellas que se asomaban en la fría noche. El joven militar en su traje espacial, al cual le restaba un sesenta por ciento de oxígeno, descendió de su caverna para dirigirse hacia las montañas rocosas y comprobar si realmente existían esos seres gigantes como los describía el libro «Tierra de nadie».
Tras varios minutos recorriendo el lugar, Daiben se adentró en una enorme y oscura grieta formada entre dos montañas y continuó su recorrido varios metros hacia el fondo. Abriéndose paso con la luz que le proveía su traje espacial. De repente, mientras atravesaba caminando entre las montañas, escuchó un extraño ruido que desequilibró sus sentidos, después, decidió valerse para investigar el origen de tan agresivos sonidos. Antes de poder ubicar el lugar escuchó un ruido diferente; esta vez se distinguió un ruido similar al que suelen hacer los picos cuando golpean las rocas. Daiben apresuró el paso hacia dentro del oscuro camino y logró salir de este, topándose al final del recorrido con una enorme cantera. El joven se sorprendió al ver tal escenario, se percató de que dicha cantera no era una simple falla geográfica, sino que, la simetría del lugar daba indicios claros de que un factor externo a la naturaleza del planeta Ares le había dado origen.
Daiben recordó de nueva cuenta lo escrito en la obra de Nigel Bremen; las actividades que llevaban a cabo los gigantes en las zonas montañosas de Ares y al haber observado aquel lugar, el joven iris puso en alerta sus sentidos y continuó con gran intriga el recorrido.
Se adentró en una de las minas esperando encontrar algún mineral que le pudiera servir en la reparación del Spitzner y llevarlo consigo. Adentrándose varios metros, se encontró un yacimiento de un mineral equivalente al aluminio. Daiben continuó la búsqueda dentro de la mina y algunos metros adelante del yacimiento encontró un vagón minero que llenó con el mineral encontrado.
Mientras escarbaba las paredes y extraía el extraño mineral, se escucharon ominosos pasos como si de un animal enorme se tratase y volteó hacia ambos lados, tratando de encontrar el lugar de origen de ese extraño ruido. Cuando dio un giro de 180 grados, observó una extraña luz que se acercaba en dirección a él y finalmente distinguió un rostro de apariencia monstruosa, con una nariz similar a la de un pepinillo y unos colmillos enormes que sobresalían de su boca, portando en su cabeza un casco minero.
Daiben sorprendido y asustado al ver este espeluznante rostro cargó apresuradamente en sus brazos el vagón minero con lo que había acumulado y salió volando del lugar. Pero no contaba con que el extraño ser lo perseguía, emitiendo fuertes gruñidos que no indicaban precisamente una bienvenida.
La enorme bestia dio un gran salto y logró tomar la pierna de Daiben, tratando de detener su vuelo.
—¡Suéltame ahora mismo maldito ser repugnante!
El chico proyectó una fuerte patada con la pierna que aún le quedaba libre, directo al rostro del gigante ser, logrando que este lo dejara en libertad.
El enorme sujeto cayó provocando un estruendo al momento de tocar el suelo, y seguidamente, de todas partes de la cantera salieron más seres gigantes muy parecidos al que yacía en el piso inconsciente. Ante esto, Daiben decidió salir a toda velocidad del lugar, dirigiéndose de nuevo a su refugio cavernoso. De manera muy apresurada, el guerrero nexono llegó directo a revisar el libro «Tierra de nadie». Así confirmó la existencia de los gigantes mineros que se describían en la obra.
— Así que estos seres con esa cara repugnante realmente existen―Daiben desprendió una sonrisa irónica―, ¿quién se lo imaginaría? Si esos feos gigantes existen y de acuerdo con este libro, los demás extraños seres como los espíritus y demonios que según habitan en los bosques secos de la región este también debe encontrarse allí. Almenos tendré con que entretenerme mientras reparo el Spitzner. Cambio de planes. Mañana en vez de dirigirme a ese aburrido paisaje donde se encuentra la gran roca, iré a visitar los bosques caducifolios y comprobare la existencia de esos fantasmas. Exploraré la zona y traeré un poco más de leña, ya que la que encontré cuando llegué a este lugar está a punto de agotarse.
Después regocijarse de emoción, Daiben terminó de leer el libro y se fue a dormir. Y a decir por las condiciones climáticas que se presentaban esta noche en Ares. Una fría pero tranquila noche se avecinaba, para que el joven iris pudiese recuperar energía sin molestias y prepararse para la nueva aventura que le espera el día siguiente.
11: EL BOSQUE DE ARES.
Bitácora de Daiben Meren en el planeta desértico conocido por el nombre de Ares. Quinto día del primer mes.
“Ayer fue agotador; casi todo el día me la pase comparando cables y revisando circuitos minuciosamente. Pero al menos pude sacar ventaja de ello. Y aparte descubrí que el Dendroide podría ser adaptado en los sistemas centrales de comando y dirigir en modo automático el sistema de navegación y coordenadas. Además, pude conseguir en esas extrañas minas el material necesario para reconstruir el fuselaje de la nave. Y, hablando de ello, la experiencia de anoche con la primera forma de vida que encontré en este lugar fue bastante…diría que un tanto extraña y escalofriante. Vaya que esos extraños seres eran feos y con ganas. «Los gigantes mineros» si así los pudiera llamar. Por lo menos he confirmado la existencia de una especie de «habitantes» en este planeta. Hoy iré a recorrer los bosques secos que se encuentran en dirección este y confirmare si en verdad se aparecen allí esos fantasmas como lo describe aquel libro. De hecho, creo que lo llevaré conmigo para que funcione como guía en mi camino. Ya que también relata cómo son o podrían ser esos extraños bosques. La única desventaja es que a mi traje le queda un cincuenta y cinco por ciento de oxígeno restante. Si quiero salir con vida de este lugar tendré que ahorrar lo suficiente. Así que espero no gastar más de un diez por ciento de oxígeno en mi travesía de hoy. Espero hacer un recorrido breve.”
Daiben se colocó de nuevo su traje de combate espacial y emprendió vuelo hacia los bosques caducifolios.
A bordo de su tabla anti gravedad, el joven iris arribó al tan esperado lugar, que le dio como primera impresión un paisaje tétrico. Al presenciar lo equivalente a la entrada al bosque. Observó detenidamente aquellos conjuntos de árboles que no representaban vida alguna. Cubiertos en las copas por una densa niebla que no daba lugar a una mínima fracción de luz que las estrellas de Ares ofrecían durante el día. Se desenvolvía un ambiente sumamente opaco hacia el interior del bosque, acompañado de un frío penetrante, mismo que recorría en el interior del traje espacial del explorador nexono.
Con incertidumbre rodeándolo, Daiben encendió las luces de su traje y se abrió camino hacia dentro del lúgubre bosque. Entre la funesta niebla y los árboles muertos que poseían una enorme altura. Ningún tipo de ruido se había hecho presente aun tanto dentro como fuera del extenso y oscuro territorio. Situación que a cualquier persona con desórdenes mentales como claustrofobia o esquizofrenia le podría causar una vehemente desesperación, a tal punto de considerar el suicidio como única salvación dentro de tan abominable lugar.
—Esto es desagradable― mencionó el valeroso Daiben Meren, expulsando vapor de su boca al hablar―, este lugar sí que provoca un enorme nerviosismo, apenas si puedo ver más allá de mis propias narices. Esta niebla es tan densa que hasta podría tocarla y moldearla a mi gusto si pudiera quitarme este traje. Ahora es cuando me gustaría escuchar el irritante sonido que emiten los pájaros en situaciones como esta, pero no encuentro más que una profunda tranquilidad. No se me haría extraño que en este preciso momento se manifestara uno de esos fantasmas o demonios sobre los que tanto he leído.
Mientras Daiben continuaba su camino dentro del bosque muerto. Una repentina lluvia ácida puso a prueba su visibilidad y buscó un lugar donde refugiarse hasta que la tormenta finalice. En el trayecto, encontró un campamento improvisado en un sitio iluminado por una pequeña fracción de luz dentro del oscuro bosque.
— ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Realmente hay alguien lo suficientemente mal de la cabeza como para venir a acampar a este putrefacto lugar?
El joven iris llevó a cabo una meticulosa inspección en el campamento. Sintiendo repentinamente una extraña sensación de que alguien o algo lo estuviese observando. Volteó para todos lados, pero no encontró nada y continuó con el análisis del lugar. Se sirvió del Dendroide, que aún no ha instalado en el Spitzner, para hacer un escaneo de la tienda de campaña que poseía una forma asimilada a un tipi construido con leña, y de los demás artilugios para saber hace cuánto tiempo hubo movimiento en el lugar.
Finalmente, la inspección con el innovador artefacto dio estos resultados a través de la interfaz del sistema de navegación central:
Análisis finalizado.
Última percepción de movimiento: Hace aproximadamente dos horas de acuerdo con el tiempo correspondiente del lugar.
Posible ser del sexo femenino.
Perteneciente a la especie glompy.
Edad aproximada de 110 a 114 años siderales.
Estatura aproximada de 1.60 a 1.70 metros.
Tiempo aproximado de residencia en el lugar: cien años.
— ¡¿QUÉ DIABLOS?!―vociferó Daiben―. ¡¿Una glompy ha habitado en este planeta mucho antes de que yo llegará aquí?! Y lo más sorprendente de esto es que… ¡Ha habitado en este lugar por más de cien años! ¡Eso es…imposible!
El guerrero nexono volteó de nuevo hacia todas direcciones de manera desesperada ante la posible aparición de ese extraño ser que el Dendroide le ha descrito. Pero de momento no logró observar nada a través de las zonas oscuras que rodeaban el campamento.
—Tal parece que ha salido a conseguir más leña, la hoguera se encuentra apagada. Bueno aparte es lógico ya que aún es de día. Pero además debajo de aquel techo improvisado con lo que parece ser una manta y unos cuantos trozos de madera hay una especie de mesa igualmente improvisada con leña. Eso significa que…cerca de este lugar puede haber alimento vegetal o quizás hay animales extraños para cazar que aún no me he dado a la tarea de descubrir.
De repente, mientras Daiben husmeaba en el lugar, volvió a sentir esa extraña sensación de que alguien lo observaba y entonces enfocó las linternas de su traje alrededor del campamento, iluminando sutilmente las zonas oscuras para detectar quien podría estar detrás de ese hostigamiento. De manera instantánea, detectó una sombra escabulléndose entre los árboles. Daiben se acercó minuciosamente hacia aquel árbol de tronco grueso, después de esto, se percató que entre la oscuridad resaltaban unos ojos de color azul oscuro que lo observaban sorpresivamente. Ante tal acto el muchacho adoptó un gesto de sorpresa y miedo, al mismo tiempo, la extraña sombra con ojos azules se lanzó sobre él con una actitud hostil, a lo que el nexono reaccionó con un puñetazo veloz hacia la criatura, lanzándola con enorme fuerza en dirección al campamento.
Tras esta acción la criatura quedó inconsciente, se pudo identificar con claridad que esa sombra resultó ser una joven mujer con las características exactas a la descripción que Daiben había leído anteriormente.
— ¿Será. . .? ―mencionó el joven iris extrañado― ¿Esa extraña muchacha es quien el Dendroide me ha descrito? Espero no haberla matado con ese fuerte golpe que le he propinado, además, si ella ha vivido en este planeta durante más de cien años tal vez ella podría decirme como salir de aquí y en donde podría encontrar materias primas para reparar mi nave.
Daiben caminó en dirección de la inconsciente muchacha y la observó detenidamente de pies a cabeza, extrañado por los harapos con los que vestía ella. Lo que se le hizo más raro aún, fue que la chica a pesar de su rara forma de vestir se veía completamente aseada y con un cabello café claro sumamente brilloso y reluciente.
El joven guerrero tomó los signos vitales de la mujer y percibió signos de vida después de ese poderoso golpe. Reanimó a la mujer y después de unos minutos esta abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue el casco del traje espacial que Daiben portaba consigo.
— ¡¿Kíe setas. . .vi?! ¿Por kio vi venis kaj batis min tiel?
― «Está hablando en la lengua materna de los Glompys. Tendré que recordar aquello que aprendí sobre el idioma de esos sujetos cuando era explorador si quiero entenderme con ella».
— ¿Kiel ni rispondí?
—Hmm. . .se. . .―Daiben balbuceó, tratando de articular palabras en el idioma glompy—, mi venis de la planedo exodus’ve estis senmoviĝita tie ĉar mia ŝipo rompis, ¿mi povas kompreni?
—Disculpa―respondió la joven glompy―. . . ¿Qué estas tratando de decirme?
Después de la tomada de pelo, el joven continuó conversando en el lenguaje universal.
— ¿Puedes hablar mi idioma? Sí es así, ¿por qué diablos no lo dijiste desde un principio?
La desconocida mujer respondió tenuemente.
— Lo siento es que con esa ropa que vistes pensé que eras una criatura forastera de algún lugar lejano.
— Como sea, dime una cosa, ¿Cómo es que has logrado sobrevivir durante tanto tiempo en este desagradable y frío lugar?
— Bueno, es fácil contestar eso ya que «ellos» han cuidado de mí desde que tengo memoria.
— ¿»Ellos»?
La chica señaló hacia un lugar oscuro donde se apreciaba una silueta blanca de aspecto humanoide que vigilaba a ambos sujetos, dejando sin palabras al joven Daiben.
— ¡¿Qué demonios es esa cosa?!
— Es uno de los seres que me vigila siempre, ellos han estado aquí desde antes que yo viviera en este bosque, creo que les agrada la idea de tener una visita en su casa. No te preocupes, no te harán daño, planeaban hacerlo después de ese golpe que me diste, pero les he dicho a través de mi mente que todo está bien, siempre y cuando tus intenciones no sean malas.
Daiben antes de continuar con la charla sacó de nueva cuenta la obra de Nigel Bremen. Hojeándolo, confirmó que efectivamente el ser que acaba de ver era el espíritu errante de uno de aquellos exploradores que murieron tratando de aventurarse en los peligrosos paisajes de Ares.
—¿Qué lees? —cuestionó la extraña mujer de manera inocente.
— ¿Qué te importa? ― respondió Daiben de manera irritable.
— Lo siento― respondió la joven mujer, actuando como una niña regañada.
— Da igual, y a todo esto, ¿Cuál es tu nombre? ¿Cómo llegaste a este planeta? y, ¿Cómo es que a pesar de tu forma harapienta de vestirte te vez demasiado limpia?
— Ammm―la glompy trató de ordenar sus ideas―. . .primero, no sé, no tengo idea y me baño en el riachuelo que esta hacia el norte de este campamento, el agua es fría y no es muy limpia que digamos, pero no me ocasiona ningún problema en mi cuerpo.
— ¿Cómo es que no sabes tu propio nombre y como llegaste a este lugar?
—Te repito que no lo sé, solo recuerdo haber llegado en una especie de cápsula cuando era muy pequeña. Creo que jamás conocí a mis padres ya que nadie me ha dado un nombre hasta ahora.
— ¿Una cápsula? ― Daiben se mostró muy interesado en el tema—. ¿Y esa cápsula con qué tipo de combustible funciona? y en ese caso, ¿aún conserva gran cantidad de este?
— No sabría decírtelo, lo único que te puedo decir es la ubicación de esa cosa porque cuando llegue a este planeta sufrió golpes muy fuertes que provocaron que su funcionamiento ya no fuese muy correcto. Quizás lo único que sirva aún sea el tanque de combustible que no tiene ni un rasguño.
— ¡Dime en donde esta esa cápsula!
Daiben tomó con fuerza el brazo de la mujer glompy.
— ¡Auch! Eso duele, suéltame y te diré en dónde está― exclamó la joven a punto de soltarse en llanto.
Daiben soltó a la chica mostrándose un poco compasivo.
—Ahora dime.
—Te lo diré si antes. . . ¡Me alcanzas! ¡Ja, Ja!
La joven glompy salió corriendo del lugar con una potente velocidad que ni el mismo Daiben pudo presenciar el momento en que esta emprendió carrera.
— ¡No tengo tiempo para juegos estúpidos maldita mocosa, vuelve aquí de inmediato!
Daiben emprendió vuelo rápido, iluminando su camino con las linternas y abriéndose paso a través de la niebla, provocando ráfagas de viento con sus manos.
Finalmente, después de recorrer unos cuantos kilómetros a toda velocidad, ambos jóvenes llegaron hasta el riachuelo donde la mujer solía bañarse y Daiben interceptó a la mujer justo en la orilla del lugar
— ¿A dónde rayos crees que ibas sin decirme en donde esta esa cápsula? ―se expresó molesto el joven militar.
― Tranquilo, solo quería mostrarte este lugar, mira.
La mujer señaló hacia donde se ubicaban un extraño tipo de peces blanquecinos.
—Ese ha sido mi alimento durante estos últimos meses que he estado viviendo aquí, tienen un buen sabor y son muy nutritivos.
— ¿Tanto lio para esto? Bueno almenos se dónde conseguir un poco más de alimento.
— ¿»Un poco más»? ¿Ósea que tienes más alimento en el lugar de dónde vienes?
La chica se mostró muy animada.
—Así es, pero, ¿Qué te hace pensar que compartiré mis provisiones contigo?
La muchacha miró a Daiben con un enorme gesto de inocencia y ternura, tratando de convencer al chico.
— ¡No!
Al recibir esta respuesta, la mujer glompy agachó la cabeza con profunda tristeza y resignación, caminando hacia el lado contrario de Daiben.
Daiben se quedó por un momento reflexionando sobre su madre y su hermana que ha dejado años atrás en Nexon.
—«Esas expresiones, esa mirada y esos berrinches me recuerdan mucho a . . .Arkana»
El muchacho revocó la respuesta que le había dado anteriormente a la joven mujer glolmpy.
— ¡Oye tú! Maldita sea, está bien compartiré contigo mi alimento y bebida si a cambio me llevas a donde se encuentra tu cápsula, ¿te parece?
— ¡Sí! me parece muy bien además en ese lugar hay una cueva donde. . .
Un repentino trueno interrumpió el diálogo de la mujer glompy.
—Oh vaya, parece que se acerca una nueva tormenta, tomare algunos de esos peces para cenar y nos iremos, ¿Qué te parece si por hoy te quedas a dormir en mi campamento? Aún hay espacio para dos personas si te apetece quedarte.
—¿Ya qué? No me queda de otra.
Ambos jóvenes regresaron al campamento en medio del oscuro bosque, justo antes de la puesta de las estrellas de Ares. Encendieron una fogata, cenaron los pescados que la joven mujer atrapó, y finalmente ambos chicos se fueron a dormir.
Daiben quiso dormir fuera de la casa de campaña, ya que prefirió hacer guardia el resto de la noche ante cualquier situación que llegase a ocurrir en el funesto bosque. Pero se dio cuenta que no eran los únicos seres que estaban presentes esta noche. Alrededor del campamento se proyectaron más siluetas blancas como las que la extraña joven le ha descrito antes. Todos formando un círculo alrededor del único lugar iluminado con una hoguera en la fría, lúgubre y desolada noche que ha caído en el bosque muerto de la región este de Ares.
12: LLÁMAME AZURA
Bitácora de Daiben Meren en el planeta desértico conocido por el nombre de Ares. Segundo día del tercer mes.
“Hoy amanecí rodeado de niebla aún más densa que la de ayer. Con más frío y menos oxígeno en mi traje.
Haré un paréntesis en este punto; aún no le he preguntado a esa extraña mujer glompy como es que puede respirar sin problemas, al no tener que utilizar un traje que provee de oxígeno como el mío. Es cierto, en este planeta hay oxígeno, pero sus concentraciones son más fuertes que en cualquier otro planeta de esta galaxia. Tanto que ni siquiera mis propios pulmones podrían aguantarlo. Aparte, suena imposible poder hacer un intercambio gaseoso en los alvéolos pulmonares sabiendo que el aire en este lugar esta fusionado con esa extraña y adherible partícula metálica. Quizás esa chica tiene unos pulmones más desarrollados que los míos y por eso es por lo que aún no ha sido víctima de la muerte por oxidación. Aunque pude notar que ella al hablar es interrumpida por una tos seca.
Pero, ¿eso a mí que diablos me importa? Lo importante es que ella puede ser mi boleto de salida de este horrible lugar, con esa cápsula que funciona con la misma fuente energía que el Spitzner.
De hecho, hoy iré junto a esa mujer hacia la ubicación que ella me ha dado de su vehículo.
Entre otras cosas, la reparación de mi nave va con paso firme, podría decir que esa cosa esta reparada en un sesenta por ciento. Calculo que esté lista para zarpar dentro de los próximos tres meses de acuerdo con el transcurso del tiempo en este planeta y; espero que así sea, ya que mis reservas ahora se agotarán más rápido porque tendré que compartir si quiero salir de este planeta tan asqueroso.”
Un nuevo día comenzó para el guerrero nexono, pero esta vez no se encuentra solo, de ahora en adelante estará acompañado por una chica de la especie glompy.
— Hey buenos días. . .ammm. . .aún no te he preguntado tu nombre.
—Mi nombre es Daiben.
— Oh muy bien Daiben, me gustaría poder presentarme contigo de igual forma, pero aún no puedo recordar cuál es mi nombre.
— Como sea, cambiando de tema, hay algo que he querido preguntarte desde ayer.
— ¿Qué sucede Daiben?
La joven observó al chico con gran curiosidad.
— ¿Cómo es que puedes respirar sin tener que usar un traje como el que llevo puesto?
— Oh. . .pues, realmente no lo sé, desde que llegué a este planeta he respirado de manera natural y sin problema algu…―La chica fue interrumpida por un breve ataque de tos.
—Lo siento, te decía que nunca he tenido problemas para poder respirar en este lugar. Tú también deberías intentarlo ¡Vamos! Quítate ese casco que además no puedo distinguir muy bien tu rostro.
— ¿Estas segura? Si muero asfixiado juro que te llevare conmigo.
— Eres muy gracioso y ocurrente―respondió muy amable y alegre la joven.
Daiben se quitó lenta e inseguramente su casco, expulsando hiperventilaciones, pero después de hacer unas cuantas inhalaciones y exhalaciones se dio cuenta que podía respirar sin problema alguno, como solía hacerlo en aquellos planetas en donde ha viajado.
— ¿Ves? Te lo dije, no hay nada que temer. Además, esa partícula metálica que me has mencionado es demasiado pequeña como para hacerte un daño enorme en muy poco tiempo. Bueno al menos eso es lo que pienso―la mujer glompy miró de reojo a su compañero―, vaya, tu cabello negro se ve muy bien, te hace ver algo— la muchacha se sonrojó un poco —te ves muy guapo.
Daiben no le tomó importancia al cumplido de la chica y la cuestionó sobre el paradero de la cápsula, ya que era su única prioridad.
—Bien dejémonos de tonterías, ¿me vas a llevar hasta donde se encuentra tu cápsula? Necesito hacerle un profundo análisis con mi Dendroide y preferiría hacerlo tan pronto sea posible, no quiero desperdiciar ni un día más. El tiempo en este lugar se va demasiado rápido.
—Claro— la joven se mostró sin preocupación alguna, sonriendo y acariciándose la nuca ―, solo guardare la comida que nos sobro de anoche y te llevaré a mi verdadero refugio.
Daiben observó dudosamente a la mujer.
— ¿Qué? ¿Ósea que este campamento improvisado no es tu refugio definitivo?
—Ja, ja claro que no tontito, solo vine a este lugar a explorar y también a asearme en el riachuelo como lo hago todos los días. Por ello decidí instaurar esta pequeña estación de descanso. A veces cuando termino de deambular en este bosque me toma por sorpresa la oscura noche y entonces «ellos» me aconsejan quedarme a dormir aquí debido a que si tratase de regresar al desierto yo sola podría perderme en medio de la nada. Recuerda que, si durante el día perdura una leve oscuridad, en la noche es mucho peor. Aparte es mucho mejor quedarme sabiendo que no estoy completamente sola mientras duermo en este silencioso y «lúgubre» lugar como tú lo llamas. Bien, no me alargaré más con esta plática, por lo mientras te digo que la cueva en donde he vivido desde siempre se encuentra a unos cuantos kilómetros en dirección hacia el sur.
— Un momento, ¿has dicho hacia el sur? Hace dos días estuve por ahí y me encontré con unas horribles y gigantescas criaturas que trataron de atacarme.
— ¿Te refieres a los gigantes amistosos? ― la chica se emocionó al hablar sobre los gigantes mineros.
— ¡¿AMISTOSOS?! ¡¿Estas mal de la cabeza?! Esas feas criaturas trataron de asesinarme.
— ¡Oye, no les digas así! Ellos no son violentos, esos seres me han ayudado a sobrevivir en este lugar desde que yo era muy pequeña. Gracias a ellos pude encontrar el riachuelo de donde obtuvimos nuestra cena de ayer.
— Si son tan amistosos como dices, entonces, ¿por qué intentaron atacarme?
— No lo sé, quizás fue porque intestaste entrar en una de sus minas, eso realmente los pone furiosos ya que ellos viven de los recursos que extraen de ahí.
— Me da igual―Daiben se inundó en un gesto de soberbia―, al menos les deje bien en claro con quien no se deben meter a partir de ahora.
— Eres una persona muy ruda, ¿lo sabías? ― respondió la mujer Glompy
— No me importa―respondió el nexono frívolo―, ¿ya nos largamos de aquí o seguiremos hablando sobre más tonterías sin importancia?
Su compañera glompy prefirió omitir alguna reacción ante los comentarios de Daiben— Muy bien ¡Vámonos! ¡Sígueme!
La chica subió a la tabla anti gravedad de Daiben, sosteniéndose de la cintura de este. Pasadas dos horas (de acuerdo al tiempo de Ares) de recorrido, ambos chicos llegaron a un gran desierto conformado por extensas dunas, y justo al aterrizar, una fuerte tormenta de arena concentrada con arquea metálica se hizo presente, quedándose estáticos esperando a que la tormenta concluyese para no perder de vista la zona donde la cápsula permanecía estrellada.
— ¡Oye! Como quiera que te llames, ¿esa cosa en la que arribaste a este planeta ha permanecido aquí durante cien años? ― preguntó Daiben mientras se cubría los ojos de la arena.
— Así es, ¿por qué lo preguntas?
— Porque si ese es el caso, entonces esa cosa ya debe estar sepultada varios metros bajo tierra.
— No debería, lo está― respondió la joven sin preocupación alguna.
— ¡¿Qué?! ¿Entonces por qué haces perder mi maldito tiempo que pude aprovechar para continuar con la reparación de mi nave si esa cosa probablemente ha quedado inservible bajo la arena? ¡Eres una tonta! ―Daiben en tono molesto vociferó.
— Relájate Daiben, no todo está perdido. ¿Ves este pequeño control que traigo conmigo? Bien, pues con este el sistema de localización automática se activará, lo cual hará que la cápsula resurja de entre la arena y así podrás utilizarla de nuevo.
— ‘‘¿Utilizarla de nuevo?» ¿Entonces significa que puedo realizar un viaje en esta cosa?
— Si y no; verás, el sistema de navegación está completamente intacto, pero no cuenta con la energía suficiente para realizar un viaje largo. ¡Te quedarías vagando en medio del espacio vacío y probablemente morirías! Es por lo que decidí no volver a utilizarla y quedarme a vivir en este planeta.
— Eso es exactamente lo que necesito para poder salir de aquí: una fuente de energía.
— Bien pues entonces deja activo esto.
La muchacha Glompy activó el control de localización y seguidamente se presintió un ligero movimiento telúrico debajo del lugar donde se encontraban varados los dos jóvenes. De entre la sepultura de arena salió a flote un artefacto con aspecto de un pequeño vehículo espacial, de forma cilíndrica y con espacio suficiente para un pasajero. Su color distintivo era el azul metálico con unas franjas naranjas que lo atravesaban.
— Aquí está al fin, Daiben, te presento la nave en donde llegué a este extraño planeta hace más de un siglo.
El joven iris quedó sorprendido después de apreciar el pequeño vehículo espacial y además observó que con la cantidad que contaban los dos propulsores de fusión fría, fusionados con los otros dos que ya tenía el Spitzner, serían suficientes para hacer un nuevo viaje con una duración aproximada de dos mil años luz como máximo si se realiza un cálculo aproximado con la cantidad de energía que se cuenta. Tiempo suficiente para poder encontrar un nuevo planeta en Andrómeda en el cual refugiarse.
Daiben usó su Dendroide para realizar un breve análisis a la cápsula y verificar el estado en que se hallaba. Después de hacer esto, ahora inspeccionó con sus propias manos el vehículo y primero abrió sus compuertas para ver qué es lo que portaba dentro.
Ahí mismo encontró una fotografía polvorienta en la que se apreciaba a un bebé recién nacido en brazos de una mujer que vestía con las prendas que solían utilizar los miembros del ejército glompy.
Aparte, en dicha imagen también apareció otra persona del sexo masculino con la misma vestimenta abrazando a la mujer que aparentemente era su esposa. Ambos posando con expresiones de enorme felicidad por el nacimiento de su hija. Justo al lado de la fotografía, también se encontraba un collar con una piedrecilla azul, envuelta en un cordón de platino.
— Quizás esas dos personas podrían ser los padres de esta extraña mujer glompy.
Daiben dio vuelta a la foto y al reverso halló una extensa nota escrita y firmada hasta al final por los padres de la niña que se mostraba en la misma:
«Andrei y Marissa Taigue»
El muchacho decidió guardar consigo la fotografía para después leer la nota que traía consigo y continuó inspeccionando la cápsula. En uno de los costados encontró una placa metálica con el nombre grabado de «Azura Taigue» junto a otros datos como su edad y el destino a donde iría a parar.
— «Así que Azura es su nombre».
Daiben regresó de vuelta con Azura Taigue.
― Muy bien he terminado de analizar tu cápsula y me he dado cuenta que será de gran ayuda para mi futuro viaje. Pero además mientras hacía esto me llego una idea de la cual debes enterarte ya que esta te involucra, ¿Qué te parece, Azura Taigue?
— ¿A… .Azura? ¿Te refieres a mí? ―respondió extrañada la mujer
—Es obvio, somos las únicas personas en este lugar. Acabo de averiguar cuál es tu nombre ya que está grabado en esa cápsula.
— ¿Enserio? ― La muchacha se mostró intrigada―, jamás me había dado cuenta de ello, lo único que recuerdo de mi llegada es que al estrellarse mi pequeña nave uno de los gigantes me rescato y me llevo consigo. Después de unos cuantos años decidí seguir por mi cuenta y entonces…
La joven fue interrumpida por Daiben.
—Sí sí, no me importan en absoluto tus historias infantiles, larguémonos ya de este lugar que la arena me ha entrado hasta por las narices y además puedo ver al horizonte que se acerca otra tormenta de arena más poderosa que la anterior.
—Tienes razón además…
La conversación fue interrumpida por unos fuertes borborigmos provenientes del intestino de Azura.
—Oh sí además empiezo a tener mucha hambre.
— ¿Hambre? Pero no hace ni dos horas que comimos.
La chica glompy no respondió más que con una sonrisa inocente, la cual le hizo recordar a Daiben de nueva cuenta a su hermana Arkana.
—Está bien rayos, cargare conmigo la cápsula y esta vez, nos iremos hasta mi refugio ¿Está bien?
— Como digas.
Daiben cargó en hombros tanto a la cápsula como a la misma Azura. Debido a que la chica aún no tiene desarrollada una habilidad de vuelo. Surcando el cielo en medio de un profundo atardecer en Ares que ahora se muestra de un color rojo desvanecido, combinado con un azul ultramar. Ambos muchachos pertenecientes a diferentes especies continuaron su plática mientras volaban velozmente.
—Es la primera vez que veo un atardecer tan enigmante como este. Normalmente ya me había acostumbrado a los atardeceres colores sepia y lluviosos.
—Eso se debe a que es el inicio de la primavera en esta parte del planeta, Daiben― Azura volteó a ver al chico muy alegre.
— ¿Cómo es posible? ¿En un planeta tan seco puede suceder algo como la primavera?
—Así es, claro, no se lleva a cabo como en otros lugares donde abunda la vida en grandes cantidades y formas, pero al menos nos regala algo como este hermoso atardecer. ¿Sabes? me gustaría conocer otros lugares diferentes a este planeta, quiero ver y sentir como sería visitar otros planetas más bellos, más diversos y sobre todo los tipos de vida que podrían albergar ¿A ti no te gustaría?
—No―respondió Daiben indiferente―. Sinceramente mi prioridad no es hacerla de turista intergaláctico por ahora. Lo que me importa más es buscar un buen refugio en donde no me puedan encontrar ciertas personas, al menos hasta que tenga el poder suficiente para derrotarlos.
— ¿Puedo saber de quienes se tratan?
El chico respondió sin pensarlo dos veces.
—El emperador Saiki Crimson y sus aliados. Además de una mujer de la especie nórdica con quien deje un saldo pendiente.
— ¡Wow! ¿Ósea que tienes enemigos que te persiguen y por ello decidiste llegar a este planeta?
― Así es, y es por ello que debo apresurarme con la reparación de mi nave Spitzner, debido a que el ejército y los discípulos de ese sujeto proveniente de la especie zeltana no tardarán mucho tiempo en encontrar este lugar y acabar conmigo. La verdad es que no me gusta estar huyendo de mis adversarios, solo necesito obtener un poco más de poder para así aplastarlos con mis propias manos.
— Vaya eso suena muy interesante y de alguna manera divertido… ¿Y yo podría ayudarte en tu misión de acabar con esos sujetos?
Daiben recordó de inmediato que los glompys también eran una especie de origen guerrero. Que se habían ganado un lugar importante en la historia de Andrómeda por su linaje y poder consolidados durante milenios. Pero al ver las cualidades que poseía alguien como Azura, despidió una carcajada sarcástica e hiriente que incomodó a la joven.
— ¿Crees tener el potencial suficiente como para derrotar a un ser cuyo poder aumentar en un millón de unidades argónicas cada veinte años?
— ¿Argones? ―respondió Azura intrigada.
—Los Argones son las unidades de poder que concentran velocidad, fuerza y energía, entre otras cualidades del combate.
—Ya veo; quizás no cuento con ese potencial ahora, pero si me enseñas como expulsarlo probablemente obtendré argones suficientes para ayudarte a derrotar a la chica nórdica y a ese tal Saiki Crimson.
— Veo que eres muy insistente. Pues bien, si así lo quieres, es tu vida la que estará en riesgo al final de cuentas.
Daiben volteó para ver directo a los llamativos y azulados ojos de Azura.
—Te propongo un trato: Si tú me cedes esta cápsula para adaptar algunas de sus partes a mi nave y poder agilizar la reparación, dejaré que me acompañes a algunos planetas nuevos a los que tengo pensado viajar y además te enseñare algunas técnicas para que lleves a cabo tu propio entrenamiento y así puedas ayudarme a derrotar a mis enemigos, ¿Qué te parece la idea?
Azura desprendió un enorme grito de júbilo.
—¡Por supuesto que sí! ¡Estoy ansiosa por conocer lugares diferentes a este! ¡¿qué estamos esperando?! ¡Vamoooooooooos!
La chica se precipitó enérgicamente, provocando que Daiben tirará la cápsula de entre sus hombros.
— ¡Maldita sea espera! Harás que nos estrellemos en el piso junto con la cápsula.
—«¿Cómo es posible que tenga tanta energía guardada dentro de ella misma? Espero que me sea de gran ayuda para derrotar a esos sujetos. Después me encargare de terminar con ella. Antes de que represente una amenaza para mí».
13: APRENDIENDO A CONVIVIR
Daiben empezó el día con una sesión de duro entrenamiento, aprovechando la gran fuerza de atracción gravitacional que hay en todo el planeta, con lo que espera aumentar sus argones de poder. De igual forma, el joven guerrero nexono continuó trabajando en mejorar su técnica de vuelo, como lo ha venido desarrollando en los últimos tres meses de estadía en Ares.
Mientras la joven Azura dormía dentro de la caverna ubicada dentro de un cañón.
—Es medio día y esa perezosa mujer aún sigue dormida, ¿y así es como planea ayudarme a derrotar a Grey y a Saiki y sus aliados? Si ese es el caso, entonces ya me puedo dar por muerto a partir de ahora.
El joven militar siguió entrenando sin darle mayor importancia a lo que ocurría a su alrededor. Después de horas de exhausto trabajo físico, el muchacho agotado volteó de nuevo hacia la cima del enorme cañón.
— ¡¿Qué?! ¿Aún sigue dormida?¡No puede ser posible! Estoy empezando a arrepentirme de haberla traído conmigo desde ese bosque, pero no me queda otra opción.
Daiben flotó hacia la caverna para despertar a Azura que llevaba más de doce horas durmiendo sin preocupación alguna. Acción que al guerrero Daiben le irritó demasiado, pues hoy sería el día en que la joven glompy comenzaría con su entrenamiento.
— ¡Hey tú! ¿Que estas esperando? ¡Levántate!
― Solo un rato más― La chica entre ronquidos respondió.
― ¡MALDITA SEA DESPIERTA DE UNA BUENA VEZ! ― Daiben reunió todo el aire que pudo contener en sus pulmones y gritó.
La chica despertó y se levantó de su camastro de un solo golpe.
—Lo siento, es que me había acostumbrado a dormir por muchas horas, ya que ese es el horario al que me tuve que adaptar cuando vivía con los gigantes.
— No me interesa― replicó Daiben indiferente―, se supone que hoy ibas a empezar con tu entrenamiento, así que date prisa porque solo restan unas horas para que empiece a oscurecer. Recuerda que el tiempo en este lugar pasa demasiado rápido
—Como digas Daiben.
Ambos jóvenes se dirigieron al oeste de su refugio para llegar a una extensa llanura desértica donde comenzarían con su primera sesión de entrenamiento.
—Muy bien—mencionó Daiben—, lo primero que debes tomar en cuenta antes de iniciar un combate contra el enemigo es ver cuáles podrían ser sus debilidades internas o externas, para así aprovecharte de la situación y comenzar con una cómoda ventaja.
—Pero ¿Cómo sabré cuáles son sus debilidades si aún no ha comenzado la pelea? ― respondió Azura confundida.
― Exactamente.
Daiben observó concentrado a Azura, de la nada la chica fue impactada por un fuerte golpe en su mejilla derecha.
— ¡Auch! ―exclamó Azura con enorme quejido de dolor y ganas de soltarse en llanto.
—Esa fue tu primera lección, jamás bajes tu guardia contra el oponente o de lo contrario estarás muerta desde el primer movimiento.
—Eso no fue agradable, me dolió mucho―repitió la chica glompy los quejidos de malestar, mientras acariciaba su mejilla golpeada.
—En el campo de batalla no hay oponentes «agradables»; aliados o enemigos, siempre tendrás que demostrarles quien es el más poderoso y tratar de ocultar tus posibles debilidades ante ellos.
—Pero si son tus aliados, ¿por qué demostrarles a ellos también lo fuerte que eres?
— ¡Por que en el campo de batalla no puedes fiarte ni siquiera de tu propia sombra! ¡Maldita sea, eres demasiado blanda! ―Daiben gritó a Azura de manera desesperada.
―Perdóname, es que jamás he estado en una pelea. Es por eso que no se nada sobre batallas como tú.
—Como sea, de alguna manera estas muy fresca como para llevar a cabo un combate a muerte contra uno de mis rivales, por lo que me veo en la necesidad de pelear contigo.
— ¿Pe… .Pelear? Pero yo…
— ¿Que sucede? ¿Acaso tienes miedo? ¿O es que eres demasiado incompetente y no me lo quieres confesar?
Daiben emitió burlas de manera sarcástica frente a su compañera de batalla, sabiendo que ese tipo de actos irritaban a la joven. Azura al ver tal acto cambió su actitud despreocupada e inocente por un gesto de enfado y apretó sus puños en señal de impotencia.
— ¡YO NO SOY NINGUNA INCOMPETENTE!
— ¡Pues entonces demuéstralo! Tonta.
La chica glompy después de escuchar tal insulto soltó un fuerte grito de desesperación y recreó aquella escena en el bosque muerto cuando conoció por primera vez a Daiben de manera inesperada. El guerrero nexono por su parte esquivó el ataque y contraatacó con un codazo por la espalda de la mujer, azotándola boca abajo en el tierroso suelo.
—Vamos no me digas que eso es todo lo que puedes hacer ¿Y así es como planeas ayudarme a derrotar a Saiki? ¡LEVANTATE!
Azura cada vez más enfadada reunió toda la energía que disponía en su cuerpo, provocando que algunas rocas levitaran como consecuencia de tal acto. La atención de Daiben fue atraída al ver esto y continuó con las provocaciones hacia la mujer.
—No por que estés elevando tus argones de poder de manera significante quiere decir que me vas a derrotar. Sigues siendo una débil e incompetente peleadora que muestra demasiada compasión por sus rivales. Si no me puedes encestar un solo golpe, entonces, ¿Cómo planeas hacerlo cuando tengas enfrente a unos rivales con un nivel de poder millones de veces superior al tuyo?
― ¡¡Que no me llames incompetente!!
Azura continuó gritando de manera desesperada y enfadada, hasta terminar de cargar toda su energía y después de ello se lanzó con una poderosa y agresiva velocidad que tomó por sorpresa a Daiben, haciéndolo estrellar contra uno de los enormes cañones que rodeaban el terreno arenoso. El muchacho sumamente molesto y enterrado entre la estructura rocosa emitió un fuerte grito y enseguida hizo brotar una onda explosiva a su alrededor con la que destruyo el peñasco. Convirtiendo este en un cúmulo de polvo. Seguido de ello, el sujeto se desplazó muy veloz en dirección a la mujer glompy. Mientras que Azura, sorprendida por la acción, miró a sus alrededores para saber a dónde se había ido el guerrero iris. Fue entonces que Daiben reapareció justo detrás de la chica y la sorprendió con un fuerte puñetazo directo hacia su rostro, el cual provocó un brote de sangre en la boca de la joven Azura.
Daiben de nuevo propinó un golpe, pero fue bloqueado por Azura. Acto seguido, la muchacha trató de encestar una fuerte patada hacia el costado del joven iris a gran velocidad, pero este también bloqueó el intento y tomando a la joven glompy por la pierna, con brutal fuerza, arrojo a la misma de nuevo contra el suelo tierroso.
Azura quedó tendida en el piso boca abajo sin energía para levantarse. Derramó lágrimas tras haber sido derrotada por Daiben.
—Hasta que no aprendas por lo menos las reglas básicas del combate y como llevarlo cabo, no tendrás otra cosa de mí más que desprecio. Tampoco trates de enfundar tu debilidad en que eres una mujer ya que, bueno, una de mis más poderosas rivales es precisamente una mujer y créeme, ella mostró más rigor y fuerza en el campo de batalla sin ponerse a lloriquear como tú.
La chica tras escuchar esas palabras hirientes intensificó su inconsolable llanto al sentirse humillada en su primer entrenamiento.
—Más vale que te levantes pronto, la noche caerá en cuestión de horas y tus amigos los gigantes podrían aparecer por aquí y la verdad no estoy en condiciones de hacer una masacre con ellos.
Por la noche, Azura no regresó al refugio a dormir, en un principio, Daiben no le tomó importancia y prefirió irse a dormir. Pero al transcurso de unas horas por la madrugada, el joven guerrero notó que algo no estaba bien.
—Sé que esto no debería preocuparme en absoluto, pero ¿Dónde diablos se ha metido esa inmadura mujer? Aparte, ella es la única que conoce cómo funcionan algunas partes de esa cápsula que me ayudara a salir de aquí. Si no la encuentro lo antes posible… ¡No puede ser!
Daiben a altas horas de la madrugada salió de la cueva a toda prisa en busca de Azura. Como primera sospecha, el chico creyó encontrarla en la pequeña aldea perteneciente a los gigantes mineros, a unos cuantos kilómetros en dirección norte de las zonas montañosas.
Después de varios minutos halconeando la zona, Daiben encontró una hoguera que ha sido prendida a las afueras de la aldea de los gigantes y aterrizó a unos metros del lugar.
Y, efectivamente, Azura se encontraba en dicho lugar a la intemperie, degustando del calor que proveía la fogata. Cobijada con una manta cálida y confortable, siendo abrazada de manera cariñosa por uno de los gigantes que se encontraba junto a ella.
El joven nexono se acercó lentamente, pero de inmediato, cinco de los gigantes que se encontraban acompañando a la chica le bloquearon el paso, provocando la molestia de este y como reacción las enormes criaturas emitieron su clásico gruñido que expresaba molestia. Hecho que despertó a Azura de su profundo sueño.
— ¡Malditas bestias asquerosas, quítense de mi camino si no quieren que los haga pedazos!
Azura tras escuchar la voz de Daiben observó el pleito entre los gigantes y el joven iris con una suma preocupación por ambos lados.
— ¡¿Que no saben escuchar?! ¡Quítense de mi maldito camino!
Daiben muy molesto amenazó a los gigantes con una esfera de energía brotando en la palma de su mano. Pero los gigantes no hicieron caso a las advertencias del muchacho y continuaron emitiendo sus monstruosos gruñidos. Justo cuando una batalla campal estaba a punto de llevarse a cabo, la chica glompy detuvo a todos expulsando un poderoso grito.
— ¡NGOKWANELE!― gritó la joven sumamente desesperada y angustiada al estar presenciando el conflicto.
—Stop impi owayazima kuphlea.
Azura dialogó con los gigantes hablándoles en su idioma natal.
― Bayazi ukuthi angithani ukuba alwe zingadala ingozi abangane babo ukuphila.
Tras decir estas palabras, los gigantes cesaron sus gruñidos de manera repentina y abrieron paso a Daiben, quien de igual forma desvaneció la esfera de energía. El chico se detuvo frente a Azura y la miró directo a los ojos seriamente durante un breve momento, hasta que rompió el incómodo silencio.
—Pudiste escoger un lugar menos obvio en donde ocultarte de mí. Vaya, hasta en eso eres demasiado blanda.
— ¿Por qué decidiste venir aquí a buscarme? Creí que solamente era un estorbo para ti― respondió la chica en tono serio.
—Así es, pero no por ese simple hecho significa que dejare de forjarte como una guerrera. Lo que hice el día de hoy no fue más que enseñarte el duro comienzo que implica el camino hacia la formación del guerrero más poderoso. Si realmente quieres convertirte en mi aliada para derrotar a mis enemigos, entonces tendrás que aprender a acostumbrarte a mis estrictas reglas que al final de cuentas no hago otra cosa más que ayudarte. Dentro de un tiempo no muy lejano comprenderás y me agradecerás. Solo vine a decirte eso y me iré, depende de ti si me sigues de regreso al refugio o no.
Tras decir estas palabras, Daiben levitó para emprender vuelo de regreso al refugio, pero en ese instante fue detenido por la dulce e infantil voz de Azura.
— ¡Espera Daiben! Lo he comprendido al fin y acepto las reglas de tu juego, tratare de ser una menos llorona y partir de ahora trabajaré muy duro para forjarme como una guerrera poderosa. Incluso si pongo mucho de mi empeño podría superarte, ¿lo he dicho bien?
Después de escuchar las palabras «podré superarte», Daiben se inquietó un poco, sabiendo que la chica glompy hablaba bastante en serio.
—Bien como sea, ¿me sigues de regreso o qué?
—Bien iré detrás de ti, pero dame unos minutos para hacer una última cosa.
Azura se despidió de los gigantes, seguidamente, se subió en el lomo de Daiben mientras los gigantescos sujetos hicieron lo propio de forma triste. Pues estos seres y Azura tienen ya hecha una gran historia; se ganó el cariño no solo de seis enormes sujetos, sino de toda la población existente de gigantes mineros y posiblemente también de otras especies que habitan en el desértico planeta Ares debido a su tierna, amistosa y alegre forma de ser que siempre la han caracterizado. Pero, para convertirse en una guerrera poderosa capaz de hacerle frente a rivales tan poderosos como Saiki, Daiben o Grey, tendrá que estar consciente de que no siempre la vida de un guerrero estará llena de momentos felices, pacíficos y satisfactorios.
Tendrá que aprender el duro y riesgoso proceso que implica sobrevivir ante las adversidades que los villanos y probablemente los Señores Supremos le pongan enfrente
14: HACIA UN NUEVO DESTINO
La Unidad Bataklan, dirigida por la princesa Izuhira, ha recorrido una tercera parte del camino. Restando aproximadamente doscientos años luz para que los soldados nórdicos puedan arribar a Zöld; tiempo que la misma mujer ha aprovechado para incrementar periódicamente su fuerza espiritual a través de la meditación. Técnica que le ha sido útil, dándole un resultado favorable de 65 mil argones de poder.
—Alteza Grey, disculpe mi atrevimiento, pero ¿Cómo es que logra concentrarse dentro de esa esférica nave en donde usted va al frente? ―Preguntó uno de los veinte miembros de la unidad, a través del sistema de comunicación holográfica y de radio.
—Es muy fácil, soldado―respondió calmante la princesa nórdica―; solo es cuestión de cerrar los ojos y dejar que la energía y el silencio eternos del cosmos los guie a través del camino espiritual de la meditación, estar en sintonía astral con los Señores Supremos. Ustedes también deberían intentarlo, incluyéndolos a ustedes comandantes Draxerier y O’Conner.
—Es un buen punto el que acaba de mencionar majestad, y tiene razón, creo que comenzaré a hacer lo mismo a partir de ahora.
—Majestad Grey―Intervino otro soldado de la unidad.
—Ya que estamos entrando en un ambiente de confianza, podría decirnos ¿Qué es lo que significan los adornos tan llamativos y relucientes que lleva en su corona? Jamás había visto en Norm unas joyas tan preciosas como las que usted porta en dicha corona, si me permite decirlo.
—Soldado―reviró la guerrera nórdica alagada―, es la primera vez en mi vida que me preguntan algo tan importante como eso. Por supuesto que les contestare; verán, en primer lugar, las tres joyas que se encuentran incrustadas en la corona simbolizan a las tres dinastías más importantes que han gobernado Éxodo. Incluso desde antes que cualquiera de nosotros naciera. Bueno podría hacer una excepción con el comandante O’Conner.
—No se preocupe majestad, estoy consciente de lo viejo que me estoy poniendo, continué―exclamó el comandante de las fuerzas marítimas de manera grata.
—Bien, como les decía, una de esas tres dinastías fue la dinastía Bernstein, así es, como mi segundo apellido; dinastía de la cual una de sus más grandes representantes fue mi madre, la reina Miranda, quien luchó junto a los libertadores durante la sangrienta guerra civil de Ohm, y quien dio su vida justo antes de que yo viera la luz en este mundo. Para que todos nosotros pudiésemos disfrutar esa gran libertad por la que ella peleó hasta el último minuto de su vida. Por ello, el satélite Miranda fue nombrado así en su honor.
—Vaya, que historia tan asombrosa majestad―respondió el comandante Draxerier, de las fuerzas orbitales, ― suena más épica cuando usted la cuenta a diferencia de su servidor que se la sabe de pies a cabeza.
— ¡Ja, ja! Tomare eso como un cumplido comandante Draxerier. Bien para terminar, los adornos a los costados de mi corona que parecen formar una especie de águila descansando sobre dos espadas encrucijadas, simbolizan el escudo de la dinastía que actualmente gobierna Éxodo encabezado por mi padre, el rey Adalberto.
—Gracias por haber contestado a mi pregunta alteza, fue todo un placer.
—El placer fue mío soldado―Finalizó Grey con una grata sonrisa.
—Por cierto, soldados, ¿ya se dieron cuenta de esa brillante luz de color azul que nos rodea y además que es acompañada por esos cientos de miles de millones de estrellas de diferentes edades?
—Es cierto, no lo había notado, se ve espectacular, pero ¿No se supone que la luz de todas las estrellas en el espacio vacío suele ser de un color blanquecino majestad Grey? ― cuestionó el comandante Draxerier.
—Así es comandante, pero lo que estamos viendo es un caso excepcional de la estrella Bl-éhjt-32-A; Cuya estructura molecular es diferente a las demás que conocemos, dando como resultado esa eminente luz azulada que estamos presenciando, de hecho, estoy agradecida por este acontecimiento por que el pasar junto a esta estrella nos indica que vamos por el camino correcto hacia el planeta Zöld.
Las pláticas entre la capitana y los miembros de la unidad de combate continuaron hasta que de repente, el radar del sistema de navegación de uno de los soldados nórdicos detectó una flotilla de aproximadamente veinte naves no identificadas, inmediatamente dio aviso al resto de la unidad. Grey recibió la información a través del canal cerrado de comunicación para conectar su Dendroide a uno de los satélites de control que se encontraban distribuidos a lo largo de Andrómeda, para detectar la ruta y el origen de la extraña flota de naves. Tras haber realizado un profundo análisis, la información que recibió la princesa nórdica fue de suma alerta.
— Los . . .Cráneos Punitivos.
— ¡¿QUE? ¡¡¿Está segura alteza? ¿En verdad se trata de ellos? ― exclamó el comandante O’Conner.
— ¡Diablos! No puede ser ¿Ya tan rápido vamos a tener algo de acción? ―increpó el capitán de las fuerzas terrestres.
—No se confíen demasiado, recuerden que se trata de un pelotón que es la mano derecha de Saiki Crimson. Así que desde este momento vayan preparándose para un posible enfrentamiento con esos sujetos.
— ¡A la orden majestad!
La unidad Bataklan continuó su travesía hasta que una de las diez naves fue destruida junto a dos soldados que iban a bordo de esta.
— ¡¿Qué demonios?! ¡La nave número diez ha sido impactada por un plasma ionizado! ― gritó el comandante Draxerier.
— ¿Cómo es posible eso comandante? ¿Si se trata del enemigo no se supone que ellos están en dirección este de nuestra posición sideral? ― protestó la noble mujer.
—Eso es lo que estoy tratando de averiguar, pero…―el comandante hizo un recalculo―. ¡Malditos! Piratearon nuestra señal y así pudieron encontrarnos rápido.
Cuando la presión acorralaba a la unidad de combate nórdica y a su misma capitana, otra explosión se hizo presente, llevándose consigo una nave nórdica.
— ¡Oh no! Ahora la nave número siete ha sido destruida y cada vez se acercan más.
— ¡Soldados aceleren los ciclos de fusión fría! Llevaremos a cabo un salto cuántico.
―Lo haremos, majestad―respondió el comandante O´Conner―, pero creo que el gasto energético de los reactores también será más rápido.
― No se preocupen soldados―, reviró la princesa Grey segura de sí―, tengo planeado llevar a los objetivos directo hacia una zona especial en donde ocurren lluvias de meteoritos. Con eso tendremos suficiente para eliminar a los Cráneos Punitivos de una buena vez. Prepárense para llevar a cabo maniobras evasivas.
La Unidad Especial Bataklan activó el salto cuántico, que los trasladó a una región diferente en Andrómeda. Detrás de ellos, el temible escuadrón de los Cráneos Punitivos hizo lo propio, quedando expuestos ambos bandos ante la feroz lluvia de cuerpos rocosos bañados en fuego, cuyas proporciones de algunos llegaban a compararse incluso con las de un planeta.
Los Cráneos Punitivos habían caído en la trampa que Grey Izuhira planeó con audacia. El resulto se notó de inmediato; naves del ejército zeltano eran devoradas por el incandescente fuego espacial de los meteros gigantescos que les fueron imposibles de evadir. A su vez, los zeltanos no se daban por vencidos y continuaban abriendo fuego a como les diera lugar.
Por su parte, las naves militares nórdicas evadieron con más precisión los cuerpos rocosos, pero algunos de los miembros no corrieron con la misma suerte y también fueron desintegrados por los meteoros. Finalmente, el calor de la lluvia obligó al bando nórdico a abandonar la zona y ya puestos a salvo, llevaron a cabo el conteo de daños.
―Majestad Grey―irrumpió el veterano comandante de las fuerzas orbitales―, hemos perdido a más de la mitad de los soldados restantes, solo quedan el comandante O´Conner y cuatro soldados a bordo.
― Lo sé, comandante―, respondió Grey agobiada por el golpe anímico―, como capitana y mandataria de nuestra especie me duele aún más la perdida de nuestros hermanos. Es por ello, que nosotros haremos todo lo posible por que sus vidas no hayan sido sacrificadas en vano. Ahora nos dirigiremos al planeta Zöld, y terminaremos con nuestra misión, inclusive también haremos…―
El discurso de Grey Izuhira fue interrumpido por una explosión espontanea que presenció a través de los paneles del comando central, una nave de la unidad Bataklan había sido destruida.
― ¡Los Cráneos Punitivos nos atacan de nuevo!
Cuando se creyó a los enemigos zeltanos derrotados por la lluvia de meteoros, los pocos soldados restantes reubicaron de nueva cuenta a los nórdicos. Esta vez fue el mismo capitán Ruthless quien tomó la iniciativa de terminar con el trabajo empezado, dibujando en su rostro un apetito voraz por la sangre de sus reducidos enemigos.
― Aún no hemos acabado, cerdos nórdicos, ¿por qué huyen?
De una manera inexplicable, el capitán zeltano fusionó sus propios argones de energía con los reactores de su nave, con lo que el vehículo espacial obtuvo una velocidad aplastante y, además, los cañones de plasma ionizado fueron potenciados por la misma acción. Abriendo fuego y destruyendo la nave del joven comandante Draxerier.
Unas tenues lágrimas de impotencia recorrieron las mejillas de la princesa nórdica al haber presenciado la desintegración de la nave del joven Draxerier. Con quien mantuvo una relación de estrecha amistad desde que la joven mujer comenzó a hacer uso de memoria.
― ¡Esto no puede seguir así! ¡Majestad Grey! ¡Debemos actuar ya o nosotros seremos los siguientes en convertirnos en polvo cósmico! ― protestó el comandante O´Conner.
― Se lo que tengo que hacer ahora―, susurró Grey entre dientes, invadida por la ira y dispuesta a llevar a cabo una acción desesperada―. Comandante, soldados, quizás y esta sea la última vez que nos estemos comunicando por este canal, así que quiero que pongan mucha atención a lo que haremos a continuación.
― ¿De qué está hablando, majestad?
― Cuando yo de la orden, usarán las últimas reservas de energía para realizar un nuevo salto cuántico.
― ¿Y usted majestad? ¿Qué planea hacer? ―cuestionó el comandante O´Conner, extrañado.
― Les he dicho que esta será la última vez que nos comunicaremos, y también, la última vez que nos veremos―La hija del rey Adalberto se mostró muy decidida ante los miembros restantes de la unidad Bataklan, mediante la llamada holográfica que estaban llevando a cabo.
― Majestad Grey, no estará pensando en… ― irrumpió de nuevo O´Conner, adivinando la acción que su mandataria estaba a punto de cometer.
― A mi orden, comandante. ― Grey dedicó una última sonrisa segura a sus adeptos y cerró la llamada holográfica, para dejar solo abierto el canal de audio.
El capitán Ruthless junto a los soldados zeltanos que permanecían en combate, prepararon misiles de neutrinos, capaces de reproducir una poderosa explosión en cadena, más potente que ninguna otra bomba atómica. Con la firme intención de finalizar la misión de cacería.
Los poderosos misiles fueron desprendidos de entre el fuselaje de las naves militares zeltanas. Su velocidad exuberante los hacía ver como ráfagas inalcanzables surcando el vacío cósmico. A la par, Grey Izuhira se preparaba para salir eyectada por la escotilla trasera de la nave principal a su mando, pues el plan era un ataque frontal y definitivo contra el enemigo.
― ¡A mi señal comandante!
La princesa Izuhira llevo a cabo una cuenta regresiva, al contar el número tres, las naves restantes del ejército nórdico dieron un nuevo salto cuántico, desapareciendo al instante. Mientras Grey, haciendo el cálculo más aproximado, emitió un poderoso y luminoso Destello del Edén que pulverizó a los soldados zeltanos a bordo de sus naves. Pero también al mismo tiempo, los misiles de neutrinos hicieron impacto con la técnica especial de Grey Izuhira, dando nacimiento a una explosión suprema. Cuyo volumen se hizo similar al de una súper nova, seguida de una luz cegadora que iluminó el cosmos durante unos segundos.
La misión tanto para nórdicos y zeltanos había terminado. Y de la princesa Grey Izuhira Bernstein no se supo nada más.
Bitácora de Daiben Meren en el planeta desértico conocido por el nombre de Ares. Décimo día del tercer mes:
“Hoy exactamente se cumplen seis meses desde aquella ocasión en que me vi obligado a aterrizar en este desértico lugar. Mis primeros días no fueron nada fáciles.
Tener que adaptarse a una forma de vida distinta a como solías llevar en otros lugares evidentemente es muy difícil. He pasado por distintas circunstancias, algunas increíbles y casi imposibles de imaginar. A todo esto, ahora debo agregar que después de todo, no estaba solo en estas áridas tierras. Pero a partir de este mismo día las cosas comenzaran a ser diferentes. El Spitzner ha quedado completamente reconstruido y cargado de combustible suficiente para comenzar una nueva expedición. El planeta Zöld será mi claro destino a partir de ahora. Sí, me veo obligado a partir junto a esa extraña mujer, pero, mientras no demuestre ser un obstáculo para mi nuevo viaje, entonces, no me veo en la gran necesidad de hacerla a un lado.
Bitácora planetaria, cambio y fuera.
Nos vemos en Zöld.”
Tras relatar lo que Daiben consideró como su última sesión en el planeta Ares, guardó con gran satisfacción su bitácora en lo más recóndito del Spitzner y desmontó su campamento-taller improvisado. Guardando y acomodando lo restante de sus provisiones, realizando los últimos ajustes a la nave y adaptando los sistemas de navegación y coordenadas de la cápsula de Azura a la interfaz del Dendroide.
Tras consumir un ligero desayuno conformado por los blanquecinos peces capturados por Azura, acompañados con una ración de patatas que de igual forma fueron obtenidos por la inocente chica, Daiben regresó a la caverna donde según él, la mujer Glompy aún podría estar dormida.
Pero ligera fue su sorpresa al no encontrarla recostada en su respectivo catre.
— ¿A dónde diablos se habrá ido ahora? Esa mujer está peor que mi hermana Arkana cuando era una niña pequeña.
— ¡Hey tú! ¡Azura!… Tendré que buscarla por mi propia cuenta como si se tratara de mi mascota, cada vez me arrepiento más de haberla conocido.
Daiben recorrió los alrededores del refugio en busca de la amigable e infantil Azura. Realizando una búsqueda principalmente por los cielos para obtener una mejor vista sobre el rocoso y árido terreno, esperando encontrarla también en alguna de las mesetas que flanqueaban el terreno.
Después de algunos minutos sobrevolando el lugar, hizo memoria sobre los posibles lugares a donde la chica glompy podría haber ido. Como primera opción, por ejemplo, se le ocurrió el bosque muerto de la región este, pero de inmediato el chico descartó esa opción, debido a que tal lugar se encuentra a más de 200 kilómetros de distancia, y, además, la misma Azura había descubierto una especie de oasis que se encuentra más cerca del refugio. Por lo que ya no tendría necesidad de regresar al riachuelo de aquel bosque tan tétrico.
Otra opción se le vino a la cabeza: El poblado de los gigantes mineros.
— ¿Cómo no lo pude adivinar desde el principio? Esa mujer debió irse a despedir de esas asquerosas bestias. Yo en su lugar estaría feliz de saber que no volveré a ver semejantes seres tan repugnantes.
Mientras tanto, la joven Azura, se encontraba de visita en el pequeño poblado donde habitan los gigantes mineros. Quienes en los últimos cien años se habían encariñado demasiado por su positiva personalidad, que siempre ha caracterizado a la chica glompy.
Con un enorme gesto de tristeza dibujado en su rostro, la joven Azura les dedicó sus últimas palabras a los más de dos mil monstruosos seres que se dieron cita para despedir a la noble chica.
—Abangane kufanele baqonde ukuthi sekuyisikhathi ukuthatha indlela yami, bekhuluma konke ukudabuka kwami nobuhlungu lena goodbye wokugcina.
Expresó estas palabras de despedida Azura con lágrimas a punto de caer a través de su caucásico rostro. Mientras su auditorio de igual forma se contagió de la nostalgia y tristeza de Azura.
—Ngisayikhumbula indlela lapho ngiseyintombazanyana encane futhi ungitholile nabanye kulo leli hlathi elomile ukuba abe omunye kini mina ngempela angazi izikhathi ezimangalisayo ukuthi udlule kuwe, kusukela ekujuleni kwenhliziyo yami anginayo yini enye, ukuze ngikubikele siyabonga bafana, i love my yilowo nalowo kini
La mujer glompy entre sollozos se dirigió a abrazar a los sujetos que tenía más cercanos a ella.
—Chicos, no saben en verdad cuanto los amo a cada uno de ustedes, fueron más que mis amigos, fueron mi verdadera familia, como madres y padres a quienes nunca tuve la oportunidad de conocer pero que ustedes llegaron a llenar ese vacío que me hacía sentir triste y desolada después de haber vivido mucho tiempo aislada de todo y todos. Jamás comprenderé por qué mis padres decidieron abandonarme en este lugar. Quizás no fui la hija que ellos deseaban y probablemente no me querían, pero ustedes demostraron lo contrario y por eso siempre les estaré eternamente agradecida muchachos.
Todas estas palabras que Azura se tenía guardadas desde hace mucho tiempo las manifestó mientras junto su frente con la de Okuthi, el líder de la tribu. Ambos intercambiaron miradas y sentimientos que rodeaban el ambiente.
A lo lejos, Daiben observaba y escuchaba el sentimental discurso de la joven glompy. Recordó aquella carta que había encontrado en la cápsula de Azura hace tres meses, se dio a la tarea de leer y comprender al fin muchas cosas que hasta ahora tampoco lograba entender sobre el origen de la chica. Pero por lo pronto, Daiben no piensa en absoluto contarle la verdad plasmada en dicha carta, hasta que, según él, llegue el momento adecuado para hacerlo.
— ¡Ya es hora! Debemos salir lo más pronto posible de este planeta antes de que oscurezca― gritó Daiben desde su posición.
— ¡Daiben!… Yo… no sabía que te encontrabas aquí ― respondió Azura secándose apresuradamente las lágrimas de sus rojizas mejillas.
—He estado aquí desde hace un buen rato esperando a que terminaras todo tu discurso para podernos largar de aquí, y bien ¿Ya terminaste o me regreso de vuelta al refugio para ir preparando el despegue de las naves?
—¡OYE TU! Como quiera que te llames―irrumpió a gritos Okuthi―, más te vale que cuides muy bien de la pequeña o te las veras con todos nosotros.
Toda la colonia de gigantes emitió un amanzánate rugido.
— ¿Esas cosas pueden hablar nuestro idioma universal? ― susurró Daiben, dibujando un gesto de despreció.
―Así es, pero todo este tiempo preferí comunicarme con ellos en su lengua materna.
— Como sea, no es que esas bestias logren intimidarme por muy numerosas que sean― respondió Daiben con su clásico tono arrogante.
― Daiben por favor, no quiero conflictos antes de irnos, ¿de acuerdo?
Sin decir otra cosa, Daiben cargó en hombros a Azura y emprendió vuelo de regreso al Spitzner, mientras Azura dio su última despedida a todos los habitantes del poblado de gigantes.
Finalmente, al llegar de vuelta al refugio y con todo listo para el despegue, ambos chicos abordaron el modificado Spitzner para planear vuelo y salir sin contratiempos de la atmósfera de Ares.
La cuenta regresiva inició y lo único que pasaba por la cabeza de Daiben fue que todo saliera como él lo ha planeado, ya que, después de las reparaciones hechas a la nave, jamás fue sometida a una prueba piloto. Por lo que el éxito del viaje queda a la suerte o más bien «a lo que la voluntad de los Señores Supremos desee que se haga».
— Diez. . .Nueve. . .Ocho. . .Siete. . .Seis. . .Cinco
— ¡Prepárate Azura!
— ¡Wohoooooo!
— Tres… Dos… Uno
En ese mismo instante, la nave cobró una velocidad inalcanzable; saliendo disparada de manera inclinada directo hacia la atmosfera de Ares, y, a pesar de que en ese preciso instante se estaba llevando a cabo una tormenta de arena, esta no fue obstáculo para el despegue de la nave. La extrema velocidad que llevaba consigo logró romper con la barrera de arena dejando un enorme hueco a su paso entre la tormenta.
— ¡Vaya! ¡Esta cosa sí que es realmente rápida! ― exclamó Daiben―, Inclusive puedo asegurar que es más veloz que la primera vez que llegue a este lugar, probablemente el haber fusionado los propulsores de la cápsula con los del Spitzner hayan dado sus frutos.
En una pequeña fracción de minutos, (de acuerdo al tiempo de Ares), el Spitzner modificado atravesó la exosfera del desértico planeta. Exponiéndose a continuación en la intemperie del espacio sideral, alejándose cada vez más del desértico planeta.
— No puedo creer que de verdad haya funcionado, sin lugar a duda soy un completo genio.
—¡Hey! ―atajo Azura―, recuerda que yo también ayude a reparar tu nave con mi cápsula.
—Ah sí, también eso.
— Vaya, ¿así que esto es el espacio exterior? Con todos esos hermosos colores que estamos viendo, las estrellas de distintas tonalidades de brillo e incluso esas nubes.
— Se llaman nebulosas.
— Nebulosas, que hermosas se ven.
— Eso no es nada comparado con lo que yo he visto en otras regiones de esta galaxia, como los cometas, lluvias de meteoros, supernovas e incluso asteroides de proporciones planetarias, e incluso he visto algunas cosas que me han hecho dudar bastante sobre cuál es la verdadera consistencia del cosmos.
— ¿Por qué? ― preguntó Azura con suma curiosidad.
— ¿Alguna vez has navegado en cielos cuyos colores se asimilan a los del arcoíris, o en uno del color como las algas verdeazuladas que encontraste el otro día en aquel oasis? Y, además, ¿sentir que estas viajando a través de millones y miles de millones de mundos diferentes mientras contemplas solo el vacío cósmico?
—No.
—Bueno pues, cosas como esas son las que he visto a lo largo de mi vida.
—¡Suena bastante increíble! Jamás me voy a arrepentir de haberte conocido y traerme hasta aquí, siempre estaré agradecida contigo, Daiben.
Azura se retiró los arneses de seguridad para abrazar de manera muy cariñosa y fuerte al joven guerrero.
— ¿Qué estás haciendo? ¡Colócate de nuevo esas cosas si no quieres salir volando y vagar en el espacio vacío por el resto de tu vida!
—Ja, ja lo siento, solo quería darte un abrazo en señal de mi agradecimiento.
—Como sea, nunca dejaras de ser una mujer tan infantil.
15: CRISIS IMPERIAL
En el planeta Zeltan; específicamente en la ciudad capital Nexus, yacía en el palacio imperial aquel ser responsable de una gran trama histórica escrita con terror, sangre y deseos de una muy bien estructurada venganza. Aquella figura maligna que con tan solo verla a los ojos provocaría al mismo Asmodeo, rey de todos los infiernos, una sensación de gran inquietud. Aquella mirada rodeada por oscuras ojeras y unos ojos que no poseían pupila. Con ese aspecto delgado que a simple vista no aparenta hostilidad alguna y su característico cabello largo rubio-blanquecino, portando siempre su capa militar plagada de medallas a distintos méritos. No por nada, a su joven edad de 250 años es el actual emperador y líder de las fuerzas armadas no solo de Zeltan; sino de miles de planetas conquistados a lo largo y ancho de la galaxia Andrómeda. El comandante supremo de más de tres mil millones de soldados provenientes de distintas especies y lugares de la galaxia, todo un ejército cosmopolita. Algunos (más bien la mayoría) de estos efectivos de la armada zeltana obligados a pertenecer a la causa del líder supremo mediante amenazas severas.
Prácticamente, el gran Saiki Crimson, o también llamado entre sus hombres como Saiki «El Devastador», ha cumplido en medida la gran promesa que se hizo tanto a sí mismo como a su pueblo de tomar venganza contra aquellos quienes los humillaron y se burlaron en sus caras tras la vergonzosa derrota durante la gran guerra intergaláctica.
No han existido tropas o escuadrones algunos (a excepción de la armada nórdica) que hayan podido hacerle frente a tan poderoso ser. Nadie que pueda detener las sangrientas invasiones, las masacres llevadas a cabo por su ejército, el sometimiento a la esclavitud en cada planeta conquistado de la mayor parte de sus habitantes. Nadie absolutamente ninguna armada por muy valerosa que sea ha logrado el cometido de derrotar al «imperio del terror espacial».
No solamente es cuestión de derrotar a una plantilla con más de tres mil millones de soldados. Sino también derrotar a un individuo cuyo poder hasta ahora alcanza los más de cuarenta millones de argones de poder y, además, hacerles frente a sus seis discípulos, los autodenominados «Apóstoles del Apocalipsis», quienes tampoco son poca cosa; el poder más inferior entre este grupo es equivalente a los diez millones de argones. Por lo que librar una batalla a muerte contra estos seis seres representaría una muerte instantánea para un guerrero promedio de Andrómeda o quizás del universo entero.
Cualquiera que tenga las agallas suficientes de emprender esta misión suicida y llevarla a cabo con total éxito, debería ser considerado como el guerrero más poderoso del universo. Y viajando más allá de los límites, aspirar a ocupar un lugar más en el reino singular, juntos a los Señores Supremos.
A pesar de tener a Andrómeda casi bajo su poder, Saiki aún tiene dos objetivos muy claros: Ir más allá de donde sus poderes lo puedan llevar, superar todos los límites que puedan existir. La venganza de Zeltan la quiere llevar ante la puerta del palacio de los Grandes Señores. Y exterminar todos los obstáculos que se interpongan en su camino. Una vez tomada la voluntad de los creadores de este universo, el será quién lleve a cabo la reforma más ambiciosa, escrita con su puño y letra. Pero uno de esos obstáculos principales es la armada nórdica del rey Adalberto Izuhira, y también, su inquietud más grande, Daiben Meren.
Porque la armada comandada por Adalberto a pesar de ser una de las más poderosas que jamás se hayan visto en Andrómeda, y ser además esta la que trajo consigo la paz y el progreso al terminar la gran guerra intergaláctica, tiene sus limitantes, por muy avanzados y precisos que sean sus métodos. En efecto, lograron vencer a los zeltanos en una de las más importantes batallas jamás libradas en Éxodo, pero eso no significa que se haya ganado la guerra a la armada de Zeltan. De hecho, dicha victoria costo demasiadas vidas tanto de soldados como de la misma sociedad nórdica. Haberle ganado una batalla al imperio del terror quizás fue mera cuestión de suerte o más bien, gracias a la «ineptitud» del comandante Folley, como Saiki lo había mencionado.
Así que, mientras sea una cuestión o la otra. El líder supremo de más de la mitad de Andrómeda no pensaba arriesgarse más al respecto y preferiría eliminar todos los inconvenientes que se pueda topar durante sus sanguinarias invasiones. Y por fin, traer la denominada “armonía universal”, como él mismo la ha llamado, que siempre ha creído urgentemente necesaria.
Décimo tercera junta de evaluación estratégica. Palacio Imperial de Zeltan. Hora aproximada: 10:30 horas según el periodo de rotación.
— Señores invitados: comandantes, tenientes, capitanes y demás miembros de la «Armada invencible»; sean todos cordialmente bienvenidos a esta décimo tercera junta de evaluación estratégica. En esta sesión, nuestro principal tema a tratar será la «cuestión nórdica» y la situación actual de las colonias del oeste. Todos demos la más grata y honrosa bienvenida a nuestro líder supremo y emperador legítimo e indiscutible de nuestra gran madre patria. Señores con ustedes el gran señor Saiki Crimson.
Terminado este discurso del vocero del palacio imperial, todos los miembros de la junta sin distinción de su rango militar hicieron una ferviente sumisión ante la entrada triunfante de su majestad, el emperador Saiki Crimson. Vistiendo las más costosas prendas que derrochaban un gran porte por donde quiera que fueran vistas. Las ropas dignas de vestir de un sumo emperador, pero sin olvidar los rasgos malignos que lo caracterizaban.
— Hey gusano― exclamó Saiki―. ¿Cuántas veces te he dicho que no quiero tanta lambisconería en mis presentaciones?
—Oh, perdone usted mi señor yo solo. . .
— ¡Lárgate de aquí antes de que te haga pedazos y te sirva como alimento a mis bestias, como lo hice con aquel nexono!
— ¡Sí! ¡Al orden señor!
Los demás miembros invadidos por el miedo no mencionaron palabra alguna, mientras se mostraban firmes y quietos como estatuas, hasta que Saiki se recostó en su silla imperial y la junta comenzó.
— Muy bien, como ya se los ha mencionado aquel idiota― mencionó su majestad en tono soberbio―, tenemos una cuestión que no por nada se nos debe olvidar y por lo cual los he mandado a citar aquí―cambió su tono a uno más formal―. Bien sabemos que el ejército de Adalberto Izuhira no es algo que debamos pasar desapercibido, y aquella derrota en Norm gracias al difunto comandante Folley es un gran ejemplo de ello. Por lo que he decidido preparar una nueva expedición al planeta Éxodo. Obviamente la estrategia ha cambiado, para que nuestro éxito esté garantizado y por fin terminemos de consumar las primeras fases de nuestro plan maestro.
Al término de su discurso, los miembros de la junta se miraron los unos a los otros de manera preocupante, como si tuviesen algo importante que decirle a su líder.
— ¿Qué diablos sucede con ustedes? ¿Por qué esas caras de semejantes babosos? ¿Tienen alguna objeción o sugerencia? ¡Vamos díganlo antes de que los haga compañeros del comandante Folley!
— Yo… Yo señor―habló uno de los coroneles invadidos por el miedo que perduraba en la sala.
—Bien, ¿Qué es lo que tienes que decir al respecto de mi plan?, y que sea rápido― acentuó Saiki con una escalofriante y penetrante mirada.
— La verdad señor es que. . .
El coronel trago saliva para tratar de deshacer el nudo en su garganta, mientras el emperador lo observaba fija y malignamente a los ojos.
— La situación respecto a los recursos de los que dispone esta empresa militar comienza a ser preocupante, vera mi señor―el coronel zeltano temeroso mostró documentos virtuales en la mesa de juntas―. De acuerdo con los datos enviados por la Audiencia Real; la última batalla en contra de los nórdicos nos conllevo a un enorme gasto, superior al esperado. Derrochamos más de lo que podíamos generar. Las deudas con nuestros aliados cada vez crecen más y aparte… Bueno esto último lo involucra a usted y a la anterior junta de evaluación estratégica. La operación que consta en la búsqueda permanente de los «cuatro guerreros legendarios» por toda la galaxia Andrómeda nos ha dejado en números muy preocupantes, debido al gran costo que este nos está ocasionando. Por lo que, su majestad, una nueva batalla contra los nórdicos prácticamente nos dejaría en números rojos. Implicando que nuestras colonias comiencen a sospechar y posteriormente, empezarían los riesgos de rebelión.
— ¡Oh! Ya veo, con que se trataba de eso―Saiki sin mencionar palabra alguna todavía, se levantó muy seriamente de su silla imperial y caminó directo hacia el coronel para tenerlo cara a cara.
— Entonces déjeme ver si lo he entendido bien, coronel. La ineptitud de Folley no solo nos costó la vida de millones de hombres, sino que, además, implico un gasto excesivo, ¿estoy en lo correcto?
—Sí… Me temo que así fue, excelencia―el pavor invadió al sujeto, teniendo al líder supremo frente a sus narices.
El dantesco emperador merodeó alrededor de la mesa. Arrastrando su elegante capa militar por el suelo, sin mencionar palabra alguna, con un gesto sarcástico dibujado en su rostro. De repente, extendió una de sus manos hacia el coronel, y cerro su puño, ocasionando que el soldado de Crimson se asfixiase como por arte de magia. Los demás miembros pasmados ante tal escena no hicieron nada más que sentir escalofríos, sabiendo que uno de ellos podría ser el siguiente.
—¡Repíteme una vez más esas asquerosas palabras que acabas de decirme gusano infeliz! ¿Estas tratando de decirnos que tantos años de humillación no significaron nada para ti? ¿Crees que todos estos años trabajando arduamente en el sueño esperado de nuestro pueblo han sido en vano? ¿¡Eso es lo que estas tratando de decirme maldito imbécil!?
—No. …No es así señor, no trato de decir eso, solo… digo lo que la Audiencia Real nos está recomendando hacer en estos momentos… ― habló el coronel con mucho esfuerzo, mientras era oprimido por una especie de «mano invisible», creada por Saiki.
— Lo que diga esa maldita audiencia no me importa en lo más mínimo coronel.
Saiki giró y se dirigió a la mesa.
— ¿Aún no se han dado cuenta? ¿Aún no han visto todo lo que hemos logrado? ¡Somos la armada más poderosa de toda esta galaxia y posiblemente de todo el universo restante!¡Dirigido por el ser más poderoso de este universo que soy yo! No hay nada ni nadie, que pueda vencernos, ni los nórdicos, ni los grandes señores, ni mucho menos… Lo podrán hacer esos «cuatro guerreros legendarios» de los que tanto he escuchado. Así que un simple déficit no nos va a detener. Ordenare inmediatamente a nuestros colonos que se encuentran en los planetas más habitables que dupliquen los trabajos de extracción para obtener más recursos en el menor tiempo posible y además…
En ese preciso instante cuando el gran emperador esperaba continuar con su discurso, entró el mismo vocero del palacio imperial de manera acelerada.
— ¡Mi señor! Disculpe esta forma tan insolente de entrar a esta junta. Pero hay algo de suma importancia que debo informarle y que no puede esperar un minuto más
— ¿Qué es lo que quieres idiota? Y que sea muy breve.
—Es…―balbuceó el súbdito―. Se trata de la Unidad de Cráneos Punitivos, su majestad. Ellos han sido―el vocero paso saliva antes de dar la noticia, con sumo nerviosismo―, han sido eliminados, aparentemente por una unidad de soldados nórdicos que también se dirigían hacia el planeta Zöld.
El emperador Saiki cerró brevemente sus siniestros ojos sin pupila. Con un veloz movimiento que nadie en la sala pudo percatar, arrancó de un tajo la cabeza del coronel que permanecía asfixiado invisiblemente, el cuerpo y la sangre quedaron regados en el suelo de la sala. Mientras los demás miembros de la junta permanecieron sentados sin mencionar nada, deseando abandonar el lugar para no seguir siendo participes de los actos sádicos que el gran líder siempre ha disfrutado.
— Maldito estúpido, se lo tenía merecido.
Saiki limpió la sangre de entre sus manos sin ninguna prisa y prosiguió.
— Cráneos Punitivos fue eliminado, la unidad más poderosa de nuestra armada fue pulverizada, supongo que la misma Grey Izuhira se encontraba en aquella batalla ¿O me equivoco Crheist? ―, esta vez el emperador se dirigió con sombría mirada hacia el vocero.
—Así es señor― respondió temeroso el súbdito zeltano―. La hija del rey Adalberto estaba presente en dicha batalla, pero según el informe de nuestra base de control, posiblemente ella también ha desaparecido junto con nuestra unidad.
—Bien, al menos hicieron parte de su trabajo― el líder zeltano cambió el tema abruptamente―. Ya que te encuentras aquí, quiero que mandes a llamar a los Apóstoles del Apocalipsis. Necesito decirles que los planes van a cambiar de ahora en adelante.
—Si, a la orden mi señor.
Crheist, el vocero, salió a toda prisa de la sala de juntas. Inmediatamente después de la salida del vocero de Saiki, otro miembro más del ejército zeltano entró en la sala. Esta vez se trataba del capitán de la división de exploradores, quien traía consigo un dossier, y mostrándose sumamente serio, camino hacia su emperador, haciendo una breve devoción antes de dirigirle la palabra.
—Mi señor Saiki, disculpe usted por interrumpir su importante junta, pero nuestros más prestigiados astro biólogos y físicos aplicados han descubierto algo que hará que nuestra actual situación económica de un giro inesperado.
Saiki algo sorprendido dio la orden a todos sus demás súbditos de abandonar la sala de inmediato, para quedar a solas con el capitán.
—Muy bien capitán, lo escucho.
— Bien majestad, como sabrá, en estos últimos años, una parte de nuestra división se ha dado a la tarea de realizar múltiples travesías a lo largo de esta galaxia. Hemos analizado y estudiado cada asteroide, meteoro, estrella, nebulosa, planeta, etcétera. Encontramos obviamente un supra banco de datos, que al analizarlos nos darían ventajas parciales en cuestión de estrategias a futuro. Pero, últimamente hemos quedado perplejos cuando descubrimos lo que posiblemente hay más allá de la famosa nube de Valxkih-Joun.
— ¿Quiere decir que hay algo excepcional que han encontrado usted y su equipo que se encuentra más allá de los límites de Andrómeda, capitán?
— Así es alteza, para no hacer más largo el cuento, iré directo al grano.
El joven capitán colocó un proyector sobre la mesa y entregó el dossier al emperador zeltano. El proyector trazó una representación en tercera dimensión sobre la galaxia Andrómeda, sin olvidar ningún detalle en la imagen.
—Como vera majestad, este es nuestro hogar Andrómeda; bien, dirigiéndonos 193 mil años luz desde Zeltan y atravesando los miles de millones de estrellas que nos rodean en dirección noreste. Hemos descubierto una especie de espectro luminoso muy intenso, más intenso que cualquier otro pulsar que hay en esta galaxia. Nuestra sonda espacial «ZS-B10» que se encuentra explorando dicha región «fronteriza», se dio a la tarea de analizar a fondo este fenómeno con ayuda de sus más poderosos telescopios y esto fue lo que encontró.
El capitán le señaló a Saiki el dossier.
— Estas fotos capitán, ¿Qué significan? ― mencionó el emperador desconcertado.
—Eso señor, son las fotos tomadas por nuestra sonda espacial con la más alta resolución posible y como puede apreciar en las mismas, ese es el extraño espectro luminoso al que me refiero. Aún no sabemos exactamente de qué se trata, pero si puede observar con detenimiento, esa cosa parece tener un perímetro circular iridiscente.
—Explíquese mejor capitán, no logro captarlo bien del todo, ¿Qué significa esto y porque usted plantea que nuestra situación económica pueda mejorar con esto? ―, cuestionó Saiki Crimson, a punto de perder los estribos.
— Bien―respondió el capitán, conservando la calma―, pues nuestra hipótesis más acertada es que podrían ser indicios de que estamos frente al descubrimiento de un portal que nos comunicaría a regiones jamás exploradas del cosmos. Observe muy bien su consistencia, y compárela con la similitud a un agujero de gusano, mi señor. Piénselo, significaría para usted más planetas que conquistar y más recursos para esta empresa militar. Imagine las posibilidades que tendremos si colocamos a un equipo especializado a estudiar este caso. Las maravillas que obtendríamos si logramos desarrollar una tecnología con la que nosotros fuésemos capaces de crear portales de este tipo a nuestro modo. Inclusive, la posibilidad de materializar los proyectos de ingeniería militar sobre los denominados puentes espaciales que permanecen en espera. En pocas palabras, mi gran señor, su plan y la reivindicación suprema de nuestro pueblo en este universo estarán más próximos que nunca si concretamos el desarrollo de este formidable plan. Pero claro, obviamente necesitamos de su inapelable orden, majestad.
Saiki sumamente sorprendido y titubeando interrogó al capitán.
—Un momento, ¿está plenamente seguro de que esa especie de aureola podría ser un portal que nos comunicaría hacia otros lugares del universo en un muy poco tiempo?
De tratarse de un portal entre distintas regiones del universo, el atravesarlo se nos haría más fácil en cuestión de recursos y envío de tropas, si con la ayuda de los elementos que obtengamos del estudio de este, logramos desarrollar nuestros puentes espaciales.
Saiki con enorme exaltación gritó a los cuatro vientos.
— ¡Podría convertirme en el emperador supremo de este universo! ¡Y nuestro plan maestro de conciliar nuestra venganza ante la puerta del palacio de los Señores Supremos! ¡Y el gran reinicio de este universo estaría cada vez más próximo!
El emperador aprobó inmediatamente él envió masivo de tropas zeltanas hacia la región noreste de Andrómeda, así mismo, ingenieros militares, astro biólogos y los mejores físicos aplicados de Zeltan se dirigieron a bordo de las naves militares designadas a la nueva misión. De manera reflexiva y contemplando la ciudad capital Nexus en un gran ventanal de la sala imperial, no dejó de recordar las palabras dentro de su depravada mente: «El gran reinicio de la historia de este universo”. La expresión puramente maligna no pudo desdibujarse del rostro de Saiki Crimson durante un lapso considerable. Y una espeluznante mueca se esbozó sobre su rostro, tras deleitarse entre tan maravillosas palabras.
16: ÉL VÓRTICE CUÁNTICO
— ¡Daiben, Daiben, Daiben!
— ¿Qué diablos quieres?
—— ¿Cuánto llevamos de recorrido?
— ¿Para qué quieres saber eso?
—Por nada, solo me da curiosidad.
—Apenas llevamos año y medio de viaje.
— ¿Apenas eso?
— ¿Tienes algún problema?
—No, pero, ¿Qué se supone que voy a hacer durante el tiempo que falta para llegar a Zöld?
—Podrías irte a la cámara de hibernación y despertar hasta que lleguemos y así dejarías de interrumpirme mientras controlo los sistemas de la nave.
— No quiero.
—Pareces una niña pequeña, ¿entonces que sugieres?
—No lo sé, esta es tu nave al fin de cuentas.
— ¿Por qué no te vas al gimnasio y te pones a entrenar?, si no quieres que te vuelva a dar una paliza como la que te di en Ares
—Solo piensas en entrenar y entrenar, ¿alguna vez descansas?
—Obvio que sí, cuando termines puedes ir a la sala de juegos o al comedor, pero por favor, ¡deja de estarme interrumpiendo que no dejas concentrarme!
—Muy bien, te dejo para que estés tranquilo, ¡nos vemos! ― se despidió Azura con su amabilidad de siempre.
— Al fin me dejó tranquilo.
Hacia cualquier lado donde volteaba la joven glompy, no observaba otra cosa más que cientos de miles de millones de diferentes tipos de estrellas que rodeaban la nave, y si tenía algo de suerte, algún evento típico del cosmos como el paso de un cometa, una lluvia de estrellas o algún cúmulo de meteoros que surcaran frente a sus ojos. La chica glompy se ha fascinado al haber tenido la oportunidad por primera vez en su vida de observar tales maravillas que ofrecía el aterrador pero hermoso y misterioso universo. Que muy pocos seres (a menos que viviesen en planetas donde sociedades sumamente avanzadas prevalecían y era demasiado fácil realizar viajes intergalácticos como Éxodo, Nexon, entre otros) tienen la oportunidad de apreciar.
Por el lado contrario se encontraba Daiben, el inestable guerrero y desertor militar. Quien no se asombraba con esta nueva travesía, ya que este tipo de viajes se convirtieron en un ejercicio de rutina para él. En su inestable mente no dejaban de inquietarle otras cosas más que sus poderosos enemigos y su nuevo destino. Con la gran inconformidad de no poseer aún el gran poderío necesario para vencer, recurriendo a la huida.
— Este gimnasio sí que está bien equipado, creo que empezaré con esta prueba.
Azura programó el sistema de rutina de entrenamiento, activando una prueba de velocidad y reflejos.
«Fase 1: Simulación de combate a alta velocidad. Por favor escoja el nivel en el que desea comenzar la prueba»
Azura despistada por lo complejo que lucía la interfaz del sistema de entrenamiento, trató de averiguar la forma de escoger el nivel correcto que no la hiciera tropezar en el intento.
«Nivel cinco de dificultad escogido. Por favor, colóquese en la plataforma principal para liberar a los robots de prueba.»
— ¿Qué? ¿Robots de prueba?
Azura desconcertada se colocó en la plataforma del centro de la habitación. De entre las cuatro paredes se abrieron unas compuertas de las cuales salieron cuatro robots, cuya estatura era similar al de la chica, con forma humanoide, listos para comenzar la primera prueba.
Azura adoptó un gesto serio antes de comenzar el combate simulado. De manera muy veloz, los cuatro robots se movilizaron por toda la habitación para encontrar su primer punto de ataque, pero la aprendiz de guerrera de igual forma respondió. Uno de los cuatro seres mecanizados impactó con una veloz patada en la costilla derecha de Azura, al mismo tiempo que esta emitió un quejido leve; de inmediato, otro robot intentó encestar un fuerte golpe al rostro de su adversaria, pero esta vez la joven logró bloquear el ataque.
De manera coordinada, los otros dos androides se lanzaron sobre la acelerada mujer, pero de nueva cuenta esquivó a sus rivales, provocando que los cuatro seres chocasen entre sí.
—No esta vez amiguitos—se expresó Azura, levitando en lo más alto de la futurista sala.
Los cuatro rivales mecanizados de la chica formaron una hilera frente a ella y, abriendo sus metálicas bocas, dispararon cientos de orbes de energía que Azura evadió de manera muy apresurada. Los disparos fueron emanados de manera cada vez más rápida que las ráfagas anteriores, tocando los límites de velocidad de la joven glompy. De un momento a otro, la chica entre tantas limitaciones pudo impactar a uno de los robots con una ráfaga azulada de energía, directo al pecho de uno de sus rivales. Ocasionando un estruendo, cuyas vibraciones se sintieron en todo el Spitzner.
— ¿Qué demonios fue eso? ― cuestionó Daiben mientras contenía las alarmas de la nave ―. De seguro fue esa niña inquieta, ¿ahora que destruyó?
El joven nexono molesto, activó el piloto automático de la nave y se dirigió al lugar de donde provenía el humo de la explosión.
— ¡Azura! ¿Qué diablos hiciste? No te puedo dejar andando sola por toda la nave porque en menos de veinte minutos ya me creaste todo un desastre. ¡Azuraaa! ¡Maldita sea!
Daiben en medio de la cortina de humo buscó a la chica glompy, cuando de repente, uno de los robots, confundido ante la nula visibilidad en la habitación, atacó al guerrero por la espalda, pero reaccionó a tiempo.
—¡¿Quién les ordeno despertar?!
El chico sacó de entre su traje espacial de combate un artefacto con el que desactivó a los sujetos mecanizados.
Sesión de entrenamiento finalizada. Regresando al modo de reposo.
— ¿Azura donde diablos estas?
— ¡Hola! —respondió muy alegre la chica.
— ¡¿Hola?! ¿Acaso te das cuenta de lo que hiciste?
—Yo lo… Siento mucho ―respondió Azura con un cabizbajo y chocando sus dedos índices.
— ¿Qué es lo que estabas haciendo con esos robots?
—Solo quería entrenar un poco, además tú me dijiste que viniera.
— ¡Solo te dije eso para que dejaras de molestarme mientras controlaba los sistemas de la nave! Te pido que si no entiendes cómo funcionan estas cosas no-las-to-ques, ¿te quedo claro?!
—Está bien, ¿puedo ir a comer? Estoy hambrienta, je, je.
―Tú no tienes remedio, está bien, pero… ¡Fuera de aquí!
— ¡Sí, sí! ¡A la orden capitán!
Después el desastre ocasionado por la chica, Daiben regresó de nuevo a la cabina de comando del Spitzner. Pero notó algo extraño en el sistema de navegación y coordenadas.
—¿Qué es esto? ¿Por qué de repente la interfaz hizo interferencia, que son esos extraños ruidos?
Daiben buscó el origen del problema, pero, después de unos cuantos minutos buscando y analizando no encontró ningún desperfecto.
— ¿Qué le sucede a esta cosa? Más vale que regrese al sistema manual. Es lo malo de nunca haber sometido a esta cosa a una prueba piloto―el muchacho continuó controlando la nave, hasta que, de nueva cuenta, la interferencia regresó.
— ¡¿Ahora qué?! Maldita porquería.
En ese mismo instante, un apagón invadió la nave y el chico iris desconcertado encendió las linternas de su traje, pero justo después encenderlas, los sistemas volvieron a la normalidad.
— ¡No puede ser! Espero que aguante lo suficiente para llegar a Zöld, y también espero que esto no afecte a los reactores de fusión fría.
Transcurrido cierto tiempo, el cansancio venció al guerrero iris, obligándolo a colocar al Spitzner de nueva cuenta en automático. Mientras los jóvenes guerreros descansaban y todo permanecía en aparente calma. Las interrupciones y extraños fenómenos se presentaron de nuevo. Pero esta vez el impacto fue tal, que el mismo sistema autónomo de gravedad fue desactivado espontáneamente. Y a pesar de eso, nadie se dio cuenta de lo ocurrido.
Sin embargo, cuando ocurren situaciones como esta, una alarma suena para alertar a los tripulantes. Ambos muchachos despertaron desconcertados, pero fueron sorprendidos por la nula fuerza gravitatoria.
— ¿De nuevo con lo mismo? Esto parece ya un juego de niños tontos.
Daiben con el Dendroide activó el mapa holográfico para saber en qué zona se ubicaban, pero el sistema no respondió de manera óptima, mostrando resultados incompletos.
— ¿Qué le sucede a esta cosa? ¿Por qué me muestra una imagen borrosa del lugar? Algo no está bien.
—Daiben mira, ¿Qué es eso?
Preguntó Azura, señalando el horizonte sideral que se observaba desde la cabina de comando.
— ¿Qué cosa? ― replicó Daiben desconcertado.
— Esa cosa brillante que se ve a lo lejos, ¿es una estrella gigante acaso?
—No… No lo creo, una estrella de mediana edad no posee un brillo tan intenso como ese. Además, puedo ver una especie de espectro luminoso, similar al que suelen emitir los arcoíris en el centro de esta.
— ¿Ósea que en el espacio exterior también existen arcoíris?
—No digas tonterías, eso es imposible.
— ¿Entonces que puede ser esa cosa?
—Te he dicho que no tengo la más mínima idea. Y sea lo que sea, creo que nos estamos dirigiendo directo hacia ella.
Daiben, aun tomando el control manual del Spitzner, hizo una consulta con la asistente virtual de la cabina.
— Karften, rastrea los posibles satélites de control que se encuentren cerca de nuestra posición sideral.
«Analizando… No se encontraron sistemas de control para enlace, reinténtelo más tarde. «
—Como sospeche, tal parece que nos encontramos en los límites nunca explorados de Andrómeda. Ahora comienzo a entender por qué los apagones y la imagen borrosa del Dendroide… Estamos entrando en un campo gravitatorio diferente al de esta galaxia. Preparándonos para quedar a la intemperie del espacio interestelar. Pero aún hay algo que no me explico, esa cosa luminosa hacia la que nos dirigimos. Bueno… solo espero que se trate de una simple nebulosa.
Daiben de nuevo consultó a la asistente virtual.
—Karften, tiempo restante antes de llegar a la región noreste de Andrómeda.
«Iniciando cálculos correspondientes… Tiempo estimado de llegada: seis meses aproximados.»
—Bien, no es mucho tiempo el restante para saber de qué se trata todo esto, solo espero que nuestro destino no dependa de ello.
Región Noreste de Andrómeda.
— Comandante, cual será nuestro próximo destino ahora que nuestra capitana Grey se ha… ido―preguntó uno de los miembros sobrevivientes de Bataklán, recordando posible y cruda muerte de Grey Izuhira.
—Soldado―respondió el comandante O´Conner, con la moral por los suelos―. Tantos años en el campo de batalla, tantas situaciones ominosas, desgarradoras y extremas en las que he estado presente y créame ahora… Que no tengo la más mínima idea de hacia dónde vamos.
— De alguna manera lo entiendo, comandante O’Conner, todo ocurrió de manera tan repentina y fulminante. Ni siquiera el engorroso entrenamiento que hemos llevado a cabo durante más de 150 años nos dicta que es lo que debemos hacer ahora.
— Creo que… es el fin soldados―el comandante desabrochó sus arneses de seguridad para sentirse más libre y continuó―. No nos queda otra alternativa más que dejar que nuestras energías restantes y la luz de las estrellas, junto a nuestros navegadores nos guíen hacia donde sea que nos estén llevando. Hasta que ambos dejen de ser útiles, y se haga la voluntad de los Señores Supremos. Preferible supongo, a regresar a nuestro hogar y darle la mala noticia al gran señor Adalberto de que su más apreciable retoño ha muerto en manos del despreciable enemigo mientras cumplía con su deber.
— No, aún no puedo creerlo, la valerosa hija de nuestro rey, la valiente y poderosa Grey Izuhira, quien nos bañó de gloria y fraternidad después de aquella victoria en nuestra ciudad capital… ―reprochó uno de los soldados sobrevivientes.
—Yo… no puedo creerlo tampoco soldado… pero así fue, y una vez más antes de su impensada partida, de nueva cuenta, nos bañó de salvación, de la cual ninguno de nosotros deberá olvidar y además…
Por la cabeza del veterano comandante transcurrieron memorias sobre sus compatriotas en Éxodo. Recordando cómo fue esa gran hazaña que expuso las debilidades del »invencible» ejército de Saiki Crimson.
—…. Nuestros hermanos, ¡no soldado! no podemos morir como simples forasteros sin rumbo en medio de la nada. No sin antes hacerle saber a nuestros hermanos en Éxodo de la gran hazaña en la que nuestra capitana ha perecido.
— ¿Quiere decir señor que…?
— Así es soldado. Programen sus coordenadas de regreso a casa. Aunque llevemos una mala noticia, tenemos noventa y nueve buenas nuevas más por contar.
— ¡Al orden señor!
Los miembros restantes de la Unidad Especial Bataklán emprenden un nuevo camino de regreso, sumergidos entre la tragedia y la gloria concedidas por una miembro de las más veneradas y aclamadas dinastías que han gobernado al planeta Éxodo durante miles de años.
— Comandante, ¿cree usted que nos quede suficiente energía para volver a casa? ― preguntó uno de los soldados a través del canal de comunicación holográfica.
Por supuesto que sí soldado, además, si eso pasa espero y nos ocurra ya estando en la zona de cobertura de uno de nuestros satélites de control para pedir apoyo.
—Muy bien señor, entonces guíenos de vuelta a casa que ya quiero volver a encontrarme con mi familia.
— Sí, yo también, soldado.
Una señal de auxilio proveniente de la nave cabecilla de la unidad Bataklán se hizo presente, a unos cuantos centenares de años luz de distancia.
—Vamos… por favor respondan… soldados.
Exclamó agobiada la misma hija del rey Adalberto. Expuesta en el infinito espacio, vistiendo aún su traje espacial, pero, con un pequeñísimo agujero en el, suficiente para agotar las reservas de oxígeno en muy corto lapso.
—Ja, ja no debí hacer semejante locura de tirarme al vacío sin antes haberme sujetado de mi cuerda de seguridad. Ahora me encuentro flotando en el espacio vacío, en medio de toda esta chatarra que dejo mi súper ataque especial a su paso. Mientras observo como mi nave se va alejando cada vez más de mi posición, gastando energía inútilmente. Al menos puedo disfrutar la hermosura del infinito espacio sideral.
Durante el trayecto, uno de los soldados más jóvenes de la unidad planteó una duda respecto a cómo sucedió el incidente en la región noreste de Andrómeda.
— ¿La nave de la joven Grey realmente fue destruida?
— ¿A qué se refiere soldado Berznev? ― respondió el comandante O´Conner.
—Sí―respondió el coronel de las fuerzas especiales―. Me refiero a que, si el impacto de aquella explosión pudo haberlo destruido todo realmente, porque recuerdo que antes de activar nuestro salto cuántico, la señorita Izuhira había sido proyectada. Así que deduzco, el impacto de la explosión debió alcanzarlo todo menos a su vehículo espacial. En caso de ser así, podría rastrearla con su huella satelital.
— Muy buena hipótesis soldado, ahora que hago un poco de la buena memoria que me queda, también recuerdo haber visto tal impacto que destruyó todo desde la posición de la joven Grey, pero sin afectarse a sí misma.
—Así es comandante O’Conner, solo déjeme probar, aunque sea una mínima o muy débil señal, nos será suficiente para saber si la alteza Grey podría encontrarse con vida.
— Adelante soldado Berznev.
Varios intentos costaron al coronel, debido a que este sistema necesitaba forzosa ayuda de señal satelital de control, la cual no se ubicaba en ninguna parte.
— ¡Se… Señor…! ¡Encontré algo! ¡Encontré algo!
— ¿Qué sucede soldado?
— ¡Una señal! ¡Una señal! ¡Y parece venir de la nave central que abordaba nuestra capitana Grey!
— No puedo… No puedo creerlo, ¡Realmente la hija del señor Adalberto sigue con vida! ¿Y qué estamos esperando? ¡Dirijámonos de prisa! Puede que nuestra capitana se encuentre desfallecida en medio de la nada sideral.
—Muy bien comandante, llévenos hacia la región noreste de vuelta.
El estado mental de Grey Izuhira era cada vez más crítico entre más era la cantidad de oxígeno que se fugaba a través de los agujeros del traje espacial.
— Tal… vez… si intento… moverme… como lo hago en la superficie del océano, podré llegar hasta mi nave y alcanzarla…
Grey pataleo y manoteo en la intemperie del cosmos. Pero la alta presión sideral no se lo permitió. Pero desplazándose con su energía restante, la joven nórdica llegó a su objetivo. La guerrera nórdica entre hiperventilaciones dentro de su traje se adentró en su esférica nave.
«Niveles de oxígeno en estado crítico, veinte por ciento y disminuyendo, por favor coloque el traje de nuevo en la cabina de abastecimiento»
—No me queda mucho, creo que este es… el… fin.
Grey completamente resignada a morir, echó un vistazo en lo que quedaba de la cabina principal.
— ¿Qué es esa extraña luz verde en el tablero? Un momento, es el dispositivo de localización, pero se supone que había sido desactivado después de la explosión… eso significa que mis soldados vienen por mí.
El oxígeno en el traje se terminó. Mientras el resto de la unidad Bataklan llegó a toda la velocidad al lugar.
— Muy bien soldados estamos aquí, revisen cada metro cúbico de esta área, supervisen muy bien entre todo este escombro de basura espacial, la señorita Grey puede encontrarse desfallecida en medio de toda esta chatarra.
Tras una exhaustiva exploración en el área, los soldados nórdicos no logran encontrar algo interesante.
— Esperen encontré algo―, interrumpió un soldado nórdico.
— ¿Qué sucede soldado? ― preguntó O´Conner, quien buscaba por su cuenta.
— De acuerdo con mi sistema de rastreo, debemos movernos unos cuantos grados en dirección norte, mi radar indica una débil señal de la huella satelital.
— ¿Y cómo llegamos hasta ahí soldado?
—Una manera sería que yo saliera eyectado de esta nave y amarrado con mi cuerda de seguridad, buscar por mi cuenta.
— ¿Cree usted que la cuerda tenga el suficiente alcance como para llegar hasta esa zona?
— Eso espero comandante, esta cosa me dice que no debe estar a más de mil metros de distancia, la cuerda tiene una cobertura del doble.
— Muy bien, coloque el sistema de navegación en estado de reposo y mucha suerte.
— Sí señor.
El joven Berznev navegó a través del cosmos y entre los cúmulos de basura espacial y rocas, producto del estruendo. Unos cuantos metros más adelante, encontró la esférica nave de su capitana. Al abrir la compuerta de la nave, el joven soldado encontró el cuerpo desmayado de Grey Izuhira.
A continuación, los soldados realizaron las maniobras necesarias para traer de vuelta consigo a su capitana. Poniéndola a salvo en la nave del comandante O’Conner. La joven princesa nórdica fue entubada a un sistema de respiración artificial en la enfermería equipada dentro del vehículo espacial.
— ¿Cree usted que reaccione pronto, comandante?
— Eso espero Berznev, eso espero, no quiero ni imaginar que haya caído en un posible estado de coma.
— No puedo creer aún que haya hecho esa maniobra tan arriesgada y mortal, sólo para salvar nuestras vidas, realmente esta chica lo da todo por nosotros… su pueblo.
—Así es soldado, al igual como lo hicieron sus padres en la guerra civil de Ohm. Ella lleva en la sangre ese sentido guerrero de dedicación, de valentía ante cualquier situación, tomando en cuenta también lo hermosa que es a su muy corta edad.
— Bien pues entonces regresamos a Éxodo ahora sí llenos de mucho entusiasmo después de patearle el trasero a los zeltanos y rescatar a nuestra poderosa capitana.
—Supongo que así es soldado y además. . .
Antes de terminar su frase, el veterano comandante fue interrumpido por unos leves quejidos provenientes de la princesa Grey. Quien ha reaccionado de manera favorable después de la entubación.
— ¡Ma… majestad! ¿Esta despierta? No creí que eso sucediera sino hasta regresar a nuestro hogar.
— ¿Don… de… dónde estoy? ¿Comandante O’Conner? ― preguntó la princesa Grey desorientada, recostada en una camilla.
― Siempre a sus órdenes mi joven alteza
— ¿Qué fue lo que ocurrió?
O’Conner le explicó todo lo acontecido a la recién despierta hija del rey Adalberto. Después de la larga historia contada, esta se deshizo de los aparatos médicos. Se quitó su bata de paciente y se vistió con su traje de combate de nueva cuenta.
— ¿Majestad que ésta haciendo?
— ¿No se da cuenta de esto comandante?, solo hemos cumplido con una mínima parte de la misión encomendada por mi padre. Aún quedan más cosas por realizar, como ir a capturar a ese sujeto iris llamado Daiben.
— Joven Grey, ¿Cómo planea ir detrás de ese chico si ni siquiera tiene un medio con el cuál llegar hasta el pantanoso planeta Zöld? ¿Por qué tanta obsesión con ese sujeto?, si realmente se ubica en aquel planeta, entonces ya se encuentra a cientos de millones de años luz de distancia, las mismas condiciones extremas de dicho planeta se harán cargo de él. Por favor majestad, tenemos que regresar a Éxodo e informarle al rey Adalberto todo lo acontecido hasta ahora.
—No comandante―vociferó tenazmente la princesa guerrera―, jamás en mis 113 años de corta vida he desobedecido las órdenes de mi padre. Además, ese sujeto tiene cuentas pendientes que saldar conmigo y ante la justicia de nuestro pueblo. Esto no puede quedarse así nada más, por favor, se trata de un miembro del ejército zeltano y de un asesino que acabo con cientos de vidas en Norm.
—Supongo que… tiene razón majestad, pero, ¿Cómo llegará hasta Zöld sin una nave?
— Eso es fácil comandante, usted me hará el favor de prestarme la suya.
— ¡¿Qué?! ¿Cómo ha dicho alteza?
— Sí, es más… soldado Berznev― habló Grey mediante el canal de comunicación holográfica.
—Alteza Grey, que gran noticia volver a escuchar su suave voz.
— Necesito que se enganche con la nave del comandante O’Conner. Ustedes tres regresaran a Éxodo a contarle todo a mi padre. Mientras yo en la nave del comandante viajaré en busca de ese sujeto iris.
— ¿Está segura de eso capitana? ¿Cree que ésta en las condiciones adecuadas para llegar hasta ahí?
—No se preocupe soldado, recuerde que soy descendiente de las más poderosas dinastías de nuestra especie, ninguna situación se me es tan complicada teniendo mi gran poderío, resultado de mis extenuados entrenamientos desde pequeña.
—Muy bien, no por nada usted es nuestra valerosa capitana.
Después de hacer la compleja maniobra de enganche, el comandante O’Conner y sus hombres emprendieron camino de regreso a Éxodo. Mientras Grey por el lado contrario, continuó su travesía directo al planeta Zöld.
— Muy bien, aquí voy de nuevo… Daiben, no creas que te escaparas de mí tan fácilmente. Tu y yo tenemos una cuenta pendiente que resolver aún… no te mueras todavía. Porque yo seré quién se encargue de eso. Grey concentrada con estas palabras grabadas en su mente emprendió un nuevo salto cuántico en dirección noreste.
El salto cuántico hizo recorrer a la guerrera nórdica cientos de años luz después de la zona noreste de Andrómeda, pero situaciones extrañas se hicieron notar en el trayecto. Primeramente; los controles dejaron de responder y una poderosa fuerza de atracción desequilibró de su curso a la nave de la joven princesa. Conforme la nave avanzaba, más fuerza cobraba el campo de atracción. A tal punto que Grey perdió por completo el control. Justo cuando se dispuso a revisar la cabina principal, otro extraño fenómeno ocurrió frente a ella. Su campo de visión se distorsionaba espontáneamente. Acto seguido, un gran resplandor iridiscente iluminaba el horizonte. La nave militar nórdica tuvo varios apagones en cada uno de sus sistemas durante el suceso. Después de eso, se hizo presente el fenómeno del universo curveado; realidad, tiempo y espacio eran centrípetos.
― Esto no puede estar pasando, los malditos controles no responden. Ese espejismo no me permite ver hacia dónde me estoy dirigiendo. Será mejor que me conecté el arnés de seguridad, por si tengo que salir eyectada de nuevo.
La nave del ejército nórdico se había adentrado en el horizonte de sucesos, materializado en una colosal esfera, con rumbo desconocido.
—Alguna vez llegué a escuchar anécdotas de viajeros en Éxodo que relataban fenómenos en el hiperespacio muy similares a este― afirmó Grey―. Agujeros de gusano o algo por el estilo. Pero…. a mí parecer, y por lo poco que se sobre el tema, quizás esto no sea un agujero de gusano. Creo que no especulare más y esperaré hasta saber de qué va todo esto.
Todo tipo de cuerpos celestes dentro del horizonte de sucesos asimilaban la fuerza centrípeta del vórtice cuántico, mezclados homogéneamente, a una velocidad más allá de la luz misma.
—Si tan solo pudiese tomar nota sobre esto―exclamaba Grey, aun creyendo que todo se trataba de alguna especie de sueño astral―. Pero no puedo moverme, debo mantenerme sentada aquí y solo presenciar. No sé si soy yo, pero mi campo de visión parece desvanecerse. Como si mi realidad fuese algún tipo de líquido derramándose. Además de que me empiezo a sentir un poco mareada.
El acto que finalizó la travesía fue un vórtice de estrellas, del cual emergieron múltiples resplandores descompuestos en fragmentos coloridos y radiación cósmica. En un solo parpadeo, todo volvió de nuevo a su lugar, incluyendo la nave de Grey Izuhira, y las turbulencias al fin cesaron.
— ¡Ay no! ¡¿Ahora qué?! No puedo ver absolutamente nada.
Los ojos de Grey de nuevo recobraron la vista bloqueada por los destellos de luz. La tranquilidad y normalidad que rodearon el ambiente fueron difíciles de adaptar para la joven guerrera. Creando confusión dentro de su cabeza, trató de descifrar si todo lo presenciado por sus sentidos fue real, o algún tipo de ilusión cósmica.
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17.- LA NUEVA AMENAZA
Palacio Imperial Ming.
Ciudad capital Nexus.
Planeta Zeltan.
— Mi señor Saiki, le traemos buenas noticias― aseguró uno de los asesores del dantesco emperador.
— Mas te vale que sean noticias sobre cómo va la operación secreta de exterminio, gusano―respondió el supremo líder zeltano, sin dirigir la mirada a su súbdito, mientras permanecía recostado y despreocupado en su silla imperial.
— Discúlpeme usted señor, de igual forma me gustaría que también fuesen noticias sobre dicha operación― el asesor tragó saliva antes de continuar―. Pero sabe que aún nos llevará demasiado tiempo encontrar a esos supuestos cuatro guerreros legendarios, de los que tanto habla el consejo de los sabios ocultistas. Recorrer la enorme galaxia Andrómeda toma su tiempo, majestad.
― Solo por decir un punto muy coherente no te mataré―Saiki expulsó una carcajada soberbia―, y entonces, ¿Cuál es esa buena noticia?
El asesor nervioso respondió.
— La noticia viene directo desde la misión z-C113, majestad. Un mensaje muy breve de parte del capitán Zehmro― el súbdito leyó el breve mensaje.
«Planeta Collins capitulado con total éxito. Todas las posibles fuerzas reaccionarias de resistencia: eliminadas; recursos suficientes para abastecimiento durante los próximos mil años».
Saiki extendió sus brazos con fervor, después de escuchar tales noticias.
— Cada día me sorprenden más mis hombres, y ahora teniendo Collins a nuestros pies. A los nórdicos sitiados en sus principales rutas siderales de comercio, con Nexon y Aura de rodillas ante nosotros. Realmente puedo reafirmarlo, Omrusch.
— ¿Qué cosa mi señor? ―respondió extrañado el asesor.
— La venganza; ese sentimiento mutuo que por cientos de años nos aquejo como un cáncer social; ese sentimiento del cuál sabríamos que algún día estallaría y que se impondría sobre el deseo de los ardientes corazones de nuestro pueblo y que hoy; casi 3 mil años después, ha sido consolidada gracias a mi tenaz esfuerzo y también al de mis hombres y mis honorables discípulos.
— Lo entiendo perfectamente majestad, esos infelices de la Tetra Alianza al fin están siendo apuñalados por la misma daga con la que nosotros estuvimos incrustados durante mucho tiempo, y mírelos ahora, esos seres superiores que se burlaron en nuestras caras y nos humillaron junto con los nefilim se encuentran trabajando para nosotros en las minas de aluminio al sur de nuestra madre patria. También eliminamos a los que nos son indeseables para nuestra gran campaña. Usted haciendo justicia en nombre de nuestro gran pueblo, si me permite el comentario, alteza.
— Por cierto, ¿ya está lista mi sesión de hoy?
— Déjeme revisar mi señor―el asesor inspeccionó entre sus carpetas digitales―. Al parecer sí, su próxima sesión de ejecución está lista para ser llevada a cabo, ya sabe la rutina, la forma en la que serán torturados va por su cuenta majestad Saiki.
— Al menos me alegra saber que tengo un modo de divertirme por un rato en este enorme palacio.
Justo antes de salir por la puerta principal junto a su vocero para dirigirse a los campos de exterminio, Saiki Crimson fue detenido repentinamente por el comandante de la unidad especial de cazadores.
― Disculpe la forma atrevida de entrar en su morada majestad― el comandante se inclinó y besó la mano del emperador después de hablar―. Pero tengo una noticia que le pondrá de buen humor el día.
— Cuando creí haber tenido suficiente con la noticia de Collins, ¿qué sucede ahora comandante?
— Es respecto a la operación «Buscar y persuadir» que usted ordenó hace seis meses mi señor.
— Sí lo recuerdo, ¿y han encontrado algo o a alguien para nuestro plan alternativo a la operación de exterminio?
— Así es majestad, tenemos noticias de la RLHS (Real Liga de Hechicería Sideral)
— Ja, ja por sí la noticia no fuese ya muy buena de por sí― exclamó el asesor, mientras Saiki lo observó con extrañeza, cortando de tajo el regocijo del súbdito.
— Como le decía mi señor, la RLHS estaría dispuesta a cooperar con nuestra noble empresa, cediéndonos una de sus principales mercenarias. Siempre y cuando nosotros les demos un muy buen derecho de réplica.
— ¿Ah sí? ¿Y en qué sentido, comandante?
— Éxodo… ― el comandante arqueó las cejas.
— Esa liga no está para nada llena de idiotas, saben muy bien el tipo de tajada que pretendemos.
— Lo sé mi señor Saiki, traté de convencerlos de que optarán por una parte menor como Aura o Bertra, pero no quisieron aceptar, así que usted tiene la última palabra, majestad.
— Debido a las actuales circunstancias y tomando en cuenta que aún no veo resultados de la operación de exterminio. Con carácter de urgente comandante, deseo tener una audiencia inmediata con la RLHS y con esa supuesta mercenaria que tanto veneran.
— ¿Está completamente seguro señor Saiki? ― el comandante se mostró persuasivo―, digo, ceder uno de nuestros principales objetivos a vencer para tomar Andrómeda. Además, no hablamos de cualquier planeta sino hablamos de…
—No diga más comandante, tengo entendido lo que trata de decirme. Pero véalo de esta forma: Nosotros pensábamos que los nórdicos eran fuertes por iniciativa propia. Pero si analiza los datos más recientes de la OPA; tanto la economía, como el desarrollo armamentístico de Éxodo han caído exponencialmente durante los últimos veinte años. Tiempo mismo desde que iniciamos el asedio a sus principales rutas de comercio con los glompys y los iris.
— ¿Quiere decir que los Nórdicos no son nada sin sus aliados?
—Así es comandante, y por ello, no tengo ningún inconveniente en que una bruja mercenaria se apodere de uno de los miembros de la extinta Tetra Alianza. Sabiendo que aún me quedan tres de sus más importantes eslabones.
— Muy bien mi señor, entonces haré los preparativos para su reunión con la Real Liga.
— Así se habla comandante, pero me temo que tendrá que esperar un poco más.
— ¿Por qué mi señor?
— Mi rutina diaria de diversión.
—Ja, ja ya veo, olvide lo mucho que disfrutaba asesinar a los indeseables en los campos de exterminio.
—Así es, y creo que hoy mis bestias se alimentarán mejor que nunca con la tierna carne de los retoños de los indeseables. Mientras yo disfrutaré exterminando al resto, despellejándolos átomo por átomo como si se tratasen de animales salvajes.
Saiki terminó estas palabras con el orgullo y saña que siempre lo han caracterizado.
18: EL ARRIBO AL EXTRAÑO PLANETA AZUL
Veinticuatro de abril del año 2027.
Nueve horas de la mañana.
En alguna isla del Océano Pacífico.
Tras haberse puesto en órbita con el planeta azul, un ciclo de traslación después, Grey pudo aterrizar finalmente. Ahora se encontraba rodeada por enormes extensiones de agua salada, y su nave había quedado varada y sin energía. Su misión fue explorar el desconocido lugar. Las compuertas de la esférica nave se abrieron de manera automática, mientras la joven Grey hizo primer contacto con el planeta azul. Como primera acción, la muchacha nórdica contempló el horizonte náutico dibujado ante sus ojos claros, y seguido de esto, dirigió su mirada hacia el despejado, ventoso y azulado cielo.
― Este lugar es hermoso; tanto sus cielos, sus océanos y posiblemente lo sean sus tierras. Sin lugar a duda estoy segura de que poseen la misma magnitud como lo estoy viendo con sus aguas. Así que no perderé más tiempo…
Grey fue interrumpida por unas luces provenientes de su traje.
— Esas lucecillas normalmente suelen encender cuando estoy en un lugar en donde no es necesario utilizar un traje como este― la joven se quitó el casco en seguida―. Significa entonces que en este lugar hay abundante oxígeno… ― diversas ideas llegaron a su cabeza con lo dicho―. Un momento… oxígeno… agua… eso podrían ser señales de que, en efecto, en este lugar hay algún tipo de vida, pero no cualquier tipo sino más bien― sus ideas se agrandaron cada vez más―. . .vida inteligente ¡Y en gran abundancia! ¡Oh gracias, Señores Supremos! Sabía que nunca dejarían desamparada a una de sus hijas, al igual como lo hacen con el resto de mis hermanos. Estoy segura de que en este nuevo planeta podré prepararme muy bien para terminar mi gran misión y poder regresar a casa para disfrutar de esos ricos textos llenos de sabiduría de nuestros ancestros.
Limites siderales de la Vía Láctea.
190 mil años luz de distancia del planeta azul.
El Spitzner se repuso después de aquel apagón espontaneó, antes de haber atravesado aquel portal que desorientó en todos los sentidos a los viajeros espaciales que iban a bordo del vehículo espacial. Daiben y Azura presenciaron en carne propia que la misteriosa bóveda celeste también está viva y que de ninguna manera esta permanece estática en una sola dimensión.
— De ningún modo es probable que sigamos viajando a través de Andrómeda.
— ¿Por qué lo dices Daiben?
—Nunca en mis años de explorador había viajado a través de campos siderales tan fríos como este.
—Tienes razón, realmente es una zona demasiado congelada del universo.
—Le echaré un vistazo a los propulsores para verificar que no estén atascados.
Daiben se amarró a uno de los arneses de seguridad de la nave y salió por una de las escotillas del Spitzner. Exponiéndose temporalmente al frío espacio sideral que lo rodeaba. El eterno silencio afuera era demasiado inquietante.
Mientras dentro, Azura merodeaba dentro de la cabina principal, curioseando entre los controles de comando. Pero de un momento a otro, la chica observó a través de la pantalla principal que el entorno de la nave sideral se cristalizaba lentamente, dando a entender que la temperatura había disminuido significativamente.
—Daiben, ¿estás ahí? ― se escuchó la voz de la chica a través del canal de radio comunicación, con cierta interferencia.
— ¿Qué es lo que quieres? Estoy revisando los enormes propulsores de esta cosa.
—Daiben… acabo de observar algo muy extraño en la cabina de comando.
— ¿Ahora de que se trata? ―respondió el chico renegando, mientras observaba los gigantescos propulsores del vehículo espacial.
— ¡Hielo, lo veo a través de una pantalla!
— ¡¿Qué?! ¿Estás hablando enserio Azura?
—Claro que si Daiben. Además, hay partes de la nave que se están congelando muy rápido.
Daiben se dispuso a regresar dentro del Sagitario. Pero justo cuando encendió las botas propulsoras de su traje, el lugar a su alrededor comenzó a congelarse espontáneamente. También, diminutos pero peligrosos trozos de hielo se estrellaban en el fuselaje de la nave, a una violenta velocidad.
Daiben trató de abrirse paso caminando sobre las orillas del ala principal del vehículo espacial, para poder llegar hasta una de las compuertas de emergencia. Pero los trozos de hielo le impedían ver con exactitud en su camino.
—¡Maldita sea! ― vociferó el guerrero nexono―. Debo llamarle a esa mujer lo más rápido posible.
Daiben continuó su camino hacia la escotilla, pero de un instante a otro cayó hacia el espacio vacío, amarrado aún de su arnés. Pero debido a la violenta caída, el arnés se estiró hasta romper su límite. El joven desertor gritó el nombre de Azura hasta desgastar sus pulmones. Pero olvidó que el sonido no podía viajar a través del espacio vacío.
Por su parte, Azura no se hizo esperar más al haber notado que su acompañante iris no regresaba, por lo cual decidió colocarse un traje de reserva e ir en su búsqueda. Su sorpresa fue cuando se percató de que la base del arnés había sido destruida.
— ¡Ay no! ¡Daiben!
Decidió dar un salto hacia el vació cósmico, amarrada de otro arnés. A unos cuantos metros de su posición, Azura observó a Daiben, quien flotaba y daba inútiles pataleos tratando de estabilizarse. Azura sujetó un brazo de Daiben, para así llevarlo de vuelta a la nave militar. Pero justo cuando se dispuso a regresar, un trozo gigante de hielo se estrelló contra ambos chicos. Forzando el arnés al que Azura se mantenía sujetada.
Haciendo caso omiso a lo recién acontecido, los dos jóvenes intentaron regresar al Spitzner. Pero de nueva cuenta, un nuevo trozo de hielo se estrelló contra el chico iris, resbalando este de la mano de Azura. Pero gracias a los efectivos reflejos de la joven, logró sostener de nueva cuenta a su acompañante. Después de esto, cientos de trozos menores de hielo impactaron a gran velocidad contra ambos. Azura desesperada y preocupada por que el piloto automático se reanudaría en seguida, emitió un un poderoso grito, mismo que incluso sorprendió a Daiben Meren. Acto seguido, una onda de energía se hizo expulsar del cuerpo de la joven glompy. El impacto provocó turbulencias en la nave, pero también hizo desaparecer el hielo por completo.
Sin más preámbulo, los jóvenes guerreros regresaron al Spitzner. Daiben tomó algo de oxígeno de uno de los tanques conectados a la cabina de evacuación y regresó a la cabina de comando. Azura regresó agitada a su cámara de hibernación después de haber liberado una cantidad estruendosa de energía.
— ¿Cómo pudo ser posible? ― se cuestionó Daiben, recordando tan inquietante momento―. Esa chica no ha entrenado conmigo desde que nos encontrábamos en Ares. Aun con ello, pudo desprender esa cantidad brutal de poder para salvar nuestras vidas. Cada vez me inquieta más la idea de que alguien como ella pueda superar mis poderes. Pero tampoco debo impedir que intervenga en mis planes de acabar con Saiki.
Daiben frunció el ceño y continuó reflexionando ―. Nadie excepto yo tiene que que acabar con ese maldito bastardo y hacerle pagar por haberme traicionado de esa manera. No dejaré que nadie se interponga en mi camino.
Como si fuese producto de las circunstancias. Tanto desde el Spitzner como del palacio Imperial de Saiki Crimson en Zeltan. Ambos sujetos articularon sincronizada mente sus palabras:
»Yo soy el ser más fuerte y reformare este universo. Aquel que se interponga en mi camino, será destruido con mis propias manos»
El momento de Daiben fue interrumpido por una notificación del sistema de navegación que indicaba un nuevo planeta a no más de doscientos años luz de distancia. En el cual quizás, ambos chicos podrían volver a refugiarse y reanudar sus exhaustivos entrenamientos.
19. EL NAUFRAGIO DE GREY Y EL ARRIBO DE DAIBEN
Han transcurrido unos días desde el aterrizaje forzoso de Grey en litorales del planeta azul. La ventaja fue que nada de trabajo le ha costado adaptarse a las condiciones de dicho lugar. La joven nórdica ha logrado establecerse en la isla más cercana, tras haber construido con sus propias manos un refugio temporal.
Después de realizar una inspección a su nave militar, la joven guerrera percibió que los principales problemas radicaban en los reactores y propulsores carentes de cualquier tipo de energía para reactivarse. Pero sin precipitaciones, Grey Izuhira dio un recorrido alrededor de la isla. En espera de encontrar víveres naturales y materiales necesarios para reforzar la estructura de su refugio, construido a base de carrizos, bambú y hojas de palmera. Por la tarde, y después de darse un refrescante baño dentro del océano, la joven se preparó para un nuevo recorrido hacia la zona oeste de la isla, lugar al cual no se ha aventurado a explorar.
Hermosos paisajes la rodeaban durante su trayecto, una gran diversidad de especies vegetales y animales endémicas complementaban su exploración. Siguiendo la ruta dentro de la selva tropical, encontró unos cenotes naturales en los que decidió adentrarse.
— ¡Esto es increíble! Este planeta posee grandes atractivos naturales, e incluso mejor aún que Éxodo mismo ― exclamó Grey, revitalizándose en el agua cristalina.
Más tarde todavía, la joven revitalizada física y psicológicamente, regresó a su refugio antes de que la noche cayese. Pero durante el camino de regreso, encontró algo que la detuvo por unos instantes. Un destello de luz, proveniente de una fogata en medio de la selva. Grey desvío su vuelo hacia la zona donde provenía el humo de la hoguera, justo unos cuantos metros antes para no ser detectada por quien o quienes fueran los responsables de haber encendido el incandescente fuego que iluminaba gran parte de la oscura selva. Fue entonces cuando descubrió a una tribu sedentaria, realizando un extraño ritual alrededor de la hoguera. Unos bailaban, otros alentaban más el ritual; ejecutando instrumentos musicales hechos a base de piel de animales y huesos de estos. En el umbral de aquel fuego, yacía uno de los animales cazados por el grupo cociéndose, listo para ser comido por los aldeanos.
— Esas personas visten de manera muy rara― expresó Grey―, casi parecen estar desnudos y, además, esa forma tan peculiar de bailar y moverse alrededor de una simple fogata, me recuerdan a aquellos habitantes salvajes del primitivo planeta Egan.
Un fuerte estornudo de parte de la joven irrumpió con el ritual de la tribu, ocasionando que todos sus miembros dirigieran miradas hacia la dirección de donde tal sonido provenía. Los miembros susurraron entre sí con gestos de extrañeza, en un desconocido idioma para la hija del rey nórdico. Segundos después de confusión entre la tribu, enviaron a uno de sus miembros a investigar de dónde provenía tal peculiar sonido que irrumpió el ceremonial.
Aquel sujeto robusto, alto, de piel cobriza que no lo diferenciaba en nada respecto a los demás miembros de su grupo; equipado solamente con un taparrabos y una lanza filosa, caminó valientemente hacia donde Grey permanecía escondida, detrás de un gran árbol.
El sujeto habilidoso, cortó ramas y arbustos con la intención de encontrar a su presa, sin éxito alguno. Grey por su parte se mantuvo escondida detrás del holgado tronco de uno de los árboles que se ubicaba justo detrás del sujeto que solo vestía un taparrabos. La chica desesperó, por permanecer aún escondida detrás de un sujeto al que bien si ella misma lo quisiese, ya le habría masacrado a golpes sin mayor dificultad y así regresar de vuelta a su refugio. Pero los valores inculcados por la nobleza de Éxodo y especialmente hablando de su padre, el rey Adalberto, no se lo permitieron por ninguna razón, a menos que se tratase de algún sujeto representante de una autentica amenaza como el desertor Daiben o el emperador Saiki.
— Ese extraño hombre no se da por vencido―, reflexionó Grey, observando cautelosa a su alrededor―. Tendré que ser lo más sigilosa posible para poder escapar sin que se dé cuenta.
Antes de hacer un solo movimiento, un nuevo estornudo la delató frente al endémico hombre. Ambos cruzaron miradas por unos segundos; el nativo quedó atónito al ver el color de los ojos de la joven princesa, haciéndole recordar a una de las deidades más sagradas en su tribu, misma a la que se le rendía culto en el ceremonial de fuego.
El hombre de un instante a otro desechó la actitud hostil que le daba fuerza en su búsqueda y adoptó un gesto de enorme sumisión ante Grey. Dejando a un lado su afilada lanza para realizar una reverencia ante la joven que lo miraba con semejante extrañeza. A continuación, unos extraños diálogos emanaron de la perforada boca del nativo, confundiendo aún más a la chica, en especial porque el sujeto ejecutó su extraño léxico en un tono muy bajo a forma de rezo, con una devoción y sentimiento de fe que nunca había presenciado jamás. Acabando de orar con una enorme fe y devoción a las faldas de la joven Grey, el sedentario se puso de pie y estiró su mano en señal de reconciliación con la mujer. Grey aceptó la invitación del sujeto y este la llevó con los miembros de su grupo.
El mismo procedimiento realizado por el salvaje hombre se repitió a nivel colectivo y después de terminado el ritual en honor a la joven, uno de los miembros, el más viejo de todos y quizás el más sabio, se acercó mirando muy de cerca a los claros ojos de la joven princesa. El anciano dialogó brevemente con el sujeto responsable de haber encontrado escondida a la guerrera nórdica. El anciano conocido dentro de la tribu como el »hoyk galekh» o también »El gran sacerdote», concluyó algo que la joven aún no entendía.
Días después de aquel acontecimiento, Grey Izuhira se refugió en la aldea de los »Yaoakis»; nombre por el cual es conocida la tribu, según el idioma de estos. La chica recibida con regalos, banquetes exuberantes y una hospitalidad incomparable de parte de los aldeanos, confirmó su hipótesis:
— «Así que era cierto, todos los miembros de esta tribu piensan en realidad que soy su »Ser´eyeh Muder» o su »Gran madre creadora». . .vaya, ¿Quién lo imaginaría? Millones de años luz que hay de distancia con Éxodo y aun así hay personas que me consideran como su gran figura de autoridad»— la joven concluyó con suma autocomplacencia.
Instantes después, un grupo de mujeres nativas entró en el gran palacio de bambú construido especialmente para Grey, está las recibió con un gesto de amabilidad, pero también con una serie de estornudos que no se detenían desde la noche anterior. Una de las mujeres, de edad avanzada, se percató de la situación de salud de la chica y le proporcionó un remedio casero para las gripes venideras. Grey con gran gusto recibió dicho brebaje. Sintiéndose más aliviada, minutos después de haber ingerido el remedio. Además, no solo síntomas de gripe retrocedieron, sino que, también las energías pérdidas desde su partida de Éxodo, hasta el arribo a este planeta se recuperaron al cien por ciento. Grey pidió la fórmula del extraño brebaje para utilizarlo en futuras batallas. Y compartir esta información con su pueblo, en cuanto tuviese la oportunidad de regresar a su lugar de origen.
Por otra parte; a más de quince mil kilómetros de distancia, una enorme nave perteneciente al ejército zeltano se ha estrellado en un terreno seco y con clima extremadamente caliente. Rodeada de grandes extensiones de hierba seca y vientos extremos. Dicha nave militar, que en una parte del fuselaje lleva bautizado el nombre de »Spitzner», ha sufrido daños considerables durante su violento aterrizaje.
—Maldita sea, no calculé muy bien la fuerza de atracción gravitacional. Ahora sí los controles están completamente muertos y las escotillas traseras están chamuscadas. Saldré por una de las puertas de emergencia. Ni siquiera en Ares había recibido tantos impactos violentos en el fuselaje como en este lugar. Definitivamente los descensos verticales son los más peligrosos que se pueden practicar.
Daiben Merén hizo un recuento de los daños sufridos del vehículo espacial militar, mientras Azura hizo todo lo posible por conseguir leña para la hoguera, que será lo único que los acompañará durante la noche próxima. Con algo de retraso, debido a que la chica no dejaba de contemplar las maravillas naturales que este nuevo planeta le presentaba ante sus ojos.
—Por suerte ninguno de los almacenes de víveres fue dañado durante el impacto, pero aun así no creo que nos duren para más de tres meses.
Daiben preocupado, continuó el inventario de daños a contrarreloj del anochecer que caerá en cuestión horas. Las poderosas ráfagas de viento amenazaban tanto la rutina de Daiben como la búsqueda de Azura. Al caer la noche, los chicos se reunieron alrededor de la cálida fogata que los abrigaba en su cruda y primogénita noche en el planeta azul.
— ¿Crees que ya no saldremos nunca de este planeta Daiben? ― preguntó la adolescente Azura entre curiosidad y preocupación.
— ¿Qué te dije la última vez sobre aquellas preguntas que no tienen respuesta inmediata y de las cuales no tengo idea? ― recriminó Daiben molesto.
—Oh si, lo había olvidado, lo siento, Daiben.
Al consumirse el fuego de la hoguera, Azura ya exhausta durmió dentro de uno de los campamentos improvisados. Mientras Daiben aún sin poder conciliar el sueño, se quedó sentado frente a los restos de la quemada leña, iluminando a su alrededor con las luces de su traje espacial, reflexionando sobre el día en que llegara su gran momento: Tener la oportunidad de su vida de poder aplastar el cráneo de Saiki.
— He perdido bastante tiempo dejando de entrenar. Solo espero que eso no repercuta mucho con mi capacidad argonica.
Dicho esto, el joven guerrero iris se puso de pie y volteó hacia las montañas que bordeaban la llanura salvaje. Procurando no tratar de despertar a Azura para que está no le molestase, Daiben se alejó unos cuantos metros del campamento improvisado para llevar a cabo su siguiente acto. Ya alejado, ahora el joven y fornido nexono extendió su brazo con la palma abierta directo hacia las montañas. Posteriormente, una ráfaga de energía blanquecina salió disparada a una exuberante velocidad que destruyó la imponente montaña, reduciéndola a un puñado de piedrecillas y lluvia de cenizas.
Daiben se sentía más orgulloso y confiado después de tal destrucción. Arrogancia o no, el muchacho tenía cada vez más clara la idea de que él será el único guerrero en pie que ascenderá como el más poderoso de este universo. Una vez consumado su objetivo de hacer añicos el legado de Saiki Crimson y posterior derrota de Grey Izhura. Sus dos némesis más letales. Sea en este planeta o en cualquier otra región de la infinita bóveda celeste.
20. EL HALLAZGO DE LA FAMILIA MORGAN
Un mes después de haber aterrizado.
— ¡Vamos! ¡¿Eso es todo tu potencial?! ¡LEVÁNTATE! ― gritó Daiben, invadido de adrenalina durante la nueva sesión de entrenamiento con Azura.
— ¡Eso no es justo Daiben! Tú eres más rápido y fuerte que yo.
— El campo de batalla jamás es justo ¡Ubícate!
Con algunas dificultades para ponerse en pie y doliéndose de un hombro, Azura trató de darse un impulso anímico para continuar con la exhaustiva sesión.
—Tus heridas no son nada comparado a lo que te enfrentas en un combate de verdad. Tendrás que aprender que las batallas las gana aquel que logra aplastar primero el cráneo de su contrincante. Aún si eso implica seguir luchando con miles de dificultades a tu alrededor.
Azura entre quejidos y de pie mirando hacia el suelo procuró no mostrar agotamiento aún.
—Todo mi cuerpo me… duele mucho.
— ¿Qué te sucede Azura? ― respondió el guerrero nexono con disgusto―. No llevamos siquiera cinco horas entrenando y ya estás agotada. Créeme― Daiben cambió su tono de voz con seriedad―, que el día cuando nos enfrentemos a Saiki y sus aliados; las horas, los días e incluso las semanas, te serán interminables. El poder de Saiki es enorme, tanto que apuesto a que los mismos Dioses dudarían en ponerle un dedo encima a ese individuo.
Azura sin entender la última parte, interrumpió el discurso del chico nexono.
—Espera, si el poder que posee Saiki es enorme como dices, entonces, ¿porque seguimos entrenando?
Daiben perdió los estribos e increpó a la chica de pelo castaño.
— ¡Porque necesitamos volvernos más fuertes e igualar o superar el poder de Saiki y sus aliados!
— ¿Crees que podremos lograrlo Daiben?
—Pues si no dejas de hacer preguntas tan tontas, ten por seguro que tú no lo lograrás—Daiben regresó a su posición de ataque—, así que ¡Reacciona!
Tras decir esto, Daiben empujó con una mano a la joven glompy, provocando que está saliera disparada como un proyectil por el suelo, dejando un enorme surco a su paso, e incluso asustando a una manada de cebras y búfalos que se encontraban a metros de distancia. El aterrizaje de la chica y el surco terminaron bajo la copa de una acacia. Azura se llevó un fuerte golpe, además de quedarse con un recuerdo de hojas del árbol y un babuino bajado del mismo árbol, expurgando la cabeza de la joven glompy.
La sombra de Daiben se dibujaba en lo alto de la copa del árbol, después bajó al sitio para ver el resultado de la colisión.
—Puedo notar que ya no eres tan llorona como en las sesiones de Ares, al menos a eso puedo llamarlo un progreso. Sumando que ya has desarrollado tu habilidad de vuelo de manera considerable. Tus ataques son cada vez más efectivos y dañinos.
Azura agotada y dolida sin ganas de levantarse de la refrescante sombra que proporcionaba el gran árbol, apenas pudo articular algunas palabras.
—Tus entrenamientos son… algo… duros…―Tras decir esto, la joven se desvaneció, como resultado de la sesión del día.
—No le puedo exigir más a una persona como ella. Apenas comienza con el recorrido de esta odisea―Daiben mostró un extraño grado de compasión, algo que no solía mostrar con ninguna otra persona. Pero que ahora sentía la necesidad de hacerlo, más aún recordando lo escrito en aquella carta firmada por los padres de Azura que leyó hace unos años en la cápsula encontrada en Ares.
Unos truenos se escucharon en la salvaje llanura, acompañados de un cielo nuboso que anunciaban una próxima tormenta.
—Sera mejor que regrese al refugio. Además, no he comido nada desde aquel incidente en el espacio exterior. Mi organismo ya me lo exige.
Daiben se dirigió hacia la desmayada chica debajo del árbol, hizo un gesto para espantar al babuino de su cabeza y cargó a la joven castaña en sus hombros para regresar al campamento.
—Padre, ¿estás seguro de que la ruta del mapa es por esta zona de la sabana africana?
—Por supuesto que sí, Lilith cariño, nadie como yo que tiene más de cuarenta años llevando a cabo expediciones alrededor del mundo como tu curtido padre.
—Claro que si padre, quien más puede romper el legado de recorrer el mundo en ochenta días más que mi querido viejo.
—Así es muchacha. Y dime, ¿Cómo va tu investigación sobre fusión nuclear que te dará el gran honor de convertirte en mí orgullosa estudiante egresada de física aplicada del Instituto Tecnológico de Beechwood?
La joven Lilith Morgan aún no sé había hecho semejante pregunta hasta ahora. Su principal propósito con dicha investigación era defender a capa y espada sus principales postulados respecto a la alternativa de crear un nuevo tipo de combustible que respondiera y revolucionará la industria energética. De manera adecuada a las demandas de movilidad para el planeta Tierra y su población calculada hasta el presente año de 2027 en más de diez mil millones de habitantes. No será tarea fácil, para el contexto actual. Energías como la solar, la eólica, la hidráulica y la potencial parecen ya satisfacer las necesidades de más del cuarenta y cinco por ciento de la población mundial.
—Es una muy buena pregunta padre, pero― Lilith se planteó dudas dentro de su cabeza antes de continuar hablando―. … siento que aún hay algunas partes que no logro comprobar del todo, especialmente la parte de…
El profesor Morgan interrumpió a su hija, sabiendo de antemano a lo que se quería referir.
—La parte donde argumentas de manera efímera la existencia de un combustible que nos podría llevar directo a las estrellas en menos de lo que llega una pizza a domicilio.
— ¡Papá! ¡No lo hago de manera efímera! ― la joven estudiante de física exasperó―. Tú muy bien sabes que los avances tecnológicos, junto con la ambición intelectual de nuestra especie pueden ir más allá de la capa de oxígeno y nitrógeno que nos rodean.
—Entiendo tú punto referente a la ambición intelectual hija. Pero debes entender que todo tiene sus límites, incluyendo la inestable mente humana. Siento que aún nos llevará décadas, si no es que siglos en descubrir algo que proviene de una región completamente desconocida para nosotros. Aunque aún no descarto la posibilidad.
Lilith algo desilusionada guardó un breve silencio dentro del vehículo anfibio donde viajaba junto a su padre, cuya edad oscila entre la mediana y tercera edad.
― No te deprimas Lilith, recuerda que siempre estaré apoyándote, por muy descabelladas que lleguen a ser tus ideas.
—Gracias, padre, supongo que debería tomar eso como un aliento.
― Sí, bueno, sabes que no soy muy bueno con las palabras de afecto.
Lilith adoptó un gesto irónico.
—Claro que lo sé papá, durante más de veintiún años lo he entendido.
Al caer el imponente atardecer sobre la llanura salvaje, la familia Morgan llegó a su destino, donde estudiarán a las diferentes especies animales que habitan en el ecosistema para sus posteriores investigaciones sobre la preservación de estas.
—Bien querida, hemos llegado―mencionó el profesor Lemarck, desmontando el equipamiento del vehículo―, de acuerdo con el guía que encontramos en aquel poblado, la zona montañosa de la sabana es el lugar más indicado para comenzar con nuestras investigaciones.
Mientras Lilith ayudaba desmontando el equipaje y el equipo que utilizarán, el profesor irrumpió.
― Hija ― vociferó a distancia el profesor―, ¿el guía nos platicó sobre alguna falla geográfica en medio de la sabana africana como aquel cráter que veo a lo lejos?
La joven investigadora detuvo su rutina para observar por cuenta propia.
—Tienes razón, dudo mucho que sea producto de la madre naturaleza.
Lilith inspeccionó el lugar de los hechos. Se llevó una gran sorpresa al descubrir lo que había en aquel cráter.
— ¡Es increíble! ¡¿Que será esto?! ¿Acaso son restos de un meteoro gigantesco? ― se preguntó Lilith así misma, atónita al descubrir restos metálicos chamuscados esparcidos dentro de aquella falla geográfica.
La joven terrestre llamó de inmediato al profesor Morgan. Este se adentró en el gigantesco cráter y analizó de manera muy minuciosa aquel extraño objeto proveniente del espacio exterior.
— Quizás se trata de algún fragmento de asteroide, y no de cualquiera, sino de uno de enormes proporciones de masa. Lo que me sorprende mucho es por qué no se han escuchado noticias recientes sobre el impacto, o inclusive, el hecho de que este lugar no este acordonado varios kilómetros a la redonda, invadido por vehículos militares y personal de agencias espaciales del gobierno angloamericano. Probablemente somos los afortunados en descubrir tal fenómeno antes que nadie ― finalizó el profesor, esbozando una sonrisa de enorme satisfacción.
El profesor utilizó sus herramientas de arqueología, con el objetivo de lograr algún otro hallazgo con aquel extraño objeto extraterrestre. De lograrlo, tanto la reputación y el prestigio de la familia Morgan; que por años se han mantenido invictos e impecables, podrían volver a repuntar dentro del campo de la investigación científica. Que cada día exige más de cada uno de los colegas. El profesor Lemarck Morgan se tomó su tiempo utilizando la escobilla para desempolvar todos y cada una de las superficies del objeto no identificado. Al final, después de más de horas de intenso trabajo, por fin padre e hija han descubierto lo inimaginable.
—¡Li… Lilith…! ―mencionó entre tartamudeos el profesor.
― ¡Si padre. . .yo también lo puedo ver! ― respondió la hija del profesor Morgan sin alientos al ver el nuevo descubrimiento de su padre.
Habían descubierto una gigantesca nave espacial clavada en lo más profundo del cráter de enorme diámetro de longitud. Habían descubierto el lugar donde el Spitzner de Daiben Meren se había estrellado meses atrás en el planeta Tierra.
21. ENCUENTRO DE ESPECIES.
Grey entrena a los miembros más fuertes de la tribu Yaoaki. Aquellos que desarrollan la tarea más importante dentro de la comunidad, la defensa militar de la aldea. La joven nórdica apenas se sirve del uno por ciento de su poder total, equivalente a 1300 argones de poder. Tras las jornadas desgastantes de lucha preparativa con el pequeñísimo ejército nativo a las orillas del mar, Grey regresó a su primer refugio, al recordar que su dendroide había quedado conectado dentro del sistema de navegación de la nave nórdica, que permanecía en suspensión.
La joven princesa encendió el pequeño aparato, retirando unos cuántos gramos de arena blanquecina, revisando la interfaz en espera de alguna notificación nueva. Notificaciones relacionadas al sistema de navegación, como la nueva configuración del mapa de la zona. Otro con remitente del comandante O’Conner; anunciando su reciente arribo a Éxodo. Otro más proveniente desde el palacio real nórdico, específicamente de su padre, el rey Adalberto, anunciando que se ha regresado a una normalidad parcial en gran parte de Éxodo y que espera prontas noticias de parte de su querida hija.
Pero en especial hubo una notificación que llamo mucho la atención de la chica nórdica. Un aviso relacionado con la ubicación geográfica en tiempo real de una nave no identificada, que aterrizó no hace más de una semana después del arribo de Grey.
— ¿Será posible? ¿O tanta arena afecto el software del Dendroide?… no lo creo― Grey desechó la idea de inmediato―, me indica datos muy exactos, un sistema dañado no sería tan exacto. Pero… quince mil kilómetros de distancia desde esta ubicación, y lo más raro, la procedencia de esa extraña nave es muy similar a la mía, ambos venimos desde Andrómeda.
Grey comparó, de manera muy minuciosa, todos los elementos que la pudiesen llevar hacia una conclusión factible. Pero concluyó en que no puede averiguar nada de manera concreta sino hasta visitar el lugar de los hechos. Que, en realidad, la distancia no representaba gran obstáculo para la muy desarrollada habilidad de vuelo de la joven.
—Si mis cálculos no fallan, a la velocidad de vuelo que poseo, no debería tardar más allá de lo equivalente a cinco horas de acuerdo con el periodo de rotación de este planeta.
Horas después del hallazgo, Grey dio aviso al sacerdote de la tribu que tenía que partir de la isla lo más pronto posible, con el objetivo de seguir adelante con su misión principal. Esto lo hizo con la ayuda de uno de los traductores más experimentados de la tribu Yaoaki. Después de todo eso, Grey recuperó los artefactos que le pudiesen ser más útiles de su averiada nave y los guardó dentro de una mochila hecha a base de carrizos, la cual le fue obsequiada por un grupo de niños aldeanos.
Antes de comenzar con su travesía, Grey le pidió un favor especial a Knesha, el alto y robusto sujeto que la encontró semanas atrás escondida dentro de unos arbustos, que cuidara muy bien de su nave. La cual, según los sedentarios habitantes, era la carroza en la cual su “Madre suprema” había descendido de los cielos. Sin tener más pendientes que arreglar con los aldeanos, Grey inició su travesía. Guiada con el nuevo mapa configurado por su Dendroide.
—Dentro de cinco horas― frunció el entrecejo muy seria la joven nórdica―… dentro de cinco horas sabré al fin si realmente se trata de ti, Daiben. Circunstancias como el haber permanecido en aquella isla por unos cuantos días no me distrajeron de mi objetivo principal. El cual es cazarte a como dé lugar, sin importar en qué región del universo logre encontrarte― mencionó Grey con voz grave, al mismo tiempo que surcaba el océano Pacifico a toda velocidad.
— ¡¿Quién demonios son ustedes y que le hacen a mi nave?!―gritó Daiben eufórico—¿Con que no me quieren responder eh?
Daiben a lo lejos observó dos extrañas siluetas que merodeaban alrededor del estrellado Spitzner. Al no recibir respuesta a sus gritos, este los encaró directamente.
—Padre, ¿escuchaste eso? —exclamó la joven investigadora Lilith.
— ¿De qué hablas hija? ― respondió el profesor Morgan, con voz entre cortada a través del radio.
—Me pareció haber escuchado una especie de aullido.
— Quizás debió ser una de esas chitas que rondan por la zona.
Lilith dudó ante la respuesta de su padre y replicó―. No lo sé padre― la joven adoptó un gesto de extrañeza―, no me pareció tener una tonalidad tan aguda, percibí un sonido más feroz, incluso más potente que el rugido de un león.
El profesor Morgan salió de entre una de las cabinas del Spitzner, para reencontrarse con su hija y posteriormente investigar el origen del extraño grito. Al mirar en dirección norte, el profesor se percató de la presencia de una silueta femenina que yacía sentada en un campamento improvisado.
— Vaya, no sabía que teníamos a nativos del lugar cerca de nuestra posición, velo por ti misma Lilith.
El profesor cedió sus binoculares a su hija. Esta dudó un poco de lo dicho por su padre, al observar con detalle a la supuesta «nativa», que en realidad se trataba de Azura Taigue, que descansaba frente al campamento.
Mientras ambos investigadores se distraían observando a la joven glompy, Daiben hizo acto de presencia a espaldas de estos.
— ¡Ustedes! ¡Les estoy hablando! ¿O acaso no escuchan? ―exclamó Daiben con un tono molesto.
Ante tal acto, Lilith y su padre quedaron helados al observar la presencia y el aspecto del joven guerrero iris. Ya que, no todos los días se ve a un fornido joven portando un traje espacial en medio de la sabana africana. Con enorme dificultad para articular alguna palabra por parte de los beechwonianos investigadores, Daiben volvió a arremeter.
— ¿Son sordos o algo por el estilo? ¿Por qué no contestan a mi pregunta? ― el chico cortó de tajo su diálogo para reflexionar unos segundos—. «Quizás esos sujetos no hablan el lenguaje universal de Andrómeda y por eso no me responden, pero aun así les tengo que sacar la información, aunque eso signifique hacerlo a la fuerza. Creo que intentare comunicarme primero con esa mujer de anteojos y cabello lacio»
Daiben hizo señas frente a los dos sujetos, con la intención de entablar algún tipo de comunicación. Pero tanto padre e hija vieron de forma extrañada al joven nexono.
— ¿Crees que sea otro de esos nativos hija? —preguntó el profesor.
Daiben sintiéndose ridículo por el ritual de señas, escuchó y entendió muy bien la conversación en voz baja de la joven Lilith, a lo que este reaccionó de manera molesta.
—¡Oye tú! ¿Te estas burlando de mi acaso?
Lilith Morgan sorprendida ante las primeras palabras escuchadas por el joven extraterrestre respondió.
— ¡¿Yo?!… Yo… ― Balbuceando, la joven mujer articuló unas palabras―. Yo… lo siento… lo que pasa es que tu aspecto nos sorprendió a mí y a mi padre.
Con gesto indiferente, Daiben interrogó a los desconocidos investigadores.
— Como sea, ¿Qué es lo que estaban haciendo con mi nave?
— Na… ¡¿Nave?!― Respondieron al mismo tiempo tanto el profesor como Lilith Morgan.
— ¡Sí! Nave, ¿o es que en esta parte del universo jamás han visto algo como una nave de viajes interespaciales?
No lo podían creer, ambos investigadores no podían aún concebir el hecho de que habían realizado un gran descubrimiento, y de los gordos. No hallaron ruinas, piezas arqueológicas remotas ni mucho menos algún tipo de fósil. Nada de lo que comúnmente están acostumbrados a hallar en sus largos y exhaustivos viajes alrededor del mundo. Habían descubierto tanto una nave espacial, una autentica e impecable nave que no solo vivía en la imaginación de los hombres terrestres. Y además como si se tratase de un «plus», al mismo tiempo al misterioso tripulante de dicha nave. Vistiendo un traje espacial bien equipado para llevar a cabo exploraciones en cualquier parte del universo, por muy difícil de acceder que este fuera.
Lilith aún no daba crédito a lo presenciado, no se trataba de una escena cliché que vivía en las películas o libros de ficción, de los cuales solía disfrutar cuando de niña husmeaba entre los libreros y los muebles del cuarto de entretenimiento de su padre. No, esta vez se trataba de algo real. Tampoco el extraño tripulante de esta nave parecía tener el aspecto del típico ser andrógino grisáceo con grandes ojos negros que poseía una enorme cabeza y que se comunicaba a través de telepatía.
A pesar de que en el actual periodo histórico que transcurre en el planeta tierra ya se tiene conocimiento confirmado sobre la existencia de vida alienígena. Y además se han realizado con éxito varios intentos de comunicación con distintas razas extraterrestres, algunos con respuestas satisfactorias y otros no tanto. Pero, aun así, el simple hecho de poder tener a uno de estos habitantes de otra galaxia frente a frente y el poder entablar comunicación directa ya era demasiado para seres orgánicos tan simples como los humanos. Sería demasiado incluso para el más prestigioso científico de este planeta. Con tan solo una llamada al Instituto de Arqueología de Beechwood por parte del profesor Morgan, se podría dar a conocer el gran hallazgo que podría revolucionar aún más la vida en el planeta Tierra.
— ¿Y bien? ― Daiben aún con gesto indiferente―, sigo esperando su respuesta.
Lilith sin sentir miedo al modo de interrogar de Daiben, decidió entablar una conversación con el chico nexono. Dicha plática duró varias horas, hasta que el anochecer cayó sobre la extensa sabana africana. Duración que se debió en gran parte a que Daiben sintió una extraña simpatía con la joven estudiante de física aplicada. Mientras esta tenía mucho interés en conocer más acerca del joven extraterrestre.
—¿De qué tanto estará hablando Daiben con esas extrañas personas? ― cuestionó Azura a lo lejos en el campamento provisional―. Vaya, realmente tengo mucha hambre y se supone que Daiben traería la comida desde hace un rato, pero ya es de noche y aún sigue conversando con esa mujer. Será mejor que vaya a ver qué es lo que pasa.
Azura puso en práctica su mejorada técnica de vuelo y flotó directo hacia la posición de Daiben. El profesor Morgan se dio cuenta de dicha acción y su reacción ante ello fue inexplicable.
— ¡¿Qué demonios es eso?! ¡Miren allá! ― señaló el profesor hacia el cielo.
— ¡Es alguna especie de ave! ¡No, no lo creo, es demasiado grande como para ser un ave! ― gritó Lilith exaltada.
― No sean tontos, solo es Azura que viene hacia acá.
La joven investigadora se volvió hacia Daiben con extrañeza.
— ¿A… Azura?
― Sí, es la mujer de la que les hable desde el principio. Me ha acompañado desde que despegue del desértico planeta Ares.
— ¡¿Quieres decir que ella es una extraterrestre al igual que tú?!―exclamó aún sorprendida la joven investigadora. Mientras Daiben respondió con total calma.
— Algo así, solo que ella pertenece a la especie de los glompys, una especie que se caracteriza por ser sumamente pacífica y solidaria con los extraños a su lugar de origen. Aunque en mi opinión, su manera tan blanda y despreocupada de ser me es demasiado molesta.
— ¡No puedo creer todo esto! Por más que lo pienso, esto no es para nada un sueño ― respondió el veterano profesor.
Lilith junto a su padre tomaron una sabia decisión sin pensarlo dos veces.
— ¡Muchachos! Ustedes tienen que venir con nosotros, hay muchas cosas que tenemos que hablar de humano a “extraterrestre”.
Daiben dudó por un momento la oferta de Lilith de trasladarse de inmediato a la gran ciudad de Beechwood.
— ¿Enserio? ¿Y qué te hace pensar que realmente iré con ustedes aun lugar que ni siquiera se en dónde queda?
Fue aquí cuando la joven estudiante hizo uso de su gran astucia.
— Bien, ¿dices que necesitas un lugar en donde reiniciar tus desgastantes entrenamientos verdad?… Bueno, entonces, si aceptas mi oferta de venir conmigo y mi padre. Te ofreceré un lugar completamente equipado para que puedas reiniciar con tus sesiones. Con la ayuda del sistema de tu nave podremos construir una cámara de simulación, de manera que esta sea lo más parecida al cuarto de entrenamiento que solías utilizar en tus viajes por el espacio. Así que ¿Tenemos un trato? ¿Daiben Meren? ― Lilith terminó su discurso con una sonrisa y una mirada tentadora dirigida hacia el joven nexono.
Daiben se mostró indiferente al principio, pero conforme lo pensaba más a fondo, se dio cuenta que por cualquier otro modo no tenía más opción que aceptar. El no hacerlo significaría otra temporada más viviendo como un primitivo sujeto en medio de la caliente sabana africana, y soportar las mismas carencias que vivió durante su estadía en Ares. Además, ¿qué podría salir mal de tan tentadora oferta? La familia Morgan no parecía ser tan mala después de todo. Para este caso, Daiben parecía actuar como el villano de la historia si se comparaba con la afable actitud demostrada por la joven Lilith, así que no habría nada de que desconfiar.
— ¡Hola! ¿Quiénes son ustedes? — preguntó Azura tras aterrizar de golpe frente a Daiben y los demás.
― ¡¿Quién te dijo que vinieras hacia acá?!―increpó Daiben a la joven glompy.
— Lo siento Daiben― respondió Azura con voz tenue―, pero es que hace un buen tiempo que no apareces por el campamento, además de que prometiste traer la comida para cocinarla en la fogata.
En ese preciso instante, unos estruendosos borborigmos se hicieron presentes. Inclusive, ahuyentando animales de las cercanías. Lilith sorprendida por tal acto, reincidió en su propuesta.
—Además, si ustedes aceptan venir con nosotros― la joven terrestre dirigió una mirada incitadora a la joven Azura―, les prometeré un enorme banquete con todo lo que puedan comer.
Dicho esto, los azulados ojos de Azura brillaron tras escuchar la palabra «banquete».
— ¡Eso suena muy delicioso! ¡Claro que voy con ustedes!
La guerrera glompy subió de golpe al anfibio de los investigadores terrestres, mientras gritaba a Daiben de lejos, tocando el claxon del vehículo de forma hiperactiva.
— ¡Vamos Daiben sube que tengo mucha hambre!
— ¡Ah, maldita sea está bien! ¡Iré con ustedes! —– accedió Daiben vociferando.
El profesor Morgan satisfecho con la decisión tomada por los jóvenes glompy e iris subió de vuelta con su hija al vehículo anfibio, para posteriormente hacer un llamado a Frank, el Director General de la Corporación Morgan, para hacerle la petición de que enviase un Cargobob; un helicóptero especial que poseía enormes imanes para realizar cargas pesadas y así poder trasladar la enorme nave Spitzner directo a los hangares de la Corporación Morgan. Una prestigiosa compañía transnacional, cuya principal función era la innovación en el campo tecnológico y científico a nivel mundial. Es a esta gran compañía a quien se le debe la predominancia del uso de la energía potencial como el combustible indispensable en casi todos los rincones del planeta Tierra. Finalmente iniciaron el viaje de regreso a la ciudad de Beechwood. A más de diez mil kilómetros de distancia. Ubicada en el país anglosajón, en el continente europeo.
22.- LAS HERMANAS LE MONDE
Base de operaciones militares de las FAZ.
Región Sur de Andrómeda.
A dos mil años luz de Zeltan
—Bien, pues visitemos a estos sujetos y veamos en qué nos pueden ser útiles―afirmó la hechicera Debra le Monde, dibujando en su rostro una expresión soberbia e irónica.
Debra, Rachel y Chariot; las tres hechiceras mercenarias más destacadas de la Real Legión de Hechicería Sideral. Cuyas edades oscilan entre los 250, 220 y los 160 años siderales respectivamente. Han viajado desde la sede principal de la RLHS; ubicada en las lejanas y paganas tierras del planeta Wilpurgs, hasta una de las bases militares más importantes de las FAZ. El motivo; la primera reunión entre el capitán Zeirus y la representante de la delegación destinada por la real legión: Debra le Monde.
Las jóvenes descendieron de sus naves, las cuales aterrizaron escoltadas por una flota de naves militares de artillería. Para asegurarse de que las desconocidas brujas no intentasen algo fuera del protocolo establecido por el acuerdo previamente firmado entre Saiki y la RLHS. Debra sin preocupación alguna, continuó su camino, acompañada por decenas de soldados, directo hacia el ala central de la base, donde se encontraría con el capitán y otros oficiales del ejército zeltano.
Desde el momento en que las vieron llegar a la pista de aterrizaje, los soldados zeltanos sintieron una extraña sensación. Al notar el aspecto fúnebre que caracterizaba a las tres. En primer lugar; los largos, oscuros y medievales vestidos que portaban las tres mujeres; en segundo, las cualidades hostiles que denotaban. Especialmente por la hermana mayor Debra, quien era la más imponente de las tres; vistiendo en su rostro un velo negro de encaje, que solo dejaba lugar a una sombría mirada. Misma que envolvía y atemorizaba a los toscos guardias que la acompañaban hacia la sala de juntas. A esta siniestra faceta que la hechicera daba a conocer, se incluía la portación de una enorme guadaña, el arma más efectiva para los asesinatos cometidos por Debra le Monde. Arma cuya medida era comparable con la estatura de la mujer. Sus hermanas, Rachel y Chariot de igual forma poseían artilugios que caracterizaban su oscura presencia; Chariot portando siempre un monóculo dorado en su ojo derecho y Rachel cargando un báculo mágico con una gema verdosa incrustada en la parte superior del mango. Tal parecía que ese mismo báculo le daba un uso especial para invocar conjuros de alto poder. Además de vestir siempre una capa con capucha que no dejaba presenciar su rostro con claridad.
Quedaba claro que después de apreciar todo esto, los miembros de la armada del emperador Saiki no confiaban del todo en el pacto que se ha negociado con anterioridad entre el supremo líder de Zeltan y Madame Nerftiti. Ante un ambiente de desconfianza y temor ocasionado por la visita de las tres brujas, el capitán Zeirus y sus oficiales recibieron con cierto grado de tensión a sus invitadas.
—Ciertamente― el capitán zeltano mostro un gesto burlón―, imaginé que la RLHS nos mandaría a una delegación con más miembros y no a un trío de jovencitas quienes al parecer les gusta más gastar su tiempo disfrutando de la cultura pagana y oscura de Wilpurgs, que de ocuparse de tan importante misión como la que nuestro gran señor Saiki ha ordenado para esta reunión. La verdad es que estoy muy decepcionando de su real legión al ver la clase de »seriedad» con la que su apreciada Madame se toma asuntos tan delicados como este.
Tras escuchar al capitán y también después de la serie de risas por parte de los oficiales presentes, Rachel y Chariot cruzaron sus siniestras miradas con cada uno de los soldados zeltanos. Las burlas de estos cesaron al instante, causando gran temor entre los sujetos, al ver tanta malicia emanando de entre los ojos de las hechiceras. Acto seguido, Debra levantó su velo de encaje, mostrando al fin su blanco rostro, tan blanco como la nieve misma. Con una mirada sombría dirigida hacia el capitán Zeirus respondió en tono irónico.
—Debo admitir que eso fue un comentario demasiado certero. Pero es una pena que eso tenga un precio muy alto para usted, capitán.
Terminadas estas palabras, Debra desenfundó su guadaña, y en un veloz movimiento, cortó de tajo uno de los brazos del capitán zeltano. Los soldados presentes en la sala quedaron mudos ante la impresión del acto cometido. Después, Rachel y Chariot se encargaron del resto de los soldados, invocando un conjuro en un desconocido lenguaje. Que consistía en la invocación de unas sombras de molde humanoide, mismos que se amasaron para entrar a través de las bocas de los soldados hasta reventarles las entrañas desde dentro. Para darle un final a semejante acto tan sádico, las jóvenes brujas rompieron el conjuro, seguido de ello, las sombras invocadas se llevaron consigo los cadáveres de los soldados devuelta al mundo de las tinieblas, donde serán devorados hasta no dejar partícula alguna.
El capitán Zerius ante semejante acto lleno de sadismo, desenfundó su pesada arma para atacar a las brujas, pero en eso, el único brazo que le quedaba servible fue amputado por la enorme guadaña de Debra. Entre los aberrantes gritos de dolor del capitán, Chariot y Rachel se retiraron de la ensangrentada sala. Mientras Debra permaneció unos segundos platicando con el desangrado soldado zeltano.
—Estúpido, espero que eso te enseñe a respetar a los seres que son millones de veces más poderosos que tú, rata asquerosa.
—Malditas brujas― reviró el capitán con esfuerzos para articular palabras, entre el punzante dolor―… aun no entiendo como nuestro señor Saiki pudo pactar con seres tan repugnantes como ustedes.
—Te dejaré algo claro, imbécil―respondió Debra de manera soberbia―. Decidimos pactar con tu amado emperador porque no nos parece la idea de que él se quede con todo el mérito de poseer Andrómeda. Nosotras también hemos llevado a cabo misiones de conquista desde mucho antes que los zeltanos salieran de su extrema marginación social. Así que de alguna manera él está en deuda con nosotras. No pactamos por gusto, sino porque alguien deberá servir como contrapeso a la hegemonía militar de Saiki Crimson―La bruja se enalteció con los brazos extendidos antes de continuar―. Y quien mejor que las pertenecientes a una de las legiones más poderosas de este universo como nosotras. Así que, hasta nunca, capitán.
Terminado el discurso de Debra, las tres brujas realzaron sus vestidos largos y oscuros para no mancharse con los charcos regados de sangre y así abandonar la base militar de las FAZ.
—Bien, y ahora continuamos con ese sujeto perteneciente a los iris―mencionó Debra, dirigiéndose a su nave―. Pero antes quiero hacer una parada en el sistema planetario de Meinz.
— ¿Otra parada más hermana Debra? A este paso no llegaremos a tiempo a Zöld― cuestionó Rachel, la hermana de en medio.
—Tranquilízate Rachel― respondió de tajo Debra―, solo iremos en busca de un elixir que se obtiene en los ecosistemas de ese lugar. Un elixir que nos hace incrementar nuestro nivel de poder de manera significativa. Además de que sus efectos secundarios son del tipo regenerativos. Nos hacemos más poderosas y bellas al mismo tiempo―terminó Debra con una risa y gesto narcisistas, remarcados en su blanco rostro.
Antes de partir, las brujas tomaron la iniciativa de destruir por completo la base de operaciones militares, mediante un poderoso conjuro invocado ahora por las tres hermanas.
― «Exitium inferni detractos»
Las temibles brujas dieron nacimiento a un gran orbe de luz, que emanaba de entre sus palmas. Para después hacerla estrellar contra la estructura militar zeltana. Provocando una catastrófica explosión de magnitud similar a la de una supernova. Aniquilando todo lo que estuviese dentro de su radio de alcance. Grande fue la satisfacción de las hermanas Le Monde al haber presenciado tan catastrófico escenario, para después alejarse de la zona a bordo de sus naves, surcando el vacío estelar de Andrómeda. Entre tantas distracciones que se tomaban las poderosas brujas, tenían muy en mente su objetivo principal encomendado por su «aliado provisional» Saiki Crimson: Ir tras Daiben Meren; y no solo tras él, sino también perseguir a los que puedan identificarse como los “cuatro guerreros legendarios”.
Solo de manera provisional, la RLHS mantendrá una alianza con el imperio zeltano. Pues a dicha legión también le estorba el hecho de que pudiese existir algo como la leyenda de los “cuatro guerreros legendarios”. Pues buscarán sacar todo el provecho posible de la creciente hegemonía zeltana. Para al final, optar por la usurpación de la conquista llevada a cabo por el imperio del terror.
23.- ACLARACIONES
— ¡Muy bien Azura! Tu desempeño es más fructífero en cada sesión que comienzas―Mencionó estas palabras Lilith, mientras monitoreaba dentro de la cámara de simulación. Construida específicamente para los entrenamientos rigurosos que llevan a cabo los dos jóvenes alienígenos. Agregando un elemento importante; una tecnología especial que simula la intensa fuerza gravitatoria del planeta Ares, de acuerdo con lo que Daiben le ha narrado a la joven terrestre, para que el entrenamiento sea aún más eficiente.
― “Es sorprendente la manera en que estos dos chicos demuestran sus habilidades de pelea, realmente no hay duda de que provienen de otros mundos; especialmente Daiben, con esa velocidad y potente fuerza que posee. Este es el tercer prototipo de cámara de simulación que construimos, debido a que las anteriores no pudieron soportar el nivel de poder de este chico. Azura no se queda atrás tampoco; sus habilidades y técnicas cada vez van tomando más afinidad. Tan solo si pudiera averiguar cuál es el motivo que los lleva a entrenar de esa manera tan exigente y…”
El discurso de la joven Lilith fue interrumpido por el pitido proveniente de la cámara de simulación, indicando que una compuerta se ha abierto. En ese mismo instante, Azura apareció a las espaldas de la terrestre.
— Azura eres tan rápida que no me diste tiempo de voltear siquiera. Dime, ¿Por qué saliste de la cámara de simulación de esa manera?
—Je, je lo siento― respondió Azura de manera afable―, solo quería preguntarte, ¿si ya puedo comer algo? La sesión de hoy fue exhausta y comienzo a tener mucha hambre.
Lilith con la misma actitud positiva que su invitada respondió.
— ¡Claro que sí, Azura! Recuerda que ustedes son nuestros huéspedes especiales, pueden servirse de lo que gusten en nuestra casa.
— ¡Oh muchas gracias!
Ambas mujeres abandonaron la habitación donde Azura entrenaba. Mientras se dirigieron a la siguiente habitación, ubicada a unos metros más adelante del laboratorio del profesor Morgan, donde Daiben entrenaba sin parar.
— ¡Hola Daiben! Azura ya termino con su sesión de hoy. Iremos a comer algo dentro de la mansión, no sé si tú también quieres…
Daiben no dejo terminar el diálogo a Lilith y respondió tajante.
—No tengo hambre, váyanse de aquí.
Lilith torció la boca y frunció el ceño al escuchar la respuesta del chico nexono, pero paso de largo y respondió de manera cortante.
― Bien como quieras, te estaremos esperando en el comedor; primer piso, habitación número 29.
Las chicas se retiraron del lugar, dejando a Daiben entrenando solo. Quien vestía pantaloncillos cortos de licra, usados en sesiones de duro entrenamiento. Dejando expuesta su fornida figura corporal. Aspecto que reflejaba muy bien los casi 120 mil argones de poder que poseía en su interior. Un gran numero si se compara contra los 90 mil argones de poder que pertenecían a Azura.
—“Esa chica tiene una forma de ser muy dócil, quizás igual o mayor que Azura. Pero eso no lo hace tan molesta como lo llega a ser Azura a veces. Quizás debería ser menos tosco con ella. Digo, al final de cuentas si no fuese por el trato que me ofreció su padre quizás aún estaría durmiendo entre los ronquidos de Azura y los molestos mosquitos que no me dejaban descansar a gusto en aquella tierra salvaje.”
Tras decir esto, decidió que lo mejor era finalizar la sesión e ir a acompañar a ambas mujeres que lo esperaban ya en el comedor. Abandonó la cámara de simulación, guardó sus resultados en los servidores de la computadora cuántica. Para después vestirse con un pantalón deportivo color negro con una franja blanca por los costados, acompañado de una playera de algodón color negro igualmente.
— ¡Mira todas estas delicias que nos has servido! Esto es un enorme banquete. ― exclamó Azura, con los ojos brillosos al observar el comedor.
— ¡Adelante, disfrútenlo! ― reviró Lilith despreocupada y con sonrisa luminosa.
Azura sin pensarlo dos veces, se sirvió con la cuchara grande cada uno de los platillos que el equipo de cocina que trabajaba en la mansión de la familia Morgan ha preparado especialmente para sus invitados. El personal y la misma Lilith quedaron sorprendidos ante la voraz forma que tenía la chica glompy de ingerir sus alimentos.
—«¿Realmente esa niña masticara antes de ingerir la comida?» —se preguntó uno de los mayordomos que se encontraba presente en el comedor.
Cabe aclarar algo importante: Desde el día en que llegaron los dos jóvenes extraterrestres a la mansión ubicada en los suburbios de la ciudad de Beechwood, a la servidumbre se le manejo siempre el asunto de manera muy discreta. Mencionando que los chicos eran turistas perdidos que habían encontrado en la extensa sabana africana. Ya que tanto Lilith como el profesor Morgan no vieron la necesidad por ahora de mencionarle a todo mundo que se habían encontrado un par de jóvenes provenientes de otra galaxia.
Azura terminó con más de la mitad de los platillos que la servidumbre había traído a la mesa, dejando enormes torres de cubiertos, vasos y platos a su alrededor.
—“Vaya, no creí que la gente proveniente del planeta Aura se caracterizara por tener un enorme apetito. Un ser humano normal no podría ingerir esa cantidad de alimentos en tan poco tiempo”. Pensó Lilith
Terminado el banquete de Azura, Daiben entró en el comedor, sin darle importancia al desastre que la chica glompy ha dejado en la mesa principal.
—Que no te sorprenda su manera de comer como un animal salvaje, ya nos acostumbraremos a ello.
Minutos después de terminar sus alimentos. Los tres personajes tomaron aire fresco en el gran jardín trasero. Lilith aprovecho para hacer una breve entrevista con los jóvenes extraterrestres y así recabar más información que le ayude a completar su proyecto final de investigación.
Primero, Azura contó su versión; sobre cómo fue su llegada al desértico planeta Ares, la manera en la que fue criada por los gigantes mineros. El como era su vida diaria en aquel planeta, los lugares que había visitado en el mismo. Y también, como conoció a Daiben en aquel bosque lúgubre y seco.
Por su parte, Daiben contó su historia desde que vivía en Montaire; las actividades que llevaba a cabo junto a su familia en el día a día en el planeta Nexon; hasta aquel incidente en el recinto comercial de Montaire que cambiaría su vida de manera repentina; prosiguió con el reclutamiento forzoso que tuvo que llevar a cabo dentro del ejército de Saiki Crimson para que su familia no fuese lastimada por el sádico emperador; el chico nexono hizo un paréntesis para narrar las increíbles exploraciones que llevo a cabo durante su estancia en la unidad de exploración del ejército zeltano.
Lilith tomaba nota de cada palabra mencionada por los jóvenes extraterrestres en su computadora portátil. Daiben continuó con su narración; centrándose ahora en las anécdotas vividas en el desértico planeta Ares; el motivo que lo llevo a vivir en dicho planeta y el cómo conoció a Azura. También narró los pequeños incidentes que tuvieron en el espacio exterior. El más importante de todos fue cuando cruzaron a través del vórtice cuántico: una de las experiencias más increíbles y casi imposible de narrar por parte de ambos guerreros.
Lilith continuaba trabajando en el procesador de textos a toda velocidad; contando hasta ahora más de cincuenta cuartillas escritas en su crónica. Pero de un momento a otro después de escuchar las palabras «vórtice» y “cuántico», la joven investigadora no se guardó ninguna pregunta respecto al tema.
—Espera Daiben, ¿acaso dijiste vórtice cuántico? ¿Exactamente a que se refiere dicho nombre? ― Se mostró muy escéptica la joven investigadora
—Durante cientos de años― replicó Daiben―, por lo que aún tengo recuerdo sobre los avances científicos de Nexon, investigadores y científicos altamente calificados de distintos planetas de Andrómeda solían trabajar en conjunto en un proyecto que según ellos traería una mejor conectividad con otras galaxias y posiblemente con el resto del universo visible y no visible. Cabe aclarar que dicho proyecto se mantuvo en secreto durante mucho tiempo por razones desconocidas. Aunque realmente ahora que lo pienso bien, no fue mala idea mantener dicho proyecto en secreto, suponiendo el hecho de que caería en las manos equivocadas como las de Saiki Crimson o algún otro psicópata que anduviese suelto por el universo. En fin, en resumidas palabras, el vórtice cuántico es una especie de portal que te puede conectar a cualquier otra parte del universo. No tenía idea de ello hasta que lo leí en uno de los libros escritos por Nigel Bremen, después de haber atravesado por dicho portal y aterrizar agresivamente en este planeta.
La curiosidad de la joven Lilith se agudizó aún más e insistió en pedir más detalles respecto a este fenómeno astronómico. Que en el planeta Tierra parecía haber conocimiento sobre este tema, pero jamás se había llegado a algo en concreto. Con la diferencia de que no se le conocía con el nombre que Daiben acababa de ofrecer, sino más bien a esto se le conocía bajo el nombre de «agujeros de gusano» o también «hoyos blancos”.
—Espera, aún hay algo que no logro comprender de todo esto que me acabas de contar―volvió a irrumpir Lilith―. ¿El espacio temporal de donde provienes no se vio afectado después de cruzar dicho portal que te trajo desde la galaxia Andrómeda hasta el planeta Tierra? Digo, de alguna manera la teoría de la relatividad especial debió afectar tu línea temporal y probablemente toda la historia que me has contado quizás ya allá finalizado hace millones de años. Bueno también si es posible, ¿podrías darme más detalles sobre cómo fue su experiencia al interior del portal?
Daiben dio un gran sorbo a su bebida energizante ofrecida por uno de los mayordomos de la mansión. Dirigió una mirada recta hacia la joven terrestre para recapitular su pregunta y encontrar una manera definitiva de responderle.
—En primer lugar; hace cientos de años que desechamos esa absurda teoría de la relatividad especial que era muy trillada en Andrómeda, incluso los más destacados científicos de Nexon, Éxodo, Yarvis y Collins habían aborrecido por completo dicha teoría científica. Que, por cierto, se me hace algo increíble que una especie inferior como la tuya tuviese conocimiento sobre esta. Partiendo de los postulados de esa tonta teoría, los científicos más brillantes de los planetas que acabo de mencionarte crearon una nueva teoría que posteriormente se convirtió en una ley. Esa ley, en pocas palabras, dice que la relatividad espaciotemporal no ocurre como se proponía antes. De hecho, estos científicos pusieron en marcha dicha ley haciendo viajes hacia puntos clave ubicados por toda Andrómeda y llegaron a la conclusión de que el tiempo y espacio no se ve afectado en todos los casos. En algunos lugares, por ejemplo, se documentó que a pesar de haber viajado millones de años luz desde su punto de origen, los científicos participantes se percataron de que su línea temporal se veía afectada, más no su espacio dentro del plano dimensional.
Lilith de nuevo interrumpió a Daiben, rodeada de una extensa confusión después de lo contado por el chico nexono.
—No logro comprender del todo lo que me estas contando. ¿Podrías ser un poco más específico por favor?
—Está bien, para que lo entiendas mejor: Supongamos que tú quieres hacer un viaje desde el planeta Nexon hacia la constelación Umbrae, que se ubica del otro lado de la galaxia Andrómeda. La galaxia Andrómeda tiene una distancia aproximada de 2,537 millones de años luz de distancia. Distancia que será la misma que tendrás que recorrer para llegar a Umbrae. Bueno, tomando en cuenta factores como la velocidad de una nave que funciona con impulsos positrónicos a más de 100 millones de kilómetros por segundo, junto con la nula relatividad espacio temporal que existe en esa región de Andrómeda, estarías arribando a Umbrae en un tiempo estimado de cinco años terrestres. Lo único que cambiaría en ese periodo de tiempo sería tu aspecto físico. Nada más. Bien, por último; lo poco que recuerdo sobre el vórtice cuántico fue que…
Daiben abrió una imagen mental de retrospectiva para poder recordar a profundidad lo sucedido años atrás.
— Lo poco que recuerdo es que miles de millones de kilómetros siderales antes de llegar al «punto de no retorno» todos los sistemas de la nave Spitzner comenzaron a fallar de manera brusca. Como si alguna especie de campo magnético se hubiese hecho presente y comenzase a atraer a la nave. Después de eso, un vórtice gigantesco de estrellas empezó a tomar forma frente a nosotros. Del centro de ese vórtice, se reflejaba un espectro de luz multicolor, la verdad es que no logro recordar la cantidad de colores que se apreciaban ya que había millones de ellos. La nave comenzó a ser succionada con gran facilidad hacia el interior del vórtice. Cuando estuve dentro, pude verlo todo; el universo se curveaba y parecía que no existía un espacio o tiempo bien definidos, nuestra realidad se distorsionaba. Finalmente salimos del portal tras ser cegados temporalmente por una luz blanquecina que duró unos segundos y después de ello, nos encontrábamos ya en la «Vía Láctea», como la llaman ustedes en este lugar. La verdad no se en que año estoy ahora, cuando partí de Ares se supone que me encontraba en el año 235 de la segunda era.
La joven Lilith se sorprendió tras escuchar esto e interrumpió a Daiben.
— ¡¿Año 235 de la segunda era?! ¡¿Qué significado tiene eso para nosotros los terrestres?!
El guerrero iris con toda tranquilidad refutó la expresión de la joven y respondió con gran calma.
—Ni tanto, apenas atravesamos por una edad moderna, donde civilizaciones tipo tres compiten entre sí en distintos ámbitos. Para poder tomar control sobre la justicia, la armonía y demás estupideces que solo a los nórdicos les enarbola llevar a cabo. Pero volviendo a lo que preguntaste, puedo concluir en que tras atravesar ese portal retrocedimos cien o tal vez mil años en el tiempo. Pero dicha acción no afecto nuestro contexto histórico. Con eso te demuestro aún más que su absurda teoría de la relatividad especial no sirve para nada.
Lilith no pudo dar crédito a todo lo contado por ambos jóvenes guerreros. No cabía la menor duda que eran unos sujetos provenientes de otra galaxia que llegaron accidentalmente a la Tierra en busca de refugio. Escondiéndose temporalmente de la persecución militar que se lleva a cabo en Andrómeda por parte del emperador Saiki. Tocando el tema de este personaje, a la joven investigadora de física aplicada se le vino encima otra duda que no pensó dos veces en planteársela a Daiben.
—Aún hay algo que no me queda claro, si el motivo por el cual tú y Azura entrenaban sin descanso era la amenaza del imperio zeltano, bueno…
Lilith hizo una breve pausa para señalar a la chica glompy, quien jugaba con las mascotas de la familia Morgan en el extenso jardín. Comportándose como una niña pequeña, a pesar de sus más de diecinueve años terrestres de edad.
—Queda claro que a ella no le afecta en lo absoluto. Pero volviendo al tema, ¿su arduo entrenamiento es señal de que ese dichoso emperador Saiki Crimson y sus aliados se acercan a la Tierra? ―terminó la joven beechwoniana con un gesto de preocupación.
—Después de toda la travesía por la que hemos pasado―Daiben hizo un gran suspiro―, no estoy seguro de lo que vendrá ahora. Posiblemente el ejército de Saiki aún no es capaz de desarrollar tecnología tan sofisticada que los haga cruzar de un lado del universo a otro, como si se tratase de cruzar una avenida. Así que puedo suponer que tanto tu como tu inestable e inferior especie pueden estar tranquilos durante un tiempo más.
Ambos jóvenes intercambiaron miradas, y, por primera vez en su vida, Daiben había dibujado una tenue sonrisa entre sus labios, dirigida hacia la joven Lilith.
24.- DECODIFICADO
Centro Sideral de Comando de las Fuerzas Armadas de Zeltan.
Si algo siempre ha caracterizado a la gran efectividad del ejército nórdico, han sido sus estructuradas tácticas militares para vencer al enemigo dentro de su propio juego. Miles de años de experiencia avalan lo dicho. Para una situación tan crítica que se vive actualmente en Andrómeda, dichas tácticas debían ejecutarse con toda la sutileza y meticulosidad posibles. Sabiendo que al enemigo que deben vencer no es nada fácil y mucho menos nada ingenuo para caer en métodos precipitados de combate.
Por ello, la Unidad de Inteligencia de las fuerzas armadas de Éxodo se dieron a la complicada tarea de diseñar un esquema táctico. Cuyos resultados garanticen un noventa y nueve por ciento de eficacia. Y lo lograron, el método fue muy específico: El espionaje táctico de tercer nivel. Que constaba en la selección de personal altamente capacitado, cuya carrera militar haya implicado el haber trabajado por más de 300 años dentro de las agencias de investigación más importantes del sector que le corresponde al Ministerio de seguridad planetaria.
Aparte, los aspirantes que fuesen seleccionados debían cumplir con un estricto perfil militarizado. En otras palabras, para la nueva misión encomendada y aprobada por el Honorable Consejo Nórdico de Guerra y también por el mismo rey Adalberto Izuhira, se requería de un reducido número de efectivos de las fuerzas armadas que cumpliesen con un perfil de soldado-agente.
Con este nuevo esquema, el ejército nórdico, a través de la Agencia Especializada de Inteligencia Militar (AEIM), planteaba llevar a cabo una de las más importantes misiones con la que se esperaba dar un fuerte golpe al «invencible» ejército de Saiki Crimson. Atacando lo más importante para ellos: sus fuentes secretas de información que permanecen resguardadas dentro de las bases de operaciones mejor protegidas de toda Andrómeda. Información encriptada que contiene los secretos imperiales más oscuros que podrán servir como carne de cañón ante un posible contraataque militar e informático por parte de los nórdicos. Se estima que dentro de la sala de servidores ubicados en las bases zeltanas se almacena información valiosa respecto a los puntos débiles que posee la poderosa armada de Zeltan.
Finalmente, los agentes-soldados elegidos para una misión encomendada por la AEIM para la decodificación y encriptación de esta información valiosa fueron los agentes Tad y Episeo; de 450 y 500 años siderales de edad aproximadamente. Dichos agentes fueron reclutados dentro de las filas del ejército zeltano, mediante documentación falsa fabricada por la Unidad de Inteligencia del ejército nórdico. Las aduanas de la armada zeltana jamás se darían cuenta de ello, ya que la corrupción y el exceso de confianza que impregna dentro de sus filas hizo opaca la corroboración de los datos de su propio personal.
Ambos agentes, tras haber aprobado rigurosos exámenes de control y confianza, fueron admitidos dentro de las filas de la unidad de inteligencia militar del poderoso ejército enemigo. Para suerte de ambos agentes, al demostrar que eran elementos en los que se podía depositar una gran confianza, respaldados por los resultados de sus exámenes, fueron puestos a disposición del centro de comando de la base de operaciones militares, ubicada a más de 15 mil años luz de distancia respecto al planeta Zeltan. Donde fueron ascendidos al rango de escoltas en primera reserva. Rango que les permitió acceder a cualquier área dentro de la enorme base espacial de operaciones. Incluyendo a la súper blindada sala de servidores.
El turno de guardia comenzó para los agentes nórdicos, Tad y Episeo intercambiaron saludos militares con los guardias zeltanos a quienes iban a relevar. Posteriormente, ambos agentes nórdicos tomaron su posición de guardia y se aseguraron primero de que fueran los únicos soldados en el lugar. Tad, el más joven de los dos, desenfundó un extraño aparato con el que provocó un pulso electromagnético, saboteando los sistemas de cámaras de circuito cerrado. Haciendo creer que una tormenta de radiación ha dejado fuera de servicio el sistema de seguridad de la sala de servidores.
—El PEM está hecho― mencionó Tad, cuidando sus espaldas―, sin dejar rastros de dónde provino el impacto, eso los distraerá por unos minutos mientras averiguan donde se generó el sabotaje. No podrán bajar aquí, ya que en primer lugar no hay acceso si el sistema esta caído y, además, confían ya lo suficiente en nosotros para dejar que nos hagamos cargo de la situación.
—Bien Tad― mencionó el veterano agente Episeo―, mantén secuestrada la señal mientras trato de ingresar a la red militar.
Episeo llevó a cabo la difícil tarea de acceder a la red anónima militar de los servidores, conectándose al hardware mediante los complejos artefactos de espionaje diseñados por la AEIM para la misión. El agente nórdico tuvo éxito al tratar de entrar en la red, después de eso, realizó la decodificación de los archivos catalogados como ultra secretos por el ejército del emperador Saiki.
Al analizar minuciosamente la información que se iba decodificando a través de diversos canales en código binario, apareció un archivo que captó por completo la atención del agente Episeo.
— ¡Vaya, esto es increíble!
― ¿Qué sucede, agente? ―preguntó Tad descuidando parcialmente su guardia.
—Revisa esta carpeta que extraje de los nodos del servidor, no sabía que los zeltanos tenían información de este tipo.
Tad guardó su fusil fotónico de asalto en su espalda para observar lo que su compañero quería mostrarle.
— ¡¿Enserio eso es posible?!―exclamó el joven agente
—Al parecer sí― respondió Episeo con suma intriga―, los zeltanos tienen conocimiento de algo que nosotros hemos intentado mantener en secreto por cuestiones de seguridad galáctica. Los portales cuánticos.
—Incluso nuestro señor Adalberto hizo todos los esfuerzos posibles para que este secreto no cayese en las manos equivocadas. Pero estos desgraciados de Zeltan se hicieron tan poderosos que nuestros esfuerzos fueron completamente en vano.
Episeo continuó revisando la carpeta extraída en los nodos de los servidores y encontró algo que lo dejó aún más atónito: Un informe de la agencia de exploración galáctica de Zeltan, acompañado de imágenes adjuntas obtenidas del potente telescopio MZ-207-A9 de la armada imperial, el cual había captado un extraño objeto no identificado que parecía hacer creer que el portal había sido atravesado por este.
—¡Mira esto Tad! Es difícil de creer que un objeto espacial de los zeltanos ya haya conseguido la tecnología suficiente para soportar el campo gravitatorio tan intenso que sabemos que existe al interior de esos portales. Ni siquiera nuestras mejores naves han tenido éxito con las misiones no tripuladas que hemos enviado durante los últimos 700 años. Esto definitivamente lo tiene que saber nuestro gran señor Adalberto para que tome las acciones que sean necesarias.
Transcurridos unos minutos, el agente Episeo logró decodificar los archivos más importantes contenidos dentro de los discos duros de los servidores de la base de operaciones. Obteniendo las bitácoras militares de los altos mandos del ejército enemigo para que, con estos, el Comité Central de Defensa Planetaria comience de inmediato a analizarlas y trabajar en futuros contrataques. Guardando todo lo obtenido dentro de un dispositivo especial de almacenamiento que entregara después a su máximo mandatario en Éxodo.
—Por cierto, Episeo, recuerda que terminado tu proceso debes borrar todo rastro de huella digital que pudiese quedar dentro de los servidores. No olvides realizar la encriptación necesaria de las copias de seguridad que obtuviste del hackeo.
Episeo terminó con su trabajo e inmediatamente después de haber conseguido los archivos ultra secretos, ambos agentes se dieron ahora a la tarea de realizar un complejo mensaje de doble espejo; dicho mecanismo de mensajería encriptada consistía en realizar en primer lugar un mero reporte de la situación, reporte que obviamente será solicitado por el comandante de escoltas de la base de operaciones enemiga. Pero el truco esta en ello precisamente; al mismo tiempo que se realizaba dicho informe, también se estará escribiendo otro informe adicional, el cual es el que verdaderamente importaba, y ese es el que será enviado a la base madre ubicada en la ciudad de Norm. Al enviar el reporte rutinario para la comandancia zeltana, al mismo tiempo se enviaba el mensaje que será recibido en la base central de la AEIM. Con el detalle de que el segundo mensaje iba oculto en la sombra de la señal del primer reporte. Todo esto con el fin último de hacer llegar las copias de seguridad directo a las oficinas centrales, para ser recibida por el máximo mandatario del planeta Éxodo.
Transcurrido el tiempo, el equipo de mantenimiento de la base de operaciones logró restablecer los sistemas de control y seguridad. Para entonces, los dos espías nórdicos ya habían concluido su misión, por lo que solo quedaba esperar a que finalizara su turno.
Al salir de la sala de servidores y transbordar a través de las caminadoras eléctricas que conectaban a la sala de control, donde se encontraban la mayoría de los altos mandos de la base, Tad y Episeo se encontraron de nuevo con soldados enemigos, quienes los relevarían tras haber terminado el turno de guardia. Se saludaron como si nada y continuaron con su camino. Unos hacia la sala de control y otros hacia la sala del corrompido servidor. Pero el método fue tan preciso que a los enemigos imperiales les costará demasiado trabajo averiguar que sus más preciados documentos han sido vulnerabilizados por el enemigo.
Tiempo después de lo sucedido, la información encriptada llegó hasta los sistemas de monitoreo cibernético de la base de operaciones de las fuerzas especiales nórdicas, a cargo del ya aliviado ministro de seguridad planetaria, mismo personaje quien poseía la capacidad única de poder desencriptar el informe enviado por sus subordinados espías. El ministro al conocer la información oculta por el ejército enemigo emprendió viaje con carácter de urgente hacia el recién construido Palacio Real, para informar de inmediato al rey Adalberto Izuhira sobre lo que planeaban ahora los hombres del despiadado emperador Saiki.
— ¡Desgraciados! Así que por eso se ha mantenido fuera del radar estos últimos meses—protestó el rey, dando un manotazo en su escritorio.
—Así es majestad―respondió tenso el ministro―, esos malditos descubrieron lo que nosotros ya teníamos confirmado siglos atrás. No puedo creer que en tan poco tiempo lo hayan descubierto, ¿cree usted acaso que la Unidad de Inteligencia Zeltan haya pirateado la señal que nos era enviada en todo momento de parte de la extinta Unidad Especial Bataklan?
El rey reflexionó unos instantes ante la pregunta del ministro y dio una respuesta acertada.
—Lo dudo mucho, señor ministro. Si, lamentablemente nuestra unidad fue destruida, eso implica también que las naves y el rastro satelital que nos era enviado en todo momento también desapareció. Sin embrago, dudo mucho que ese haya sido el caso de la nave donde abordaba mi querida hija Grey. Lo más probable es que haya sido su señal la que fue pirateada por uno de los miembros de la unidad que los perseguía en aquel momento y después, tal señal fue enviada vía satélite directo hacia alguna de tantas bases que los zeltanos poseen alrededor de Andrómeda. Esos sujetos son demasiado astutos y piensan absolutamente en todo cuando se trata del campo de batalla. No dudo que el mismo Saiki haya sido quien les enseño todo esto a sus hombres.
El rey Adalberto dio un segundo manotazo al escritorio, esta vez con más intensidad, tirando algunos papeles y otros objetos.
— ¡Maldición! Solo espero que no estén yendo detrás de Grey, porque de ser así, estaría dispuesto a mandar a toda la armada disponible en su rescate, incluido yo mismo a la cabeza de las unidades.
—Vamos majestad― irrumpió el ministro, tratando de apaciguar a su superior―. No hay necesidad de llegar a tal extremo. De acuerdo con las últimas respuestas enviadas por el Dendroide que mande como obsequio a su majestad Grey, justo antes de que partiera de Norm, ella se encuentra en un planeta lleno de vida, sana y salva. Aparentemente dicho lugar se encuentra fuera de Andrómeda, a billones de años luz de distancia, posiblemente la armada de Zeltan no tiene ni idea por donde comenzar su búsqueda, si es que realmente la están llevando a cabo. Con el único detalle de que su nave quedó completamente varada al momento de aterrizar, pero a pesar de eso, se encuentra en buenas condiciones físicas y mentales su querida hija.
El rey retomó la calma por unos instantes y continuó su charla.
—Muy bien, pero ¿se puede saber cuál es el nombre del planeta donde ella se encuentra? Y lo más importante, ¿cómo es posible que la unidad de los Cráneos Punitivos no logro encontrarla en dicho planeta?
El ministro trató de arreglar las respuestas dentro de su cabeza.
—Primeramente, de acuerdo con los reportes enviados por la señorita Grey Izuhira Bernstein, aún no ha podido descifrar el nombre exacto de dicho planeta, solo nos ha mencionado un extraño nombre en una lengua que parece pertenecer a los nativos de ese lugar: «ilizwe lobuninzi», sinceramente, aún no tenemos idea a que se refiere dicho nombre. Pero, también nos menciona que a dicho planeta lo ha llamado simplemente «El planeta azul», por la enorme abundancia de mares y océanos que existen allí. En segundo lugar, majestad, de acuerdo con los cálculos satelitales que tenemos vigentes, dicho planeta se podría encontrar a una distancia aproximada de tres mil billones de años luz desde nuestra posición sideral en Andrómeda.
El rey se exaltó sentado en su silla, tras escuchar tremenda cantidad.
— ¡Vaya! No creí que se encontrara tan lejos ese planeta.
—En efecto majestad―respondió el ministro―, incluso ese planeta no se encuentra dentro de nuestra galaxia, sino más bien se ubica en nuestra galaxia vecina llamada por nosotros como el «Súper cúmulo espiral».
—Ahora comprendo porque tanta distancia—Afirmó el rey Adalberto.
—Así es majestad—el ministro continuó con su informe―. Bien como le decía. En tercer lugar, la valiente princesa Grey llevó a cabo un acto digno de reconocimiento, al derrotar con sus propias manos a la Unidad de los Cráneos Punitivos. Casualmente tenemos el registro satelital de una poderosa explosión que ocurrió justo en el lugar de la batalla.
El ministro le mostró los documentos virtuales correspondientes al rey.
— ¿Lo ve? Justo ahí donde señalo esos patrones incandescentes.
― Si lo recuerdo, e inclusive, a pesar de la gran distancia que hay entre Éxodo y esa región de Andrómeda nos pudimos percatar del enorme eco de dicha explosión, cuando me hicieron llegar el reporte de las bases espaciales que tenemos alrededor de Miranda.
—Así es majestad, ese día nuestras señales se alteraron de manera considerable en nuestros satélites de telecomunicaciones. Incluso creímos que se trataba de una tormenta de radiación.
—Entonces así fue como mi querida Grey logró derrotar a los Cráneos Punitivos―el rey se alegró tras decir esto—-¡No puedo creerlo! Es tan poderosa al igual que su madre solía serlo― Adalberto se dio un tiempo para un auto alago―, y también al igual que su padre. Por supuesto.
—Claro que sí majestad, sin dudarlo. Es por eso por lo que después de mil años, la sociedad nórdica seguimos poniendo nuestros destinos en las manos de la dinastía Izuhira-Bernstein.
— Agradezco el cumplido ministro. Ahora necesito que me construyan un centro de operaciones especializado, para poder estar en contacto con mi querida hija. Recuerden que aún tenemos una gran misión que llevar a cabo.
—A la orden majestad, contactare con los mejores ingenieros informáticos que tengamos disponibles en la unidad de inteligencia. Esperemos que no tarden más de tres días en la instalación.
—Bien que así sea señor ministro, tómense el tiempo que crean necesario, pero no se excedan tampoco.
—Así será mi señor.
El ministro abandonó la sala real a toda prisa para dirigirse de inmediato a la base de operación central de las fuerzas armadas. Mientras el rey Adalberto se quedó solo en su habitación, reflexionando sobre lo acontecido y poniéndose de pie para admirar un enorme retrato de la difunta reina Miranda.
—Si tan solo estuvieses aquí, mi amada Miranda, te darías cuenta de que tu legado aún sigue vivo dentro de nuestra querida hija. Que tu sentido del progreso y justicia aún siguen vigentes en las mentes de cada uno de nuestros hermanos nórdicos. Me seguiré esforzando para que tu sacrificio por esta hermosa tierra jamás haya sido en vano.
25.- RECESO
Doscientos años han transcurrido desde que la «La armada invencible» del despiadado Saiki Crimson comenzó su más ambiciosa empresa militar, siguiendo un solo objetivo: venganza y reinicio. Objetivos claramente trazados por el supremo líder de Zeltan. Ahora, poseen más del cincuenta por ciento de la totalidad de Andrómeda; respaldados por más de cinco mil millones de soldados, quienes han colonizado millones de planetas y sumando.
Como si la situación no fuese ya catastrófica, se le suma un nuevo elemento; resultado de las rigurosas investigaciones que se llevaron a cabo en las agencias espaciales más importantes del planeta Zeltan, a las órdenes del gobierno imperial. Quienes han confirmado que no existe un solo tipo de portal que puede llevar a otras partes del universo. Sino que, hasta ahora, se han confirmado la existencia de cientos de miles y probablemente millones de portales más que podrían engrandecer las ya desquiciadas ambiciones del emperador zeltano.
Con ello, su más grande anhelo de reiniciar y escribir la nueva historia del universo bajo su puño y letra es cada vez más cercano. Después de tan enorme descubrimiento astronómico, ahora las tropas del emperador se movilizaron a través de los vórtices cuánticos descubiertos a lo largo y ancho del universo conocido. Aguardando un destino devastador para aquellos planetas que pudiesen atravesarse en su camino. Tal empresa ambiciosa requería de suma atención por parte de los altos mandos de las FAZ, incluyendo al mismo Saiki Crimson. Por lo que ha decidido que la operación «Buscar y destruir»; consistente en buscar a los cuatro guerreros legendarios para ser asesinados, se pospondrá hasta que las ambiciones de conquista del sumo emperador de Zeltan sean zaceadas. Considerando que dicha operación será un asunto residual en cuanto posea un poder abrumador sobre el gran universo visible.
Mientras que, por otro lado, en el cenozoico planeta Brounthe, las hermanas Le Monde continúan haciendo de las suyas; asesinando, destruyendo, extinguiendo razas y poblados completos solo por diversión y algunas veces por entrenamiento. Haciendo, según ellas, más entretenida la misión encomendada por el emperador de Zeltan, misma que parecen tomar con toda calma.
Sumando a su botín cualquier poción o libros de hechizos que puedan encontrar en el primitivo planeta. Algunos les han sido de gran utilidad; como el misterioso libro conocido como el «Iahjbre»: un antiguo libro escrito por los ya extintos druidas originarios de la lejana y boscosa comunidad de Ukmout al sur de Brounthe. Forrado con la piel de las más peligrosas bestias inimaginables que habitan en las oscuras cuevas de lo más profundo del bosque conífero de dicha región. Entre otros artilugios que las jóvenes y sádicas hechiceras han coleccionado, se pueden encontrar piedras preciosas, armas antiguas con un valor cultural casi incalculable, cofres cuyo contenido puede variar; como pergaminos prohibidos, metales más valiosos que el oro mismo y una que otra pócima para mantener el devastador poder físico y espiritual que las hermanas Le Monde poseen dentro de sí. Poderes que llegan a sobrepasar los dos millones de argones en su forma inicial. Esto, gracias también a otro de los libros más valiosos y quizás más poderosos que pudiesen conocerse dentro del mundo de los hechizos. Haciendo referencia al extenso «Manual del Riajme para incrementar las cualidades del maná». Escrito en conjunto por el «Honorable Consejo de Pioneros Místicos», grupo del cual solo queda vivo uno de sus más grandes exponentes; el legendario mago categoría kataas-taasan, conocido con el nombre de Eibres. Originario del pantanoso planeta Zöld.
Debido a los grandes botines que las malévolas hechiceras han encontrado a lo largo del primitivo planeta, las tres han decidido que lo mejor por ahora será hospedarse en dicho lugar, para continuar con su búsqueda como mercenarias. Suspendiendo la misión encomendada por el emperador Saiki por tiempo indefinido y también perdiendo todo contacto con cualquier miembro de la armada zeltana.
En el planeta Éxodo, por tanto, los miembros de la Unidad Especial de Inteligencia del ejército nórdico han finalizado los trabajos de instalación del nuevo centro de comando específicamente construido para el rey Adalberto, quien usara dicho lugar para establecer contacto con su hija que se encuentra a billones de años luz de distancia en el planeta conocido simplemente como «Tierra».
Los primeros intentos de conectarse a la señal satelital fueron erróneos, pero finalmente los dispositivos de comunicación fueron conectados a la red galáctica de Andrómeda. El siguiente paso fue el monitoreo de la señal más próxima con la galaxia vecina, logrando infiltrarse dentro del sistema de uno de los tantos satélites que rodean a la Tierra, sin que ningún sistema sea alterado para no levantar sospechas a nivel mundial. Dicha técnica ya ha sido utilizada anteriormente en misiones de espionaje que han resultado ser un completo éxito, así que no había razones para que fracase por primera vez.
Las imágenes vía satélite se mostraron con más nitidez entre más cargaba la interfaz. Hasta que por fin el rey Adalberto logró cruzar las primeras miradas con su hija más querida.
— ¿Grey? ¿Hija? ¿Me puedes ver y escuchar?
Del otro lado de la pantalla se apreciaba una silueta nítida que se dibujaba poco a poco en la vídeo llamada satelital en curso. Adalberto escuchó una tenue voz entrecortada por la interferencia de la débil señal, pero distinguió más la silueta de su hija.
— ¡Padre! ¿Me escuchas ahora sí? ― exclamó Grey después de que esta conectó su Dendroide a la interfaz del satélite nórdico. Y con ello, la calidad de la señal mejoró de golpe.
— ¡Ahora te escucho fuerte y claro hija, y también tengo una imagen nítida! ― afirmó el rey, tras ver dibujado el holograma de su hija en el monitor principal.
Es entonces cuando Adalberto y su hija iniciaron una larga charla. Con Grey y su narración respecto a lo que ocurrió antes, durante y después de la batalla contra los temibles Cráneos Punitivos. La forma en que descubrió el Vórtice Cuántico y lo que vivió allí dentro. El cómo arribo al planeta Tierra y se adaptó a las condiciones de este, también agregando las maravillas naturales que ha encontrado durante su poco tiempo de estancia en dicho planeta.
—Bueno hija, me alegro y puedo estar tranquilo de que te encuentras a salvo en un planeta en donde sabemos que el enemigo no te encontrara por ahora. Si tus recursos monetarios están por agotarse no debes preocuparte por ello, ahora que tenemos tus coordenadas siderales, podemos hacerte una transferencia bancaria vía satélite. Claro, sin alterar las señales del planeta en donde te encuentras. Lo importante es que no pierdas de vista tu objetivo principal que es la captura de ese sujeto nexono. O en su debido caso–el rey adoptó una mirada sombría acompañada de gran seriedad en su rostro– eliminarlo para siempre.
— Así será padre. Lo juro. Ahora me encuentro entrenando con mi equipo virtual. En un apartamento que estoy alquilando mientras llevo a cabo mi misión. Sé muy bien a lo que me enfrento, por ello estoy haciendo todo lo posible por aumentar mis poderes y así vencer a Daiben Meren. Ten por seguro que preso o muerto, ese individuo no se saldrá con la suya.
— Tengo toda la confianza del universo en que así será, Grey. Desde Norm le suplicare todos los días a los Señores Supremos que iluminen tu camino como guerrera para que puedas cumplir con tu objetivo.
— Gracias papá, no te fallare, ni a ti ni mucho menos a nuestros hermanos que han muerto en esta cruel e innecesaria guerra. . .
El rey nórdico trató de despedirse de su hija, pero en ese instante, la señal satelital sufrió una fuerte interferencia y fue cortada de golpe. Dejando fuera de línea a ambos canales de comunicación.
— La señal se ha caído de nuevo. No importa. Me alegra saber que todo en Éxodo se mantiene en armonía por ahora. Solo falta agregar un elemento importante…La muerte de Daiben Meren.
Grey Izuhira se retiró de la habitación donde sostenía contacto con su padre. Para regresar de nuevo al gimnasio que se ubica en la localidad de Beechwood, donde ella reside ahora. Ciudad que según la señal que viene siguiendo desde la sabana africana, es donde se ubica la nave emitente de la frecuencia que el radar del Dendroide continúa rastreando.
26.- GREY EN ACCIÓN
Un nuevo día ha comenzado en la ciudad de Beechwood, en el país anglosajón. Daiben desde temprano comenzó con su rutina diaria de ejercicio, previo a las arduas sesiones de entrenamiento que lleva diariamente; con un recorrido de 1000 kilómetros de carrera libre desde la mansión Morgan hasta el último rincón de la ciudad, realizando una vuelta completa en cuestión de unos minutos.
—Vaya, ya estás de regreso, ¿quieres comer algo? ― preguntó la joven Lilith, recibiendo al siempre serio guerrero iris.
—Supongo que sí― replicó Daiben con la garganta seca y algo de sudor escurriendo de su frente―, pero será algo breve, tengo que ponerme al corriente con mi entrenamiento.
— Lo importante es que comas algo para empezar bien tu día―terminó la joven investigadora con una tenue sonrisa, mirando a los ojos de Daiben.
— Vaya, esto tiene buen sabor, ¿tú lo preparaste? ―preguntó Daiben mientras consumía su desayuno.
— Así es―respondió Lilith―, hoy le di el día libre a los empleados de la cocina, así que decidí volver a practicar mis oxidadas habilidades de cocinera. Lo que acabo de servirte es un tradicional desayuno beechwoniano por así decirlo: huevos con tocino, algunos embutidos y panecillos, acompañados de un delicioso café expreso y jugo de naranja.
— No cocinas tan mal para ser una investigadora obsesionada con lo que hace dentro de su campo.
— Gracias, supongo que tomare eso como un cumplido― la joven dirigió de nuevo una sonrisa a Daiben, el tipo de sonrisa que por su luminiscencia natural enamoraría a cualquier hombre, excepto a Daiben.
El joven guerrero termino su desayuno y enseguida se dirigió a las cámaras de simulación, pero fue detenido abruptamente por la joven Lilith.
— Creo que no te lo mencione antes, pero, hoy es domingo. Los domingos todos en esta mansión descansamos, incluyendo a los que entrenan arduamente todos los días como ciertos muchachos de otra galaxia.
— ¿Es una maldita broma verdad? ― exclamó Daiben, incómodo por la respuesta de la joven terrestre.
— ¡No! No es ninguna «maldita broma»— vociferó Lilith―, ya te lo dije, si vas a trabajar hoy en la cámara de simulación, entonces tu solo te encargaras de preparar todo porque no hay ni un solo empleado en ese lugar hoy.
Daiben de alguna manera convencido por la respuesta tajante de la joven, decidió que lo mejor era ceder y tomarse un descanso por el día, además de que bien merecido lo tenía, después de tanto tiempo de no haberlo hecho.
—No sé cómo lo haces, pero siempre logras convencerme.
—Supongo que mis encantos femeninos te enredan y te obligan a obedecerme, ¿no crees? — Lilith dirigió unos gestos de coqueteo mientras miró en el fondo de los ojos de Daiben, admirando sus pupilas obscuras y jugueteando con sus anteojos.
El joven guerrero iris sin saber qué hacer, realizó un vago intento de sonrisa, a pesar de no estar acostumbrado a hacerlo.
Pero en una mínima parte, la joven investigadora tenía razón; siempre hubo algo en Daiben que parecía llamar su atención de parte de la chica beechwoniana, pero que aún no ha podido descifrar de que se trata; si sus ojos grandes y claros, o la suavidad de cada una de sus facciones cutáneas, o la ya mencionada luminiscencia natural de su sonrisa, combinada con los relieves casi perfectos de sus blanquecinos dientes, o el aspecto bien definido de su castaño cabello que relucía aún más con el reflejo de la porción correcta de luz. O simplemente, la inocencia y ternura que todos estos elementos combinados provocaban que el ex militar de Zeltan sintiera un poco de paz interior al verla, y con ello se olvidará de cada una de sus preocupaciones y obligaciones, aunque sea por unos cuantos instantes.
—Ja, ja tomare eso como un sí entonces― respondió Lilith al no obtener una respuesta pronta de Daiben.
―Bien, como sea mujer, ¿entonces qué haremos hoy? Y también―Daiben observó a su alrededor―, ¿Dónde está Azura?
Lilith sin apuro contestó.
—Decidí que primero iremos a uno de mis restaurantes favoritos en la ciudad. Después daremos un paseo por la reserva natural de la ciudad. Mis padres y Azura ya nos esperan afuera de la mansión.
Lilith preparó todo para el viaje y finalmente partieron a bordo de los vehículos eléctricos de la familia Morgan. En uno iban dentro Daiben, Azura y Lilith, en el otro, el profesor Morgan, su esposa, la doctora Irina Potts, quien ha regresado después de haber llevado a cabo una gran expedición con su equipo de antropólogos a través del continente oceánico. Cuya edad es comparable respecto a la mediana edad del profesor Morgan.
—Vaya, hasta que te dignaste a cambiar esos harapos que vestías por unas ropas decentes― mencionó Daiben a Azura.
—Je, je gracias Daiben, creo que este conjunto de ropa me va muy bien ― respondió la chica glompy tan jovial como siempre.
— Así es Azura― irrumpió Lilith―, supuse que esa blusa roja a cuadros, acompañada por otra blusa negra debajo, junto a ese pantalón negro y zapatillas marrones te irían bastante bien. Y no me equivoque, luces muy linda, además de que haces relucir más tu figura atlética que has forjado durante los últimos meses.
—¡Muchas gracias, Lilith! ―mencionó Azura halagada―. Me siento muy cómoda con esta ropa.
En el centro de la gran ciudad, la princesa nórdica Grey Izuhira comenzó su día con un desayuno ligero y una caminata por las coloniales calles del centro de la ciudad. Manteniendo siempre un perfil muy discreto, para no ser descubierta aún como un ser de otra galaxia que está habitando entre los tantos millones de ciudadanos que conforman la urbe. Aquí es donde su aspecto físico del tipo humano le era de gran ayuda, pasando desapercibida entre las miradas que se cruzaban en su camino, llamando la atención a veces por su enorme belleza exterior que la caracterizaba.
Tanto fue así, que la chica se percató de que dos sujetos la habían seguido desde que salió de su apartamento, y al parecer, estos sujetos no parecían tener las mejores intenciones para con la princesa nórdica, quizás su gran belleza les ha llamado demasiado la atención. Grey al darse de cuenta de ello decidió desviar su camino de regreso. Pero los sujetos eran demasiado perseverantes y siguieron cada una de las rutas que la mujer tomaba.
Harta y con nulas opciones de tomar alguna otra ruta, Grey giró en la próxima calle hacia un callejón oscuro, donde por supuesto, los sujetos creyeron que por fin se saldrían con la suya, al ver que tenían rodeada a la joven nórdica.
— ¡Hola primor! ¿Esta pérdida? Ven con nosotros, te llevaremos a algún lugar donde la pasaremos bien ― dijo uno de los hombres a la princesa Grey.
—Vaya, sí que eres realmente linda, creo que nos sacamos la lotería contigo―, mencionó el segundo sujeto en tono burlón, mientras acariciaba la mejilla y el cabello corto de la mujer, a lo que Grey reaccionó con desagrado.
—Gracias por sus intentos de cumplido, pero no estoy dispuesta a ir a ningún lado con ustedes.
Dicho eso, Grey forcejeó con los dos abusadores, impidiendo que saliera del callejón.
— ¡¿A dónde crees que vas muñeca?! ¡Vamos a pasarla de maravilla! ― respondió el sujeto más robusto y alto, quién apretó fuerte el brazo de la princesa nórdica. Mientras el otro sacó un cuchillo de entre las bolsas de su sudadera con capucha.
Pero Grey tampoco estaba dispuesta a soportar esta clase de sujetos. Mucho menos comprometería su sentido de justicia que no daba lugar a ningún tipo de abuso. Así fue como la joven guerrera encaró a ambos hombres, procurando no utilizar más poder del que requería a usar en este momento. Recordó la cantidad que solía utilizar cuando entrenaba con los miembros de la tribu Yaoaki: 130 argones de poder, suficiente para darle una lección a los abusadores, sin dejarlos en estado grave.
La princesa nórdica con extrema fuerza, tomó el brazo del hombre que la sujetaba y lo lanzó contra los muros de concreto que rodeaban el callejón, mientras el otro que tenía el cuchillo entre sus manos trató inútilmente de apuñalar a la joven, pues esta esquivó con el menor esfuerzo los ataques de su agresor, le arrebató el arma blanca y le propinó una fuerte patada en el abdomen, provocando el lanzamiento del sujeto hacia un cumulo de bolsas y contenedores de basura. El segundo hombre, quien fue azotado con violencia hacia el muro de concreto, parecía aún no estar fuera de combate y, tirado en el piso, desenfundó una pistola, la cual no tenía intenciones de usar, a excepción de casos extremos como este.
Ejecutó tres tiros a la vez, pero la velocidad de Grey fue tan voraz que ninguno dio en el blanco, y en milésimas de segundos, la chica encestó una potente patada directo al rostro del agresor, dejándolo inconsciente y fuera del combate. Para al final arrebatarle el arma y destruirla con un dobles hecho con sus propias manos.
Al otro agresor que yacía entre la basura, Grey decidió dejarlo inconsciente, con una fuerte bofetada que lo noqueó en segundos, procurando no matar a nadie y así no llamar la atención de las autoridades beechwonianas. Dejando la escena ante un posible intento fallido de asalto. Grey abandonó la zona y regresó a su apartamento.
Después de este inesperado incidente y ya en su apartamento de vuelta, el Dendroide de la chica emitió un sonido que correspondía al de una llamada entrante de su padre.
—Hola padre, ¿Qué es lo que te hace volver a llamarme?
— Pues me gusta estar al tanto de mi querida hija sabiendo que se encuentra a billones de años luz de distancia, además quería aclararte algo que no pude hacerlo en la llamada de hace unos días. Pero antes de eso, déjame decirte que luces muy diferente con esa ropa, siempre he estado acostumbrado a verte vestida con las prendas reales que nuestras hermanas de Ohm confeccionaban para ti.
— Gracias padre, debo admitir que mis trajes reales los perdí en medio del espacio exterior y aparte mi traje de combate estaba en condiciones no favorables, por lo que tuve hacerle unos ajustes. Mientras queda listo para la siguiente batalla, estaré usando esta ropa deportiva que es muy cómoda, por cierto.
— Me parece bien hija. Pero ahora pasemos a algo más importante― el rey adoptó un gesto de gran seriedad― hay algo muy importante que no pude mencionarte en la llamada pasada.
— ¿Y de que se trata? ― Grey se mostró intrigada
― Recordaras aquella visita que nos hizo ese tal Daiben Meren, cuando logró destruir nuestro sofisticado sistema de seguridad dentro del palacio de gobierno, y donde además tuve un enfrentamiento a muerte contra él, ¿verdad?
— Sí, así es padre.
— Bien, pues dicho combate no fue en vano. Ya que durante la batalla logre colocar un pequeñísimo dispositivo de localización en el traje de combate de ese sujeto, el cual funciona a base de nanotecnología, desarrollado por la Agencia Especializada de Investigación Militar. Debido a que su tamaño es mucho menor al de un grano de arroz, es posible que nunca se haya dado cuenta de que lo coloqué en su traje.
Grey sumamente exaltada increpó a su padre.
— ¡¿Por qué nunca me lo habías dicho?! ¡Incluso desde antes que despegará junto a Bataklan!
—Lo sé hija y lo siento; quise decírtelo en su momento, pero recuerda que me encontraba en un estado de gravedad en el hospital de Norm, además de que el planeta necesitaba de tu ayuda como para distraerte con ello. A eso súmale toda la travesía que tuviste que pasar allá arriba en el espacio, perdimos todo contacto contigo durante un buen tiempo. Pero ahora es el momento indicado de decírtelo. Y que cada vez… estas más cerca de aniquilar a ese mocoso.
—Bien, entonces comenzaré los preparativos para ir en la búsqueda de ese sujeto. Inclusive me será más fácil si logro averiguar si se encuentra refugiado en este planeta o en esta misma ciudad.
—Muy bien hija. Te filtrare toda la información de la AEIM que te pueda ser de utilidad respecto a ese localizador.
El rey nórdico a punto de cortar la llamada recordó una última cosa por mencionarle a su hija, pero no menos importante.
― Los agentes Tad y Episeo lograron infiltrarse en la red militar de las FAZ, pudimos desclasificar archivos que para ellos son de suma importancia. Entre ellos se encuentran los referentes a algo que nosotros ya sabíamos desde hace siglos atrás. Algo relacionado al campo de la astro-física cuántica.
— ¿Sí? ¿Y de que se trata? ― Grey de nuevo intrigada preguntó.
—Pues hablamos de los llamados «Vórtices cuánticos»; portales cargados de energía, ubicados a lo largo y ancho de este universo. Según los estudios científicos hechos por el Instituto de Astro Física de Norm, se calcula que podrían existir miles de millones de estos portales esparcidos en el universo. Aquí empiezan las malas noticias; los zeltanos ya lo saben. Están trabajando en ello, de acuerdo con los últimos informes de nuestros espías. Así que es probable que en cualquier momento descubran el lugar en donde tú y ese tal Daiben se encuentran refugiados. La verdad me gustaría que tú encontraras primero a ese chico antes de que sus propios compañeros de Zeltan lo hagan… O mejor dicho sus «excompañeros». Ya que, al parecer, el emperador Saiki dio la orden de cazar al muchacho. Así que, si quieres arreglar cuentas con el iris, más vale que lo hagas de inmediato.
—Claro que sí padre, así lo haré. No te fallaré, ni a ti ni a nuestros ciudadanos hermanos. Recuerda que yo seré tu sucesora al trono algún día y por lo tanto debo dar motivos para ocupar tan prestigiado y respetado cargo.
La llamada finalizó, fue entonces cuando Grey comenzó a trabajar con los datos enviados por su padre respecto a la ubicación de Daiben, que le tomará exactamente dos días. Tiempo restante en el que estará lista para la nueva batalla que está por venir.
Una batalla que no será tan fácil de ganar, sabiendo que se trata de un personaje cuyo poder ha experimentado en el pasado. Aún más consciente de que su vida puede estar en peligro. Pero Grey está convencida de que, con la fuerza y energía necesarios, podrá vencer por segunda vez consecutiva
27.- LA CONFRONTACIÓN FINAL
Instalaciones de la filial de Corporaciones Morgan en oriente medio.
Zona de hangares.
El destino final de la gran nave militar conocida como «Spitzner» fue en las instalaciones de la filial de la Corporación Morgan, conocida como «Innova, resources and investigation Inc.», ubicadas en un territorio conformado por extensas hectáreas, en la desértica llanura de uno de los países árabes que conforman la geografía del oriente medio.
Hasta la fecha, se han obtenido sorprendentes resultados de acuerdo con las investigaciones llevadas a cabo por cientos de científicos provenientes de distintas partes del mundo, que se han dado a la tarea de examinar con detalle cada una de las partes que conformaban a la nave. Mismos que, dentro de unos cuantos años según ellos, traerán inimaginables progresos tecnológicos y reformara la realidad de los seres humanos que habitan en este planeta.
— Es sorprendente, ¿no crees? —formuló la pregunta el doctor Reusell, amigo y colega muy cercano a la familia Morgan. Quien, al mismo tiempo, es el principal responsable de la investigación llevada a cabo en la filial.
— Ni que lo diga doctor ― respondió uno de los investigadores pertenecientes al proyecto, sin dar crédito a lo que presenciaba ―. Aún no puedo creer que estoy frente a un vehículo espacial fabricado con tecnología fuera de este mundo, y con muchos años de ventaja sobre nuestros conocimientos humanos.
— Así es, mi estimado Leonard ― respondió Reusell ―. Con esto daremos un gran salto hacia el progreso aeroespacial, y dentro de poco, el sueño del hombre por explorar los lugares más recónditos de esta galaxia será posible con la ayuda de esta nave espacial— el doctor Reusell mostró unos documentos referentes a los avances sobre el tipo de energía que utilizaba la nave—. Sobre todo, por esto; los elementos que conforman el empuje positrónico tridimensional de esta nave nos harán más fáciles los avances respecto al estudio de la masa y la energía. Tenga por seguro, joven Leonard, que el campo de la física cuántica no volverá a ser igual. Incluso me atrevo a decir que las leyes físicas que rigen en este planeta serán testigos de un gran cambio, llevado de la mano con todo nuestro trabajo.
Tras un largo viaje en avión y posteriormente otro por helicóptero, el profesor Morgan, acompañado de su hija Lilith y de los jóvenes Daiben y Azura, arribaron a la zona del hangar que mantiene almacenado al Spitzner. Encontrando una nave desmantelada por los científicos allí presentes.
—Solo espero que sepan cómo volver a armarla. De lo contrario, me molestaré bastante con todos ustedes. —recriminó Daiben con indiferencia en su rostro.
— No te preocupes por eso, Daiben— respondió Lilith muy confiada —. Con los avances que llevamos hasta ahora sobre las investigaciones de tu nave, ten por seguro que la armaremos de nuevo con toda facilidad.
Grey Izuhira surcó el mar árabe a una velocidad exuberante de vuelo. Pues en la mañana del presente día, su dendroide conectado con el sistema de localización cedido por su padre ha comenzado a emitir una fuerte señal sobre la ubicación exacta de Daiben Meren. Aproximándose hacia la zona de hangares de la Corporación Morgan.
Una extraña sensación provocó irritación al joven guerrero nexono. Pues un sentimiento de acorralamiento lo acechaba. Cuando creyó haberse librado del mismo desde hace unos días atrás. Presintiendo que algo está a punto de atraparlo, como si fuese una presa vulnerable.
La princesa nórdica aterrizó en territorio árabe. Ubicándose en lo alto de unas barrancas en el desértico terreno.
Fue cuando la joven observó con los binoculares unas instalaciones, parecidas a las de un pequeño aeropuerto. El radar en el dendroide indicaba que exactamente en dirección de las instalaciones es de dónde provenía la señal. A una distancia de no más de diez kilómetros en dirección norte de su ubicación.
— ¿Tardaremos mucho en este lugar? empiezo a fastidiarme. — protestó Daiben.
— Espero que no. — le respondió Lilith, mientras cargaba un portapapeles. Analizando los avances de la investigación del Sagitario—, será cuestión de unas horas mientras nos cercioramos de que todo se encuentra en orden.
— Vaya, comienzo a tener hambre. Además de que hace mucho calor en este lugar. — interrumpió Azura, cubriendo su frente para no ser molestada por la molesta luz del sol de mediodía.
— Vamos chicos ― Lilith se dirigió a ambos―. Soportaron años de viaje desde la galaxia Andrómeda hasta este planeta, pero ¿no pueden soportar unas cuantas horas en este desierto?
— Como sea, solo dense prisa que ya me quiero largar de aquí ― alegó el joven nexono, mientras se alejaba flotando del hangar del Spitzner, para encontrar una sombra a las faldas de las colinas rocosas que rodeaban el lugar.
Justo en el momento cuando Daiben se dispuso a buscar un lugar en donde reposar, escuchó un tenue pitido que se engrandecía entre más se acercaba.
Antes de que el joven pudiese averiguar el origen del extraño ruido, fue impactado por un poderoso ventarrón. Daiben cubrió sus ojos para evitar el contacto con la arena.
— Por fin te he encontrado. Daiben Meren, ¿creíste que nuestras diferencias iban a quedar vagando en medio del espacio sideral?
Una voz femenina con entonación grave hizo retumbar los oídos del joven Daiben. Pues se trataba de nada más ni nada menos que de la misma princesa nórdica Grey Izuhira Bernstein. Quien finalmente ha encontrado al sujeto que tanto ha estado buscando desde Andrómeda.
— ¿Qué ha sido eso? ¿Pudieron percatarse? ― Gritó una de las investigadoras a cargo, ubicada en el ala oeste de los hangares.
— Fue un poderoso ventarrón. ― respondió uno de los colegas ―, es cierto que las tormentas de arena son muy frecuentes en estos lugares, pero eso que acabamos de ver para nada se trató de una simple tormenta de arena. Será mejor que vayamos a echar un vistazo.
Un grupo de científicos se dirigieron rápidamente hacia la entrada oeste, con la gran curiosidad de averiguar qué es lo que ha ocurrido después de la poderosa ráfaga de viento que han presenciado hace unos momentos.
— Oigan esperen– irrumpió un miembro del grupo―. ¿Quién es esa mujer que esta parada en aquella roca?
— Es cierto–, respondió una investigadora―, el sujeto que está en la sombra de la roca parece ser el famoso chico extraterrestre llamado Daiben Meren, pero la otra mujer que tiene aspecto de una guerrera valquiria nunca la había visto antes.
— Será mejor que avisemos lo más pronto posible al equipo de seguridad y a los Morgan sobre la situación ― mencionó otro miembro del grupo de investigadores.
—Años y vidas de mis hermanos me costaron encontrarte. Pero al fin, en este planeta lo he logrado. — dijo Grey con una amenazante mirada dirigida hacia Daiben —, y no dejare que escapes esta vez. Porque en este lugar, será donde construiré tú tumba… Daiben Meren.
Daiben no podía creer que una de sus acérrimas rivales ha logrado dar con su paradero finalmente. El shock emocional fue demasiado fuerte como para que el joven adoptase un gesto ante la presencia de la princesa nórdica. Pero el peleador nexono lo dejó fluir durante unos segundos, para esbozar una sonrisa irónica.
— Debo reconocer que tuviste el valor suficiente para viajar desde Éxodo y llegar a un planeta tan lejano como este, con el absurdo motivo de querer eliminarme. No creas que eres la única con esos deseos de eliminar a alguien… — Daiben descargó un enérgico gesto de furia y lo conjugó con un fuerte grito, dirigido hacia su próxima enemiga a derrotar.
— ¡YO SERÉ EL ÚNICO QUE ACABE CONTIGO Y DEMOSTRARE QUE SOY EL GUERRERO MÁS PODEROSO DEL UNIVERSO! ¡NI TU NI SAIKI PODRÁN DETENER MIS DESEOS DE CONVERTIRME EN UN SER SUPREMO!
En ese preciso instante, el joven guerrero del planeta Nexon se lanzó con toda energía e ira hacia la princesa nórdica. Con claras intenciones de encestar el primer golpe. Un golpe por el que ha estado esperando durante mucho tiempo desde la última batalla que llevó a cabo contra Grey Izuhira, donde Daiben probó el amargo sabor de la derrota en el campo de batalla.
— ¡¿Qué es lo que está pasando?! — cuestionó Lilith exaltada, al llegar al lugar donde Daiben y Grey estaban a punto de librar una feroz batalla. Acompañada de Azura, el profesor Morgan y de miembros del pelotón de las fuerzas armadas del país árabe que resguardaban el perímetro de las instalaciones. ― Un momento. . .―atajó la joven terrestre, al observar hacia las alturas en donde Daiben estaba a punto de encestar un golpe hacia la joven princesa Grey Izuhira ―. ¿Qué está haciendo Daiben? ¿Y quién es esa mujer que esta parada en la cima de esa roca?
— Espera Lilith — irrumpió Azura de golpe—, creo que Daiben está a punto de pelear contra esa mujer…― la joven glompy observó con detenimiento hacia la cima de la roca, sorprendida ante la presencia de Grey ―, creo que ella es Grey Izuhira, la princesa nórdica de la que nos habló Daiben. Uno de sus enemigos a vencer, y creo que están a punto de tener una súper batalla.
— ¡Oh no! — exclamó Lilith, ahora preocupada por lo que le pueden pasar a las instalaciones del lugar, a los investigadores que se encuentran trabajando y por los posibles daños colaterales que traerá la pelea. Pero ya es demasiado tarde para hacer algo, pues a partir de ahora, no hay poder que sea capaz de detener la euforia que rige en los corazones guerreros de Daiben y Grey.
— ¡MALDITA NÓRDICA! ¡TE DEMOSTRARE QUE LAS COSAS SERÁN DIFERENTES A NUESTRA ÚLTIMA BATALLA! ¡ACABRÉ CONTIGO CUESTE LO QUE ME CUESTE! ¡POR QUE MIS PODERES HAN SOBREPASADO LOS LÍMITES!
Tras decir estas palabras, Daiben saltó de manera impresionante hasta la cima de la roca, para encestar un fuerte puñetazo contra el rostro de Grey Izuhira. Pero la joven nórdica, con los bien desarrollados reflejos suyos, dio un brinco para no ser impactada por el poderoso ataque de Daiben, quien con el exuberante poder de su puño destruyó la plataforma rocosa donde Grey se mantenía en pie.
—«Parece que ha incrementado su velocidad desde la última vez que nos enfrentamos. Esto se pondrá interesante»—reflexionó Grey por unos cuantos segundos.
Daiben miró hacia arriba, tratando de encontrar a su oponente, y al detectarla, realizó una increíble pirueta para terminar con una fuerte patada, impactando el costado izquierdo de la joven nórdica. La princesa de Éxodo a su vez respondió el ataque, juntó sus dos palmas y formó un puño con el que impactó la cervical de Daiben, ocasionando que el sujeto se estrellase contra el arenoso suelo. Provocando un estruendo entre la arena.
— Será mejor que yo intervenga — se apresuró Azura para dirigirse hacia la batalla entre Grey y Daiben. Pero su ritmo fue cortado de golpe por las palabras de la boca ensangrentada de Daiben.
— Ni se te ocurra… — Daiben expulsó un leve quejido ―… ni se te ocurra intervenir en mis asuntos, ¡¿entendiste?! ¡lárgate de aquí! Y mejor asegúrate de que no le ocurra nada a los demás.
— Pero. . .Daiben ― recriminó Azura—, estamos juntos en esto, y juntos derrotaremos a esa mujer.
— ¡Te dije que te largaras! — Daiben se puso de pie y alzó su tono de voz contra Azura—. ¡Yo seré el único que derrote a esta mujer nórdica! si interfieres, también haré lo mismo contigo ¡¿te quedo claro?!
— No tienen por qué discutir ustedes dos—intervino Grey ―, puedo acabar contigo y con esa mujer glompy al mismo tiempo sin problema— la princesa concluyó en tono soberbio.
Lilith, a unos cuantos metros de distancia acompañada por el capitán del pelotón, con dudas al principio, pero al percatarse de la gravedad de la situación, fue convencida por los soldados para abrir fuego contra Grey Izuhira. Haciendo evacuar de inmediato a todo el personal que se encontraba cerca.
Tras la orden del capitán terrestre, los quince miembros del pelotón quemaron cartucho en dirección a la princesa Grey, quien se mantenía flotando por encima de Daiben y Azura. Al ver las ráfagas de plomo que se dirigían hacia ella, la guerrera nórdica no hizo más que detener todas las balas, moviendo rápidamente su escudo, haciéndolas rebotar en diferentes direcciones.
— ¡Maldita sea! ¡¿También tú?! —Daiben recriminó a la joven Lilith.
Después de ello, la peleadora nórdica provocó con una mano una poderosa ráfaga de viento cortante. Que al ser lanzada en dirección de Lilith y los soldados árabes destruyó los fusiles de asalto de los hombres, para después hacerlos estrellar contra el muro de metal sólido que cubría las instalaciones de la filial de la Corporación Morgan. La joven investigadora cayó inconsciente encima de uno de los guardias de seguridad.
— ¡Largo de aquí! Me haré cargo de ti después― Grey golpeó con su escudo a Azura con brutal fuerza, lanzando a la joven glompy a través de la arena caliente, formando un surco en el suelo por el impacto.
— Será mejor que continuemos nuestra batalla en un lugar más alejado―Grey decidida, se dirigió a Daiben y, con una feroz patada, arrojó a su adversario iris por las alturas. Después, la joven peleadora nórdica hizo un veloz salto hacia el cielo, apareciendo detrás de Daiben para golpearlo de nuevo con un brutal poder con el que el chico nexono salió disparado como una veloz flecha. Con la intención de alejarse junto con el golpeado guerrero iris de las instalaciones de la filial.
Daiben descendió de los cielos a una velocidad fuera de límite, como si de un meteoro se tratase, para finalmente aterrizar de manera violenta en las entrañas de una oscura caverna. Daiben terminó con heridas leves en su rostro y extremidades, con algunas rasgaduras en su ropa.
— ¡¿Cómo es posible que esa estúpida nórdica me esté tomando tan desprevenido?! ¡Esto no puede continuar así! — Daiben cada vez más molesto se reprochó a sí mismo y cambió a un poderoso tono grave su voz— ¡YO SOY UN GUERRERO DE ALTA CATEGORÍA! ¡NO PUEDO DEJAR QUE UNA MISERABLE BASURA COMO ESA NÓRDICA ME ESTE PROVOCANDO MOLESTIAS! ¡SOY EL GUERRERO MÁS PODEROSO DE ESTE UNIVERSO!
Mencionando estas palabras, Daiben Meren expulsó un estruendoso grito de batalla de entre lo más recóndito de la oscura y fría caverna. Para posteriormente emanar una brutal onda explosiva de su cuerpo, destruyendo el lugar, provocando una lluvia de piedrecillas.
La princesa Grey observó el acto, indiferente. La joven guerrera se limitó a dibujar una sonrisa desafiante. Mientras su enemigo presentaba algunos signos de desesperación e ira, tras haber empezado con una gran desventaja una de sus más importantes batallas. En la que sabe de antemano, que no será fácil ganar ante una poderosa oponente como lo es la hija del rey de Éxodo.
― Te estoy esperando, guerrero iris.
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28.- LA TÉCNICA SECRETA «KOMBOSQUEN»
Azura se dirigió al campo de batalla, donde está quedando la marca de una potencial batalla entre los dos guerreros más poderosos que la galaxia Andrómeda ha ofrecido. Ni la misma guerra intergaláctica, sucedida milenios atrás, había dado a luz a un enfrentamiento tan semejante.
― Esa mujer es demasiado fuerte, ni siquiera pude adivinar ese golpe que recibí de ella― afirmó la guerrera glompy al haber llegado al lugar.
La pelea pintaba un matiz más equitativo entre Grey y Daiben. Pues ahora, a pesar de la tenue diferencia de argones entre ambos guerreros, se han presentado pequeñas esperanzas para Daiben Meren, quien, utilizando casi el cien por ciento de su poder total, ha logrado encestar mayor cantidad de ataques e infringir daños cada vez más graves a su rival.
Azura Taigue se detuvo detrás de un cúmulo de rocas desérticas. Contemplando con detenimiento el árido paisaje. El cual dejó a la vista las huellas de la potencial batalla entre seres de otros mundos; cráteres formados alrededor del terreno y gigantescos cañones convertidos en ruinas.
La presencia tanto de Grey como Daiben no parecía dar señal alguna de vida en el lugar. Como si el campo de batalla hubiese sido abandonado de manera espontánea.
Azura dio unos cuantos pasos dentro del campo minado por cráteres, cuando de manera inadvertida, Daiben y Grey aparecieron frente a ella. En una escena épica donde el peleador nexono y la princesa nórdica intercambiaban un golpe en sus respectivos rostros, elevados en un despejado cielo, acompañado de un abrumador calor seco. La joven glompy se sorprendió al ver semejante escena ante sus azulados ojos.
Después de tan brutal impacto, Daiben y la princesa Grey cayeron al suelo rocoso y arenoso. Notándose una leve fatiga entre ambos jóvenes guerreros extraterrestres. Ambos con heridas ensangrentadas en distintas partes de sus atléticos cuerpos, el sello de una titánica batalla. Que, de continuar así, podría poner en riesgo la integridad del mismo planeta Tierra.
Daiben se puso en pie, con sudor excesivo y una ligera marca de sangre corriendo de entre una de sus sienes.
—Ma… maldita… maldita nórdica — Daiben logró apenas articular unas cuantas palabras entre quejidos de dolor—, ¿Cómo es posible… que alguien como ella pueda hacerme tanto daño de nuevo? ¡Yo soy un guerrero de clase alta! ¡Yo seré quién recomponga y dirija la nueva historia del universo! ¡No puedo ser derrotado por un maldito engendro de la nobleza nórdica! ¡Tú tienes que morir en mis manos a como dé lugar!
Grey de igual forma hizo un esfuerzo por levantarse y encarar a Daiben Meren.
— Solo eres … —Grey dio un quejido de dolor, tocando una de sus costillas―, solo eres un estúpido fanfarrón con delirios de ser un guerrero poderoso. La verdad es que, sigues siendo el mismo llorón que conocí en Éxodo. Lamentablemente, de continuar con esta pelea, este inocente planeta podría ser destruido en cuestión de unos minutos… así que. —Grey dio un gran suspiro, revitalizándose anímicamente―. Por el bien de este planeta, por la auténtica justicia y armonía que siempre gobernaran en cualquier parte del universo ¡YO TE DERROTARE AQUÍ Y AHORA!
Grey dio un frenético impulso, con la intención de embestir a Daiben. Pero el sujeto nexono esquivó con gran facilidad y velocidad. Golpeando a la princesa nórdica por la espalda con un fuerte puño que apaleó a la joven contra el piso. De tan semejante impacto, una de las hombreras de bronce que portaba la joven Grey fue hecha añicos. De inmediato, Grey se levantó del piso con una veloz maniobra regresiva, respondiendo con una poderosa patada directo hacia el mentón de Daiben.
— ¡Vaya! Están llevando a cabo una sorprendente batalla, jamás había visto algo igual. Ni siquiera los gigantes de Ares peleaban de esa forma cuando los veía entrenando—mencionó Azura, asomándose aún detrás del cúmulo de rocas, a tan solo unos cuantos metros de la pelea. Sin ser detectada todavía por Grey o Daiben. —, creo que me quedare en este lugar, manteniéndome al tanto de cada detalle de la pelea y encontrar el mejor momento para intervenir. No debo permitir que Daiben muera en manos de esa mujer.
Los jóvenes guerreros forcejearon sostenidos de las manos. Liberando potenciales cantidades de energía, mientras expandían y agrietaban el suelo. De repente, Grey se colgó de los brazos del joven iris, logrando patear con ambos pies el rostro de Daiben, haciéndole brotar sangre de entre la nariz y el labio inferior. El peleador nexono soltó a la princesa nórdica, doliéndose tras recibir semejante golpe. De nueva cuenta, la guerrera nórdica tomó la iniciativa y ejecutó una serie de veloces ataques hacia su enemigo. Instantáneamente, Grey llenó su puño con un resplandor de energía morada con el que golpeó furiosamente al guerrero nexono, haciéndolo estrellar contra una gran roca. La joven nórdica se acercó a la zona de impacto y cubrió con su sombra el montón de piedras que cubrían a su oponente.
— Será mejor que finalice está batalla de una buena vez por todas. Cómo te dije, no quiero poner en riesgo un planeta como este, mucho menos si sus habitantes no tienen nada que ver con la guerra que estamos llevando a cabo contra el ejército de Zeltan. Peleaste muy bien, Daiben, pero como puedes ver, yo sigo siendo la más fuerte aquí. Te felicito por haber llegado tan lejos con ese poder tuyo y haberme causado daños considerables. Pero este juego tiene que terminar, aquí y ahora.
Daiben permaneciendo tirado entre el cúmulo de piedras, se limitó a escupir algo de sangre y emitir una sarcástica carcajada.
— ¡¿En serio crees que me preocupa lo que le puede pasar a este planeta?! Tú estúpida demagogia política sobre la justicia y lo que es bueno me da asco. A mí no me interesa si tengo que destruir este planeta junto contigo para poder ganar este combate — el joven guerrero volvió a levantarse de entre la arena, doliéndose de todo su cuerpo. Pero su orgullo como guerrero fue lo que le permitió seguir adelante. El orgullo de ver derrotada a Grey Izuhira con el costo que fuese necesario. Aún con algo de fuerza y energía, Daiben Meren se aceleró para atacar a Grey de nuevo, tomándola por sorpresa con una furiosa patada en el torso, haciéndola retroceder unos metros. Daiben corrió hacia la joven nórdica para recibirla con otra feroz patada en las costillas.
— ¡Maldito estúpido! —, Grey furiosa disparó una ráfaga de energía, pero fue esquivada por Daiben, de inmediato, con la distracción de la ráfaga, Grey atacó de nuevo al sujeto. El joven bloqueó el golpe y ahora inicio una serie de intercambio de golpes entre ambos jóvenes, elevados en el cielo.
Al mismo tiempo, Daiben y Grey hicieron chocar rayos de energía disparados de entre sus manos. Provocando un estruendo en el cielo. Dispersado el humo, el momento fue utilizado por ambos jóvenes guerreros para volver a intercambiar diálogos.
— ¿Sabes una cosa? ― dijo la guerrera nórdica―. Cuando era más pequeña solía leer textos antiguos y sagrados, editados por aquellos escribas quienes eran los fieles cronistas más cercanos a los señores supremos del universo. Uno de esos libros antiguos plasmaba una leyenda. La cual mencionaba que los mismos señores supremos tuvieron la necesidad de escoger a unos pocos guerreros distribuidos en distintas regiones del universo, para que en caso de emergencias mayores que lograrán rebasar a los mismos padres creadores de la vida, esos guerreros denominados «arcontes» fuesen los responsables de regresar la prosperidad al universo mismo.
— Solo dices estupideces— respondió Daiben a su rival, incomodado por la conversación de la mujer—. Solo los tontos fanáticos a esos cuentos de hadas como tú creen en semejantes mentiras. Si realmente esa leyenda fuera cierta, el movimiento armado de Saiki Crimson ya hubiese sido eliminado desde hace mucho tiempo. Si en realidad los dioses del universo existen, no permitirían semejantes atrocidades cometidas por los soldados de Zeltan en distintas partes de Andrómeda y posiblemente del universo. Lo único que quieres hacer con esta conversación es alargar unos segundos más tu miserable vida. Ahora que te he cumplido ese capricho, lo mejor será que acabe contigo de una buena vez por todas, para después ir detrás de ese infeliz de Saiki.
Grey dibujó una sonrisa irónica en su rostro.
— Realmente dudaría bastante si me enterase que tú eres uno de esos arcontes escogidos por los padres creadores del universo. A pesar de que tu manera de pelear es muy similar a la de un guerrero emanado de entre las deidades. Me gustaría seguir poniendo a prueba tus habilidades como peleador. A pesar de que tengo el deber de matarte, tendré el gusto o quizás la desdicha de eliminar a un arconte elegido por el reino de la singularidad. Y de ser cierto lo que digo. Espero entonces que los Dioses me perdonen por haber eliminado a uno de sus hijos guerreros. A pesar de que eres solo un sujeto arrogante y maligno que va a contracorriente de los estatutos establecidos por los mismos seres supremos del universo.
Daiben se irritó más al seguir escuchando hablar a su enemiga. Quien también era conocedora de la leyenda sobre los guerreros legendarios escogidos por los Dioses del universo. Los sagrados arcontes que son los encargados de asegurar el orden natural de lo existente en el universo. Los únicos guerreros que son capaces de eliminar aquellas anomalías que no permitiesen el flujo infinito de la vida en el cosmos. Quizás ahora, Grey podría cometer un grave pecado al tener que eliminar a uno de esos posibles guerreros sagrados. Pero las circunstancias del contexto histórico que se presentaban ahora no le dejaban otra alternativa, más que dejar a la suerte si la muerte de Daiben traerá consecuencias severas, o no. Agregando el hecho de que esta batalla fue impulsada por cuestiones personales de la princesa nórdica, por una parte, y por la otra, la venganza de Daiben Meren al haber sido dañado en su orgullo y ego de guerrero.
— ¡Solo dices puras estupideces! ¡Yo no soy ninguno de esos guerreros legendarios! ¡Mi único objetivo es acabar contigo y con Saiki! ¡Demostraré que sus absurdos Dioses jamás existieron y que yo obtendré el poder necesario para arreglar las cosas cómo deben ser en este universo!
Daiben aprovechó su momento de euforia para atacar de nuevo a Grey Izuhira. La mujer nórdica reaccionó rápido esta vez y contratacó. Mientras que el joven iris hizo lo propio e igualó la velocidad de la princesa nórdica, para comenzar un mutuo intercambio veloz de golpes. En un repentino instante, Grey superó a Daiben en velocidad, logrando ejecutar un mortal golpe en la cara del sujeto, haciéndolo aterrizar de golpe contra el suelo, formando un cráter con el cuerpo del chico.
— ¡Oh no, Daiben! —, gritó Azura desde su posición, creyendo que el joven guerrero había muerto tras recibir brutal golpe—. No sé si ahora sea el momento indicado para que intervenga, pero no puedo seguir viendo como esa mujer sigue masacrando a golpes a Daiben. Creo que es hora de pagar la gran deuda que tengo con él. Debo salvarle la vida antes de que sea demasiado tarde.
Justo cuando Azura Taigue se dispuso a entrar en el terreno de batalla. Un impulso frenético de tierra fue disparado desde el fondo del cráter.
El joven iris se levantó de nuevo, con heridas aún más notorias en su cuerpo; deshecho de lo que aún conservaba de su prenda superior negra, exponiendo a la intemperie su fornido torso. Cada vez con más dificultades para levantarse, acompañado de una disminución en su nivel de poder argonico.
—Esto. . .— Daiben entre quejidos y doliéndose de un hombro—. Es inaceptable que esa mujer me esté ganando la pelea. No tengo otra opción más que utilizar esa técnica que desarrolle durante mis entrenamientos. A pesar de que… solo la utilice una vez contra Azura, no sé si esta vez mi cuerpo vuelva a estar preparado para soportar una carga tan pesada de energía. Pero… no queda otra alternativa, debo usar la técnica del Kombosquen, si realmente quiero eliminar a ese estorbo.
El kombosquen; una técnica de pelea desarrollada por el mismo Daiben Meren, como producto de los intensivos entrenamientos que el joven guerrero iris ha llevado a cabo desde que vivió en el planeta Ares. A pesar de que los primeros intentos por dominar dicha técnica de combate tuvieron fracasos importantes, haciendo pagar las consecuencias de ello al mismo Daiben; pues dicha técnica consiste en la sobrecarga de energía argonica en el cuerpo de la persona que desea controlarla. Haciendo sentir el cuerpo más pesado, pero al mismo tiempo se obtenía un nivel de poder y velocidad inimaginables, técnica que rompe con leyes básicas sobre la física en la Tierra, tanto es así que, de ser activado este modo de pelea, Daiben ya no tendría dificultad alguna en derrotar a su difícil rival. A pesar de que una de las consecuencias más severas en caso de alargar más del límite de tiempo permitido, sea la muerte misma. Pues aquellos cuerpos que no estén bien preparados física y espiritualmente para soportar la pesadez de energía, pueden terminar fulminados por la carga excesiva de argones.
— Muy bien, ¡Aquí va!
Daiben comenzó con el abastecimiento de energía a lo largo de su cuerpo. Emitiendo estruendosos gritos. Haciendo temblar la tierra.
— ¡¿Qué pasa?! — Exclamó Azura, tratándose de mantener en pie ante la intensa sacudida de tierra—. El cielo de repente se ha nublado y las piedras están levitando. Cómo si un imán hubiese sido puesto en el cielo. Será mejor que me sostenga muy bien de esta roca— Antes de continuar hablando, la joven glompy notó algo diferente en Daiben—. Se está cargando con cantidades enormes de energía, jamás había visto un aura dorada como esa. La única vez que llegue a ver algo así fue cuando… — Azura trajo consigo un enorme recuerdo―. ¡El Kombosquen! ¡Daiben trata de utilizar de nuevo la técnica que el mismo llama Kombosquen! Pero, la única que vez que utilizo esa técnica término muy mal herido y cansado. Incluso creí que él iba a morir después de aquel entrenamiento en el pesado planeta Ares. También recuerdo que tardo unos días en recuperarse, ¿tan poderosa es esa tal Grey Izuhira que ha obligado a Daiben a usar el Kombosquen? ― Azura externó preocupación en su rostro― Por favor Daiben, no te rindas y derrota a esa mujer. Pero lo más importante, no mueras.
Daiben llegó al límite de carga, el cuerpo del muchacho quedó iluminado por un aura dorada e intermitente, que deslumbraba a metros de distancia.
Grey no creía el brutal incremento de poder que su rival ha obtenido. La mujer se había confiado en que volvería a ganar un combate contra Daiben de manera sencilla, después de ver que su enemigo se fatigaba más rápido e inclusive disminuía su cantidad de argones de poder. La princesa nórdica se mantuvo aun flotando en el aire, cuando de manera inadvertida fue atacada por la espalda. Dicho golpe la impactó contra la superficie. De nueva cuenta y ya estando de pie, Grey recibió otro poderoso ataque. Tan potentes y veloces han sido estos que inclusive fracturaron el corset de bronce que la joven guerrera vestía, además de que su corona perteneciente a la nobleza nórdica cayó de su cabeza, a pesar de que la misma había soportado ya varios impactos durante esta intensa batalla.
De nueva cuenta, Daiben ya utilizando el Kombosquen y dibujando un surco de luz dorada, moviéndose a una impensable velocidad, volvió a atacar de nuevo a su rival. Las agresiones fueron ejecutadas tan velozmente que su oponente no pudo dar una respuesta eficiente ante las mismas. Grey se dolía de su torso, expulsando sangre de su boca, tras haber sido golpeada por un Daiben que emanaba luz y calor de su interior.
— ¡¿Cómo… —, Grey escupió más sangre para poder continuar—, ¡¿cómo es posible que me hayas hecho tanto daño con unos simples golpes?! ¿Acaso… esa energía que acabas de obtener… ha multiplicado tu poder de pelea? —. La princesa nórdica dejó de hablar de tajo, pues el punzante dolor en su abdomen la hizo caer sobre una rodilla, con gesto de irritabilidad en su rostro, sin dejar de presenciar la intensidad de la luz dorada del guerrero nexono.
— Está vez no ganarás, Grey Izuhira… — exclamó Daiben sumamente confiado, precipitando una victoria definitiva, con una mirada ferviente hacia su rival, expresando el incandescente fuego que se consumía desde el fondo de su alma— ¡Levántate! ¡Que está batalla apenas ha comenzado!
29. SOY LA NÚMERO UNO
— Señorita Morgan― insistió el capitán Ahab―, con todo respeto, le diré que no estoy dispuesto a seguir poniendo a mi unidad en peligro. Discúlpeme por esto, pero me veo en la penosa necesidad de abandonar este lugar, antes de que sea destruido por esos dos alienígenas que no se cansan de seguir peleando de esa manera tan monstruosa.
Lilith ignoró al capitán de la unidad. Pues la joven investigadora observaba en suspenso la cruenta batalla.
—Sí, si— Lilith respondió de manera abrupta, sin dirigirle la mirada al capitán, poniendo más atención a la pelea. —, lo mejor será que evacuen de inmediato las instalaciones—La joven hizo una radio llamada a su padre, quien se resguardaba dentro de un búnker subterráneo, ante el inminente peligro que desencadena la gran batalla, acompañado de todo el personal que laboraba en la investigación de la nave Spitzner y del personal de mantenimiento del lugar.
— Adelante—, respondió el profesor Morgan entre los sonidos de estática, provocados por la poca señal de radio frecuencia que llegaba hasta el búnker.
— ¡Papá soy yo, Lilith!
— ¡Hija! ¡¿En dónde te encuentras?! ¿Estás bien? Tratamos de buscarte por todos lados de las instalaciones, pero jamás pudimos encontrarte.
— Yo estoy bien papá, no te preocupes. Estoy apreciando desde lejos la batalla entre Daiben y una misteriosa mujer, aparentemente, creo que es Grey Izuhira Bernstein. La princesa origen nórdico del planeta Éxodo, de la que tanto nos ha contado Daiben.
— ¡¿Enserio?! Así que esa explosión se debió a eso. Ten mucho cuidado hija, sabes que no es una pelea entre dos simples seres terrestres como nosotros. No quiero que corras peligro, deberías venir al bunker también y esperar hasta que esa batalla finalice.
— Precisamente por eso te hablo papá. Quiero evacues este lugar tan pronto les sea posible. Daiben ha intensificado su poder de pelea y es muy probable que los daños colaterales sean aún más severos. Tu junto con todo el personal deberán dejar todas las pruebas que nuestra investigación ha arrojado, quizás si las dejan en estado de criogenia podrán conservarse para poderlas seguir estudiando más adelante, cuando esta situación se estabilice. No hay nada que podamos hacer para detener esta pelea, no tiene caso tampoco arriesgar a los soldados que nos ha cedido el gobierno de este país. Por lo que ellos irán con ustedes, para que todos regresen con bien a Beechwood. Yo por mi parte me quedare en este lugar, mi deber es tratar de velar por la seguridad de Daiben. Pues sin él, la investigación más importante de nuestras vidas se perdería para siempre ― Lilith reafirmó con tono severo.
— Entiendo muy bien la situación hija, es algo que sabíamos ocurriría tarde o temprano ― respondió el profesor con un gesto preocupado en su rostro―. Mandare a llamar a una flotilla aérea de rescate para que regresemos todos. Pero cuídate mucho y no trates de hacer nada absurdo, inclusive si tienes sentimientos encontrados por ese chico extraterrestre. No intervengas, pase lo que pase, ¿de acuerdo?
Después de un par de horas, la flotilla aérea aterrizó en los hangares. Todo el personal fue evacuado de inmediato, para regresar a la sede principal en el país anglosajón.
Mientras que Lilith permaneció sigilosa bajo la sombra de una gran roca, observando el desarrollo de la intensa batalla a unos cuantos metros. Pero, mientras la joven mujer permanecía sentada contemplando el panorama. Las últimas palabras mencionadas por su padre resonaron dentro de su mente. Haciéndole pensar en una atrevida incógnita.
“— Un momento… ¿Acaso mi papá menciono «sentimientos encontrados»? ¿Sentimientos encontrados, por Daiben Meren? … ¿Yo?”
La joven investigadora beechwoniana jamás se había planteado semejante cuestionamiento. Es decir, ¿Cuál había sido la razón real por la que ella le ha ofrecido tanta ayuda a un desconocido muchacho que encontró meses atrás en un lugar como la sabana africana? ¿Realmente todo se trató siempre de fines científicos que ayudarían a cambiar la perspectiva que los seres terrestres tienen sobre su realidad, al haber encontrado pruebas irrefutables sobre vida en otras partes del universo? ¿O en realidad se trató de algún tipo de amor a primera vista que la chica experimentó al ver por primera vez a un atractivo muchacho, según ella, proveniente de otra galaxia? ¿Dejando todo lo demás hacia un segundo término? Es cierto que la relación entre Daiben y Lilith Morgan ha fluido de manera amena, encontrando diversos puntos de convergencia en la manera de sentir de ambos jóvenes cuando estaban juntos. Creando un ambiente de armonía que se volvía impenetrable para todos los problemas que aquejaban tanto a uno como a otro. Pero Lilith Morgan estaba segura que algo como esto aún no se le puede denominar como «amor». A pesar de que la joven investigadora jamás ha dejado de pensar en el sujeto nexono, procurando su bienestar, su seguridad y facilitándole todas las posibilidades para haberse convertido en el poderoso guerrero que continuaba dándole cátedra en el campo de batalla a una difícil rival como Grey Izuhira Bernstein. Pero no, para Lilith esto aún no puede ser considerado como «amor». A pesar de que la principal razón por la que ha decidido quedarse muy cerca del peligroso campo de batalla, arriesgando su propia vida, haya sido Daiben Merén, o su «gran investigación» como su rígida mente trata de disfrazar el creciente sentimiento de cariño que su corazón le ha creado alrededor de la figura del joven guerrero iris.
Lilith se limitó a dibujar involuntariamente una sentimental y reconfortante sonrisa, al solo pensar en el nombre del joven sujeto que era el único capaz de provocar semejante gesto en el juvenil y esbelto rostro de Lilith Morgan.
— Vamos Daiben, sé que puedes ganar esta pelea que es tan importante para ti. No me gustaría verte perder… Porque yo. . . — la joven hija del profesor Morgan decidió seguir lo que le dictaba el corazón y no la razón, por primera vez en su vida—, quiero que tú y yo vivamos cosas maravillosas, cosas que solo sé que contigo serán experiencias hermosas en las que juntos podremos ser felices algún día. Cuando todos los males que te aquejan hayan sido eliminados. Cuando encontremos nuestra paz interior y nos demos algo de nuestro mejor tiempo. Jamás había dicho algo así en mi vida, siempre me he dedicado a seguir lo que mi subconsciente me ha dicho. Pero ahora, es diferente. Desde el primer día que te conocí, supe que serías la persona indicada con la que debería pasar los mejores años mi vida. Eres la única persona que ha logrado despertar mis sentimientos ocultos, quien me ha ilusionado en seguir creyendo que los sentimientos correspondidos pueden ser reales, a pesar de que hayas tenido muchos fracasos en el pasado. Solo espero, que tú también sientas lo mismo y que también lo pienses de la misma forma… — el sentimiento de cariño e ilusión en Lilith Morgan fueron más evidentes, provocando que la joven expulsase unas cuantas lágrimas de entre sus ojos marrones— Daiben… por favor…. gana esta pelea, no sé lo que haré si llegas a morir en este lugar, no soportaría verte morir frente a mis ojos. El sufrimiento sería demasiado si presenciara la muerte de una de las personas que más sentido le ha dado a mi vida en tan corto tiempo.
— ¡Maldita basura resistente! ¿Cómo es posible que aún no hayas muerto a pesar de que utilizo una de las mejores técnicas de combate jamás vista en este universo? — recriminó Daiben Meren sumamente desesperado, después de haber utilizado ya el kombosquen durante un lapso considerable, sin obtener el resultado que esperaba. Sumando a esto que la fatiga le invadía el cuerpo, pues el kombosquen le había absorbido una gran cantidad de argones. No faltaba mucho para que el joven dejase de usar la técnica a plena libertad.
— Intenta todas las técnicas que desees― mencionó Grey de forma tajante y con cierto agotamiento―. Yo soy la más fuerte. Siempre estaré un paso adelante de ti, puedo anticiparme ante cualquier movimiento que hagas en el campo de batalla. Es inútil que sigas desperdiciando tu energía en una obsesión compulsiva, pues sabes que jamás podrás derrotarme― la joven guerrera despidió una irritante risa ante los oídos de su rival.
Las palabras penetrantes de la princesa nórdica resonaron en lo más profundo del orgullo de guerrero de Daiben Meren. Incrementando su nivel de desesperación y hartazgo. Frustrado también, al volverse a sí mismo y darse cuenta que no poseía alguna otra técnica de pelea para ponerle punto final a la batalla. Es posible que una segunda derrota consecutiva ante la mujer nórdica se esté aproximando de nueva cuenta. Pero el orgullo y el exceso de confianza del guerrero nexono aún no permiten que esta realidad se materialice.
— ¿Qué pasa muchacho? —Grey en tono sarcástico se dirigió a Daiben, que mantenía su mirada suspendida en la nada —, ¿al fin te has resignado ante mis palabras y sobre todo ante mis hechos? ¡Ja! No te preocupes más, en menos de lo que crees le daré fin a todo esto.
Grey se impulsó en el aire y atacó de nuevo. Esquivando los golpes en represalia ejecutados por Daiben, a pesar de que el muchacho se servía del kombosquen. La princesa nórdica se anticipó ante el resplandor dorado que emitían los puños y patadas del guerrero nexono. En un momento de suma tensión entre ambos jóvenes, Grey acertó un tridente de golpes brutales que hicieron caer a Daiben de nuevo contra el suelo rocoso.
Esta vez, Daiben quedó noqueado por el gran poder de la princesa Grey Izuhira. La principal razón del agotamiento extremo que sufrió el joven nexono fue sin lugar a dudas el hecho de que el Kombosquen ha llegado a su límite. Impidiendo esta vez que Daiben pudiese levantarse de entre las piedras. Comenzando un nuevo brote de sangre en su frente, y el punzante dolor en todo su cuerpo.
Grey permaneció de pie a una distancia media de su rival, expulsando respiraciones entrecortadas de sus pulmones. El claro símbolo de que Daiben no era el único que estaba al borde del colapso físico y mental. Grey agachó su cabeza y cayó rendida, apoyándose de nuevo sobre una de sus rodillas. Señal de que el calor seco del desierto y la intensidad de la batalla hicieron reclamar al cuerpo de la chica una bien merecida recuperación.
—Yo soy el número uno. Que te quede bien claro, por el resto de tu vida— afirmó Grey Izuhira, con un gesto imponente, observando de manera desafiante al desfallecido Daiben Meren.
— Yo no puedo…— Daiben Meren, que parecía no estar decidido a rendirse aún, se recuperó tenuemente los alientos y las fuerzas para poder levantarse—. No puedo ser derrotado… — el sujeto se levantó, tratando de mantenerse en pie de lucha de manera titubeante—. Yo soy… el guerrero más poderoso que este universo jamás ha conocido, mi único deber es acabar contigo, y después con ese bastardo maldito y traidor de Saiki Crimson, junto a sus asquerosos aliados. Ese es mi objetivo y… — un golpe anímico resucitó las fuerzas y energías del guerrero nexono, como si de un acto de magia se tratase, o más bien, como si el orgullo del guerrero iris se hiciese más grande a pesar de que este al borde de la derrota —. ¡No dejaré que alguien como tu interfiera en mis planes!
Inmediatamente de expulsar estas palabras con gran fervor, Daiben dio un gigantesco salto, manteniéndose a flote en el cielo a una gran altura sobre la posición de Grey. A continuación, Daiben formó con ambas manos una posición muy especial, extendiendo sus brazos en dirección a la princesa nórdica.
— No me importa si tengo que dañar este planeta para poder vencerte ¡Lo único que deseo es que te vayas al infierno!
Daiben Meren reunió en sus manos extendidas una cantidad de energía argonica devastadora. Sobresaturando su cuerpo con un aura resplandeciente y dorada, alimentando la técnica con la sobrecarga del kombosquen, ignorando las consecuencias de hacer tal acto. Una técnica que el mismo había bautizado como «La gran katarsis estelar»; una poderosa ráfaga de energía que requiere de cantidades exuberantes de poder, del mismo modo como lo requería el kombosquen. Pero el único margen de error de esta técnica es que, de no ser calculada la cantidad de poder para ser utilizada, podría traer severas consecuencias tanto para quien la trata de dominar, como para el lugar donde el peleador se encuentra. Pero Daiben no tenía tiempo para hacer cálculos inútiles según él, pues su nivel de desesperación por asesinar a su acérrima rival le ha nublado por completo el sentido de la razón, dejándose llevar por su instinto de guerrero nato.
Grey pasmada, contempló desde lo lejos el acto que el joven iris llevaba a cabo con semejante barbarie. Observando a su alrededor la forma en que las piedras levitaban de forma espontánea, y el suelo en el que se mantenía parada se deformaba, producto de la gravedad propia que la sobrecarga de energía de Daiben generaba. A su vez, el cielo se había nublado, disparando furiosas centellas que derrumbaban las grandes barrancas a su alrededor.
— ¡No estará hablando enserio ese loco! ¿Realmente es capaz de destruir este planeta con esa cantidad tan enorme de poder? ¡Los iris no tienen la capacidad de sobrevivir en el espacio exterior! Y yo…. Tampoco―afirmó la princesa nórdica con sobresalto―. Debo hacer algo para impedir que este desgraciado destruya el planeta.
— ¡Daiben! ¡¿Que estás pensando hacer?! ¿Enserio es capaz de utilizar esa cantidad tan grande de energía para atacar a Grey? Creo que ni siquiera lo está meditando, está dispuesto a atacar a esa mujer, inclusive si eso significa que este planeta tenga que pagar las consecuencias de su orgullo— Lilith rehuyó con extrema preocupación tal acto desde su posición—. Daiben, ¡NO LO HAGAS POR FAVOR!
— ¡Estúpida imbécil! — gritó Daiben desde lo alto del cielo—, ¡Si eres tan poderosa como dices, trata de esquivar esto!
— ¡Maldito bastardo! — recriminó muy furiosa Grey Izuhira—. Cuando creí que ya te tenía en el rango de la derrota.
Daiben terminó la sobrecarga de energía y fue lanzada directo a su enemiga.
— ¡Veamos si soportas la intensidad de la gran katarsis estelar!
— ¡Maldita sea! ¡No hay tiempo para pensar!
De manera muy veloz, Grey Izuhira reaccionó ante la poderosa y voluminosa ráfaga de energía dorada e incandescente que se aproximaba a toda velocidad hacia ella. Con las energías que conservaba, la princesa nórdica acomodó ambas manos en dirección hacia la katarsis, formando el triángulo que anunciaba la aparición de una técnica especial de la joven Grey, el «Destello del Edén»; la técnica responsable de haber derrotado a Daiben Meren años atrás durante la última batalla en el planeta Éxodo. Esperando la joven princesa tener éxito de nueva cuenta. Grey sin pensarlo, despidió una cantidad abrumadora de energía de entre sus manos en posición triangular. El destello del Edén viajó a toda velocidad en contra dirección de la katarsis estelar de Daiben. En cuestión de segundos, el choque entre ambas técnicas se presenció desde cualquier punto del desierto oriental. En medio de un cielo oscurecido, y entre la deformidad del suelo en el que Grey trataba de mantener el equilibrio. En un principio, el duelo entre ráfagas le daba la ventaja a la técnica de Daiben Meren, anticipando una pronta victoria para el guerrero nexono.
— ¡No puede ser, es imposible! ¡Su poder está superando al mío! ¡La diferencia es enorme! ¡No puedo dejar que Daiben me derrote de esta manera! — Grey emitió un poderoso grito, digno de una guerrera descendida de las más poderosas dinastías, y de un segundo a otro, el Destello del Edén equilibró la balanza de poder. Mostrándose ambos peleadores empleando todas sus fuerzas, tratando de controlar sus respectivas técnicas. Pues la vida de ambos se jugaba en el enérgico duelo.
“— ¡Es sorprendente! ¡No creí que fueran capaces de provocar algo como esto!”
Como si fuese producto de las circunstancias, tanto Azura como Lilith Morgan articularon la misma frase. Pues tanto una como la otra se encontraban a unos pocos metros de distancia, pero una duna de arena separaba a ambas mujeres.
— Un momento… ¿Azura? ¿Eres tú? —preguntó Lilith al ver a una Azura envuelta en arena.
— ¿Lilith? — Azura sacudió la arena de entre sus ropas—, no pensé que te encontrabas en este lugar.
— Yo creí que habías regresado a la ciudad de Beechwood junto con mi padre y el resto del personal.
— No, para nada— la joven glompy dirigió una sonrisa a Lilith—, esta pelea también me incluye, debo estar atenta a lo que pueda pasar en cualquier momento. No debo dejar que Daiben sea derrotado por esa mujer.
— Ah, ¿con que así están las cosas eh? — Lilith en un principio sintió un poco de recelo al escuchar las intenciones de Azura. Pero de inmediato borró esta idea de su cabeza. Pues a lo largo del tiempo que llevaba conviviendo con ambos chicos, se ha dado cuenta que Azura Taigue siempre ha visto con ojos de amigo y hermano a Daiben Meren, más que como cualquier otra cosa.
Una sacudida en la tierra irrumpió la conversación de las dos mujeres, haciéndolas caer al piso de sentón.
—Este lugar no es seguro para alguien como tú, Lilith—, mencionó Azura con gran gesto de seriedad después de ayudar a Lilith a levantarse. —, lo mejor es que huyas de aquí lo más pronto posible, esta batalla se está llevando a cabo de manera muy peligrosa, tu vida puede estar en riesgo.
Lilith rechazó las palabras de Azura.
— De ninguna manera, Azura. Yo también tengo el deber de velar por la seguridad de Daiben, como sea. Recuerda que ustedes son parte de una de las investigaciones más importantes de mi vida, no puedo permitirme abandonarlos a la suerte de este desértico lugar.
Azura no prestó demasiada atención a las palabras de Lilith, pues la joven glompy observó a la chica terrestre con otras insinuaciones.
— ¡Oh ya veo! —exclamó Azura insistente—, lo que pasa es que estas enamorada de Daiben y por eso estas preocupada porque no le pase nada malo, ¿verdad? Lo hubieras dicho antes ja, ja.
— ¡OYE! — reprochó Lilith con las mejillas enrojecidas— ¡No es un buen momento para decir ese tipo de cosas! ¡Que atrevimiento de tu parte, Azura!
Azura respondió con una risilla. Mientras Lilith la miró con el entrecejo fruncido. A pesar de que, en el fondo, Azura ha dicho una incómoda verdad.
— ¡Esto no puede continuar así! ¡Aunque mi cuerpo no lo soporte! ¡Aumentaré el poder del kombosquen al doble!
Esta vez con un aura enérgica más luminiscente, acompañada de un efímero ensanchamiento de los músculos del joven iris, el kombosquen fue duplicado. Posteriormente, la katarsis estelar obtuvo una mayor potencia respecto a su roce contra el Destello del Edén. Absorbiendo por completo la técnica de su femenina rival.
— ¡Esta vez te tengo estúpida nórdica! —después de gritar esto, Daiben impactó a Grey Izuhira, cuyo traje de combate hecho de bronce era carcomido por el poder y el calor provenientes de la técnica del guerrero nexono.
Grey fue vencida en el duelo de ráfagas de energía. Daiben anticipó el impacto de su poderosa técnica con una parábola dirigida hacia el cielo.
Finalmente, Grey fue expulsada por la explosión hacia la estratósfera de la Tierra. Sin saber noticias sobre ella, por el momento.
30 EL DEBUT DE AZURA TAIGUE
— ¡Daiben! ¡Por favor despierta! ― Lilith Morgan entre gritos de desesperación, trató de reanimar al joven guerrero que yacía tirado en medio de un cúmulo de piedras y arena.
La joven beechwoniana tomó los signos vitales de Daiben, con la esperanza de que el peleador nexono aún se encuentre con vida—. Sus respiraciones son débiles, pero frecuentes. Quizás sí lo apoyo entre mis hombros podrá ponerse en pie.
— Yo te ayudo, Lilith— irrumpió Azura muy decidida.
En la cúspide del cielo terrestre, yacía flotando Grey Izuhira, quien, al haber sido impactada por un poder abrumador, ha quedado mal herida alrededor de la estratósfera.
— No puede… ser… cierto—, exclamó Grey con una voz muy débil—. ¿Cómo es posible que esa cantidad de energía haya logrado vencerme? Creo que… subestime demasiado a Daiben Meren. Pero esto no puede quedar así—, Grey trató de vencer la fuerza de atracción del planeta —, Le daré solo unos minutos de ventaja. Necesito reponer mi energía. Está pelea ha sido tan desgastante que no he podido tener unos instantes para descansar. Debo dejar también que mis glándulas cutáneas hagan su trabajo de regenerar el tejido dañado por las heridas, y para ello necesito tiempo de igual forma.
— Será mejor que lo llevemos a un hospital lo más pronto posible. Azura trata de apoyarlo entre tus hombros, mientras yo llamo a un equipo de emergencia y rescate para que volvamos a la ciudad lo más rápido que se pueda.
—Si, como digas―Azura tomó uno de los brazos del joven nexono, para apoyarlo en su hombro. Tratando de mantener en pie a un debilitado, fatigado y gravemente herido Daiben. Que con enorme esfuerzo dio unos cuantos pasos hacia adelante.
— ¿Don… ¿Donde… Dónde está? —Daiben Meren trató de articular sus palabras con un débil tono de voz, acompañado de una mirada difuminada.
La unidad especial de rescate arribó vía aérea, con cierta dificultad, pues la zona en la que se ubicaban Lilith y los demás estaba rodeada por una cordillera de barrancas. De inmediato los paramédicos auxiliaron a las mujeres, pero en especial, Daiben era quien debía ser tratado con urgencia.
Daiben con el gran orgullo de guerrero que posee, intentó mantenerse en pie por su cuenta. A pesar de que su nivel de argones ha disminuido de manera significativa.
— ¿A dónde se ha ido… —, Daiben expulsó un fuerte quejido de dolor, proveniente de una de sus costillas, pero trató de seguir hablando—, ¿dónde está Grey Izuhira?
— Olvídala ya, Daiben— irrumpió Lilith, está vez con tono más imponente —. La pelea ha terminado, ganaste. Lo hiciste muy bien. Y te felicito por ello.
— Si, así es Daiben—, intervino ahora —, lo hiciste muy bien. Por fin lograste derrotar a Grey Izuhira.
Al escuchar las palabras de las mujeres, Daiben se resignó y se encaminó por cuenta propia hacia el helicóptero que los esperaba con los motores encendidos.
—<<Es demasiado sospechoso para ser verdad. La cantidad de poder que utilicé en ese ataque no lo consideré suficiente como para desintegrar a Grey Izuhira. Quizás sí el impacto lo hubiese dirigido hacia el núcleo de este planeta habría, matado a esa nórdica sin dejar alguna duda en el aire. ¡Demonios! Debí ser menos compasivo con eso. De cualquier forma, mi intención no era destruir este planeta del todo.>>
El helicóptero se elevó unos cuantos metros. Mientras los paramédicos atendían a Daiben Meren, quien, agotado en extremo, fue recostado sobre una camilla.
Justo cuando el piloto se disponía a comenzar el vuelo de regreso a la ciudad de Beechwood. Un repentino estrépito se hizo presente, proveniente del cielo. Posterior a ello, una lluvia de rayos de luz cayó en dirección al helicóptero.
Azura de manera muy repentina y teniendo todos sus sentidos al cien por ciento, activó un escudo de energía azulado que protegió al vehículo aéreo de la destrucción inminente.
El piloto apenas realizó unas cuantas maniobras para poder aterrizar de emergencia. Dado esto, Azura se dispuso a desactivar el escudo.
— ¡¿Qué es lo que ha pasado?!— preguntó Lilith conmocionada.
— Dudo mucho que se haya tratado de una tormenta eléctrica, señorita Morgan. Esos rayos de luz parecían llevar una dirección controlada hacia nosotros—respondió el piloto, desactivando los controles de la aeronave, siguiendo el protocolo de emergencia.
— Es… Es ella. Les dije que seguía con vida. Tenía el presentimiento de que no había desaparecido de la faz de este planeta― exclamó Daiben, en un intento por levantarse de la camilla con sus heridas frescas.
— Grey Izuhira sigue con vida. ¡No puede ser cierto! Nosotras presenciamos el momento en que arrojaste esa cantidad tan grande de poder que la mando hacia el espacio exterior. Es imposible que siga viva— recriminó Azura, quien ha adoptado un gesto de gran seriedad. Mismo que jamás se le había notado antes a una mujer de sentido tan afable como ella.
— Es una maldita nórdica… — Daiben salió del helicóptero aterrizado en la cima de una barranca, mientras dirigió su mirada hacia el cielo. Siendo el primero en percatarse de que la princesa nórdica lo observaba desde lo alto—. Son una raza guerrera por naturaleza, eso significa que no son fáciles de vencer. Se me hizo demasiado extraño que con un ataque como ese tuviese mucha efectividad.
— Malditos insectos—, mencionó Grey, invadida por una gran furia que se consumía dentro de su ser—. No dejaré a ninguno de ustedes con vida, la compasión por los enemigos no es precisamente mi fuerte. Me han causado demasiadas molestias. Unos seres inferiores como ustedes no podrán derrotarme nunca.
—Daiben— habló Azura con imponente tono de voz que incluso sorprendió al joven nexono quién estaba acostumbrado a escuchar un tono dulce y a la vez irritante por parte de la joven glompy—. Es hora de que yo pelee contra esa mujer nórdica. Debemos darle la lección que se merece. Cueste lo que cueste. Llegó el momento de demostrar que tan buenos han sido mis entrenamientos durante estos últimos años que he estado practicando contigo. Porque… — Azura aumentó el nivel de euforia que permanecía guardado desde hace mucho tiempo—. Yo también quiero demostrar que soy una de las más poderosas peleadoras que existen en este universo. Luchare hasta saber la verdad sobre lo que sucedió realmente con mis padres. Siempre he sentido un extraño presentimiento. Siento que hay algo oculto en la historia que he vivido hasta ahora. Todo por lo que he pasado no ha sido una mera casualidad. Jamás descansaré hasta que sepa cuál es mi origen en realidad.
Daiben se conmocionó tras escuchar semejante discurso, plagado por extrema tenacidad por parte de la joven Azura. Pues sabe que esta vez la joven mujer no estaba tomándolo como un juego. La mente del guerrero nexono se remontó de nuevo a aquel momento; la vez en que sustrajo aquella carta con remitente de la capitana Marissa Taigue, la madre biológica de Azura. El muchacho tenía consciencia sobre que el revelar el contenido de dicha carta haría despertar el poder oculto que sabe que Azura mantiene dormido en lo más recóndito de su espíritu. Un desconocido poder que sería capaz de vencer a la misma princesa Grey Izuhira en cuestión de unos pocos segundos. Que incluso, podría lograr convertirse en una gran amenaza para el mismo Daiben. Pues la verdad que tanto anhela develar Azura Taigue se encontraba plasmada en los párrafos escritos de esa carta, de la cual solo Daiben Meren tenía conocimiento de su existencia.
Pero no. El peleador iris aún consideraba demasiada precipitada e innecesaria esta opción, y optó mejor por rechazar la idea. Limitándose con recriminaciones hacia Azura, por haberse entrometido en un asunto que a la joven mujer glompy no le incumbe. Pues esta es la pelea de su vida, y Daiben no estaba dispuesto a que alguien más hiciera el trabajo por él.
— No digas estupideces Azura. Por muy dispuesta que estés a enfrentar a esa mujer, te será imposible siquiera encestarle unos cuantos golpes. Tu nivel de argones es inferior en comparación a los suyos. Te asesinará en cuestión de minutos. Esta es mi pelea, así que mejor deja de decir tonterías y lárgate de aquí junto con Lilith o de lo contrario, conocerás mi verdadero poder sobre ti, ¿te quedo claro?
Apenas terminando de hablar, Lilith Morgan protestó en contra de Daiben. Pues sabía que, en ese estado de letargo, lo único que hará el joven guerrero será dirigirse hacia una muerte segura.
— ¡Tú no eres nadie para darme ordenes! ¡Eres una simple mujer terrestre! ¡No tienes ningún dominio sobre mí! ― gritó Daiben en forma altanera.
Lilith furiosa esta vez, recriminó de tajo al joven nexono con un estremecedor tono de voz—. ¡Recuerda gracias a quien ya no vives en medio de una maleza en la sabana africana como si fueses un neandertal! ¡Y recuerda también gracias a quién pudiste entrenar con la ayuda de tecnología de punta con lo cual pudiste darle pelea a esa tal Grey Izuhira!
— ¡Pues yo nunca te lo pedí! ―replicó Daiben, sin bajar su tono altanero de voz― ¡Tú siempre te apegaste a mí como si fuera…!
Azura cayó en desesperación con la discusión entre ambos jóvenes y cortó de tajo los diálogos de ambos con un violento grito.
— ¡Ya cállense los dos! ¡Yo enfrentare a esa tal Grey! Y Daiben… no trates de interrumpir, o de lo contrario… —Azura dirigió una penetrante y amenazante mirada hacia el joven guerrero. Misma que en el tiempo que llevaba de conocer a la joven glompy jamás le había conocido. Quedando pasmado al momento de ver hacia el interior de los profundamente azulados ojos de su compañera de pelea.
— Imbécil… — Daiben recriminó entre dientes, después se apartó del lugar. Encerrado entre el enojo y la impotencia de no poder continuar con la batalla. Los paramédicos trataron de auxiliar al joven nexono, pero este los ahuyentó de mala manera.
— ¿Qué diablos están esperando insectos? —gritó Grey Izuhira desde el cielo.
Azura dirigió una frívola mirada hacia la que ahora se convertirá en su nueva rival. Seguida de una sonrisa irónica y despreocupada.
— Ya veo— respondió Grey—, eres la glompy a la que hace unos instantes mande a volar de un solo golpe. ¿Ahora quieres medirte ante mí? ¡JA, JA! — la princesa nórdica se mostró retante, tratando de provocar irritación en Azura—. Bueno, sí así lo quieres… entonces también te mataré junto con Daiben Meren.
Azura sin encogerse ante las provocativas palabras de Grey, respondió muy confiada—. No te confundas. Hace unos instantes me tomaste por sorpresa, pero no volverá a pasar. Te sugiero que mejor no te confíes, por muy poderosa que te sientas. Daiben no es el único ser que posee un gran poder en argones… frente a tus ojos tienes a alguien igual de poderosa que él.
Grey disgustada por lo dicho de la joven glompy hizo el primer movimiento. Pero de manera repentina, la princesa fue interceptada en el cielo. Sorprendida por la forma en que Azura ha logrado ponerse frente a ella en milésimas de segundos.
— << ¿Cómo es posible que tenga esa velocidad tan extraordinaria? ¿Realmente será más rápida e incluso más poderosa que Daiben? No… eso ya lo veremos. No me dejaré llevar por trucos tan baratos como ese. >>
— ¿Estas lista?
Dicho esto, Azura dio el primer golpe hacia el herido rostro de Grey. La princesa nórdica a pesar de sentirse fatigada esquivó el veloz ataque que resonó como una afilada cuchilla.
— ¿Eso es lo mejor que tienes? — exclamó Grey burlonamente.
— Yo no me confiaría tanto si fuese tú—, replicó Azura, observando la mejilla de la joven princesa, que brotaba un hilo de sangre.
Grey lo confirmo al sentir sangre en su mano. Posterior a ello, respondió con un fuerte golpe al torso de la guerrera glompy. Azura se dolió entre quejidos, pero al mismo tiempo respondió de igual forma, atacando la desgastada armadura de la joven nórdica. Ante esto, se siguieron con un intercambio mutuo de veloces y agresivos ataques. Con un poco de ventaja para Azura, pues la mujer aprovechó el nivel de agotamiento de su rival. Pero, aun así, la mujer nórdica reprendió algunos ataques de Azura, tomándola por una pierna y haciéndola estrellar contra las barrancas de manera violenta.
La mujer glompy retiró de un solo golpe los escombros que tenía encima, con sus ropas rasgadas, y de nuevo dirigió una sonrisa irónica hacia su contrincante.
— Muy bien. Parece ser que esta pelea se pondrá interesante. A pesar de que Daiben la ablandó un poco, no deja de demostrar que es una mujer con un poder extremadamente superior. Me agrada la idea de poder enfrentarme a alguien más fuerte que yo. Así podre utilizar todo mi poder, para darme cuenta si en realidad estoy hecha para ser una guerrera.
Azura fue de nuevo en contra de Grey y se impulsó hacia el cielo con gran velocidad. Dando inicio a una nueva batalla entre dos guerreras que tratarán de demostrar en el campo de batalla quien de las dos será la vencedora definitiva.
— ¡Prepárate Grey Izuhira que apenas hemos comenzado!
31.- DONCELLAS EN EL CAMPO DE BATALLA
Daiben contemplaba con detenimiento y gran recelo el desarrollo de la poderosa batalla entre Grey Izuhira y Azura Taigue. Manteniéndose atento a los movimientos ejecutados de la mujer glompy. Quien mantenía una ligera ventaja contra su rival, superando la velocidad de Grey, que le permitía adivinar y esquivar los ataques de la princesa nórdica de manera efectiva.
— No puedo creer todavía que Azura haya madurado tan rápido. Alguien como ella no podría entender tan pronto el arte del combate — Daiben hizo un movimiento brusco con la cabeza, rechazando enérgicamente sus propias palabras — ¡Es repulsivo! ― el joven dio un manotazo a la pared de piedra― ¡Nadie más que yo puedo convertirse en el guerrero más poderoso de este universo! Solo necesito reponer mi energía por unos minutos. Yo debo ser el que derrote a Grey.
Azura intercambiaba un frenesí de golpes contra la joven princesa nórdica. Aunque, a decir verdad, Grey Izuhira hacía más notorio su agotamiento de energía argónica. Por lo que su defensa era cada vez más vulnerable, Azura ha sabido aprovechar muy bien la situación, con su exuberante velocidad.
En un momento de suerte, Grey bloqueó uno de tantos golpes recibidos, sujetó con brutal fuerza el brazo de Azura Taigue, provocando fuertes quejidos, posterior a ello encestó unos cuantos golpes hacia distintas partes del torso de Azura. A continuación, Grey tomando aún por el brazo a su contrincante, la arrojó contra la superficie del desierto, desde el punto más alto en el cielo. Siendo impactada contra una serie de columnas, aterrizando violentamente contra la abrasadora arena del lugar.
La guerrera nórdica descendió del cielo velozmente, con clara intención de atacar a su rival tendida entre la arena. Justo en el instante en que la princesa se disponía a encestar una patada con una de sus grebas, fue sorprendida por una secuencia de orbes de energía azul que fueron disparadas de las manos de Azura, quien se encontraba apoyada sobre sus rodillas. Grey fue impactada por el ataque, pero pudo cubrirse con sus brazaletes para no recibir gran daño con la explosión del impacto. Azura continuó disparando ráfagas de energía con letal rapidez. Por su parte, la rival nórdica se limitaba a bloquear y desviar la energía en su contra. En un repentino instante, la joven princesa pudo moverse de su posición. Ya alejada, Grey replicó el ataque con dos orbes de incandescente luz morada. Provocando un poderoso estallido en la superficie del desierto oriental. Mismo que desequilibró la posición de ataque de Azura. Haciendo ganar unos segundos de ventaja para la hija del rey nórdico.
Grey al aterrizar de nuevo en el suelo arenoso y rocoso, se percató de que uno de sus pies había pisado un borde irregular. Al averiguar de qué se trataba, se dio cuenta que en realidad era su escudo de bronce.
— Bien— afirmó Grey, colocando de nuevo su escudo en una de sus muñecas, en modo defensivo—. Creo que podré recuperar de nuevo mi ventaja. Creí que esa mujer glompy sería más débil de lo que pensé en un principio, pero la verdad he subestimado demasiado a estos dos individuos. No debo perder más el tiempo, de lo contrario, eso significaría un mayor desgaste de argones del que ya he llevado a cabo desde que inicie esta batalla contra Daiben. Estos insectos deben ser derrotados a como dé lugar. No me rendiré ahora. Después de haber llegado tan lejos.
Esparcida la nube de arena y humo, Azura que ha esquivado velozmente el ataque de Grey, posicionó sus manos hacia su rival. En señal de que una técnica especial estaba punto de ejecutarse.
— Muy bien, está distraída. Es el momento adecuado para atacar.
Dicho esto, Azura reunió sigilosamente la cantidad de energía necesaria para preparar su ataque definitivo. Nombrado como «El resplandor final».
— ¿A dónde diablos se ha ido esa estúpida? — recriminó Grey desesperada.
— ¡Greeeeeeeeey! —gritó Azura exaltada, evidenciando una sobrecarga de relámpagos que eran emitidos de entre las manos de la chica glompy.
— ¡¿Qué diablos es eso?! ― vociferó Grey, preparándose para el impacto.
El ataque fue disparado a una velocidad considerable desde la superficie. El resplandor final colisionó de inmediato contra el escudo de bronce de Grey. La mujer nórdica resistió con enorme fuerza el empuje del ataque, sosteniendo firmemente el escudo con ambas manos.
— ¡Maldita sea! ¿Desde cuándo ese ataque cobro tanto poder? — manifestó inconforme el mismo Daiben Meren, observando a lo lejos el impacto—. En los entrenamientos solía disparar muy seguido ese ataque, pero siempre era un destello débil de poder que yo lograba esquivar o deshacer con facilidad. Realmente sigo sin poder entender cómo esa mujer se ha curtido tan rápido. Es inquietante… sumamente inquietante
El ataque de Azura continuó haciendo presión sobre el escudo de Grey Izuhira, causando un grado inestabilidad. Grey consciente de esto, mantenía soportando el ataque con una mano. Apoyándose sobre una rodillera de bronce, al borde del colapso. La joven nórdica contraatacó con un rayo de luz disparado de la mano que tenía libre. En un hábil movimiento, la misma princesa pudo zafarse del resplandor final, y este a su vez, estalló contra una meseta rocosa.
La mujer de ojos azulados quedó agotada al haber descargado una gran cantidad de energía. En un repentino momento, la nórdica hizo una reaparición detrás de Azura e hizo explotar un nuevo orbe de energía contra la guerrera glompy. Azura fue gravemente herida al haber recibido brutal ataque con la defensa debilitada. Grey entre respiraciones agitadas dio por hecho que el combate contra la joven mujer glompy había finalizado.
— ¡IDIOTA! — gritó Daiben desesperado, después de presenciar la derrota de Azura.
Llegando a un nivel extremo de irritabilidad, Daiben se lanzó de nuevo sobre Grey, atacándola por sorpresa con una secuencia de rápidos golpes. Consiguió derribar a su rival, pero el ataque fatigó en demasía al guerrero nexono, pues aún no se recuperaba por completo de sus heridas.
— Maldita… nórdica, ¿Por qué no mueres todavía? Basura molesta—, reafirmó Daiben al borde de caer abatido—. Yo seré el que te derrote en este lugar. No saldrás viva de este planeta, así me cueste la vida hacerlo.
Grey derribada entre las piedras, dio un salto anímico y se desplazó velozmente. Tomando desprevenido a Daiben Meren, la princesa nórdica emitió una furiosa patada aérea directo al codo izquierdo de su enemigo. El cruel impactó con la greba de bronce doblegó el hueso de Daiben, provocando un inconsolable y escalofriante grito de dolor a su oponente.
Y así, con Azura herida en el suelo y un inhabilitado Daiben con el brazo hecho trizas. Probablemente, Grey Izuhira ha obtenido una segunda victoria consecutiva sobre el orgulloso guerrero, Daiben Meren.
32.- LA BOMBA ESPIRITUAL
“— Es sorprendente. Jamás, durante los últimos milenios, había presenciado algo tan similar. La cantidad de energía cósmica concentrada en ese planeta ha alcanzado niveles que sobrepasan lo que nosotros considerábamos normal en ese lugar. Siempre creímos que en ese planeta cuyos habitantes llaman «Tierra» no existían seres tan poderosos como los que están batallando ahora mismo allí”
“— Al parecer, así es como lo observamos, hermano Mherfmes. Aún no estoy segura de cómo reaccionan ahora nuestros señores supremos, encrucijados entre el reino de la singularidad y las dimensiones que conforman el todo material”
“— Quiero suponer, hermana Azket, que los padres supremos, tan omnipresentes que tienen ojos en todos los planos materiales dimensionales de la realidad y del tiempo, ya lo han visualizado incluso antes que nosotros, humildes mensajeros y servidores de ellos. Han dado ya su sagrado veredicto final. Por lo que ahora nos queda obedecer a lo que su omnisciente orden nos dicte”
“— Tienes razón, mi vetusto y querido hermano Mherfmes. Sabiendo de antemano, que uno de los que batallan en ese lugar llamado Tierra, es uno de los hijos favoritos de nuestros señores. Uno de los tantos arcontes destinados a salvaguardar la cohesión dimensional. Pero desafortunadamente, es aquel en el que los padres supremos depositan su menor grado de confianza divina. Por el lado contrario está la otra más querida, hija descendiente de los glompys. Pues todos sabemos que será la vencedora final, por su puro espíritu y corazón sagrado heredado por la misericordiosa voluntad del gran Nepsta. Padre de todo y todos.”
Daiben abatido boca abajo en el arenoso suelo trató de acomodar su postura, girando hacia un costado, arrastrando su brazo triturado. Ahora, el malherido joven nexono quedó volteando hacia el despejado cielo, expresando somnolencia en su mirada.
Mientras que Azura Taigue, agotada y herida también, intentó ponerse en pie, de manera tenue dio unos pasos en dirección a su compañero de batalla. Doliéndose la mujer en uno de sus hombros, ignorando el hilo de sangre que emanaba de la parte inferior de su boca y otras partes de su cuerpo que sufrieron raspaduras, debido a los golpes y ataques recibidos de Grey.
— No tengo… energía para… seguir peleando…— Daiben renegó entre el incesante dolor y el cansancio—, no puede ser cierto que una nórdica me haya vencido por segunda vez. Todas las malditas horas que pase entrenando arduamente no sirvieron de nada…
Grey Izuhira, igualmente fatigada, herida y vistiendo una armadura desgastada y sucia por la batalla, se acercó hacia el joven Daiben. Dispuesta a dar el golpe final al sujeto inutilizado.
— Debo aceptar que fue una pelea difícil― mencionó la mujer nórdica―. Pero ambos sabíamos quien ganaría desde un principio. Primero serás tú, después iré tras Saiki Crimson y así podré acabar con todas las basuras como ustedes que solo vinieron a perturbar la armonía que tantos siglos nos costó construir a todos nosotros. Voy a aplastar tu corazón como si de un insecto se tratase. Para estar segura que no quedará ningún rastro de tu indeseable existencia.
— El líquido que segrega mi organelo especial para proteger a mis órganos vitales se ha agotado. Si por lo menos aplica un poco de fuerza, mi corazón se hará añicos. No puedo levantarte si quiera para esquivarlo. ¡No puede acabar así! ¡Soy el más fuerte del universo!
Grey rápidamente dirigió la planta de su pie hacia el pecho de Daiben Meren. Pero este, con las últimas fuerzas que aún conservaba, detuvo el ataque con su brazo útil. La fuerza aplicada por la princesa nórdica ganaba la batalla lentamente a su oponente.
Justo cuando Grey empeñó más fuerza para terminar con todo, Azura Taigue hizo una heroica aparición.
Atacando con una poderosa patada aérea que proyectó a la mujer varios metros lejos de Daiben.
— A… Azura… Azura— exclamó Daiben con dificultades para recuperar la elocuencia—, tienes que matarla. Tienes que acabar con esa mujer de una vez por todas.
— Es imposible, Daiben. Yo creí que con el poder que había obtenido entrenando contigo sería suficiente… ― Azura se mostró resignada―, pero me equivoqué. Grey Izuhira es más fuerte de lo que imaginábamos. Hemos utilizado ya todas las técnicas que conocemos. Pero ninguna ha resultado. Creo que… es nuestro fin.
— ¡Escúchame bien! — Daiben enfadado reprochó a la mujer glompy—, no digas estupideces. Aún hay una técnica que nos podrá ayudar a derrotar a esta maldita nórdica de una vez y para siempre. Pero necesito que tú la lleves a cabo. Ya no estoy en condiciones de seguir peleando, pero tú sí. Y lo más importante, es que aún conservas la energía suficiente para llevar a cabo esta técnica…
El diálogo de Daiben fue interrumpido por un desesperante grito proveniente de lejos. Dicho grito era emitido por Lilith Morgan. Quien corrió hacia el herido guerrero nexono.
— ¡Daiben! ¡No puede ser! ¡Estás en pésimas condiciones y mira lo que le pasó a tu brazo! ¡No puedes seguir pelando así!
El joven guerrero nexono pensó en discutirle a la joven investigadora. Pero se percató de que también su presencia sería de gran ayuda para la ejecución de la última técnica que se proponía a utilizar.
— Lilith, escucha muy bien lo que te voy a decir― Daiben tomó a la joven terrestre por el brazo y después se dirigió a la guerrera glompy―. Tú también, Azura, esta es nuestra última esperanza para vencer a Grey…― Daiben expulsó sangre de su boca, acompañada con quejidos de dolor y continuó―. Necesito que me brinden su energía para darle vida a esta técnica que llamo «La bomba espiritual»; es una técnica prohibida que desarrollé cuando estuve en el ejército de Saiki como explorador. Los antiguos guerreros de la constelación Yurba solían dominarla, pero se extinguieron hace milenios. Solo me la he propuesto a llevar a cabo como último recurso, porque es sumamente riesgosa. Requiere cierto tiempo para poder desarrollarla por completo, pero también necesita de una cantidad grande energía para convertirse en un ataque letal y certero. Energía que ya no poseo en estos momentos, mi número de argones ha disminuido bastante durante la pelea… lo único que me queda hacer es…
Daiben, con algo de esfuerzo y usando sus dedos, dibujó en el aire unas aristas, formando una esfera, con la energía limitada que aún conservaba, construyó la base sobre la cual se desarrollaría la técnica.
— No desperdicien el tiempo y acerquen sus manos para brindarle energía a la figura que acabo de trazar con mis dedos, solo necesitamos cinco minutos para que este completa.
Entre los escombros de rocas, la princesa Grey se puso de pie, se descubrió la tierra de entre su armadura. Mientras que un gesto de sumo enojo se figuró entre el ensangrentado y sucio rostro caucásico de la guerrera nórdica. Despertando así el instinto asesino oculto que los guerreros nórdicos han demostrado desde el principio de su historia. Ahora, en definitiva, este instinto insaciable que permaneció oculto en lo más profundo de la esencia de Grey Izuhira, por fin ha despertado. Lo único que apaciguará dicho despertar, será la muerte definitiva de Daiben Meren y Azura Taigue.
— Insectos malditos… esta vez se acabaron los juegos—, la mirada hirviente de la hija del rey nórdico se hizo más nítida, entre más se acercaba hacia sus jóvenes rivales, junto a una voz ronca y amenazante—. Unas basuras inferiores como ustedes no van a lograr vencerme… intenten todas las técnicas que quieran. Solo malgastan su energía, haciendo el inútil intento de querer derrotar a una de las guerreras más poderosas del universo. ¡Voy a matarlos a todos ustedes al precio que sea necesario!
Tanto Azura como Lilith presenciaron una Grey Izuhira invadida por la rabia que se acercaba hacia ellas, con el claro objetivo de eliminarlas junto con Daiben.
— ¡Maldita sea! ¡Ahí viene de nuevo! La bomba espiritual apenas se ha desarrollado en un cincuenta por ciento.
Daiben sostuvo la esfera, que seguía alimentándose con su última fuente de energía, ayudado también por la energía de Lilith y Azura. El orbe ganaba cada vez más voluminosidad conforme transcurrían los segundos. Pero el gran inconveniente era Grey Izuhira.
— ¿Qué es lo que planean hacer esos tres ahí arrinconados? Bueno, creo que así me será más fácil acabar con ellos―La princesa nórdica cargó un orbe de energía en la palma de su mano con un poco de dificultad. Sin importarle esta vez los daños colaterales que pudiese sufrir el lugar, o el mismo planeta.
— ¡Cuidado! — gritó Lilith.
— No se preocupen. Les daré minutos de ventaja— intervino Azura, con la firme decisión de volver a combatir contra la invencible guerrera nórdica.
— No falta mucho, solo… un poco… más y estará lista.
Mientras tanto, Azura Taigue interceptó a la princesa nórdica con un veloz golpe acertado en el pómulo derecho de la mujer. Haciendo desaparecer el orbe de energía.
— ¿Tu de nuevo? — protestó Grey furiosa, tras recibir semejante impacto—, debí suponer que aún seguías con vida después de mi ataque. Esta vez sí me asegurare de aniquilarte por completo.
— Ven. Inténtalo si puedes. —, respondió Azura en tono soberbio.
Inmediatamente, ambas mujeres se alejaron de donde Lilith y Daiben perfeccionaban la bomba espiritual.
Daiben Merén sostenía la esfera de energía, que durante los últimos minutos ha adquirido un volumen significativo; conformada por una incandescente luz similar a la del mismo sol; emitiendo pequeños pitidos, derivados de las vibraciones de ondas sonoras que la bola de energía blanquecina expulsaba.
— Casi esta… lista, permanece así por unos segundos más… Lilith… no dejes de proveer tu energía.
— Resiste por favor Daiben… —, mencionó Lilith, algo agotada debido a la cantidad de energía que inyectaba a la técnica definitiva de Daiben—, estarás bien… haré todo lo posible para que esta técnica no falle.
A pesar de que su poder ha disminuido considerablemente, la princesa Grey Izuhira aún conservaba una misteriosa fuerza para dar una tremenda paliza a su oponente glompy, quien estaba llegando a su límite máximo de poder. La hija del rey nórdico encestaba salvajes golpes hacia distintas partes del cuerpo de Azura, principalmente en el rostro y torso de la joven. La chica glompy perdía la pelea poco a poco ante los certeros y veloces ataques de Grey. La guerrera nórdica aprovechó la situación para ejecutar un mortífero rodillazo justo en el diafragma de su rival. La princesa culminó su ataque estrellando ferozmente a la joven Azura entre los escombros de una cueva. Dejando fuera de combate a su femenina rival.
— ¡Esta vez te iras al infierno! — reviró Grey, manteniéndose a flote en el cielo, con una mirada sombría jamás mostrada. Al mismo tiempo, extendió su mano en dirección hacia el cúmulo de piedras, con la clara intención de asesinar a la joven con un letal ataque.
— A ver si esta vez escapas de esto, basura estorbosa.
Grey cargó en la palma de su mano nuevamente una porción de energía morada, con la indiferente firmeza de disparar a matar.
― ¡Esa mujer está a punto de matar a Azura! ¡Tenemos que hacer algo! ¡DAIBEN! —gritó Lilith Morgan desesperada.
— ¡ESTA LISTA!
Con los últimos vestigios de energía, Daiben Meren se puso en pie, sin importarle el insoportable dolor de su fractura. Sosteniendo firmemente la bomba espiritual con su otra mano, el guerrero iris despidió un poderoso grito que logró ser escuchado hasta el cielo, en donde su más acérrima rival se preparaba para ejecutar a Azura.
— ¡VETE AL INFIERNO GREY IZUHIRA! ¡AQUÍ SE ACABA TODO! — Daiben lanzó a toda potencia la bomba espiritual.
— ¡¿Qué diablos es eso?!— exclamó Grey anonadada, al ver como la esfera blanca se aproximaba a toda velocidad hacia ella. Cancelando de inmediato el orbe morado de energía.
En cuestión de segundos, Grey Izuhira esquivó el ataque, salvando su vida por unos cuantos centímetros de ventaja.
— ¡ESTÚPIDO! — gritó Grey furiosa, quien ahora se decidió a atacar a Daiben con un Destello del edén.
Sorpresivamente, mientras Daiben Meren totalmente desilusionado y resignado a morir en las manos de la princesa Grey, al ver como la bomba espiritual se alejaba cada vez más y más de la superficie del planeta Tierra. La misma bomba espiritual se detuvo en seco, y ahora, a toda velocidad, la regresó en dirección a la espalda de la guerrera nórdica.
— ¡No cantes victoria todavía señorita!
Como un gesto heroico, Lilith Morgan apareció en escena. Manipulando a su gusto la bomba espiritual; pues dicho ataque también almacenaba su energía, lo cual le permitía a la joven mujer terrestre controlar la trayectoria del ataque definitivo. Fue entonces, que después de escuchar semejante berrido, Grey volteó justo detrás, detectando un brillo incandescente muy cerca, que cegó sus ojos. La bomba espiritual finalmente impactó en la guerrera nórdica, ante la escena de esta misma perdiéndose entre la voluminosidad de la esfera energética, y posteriormente, desapareciendo entre la colosal explosión. Dando como resultado, la posible derrota definitiva de la peleadora nórdica.
32- RECUENTO DE DAÑOS
Horas de intenso combate, que costaron gran parte de la integridad del desértico paisaje oriental. Las huellas de una batalla suprema que jamás se había presenciado en la historia del planeta Tierra. Algo que ningún otro conflicto bélico a través de la historia del ser humano habría podido siquiera igualar; pues esta ha sido una pelea llevada a cabo por guerreros provenientes de otros mundos. Quizás los más poderosos de la galaxia Andrómeda.
Ahora reinaba una desolación y ruina casi imposible de asimilar. A lo lejos, entre las motas de arena que cruzaban apresuradas por el viento, se trataba de abrir paso una debilitada voz masculina. Una ronca y desgastada voz que se limitaba a pronunciar la palabra «mátala».
Palabras despedidas de entre los resecos labios del guerrero nexono, Daiben Meren. Quien ha sido el único en el campo de batalla que se ha percatado de que su enemiga a vencer aún seguía con vida. De manera inesperada, pues la explosión provocada por la bomba espiritual se consideró lo suficientemente destructiva como para no dejar ni un solo rastro atómico de la princesa Grey Izuhira Bernstein. Pero la suprema llama de la osadía, que iluminaba el interior espiritual de la princesa, no le permitió darse aún por vencida. Aunque el extremo decaimiento físico de la mujer ya no respondió de la misma forma.
Con una destrozada armadura de bronce; arrastrándose entre la arena con intentos inútiles por permanecer siquiera unos segundos en pie, berreando por el excesivo dolor de sus heridas, abrazando el límite del desfallecimiento físico y emocional. Expulsando débiles exhalaciones, acompañadas de una difuminada mirada, misma que se perdía entre la tranquilidad que reinaba en el ambiente. Usando como último recurso el llamado de emergencia que ha mandado minutos antes. Llamado satelital que ha hecho llegar hasta la costa de la isla Yaoaki. Pues la batalla para la princesa Grey Izuhira ha finalizado, sin haber logrado su objetivo primordial de finiquitar la vida del poderoso guerrero nexono.
— A…. Azura… tienes que… acabar con ella ahora mismo. Aprovecha el momento… y mátala.
Azura Taigue, igualmente al borde del colapso, trató de levantarse de entre los cúmulos de piedras donde permanecía abatida. Dando pasos torpes y zigzagueados en dirección a la derrotada princesa nórdica. Siguiendo la instrucción dada por Daiben. En ese preciso momento, un estruendo hizo presencia en el lugar. A continuación, un enorme cuerpo esférico y metálico aterrizó frente a la debilitada Grey Izuhira.
— Esa es… ¿su nave? —Cuestionó Daiben girando su cabeza con dificultad— ¡Azura debes acabar con ella antes de que abandone este planeta, es nuestra última oportunidad de acabar con esa maldita nórdica!
Cada vez más, la princesa nórdica avanzaba en dirección a su nave, gateando acompañada del fulminante dolor. Las compuertas se abrieron, en espera del arribo de su tripulante. Mientras Azura hizo el máximo esfuerzo en dar proximidad a su adversaria.
De manera repentina, el piloto del helicóptero también hizo acto de presencia. Con rapidez lanzó un cuchillo militar que portaba consigo en dirección a las ensangrentadas manos de Azura Taigue.
— ¡Muchacha usa esto para acabar con esa peligrosa mujer de una vez por todas!
Azura sosteniendo firmemente el cuchillo con una de sus manos, dispuesta a ajusticiar a la princesa Grey, continuó su camino, hasta finalmente encontrarse de nuevo con la guerrera, quien ya estaba a bordo de su nave, con la compuerta aún abierta y totalmente vulnerable, sin la fuerza necesaria para seguir defendiéndose.
—Estas… cometiendo… un grave error—mencionó Grey con diluido tono de voz— Daiben… cometió muchos crímenes de guerra en mi planeta. Era uno de los soldados del ejército del emperador Saiki Crimson… y asesinó a muchos de mis hermanos nórdicos cuando invadieron nuestro lugar de origen. Yo solo cumplo con mi deber de salvaguardar los principios de libertad y justicia que mi pueblo siempre ha querido para nuestra querida patria. Te arrepentirás si cometes una barbarie como asesinarme, aun sabiendo que mis defensas son nulas. ¿Realmente eres tan manipulable como para seguir las órdenes de alguien tan despiadado como Daiben Meren? Allá afuera, en Andrómeda y posiblemente en gran parte de este universo hay una amenaza aún más grave, Daiben Meren solo es el comienzo de todo. Saiki Crimson, el emperador de Zeltan, cada día hace crecer más y más su poder, no solo de combate, sino también el de su aplastante y aterrador ejército. Si alguien no hace algo por detenerlos… todo estará perdido… el universo tal y como lo conocemos será aniquilado por completo. Pues Saiki tiene el gran objetivo de convertirse en un ser supremo, incluso por encima de los Dioses que rigen este universo. Entiende que mi intención jamás fue venir a hacer destrozos a este gran planeta. Pero ustedes…. ― Grey tosió sangre antes continuar―, gusanos necios, me obligaron a llegar hasta estás circunstancias.
Azura, aun sosteniendo el cuchillo militar en dirección al cuello de la princesa nórdica, lentamente desechó su iniciativa. Haciendo caer el arma blanca entre la arena. Aparentemente, las palabras exigentes de compasión por parte de Grey Izuhira lograron penetrar en la conciencia de la noble guerrera glompy. Pues un presentimiento le indicó a la joven que estaría haciendo lo correcto al tomar esta esta decisión tan difícil y abrupta.
— ¿¡Qué diablos haces!? ¡MÁTALA DE UNA MALDITA VEZ! ¡AZURAAAA! — gritó Daiben desesperado, al ver como la joven ha desistido de su deseo por acabar con la guerrera nórdica— ¡DEMONIOS! ¡No me queda energía para levantarme! ¡Esto no puede estar pasando! ¡El guerrero más poderoso de este universo soportando semejante humillación cómo está!
— ¿Cómo sé que realmente podré confiar en alguien como tú? — Azura rompió el silencio. Observando detenidamente a su vencida rival. Mientras la joven glompy se dolía de entre una de sus costillas derechas, expulsando quejidos. A punto de ser vencida por el cansancio.
— Soy Grey Izuhira Bernstein, descendiente de las dinastías más poderosas que han existido en la historia de Éxodo. Perteneciente a la nobleza nórdica que vela por cada una de las vidas que son cobijadas por nuestro gobierno unificado. Nuestro bastión político jamás se ha basado en las mentiras, ni en la manipulación. Solo queremos paz y progreso, para nuestro lugar de origen. Y también, justicia divina por cada alma inocente arrebatada por seres tan indeseables como Saiki Crimson o Daiben Meren. Por ahora he sido derrotada por ustedes dos… pero tengan en mente esto: Yo regresaré algún día. Los buscaré en cada parte de este planeta, en cada rincón de este universo. Entonces, conseguiré la fuerza necesaria para vencerlos… y acabar con su amenazante existencia. Disfruten de sus miserables vidas… mientras yo no esté aquí.
Grey finalizó su discurso con una risa soberbia, acompañada con cierto grado de malicia que inquietó a sus rivales. Para finalmente, hacer despegar su nave militar, que se elevó a gran velocidad por los cielos terrestres, hasta desaparecer de entre la atmósfera de la Tierra.
Hospital General de Beechwood.
Cinco horas después.
Un helicóptero airwolf de rescate, pintado con un naranja mate, combinado con dos franjas blancas que atravesaban su fuselaje, cuyo piloto a través de una llamada de emergencia vía radio hizo una apresurada petición por solicitar arribo inmediato en lo más alto de la torre médica. Llegando a toda prisa, y aterrizando en el helipuerto del edificio. En el cual ya se encontraba un grupo especializado de médicos y enfermeras que esperaban el momento indicado para poder dar la más pronta atención a los sujetos que venían a bordo.
El equipo de rescate, que resguardaba a los heridos dentro del helicóptero, se coordinó junto al cuerpo de médicos para llevar apresuradamente a los guerreros nexono y glompy directo a la sala de emergencias. Para realizar una pronta evaluación sobre su estado de salud.
Daiben fue quién recibió una atención más especializada en la sala. Siendo operado de urgencia en el brazo que le fue severamente dañado por el impacto de Grey Izuhira.
Horas después, en la recepción del hospital, la familia Morgan esperaba nuevas noticias sobre sus huéspedes provenientes de otra galaxia. El doctor responsable de la estancia de los jóvenes extraterrestres finalmente salió a dar noticias.
— Profesor Lemarck Morgan, señorita Lilith, señora Irina, es un gusto poder saludar a investigadores de la más alta categoría como ustedes—mencionó el médico, con un gesto despreocupado en su rostro.
—Agradezco sus halagos y hospitalidad, doctor Maurice―replicó el profesor Morgan pasivamente―. Pero es de suma importancia saber el estado en el que se encuentran nuestros dos queridos huéspedes. Realmente estamos muy intrigados por saber su situación.
— Todo está fuera de peligro, nada de qué preocuparse — replicó el médico residente, aun conservando su gesto de amabilidad y despreocupación—. Los muchachos fueron recibidos con múltiples traumatismos y contusiones en la mayor parte de sus cuerpos; acompañado por un nivel excesivo de deshidratación. El joven llamado «Daiben», tuvo que recibir una atención más especializada; pues además de los traumatismos, también sufrió graves desgarres musculares en piernas y abdomen. Nos vimos en la necesidad de intervenir quirúrgicamente para poder restaurar el tejido óseo y muscular que le fue destruido por el brutal impacto que recibió en su codo y antebrazo izquierdos. Pero a pesar de eso, me sorprendió mucho el hecho de que el sujeto no dejara de moverse ni de dar gritos llenos de furia, los cuales ni siquiera eran derivados por la cirugía o las inyecciones que nos vimos obligados a aplicarle. Sino más bien, por un deseo férreo del cual no lograba desafanarse, su obsesión por una mujer llamada «Grey Izuhira». Pero fuera de ello, todo se encuentra en orden. La joven llamada «Azura» fue quien menos problemas nos dio, pues desde su llegada hasta su internación ha permanecido inconsciente pero estable en todos los sentidos. Lo cual nos hace creer que su desfallecimiento fue debido al acumulado nivel de cansancio que la mujer aun padece. Solo será cuestión de unas horas más de sueño para volver a hacer un diagnóstico sobre su estado de salud y cerciorarnos de que se encuentra fuera de peligro. Por ahora, ambos se encuentran sedados y vendados en gran parte de sus cuerpos, debido a sus heridas graves. Podrán pasar a verlos en unas cuantas horas más. Por cierto, señorita Lilith—el doctor dirigió una mirada minuciosa a la joven investigadora—. ¿Está segura de que no necesita atención especial? Digo, usted también estuvo en el mismo lugar peligroso en donde estaban los muchachos.
—No, no es grave lo que tengo, doctor Maurice. Con este cabestrillo y estos véndateles en mi cabeza me serán suficientes para aliviar mi malestar, solo me siento algo deshidratada y agobiada. Pero no es nada extraordinario, al final de cuentas, estuve expuesta al intenso calor desértico durante un buen tiempo —respondió Lilith, afable y tranquila —, por ahora importa más que Daiben y Azura se recuperen plenamente.
— Como ya les mencioné anteriormente. Ambos jóvenes se encuentran fuera de peligro—el médico cambió radicalmente su gesto al querer continuar con su diálogo—. Aunque… hay ciertas dudas que tengo respecto al origen de estos chicos. Me gustaría poder tratar este asunto con el profesor Lemarck, si así me lo permite, señorita Morgan.
—No, descuide. Creo que mi padre podrá darle todas las respuestas que usted busca.
Al siguiente día después de haber sido internados, Daiben y Azura permanecieron en la sala de recuperación del prestigioso hospital de Beechwood. Como dato adicional, el profesor Lemarck Morgan, ayudado con las importantes influencias que tenía con los directivos de dicho hospital, hizo todo lo posible para que, en primer lugar; todos los datos referentes a la llegada al hospital y posterior recuperación de los jóvenes guerreros quedasen resguardados en lo más recóndito del archivo clínico. Pues no todos los días en un hospital terrestre llegan de emergencia dos jóvenes guerreros provenientes de otros mundos con severas heridas, tras haber librado una batalla que puso en riesgo una importante extensión del planeta. Inclusive, ayudado con estas influencias, el mismo profesor consiguió que toda la sala de recuperación fuese exclusiva para la recepción de Daiben y Azura. Para evitar a toda costa testimonios que resultasen incomodos para las investigaciones de la familia Morgan, que continúan, a pesar de todo lo que ha ocurrido recientemente. Al fin de cuentas, Morgan Corps poseía toda la influencia necesaria para hacerlo posible.
— ¿Dónde demonios estamos? —preguntó Daiben, tras despertar adolorido y desorientado, a causa de los analgésicos, que le han sido suministrados por las enfermeras en turno. El joven guerrero, se despegó de entre la cabecera de su cama, volteando hacia todos lados, haciendo un esfuerzo por reconocer el lugar.
— ¡Daiben! Por fin despertaste―mencionó Lilith Morgan, entrando acompañada de un grupo de enfermeros, quienes traían la comida de los pacientes―, llevabas más de diez horas dormido, supongo que pudiste descansar entre toda la tranquilidad que hay en esta sala de recuperación especialmente reservada para ustedes.
— ¿Qué es todo esto? —Daiben se llevó una mano hacia su frente, dibujando malestar en su rostro—, solo recuerdo que subimos a un helicóptero, acompañado de unos sujetos vestidos como paramédicos. Después de eso, me pusieron en una camilla y me llevaron hacia un quirófano, pero luego… no recuerdo nada.
—Así fue como pasó, Daiben—replicó Lilith—, los cirujanos tuvieron que intervenirte para restaurar el hueso y los músculos de tu brazo izquierdo. Recuerda que fue producto de un poderoso golpe que Grey Izuhira te encesto durante la última batalla. Ahora, tú y Azura se encuentran internados en una sala de recuperación del hospital general de Beechwood. El doctor responsable de su estancia nos ha dicho que están fuera de peligro, y que en unos días podrán ser dados de alta.
—Que humillación… —Daiben bajó su mirada, desanimado y con algo de impotencia—. Yo, el guerrero más poderoso del universo, terminando herido y debilitado en un desconocido hospital, en alguna parte de un planeta que aun desconozco y perteneciente a una especie de seres inferiores y repugnantes. No creí que las cosas pudiesen llegar hasta este extremo.
—Oye, relajante un poco―atajó Lilith―. No todo está perdido, al menos deberías agradecer el hecho de que esa tal Grey no te derrotó como ella esperaba. De alguna manera, cada una de tus técnicas que utilizaste sirvieron en gran medida para vencerla, decir que es una humillación es decir también que tus arduas horas de entrenamiento no sirvieron para nada.
—Qué tontería―Daiben se guardó entre las sabanas―. Aun así, esa maldita nórdica sigue con vida, en algún lugar del espacio exterior se encuentra vagando, o quizás haya partido de nuevo hacia Éxodo.
En la charla entre Daiben y Lilith. Azura despertó de su largo sueño que llevaba más de un día entero llevándose a cabo.
—Daiben, Lilith, ¿qué ha pasado? ¿En dónde nos encontramos?
La mujer glompy se separó de entre la cabecera, igualmente volteando hacia todos lados, desorientada y adolorida aún por sus heridas vendadas desde los hombros hasta su abdomen, y también con una venda rodeando su cabeza.
— ¡Daiben! ¡¿Qué te sucedió?!―exclamó Azura extrañada―. ¡¿Por qué estas enyesado de tu brazo y porque también estas vendado de esa forma?! Te ves muy misterioso, parece como si estuvieses disfrazado de algún personaje de un cuento.
— ¡Cierra la boca! —respondió el joven, molesto por los comentarios de Azura—. Por tu estúpida culpa terminamos en este horrible lugar. Si hubieses asesinado a Grey Izuhira como te lo ordene no estaríamos soportando todas estas tonterías. No sé ni siquiera porque tuve la confianza de creer que acabarías con ella, siempre he tenido razón en decir que eres demasiado blanda con los enemigos.
— Yo… ―Azura expresó un cabizbajo―. Lo siento mucho Daiben, pero créeme que cuando estuve a punto de eliminar a Grey, sentí una extraña pesadez en mi cuerpo― la guerrera glompy dirigió una mirada de extrañeza a su compañero de batalla―. Una fuerza extraña que trataba de impedir que clavara ese cuchillo en su cuello. Además, había algo que me hizo pensar que haría lo correcto si no terminaba con la vida de esa mujer; es como si un ser misterioso me estuviese diciendo que hacer y al mismo tiempo me sentí manipulada por ese ser, sin estar presente en el campo de batalla.
— No digas estupideces—replicó Daiben en tono de burla—, no te cuesta ningún trabajo admitir que no pudiste acabar con ella debido a que no tuviste la voluntad ni el carácter suficiente para hacerlo.
— ¡Eso no es cierto, Daiben! ―reafirmó Azura.
— Como sea―mencionó Daiben indiferente―. Jamás te perdonaré esto, ¿entendiste? Nunca voy a perdonar el que hayas dejado con vida a un ser tan despreciable como Grey Izuhira. Ahora, quizás este en camino de regreso a la ciudad de Norm; contará todo lo ocurrido. Y lo peor de todo es que ahora le hemos dado todas las señales posibles al ejército nórdico con las que podrán localizarnos en este planeta. Solo será cuestión de un poco tiempo para que millones de soldados del rey Adalberto vengan en nuestra búsqueda. Sigo sin creer que todo mi poder no fue suficiente para acabar con la vida de esa maldita guerrera nórdica. Es un dolor de cabeza andante. Pero sé que entrenando aún más fuerte, podré conseguir el potencial necesario para acabar con este asunto, para siempre. Después, será el turno definitivo de Saiki Crimson y sus exasperantes aliados, junto con su armada de súper soldados.
—Creo que se está poniendo el ambiente muy tenso en esta habitación—irrumpió Lilith—, lo mejor será que por ahora se concentren en recuperarse de sus heridas, revitalizarse física y emocionalmente. No tienen por qué preocuparse. A partir de ahora, me dedicaré todos los días venideros a mejorar la tecnología de la cámara de simulación para conseguir un mejor rendimiento, y alcanzar un mejor nivel de desarrollo en los nuevos entrenamientos que llevaremos a cabo. Pero por ahora, dedíquense a descansar y a recuperarse. Pues no pueden entrenar de nuevo en ese estado en el que se encuentran ustedes dos.
Los enfermeros, guardando silencio en todo momento sin mencionar algún tipo de comentario al respecto, se dedicaron a servir los alimentos de los jóvenes guerreros; verificaron que todos los aparatos médicos a los que estaban conectados funcionarán con normalidad y, por último, revisaban constantemente los signos vitales de los jóvenes provenientes de otra galaxia. Aunque era obvio que los instrumentos médicos para llevarlo a cabo no eran los más útiles para obtener resultados precisos, por lo que las enfermeras registraban los datos más aproximados que les eran arrojados.
—Como sea―dijo Daiben recostado en su cama nuevamente―, solo espero que las cosas no se pongan peor de lo que ya estaban―después de lo dicho, el joven nexono se dispuso a probar sus alimentos.
—Por cierto, Lilith―Azura se dirigió a la joven terrestre―. ¿Tú te encuentras bien? Recuerda que diste una gran cantidad de tu energía cuando le estábamos dando vida a la bomba espiritual de Daiben. Además de que fuiste tú quien hizo el gran esfuerzo por hacerla explotar junto con Grey Izuhira.
—No te preocupes Azura—, respondió Lilith, minimizando la situación—, me siento muy bien. Solo cuando cedí mi energía a la bomba espiritual me sentí agobiada, pero después de dos días, me siento normal de nuevo. Recuerden que ustedes fueron los que dieron su máximo rendimiento en esa batalla, e incluso pusieron sus propias vidas en juego. Yo solo les ayude un poco.
Una de las enfermeras entró de nuevo en la sala de recuperación, avisando que la hora de visitas había terminado. Lilith se despidió de los jóvenes guerreros, que se quedaron profundamente dormidos.
—<<Muy bien, es mi oportunidad para arribar. Espero que el tiempo del que me han dispuesto los Señores Supremos me sea suficiente. Bueno, aquí voy. Deséenme suerte, mis hermanos mensajeros. >>
34.- AZKET: LA MENSAJERA DE LOS DIOSES
— ¡Es difícil creer que le hemos dado atención médica a unos seres provenientes de otros mundos! Eso explica por qué todos los instrumentos médicos que utilizamos en el proceso nos arrojaban números y datos sumamente extraños.
— Así es, doctor Maurice―respondió el profesor Morgan, dentro de la oficina del médico residente―. Ahora entenderá porqué nuestra obsesión por resguardar minuciosamente toda información que aquí se pueda acumular respecto a ellos. Son chicos que encontramos varados en medio de la sabana africana, ya hace unos cuantos meses; también encontramos la nave en la que arribaron a este planeta. Ahora están aquí, internados en este hospital después de haber librado una furiosa batalla contra una mujer proveniente también de la galaxia Andrómeda.
— Es verdad que la gran mayoría de la población en este planeta, en pleno 2027, tenemos ya el conocimiento irrefutable de que existe vida fuera de este planeta. O al menos, así es como la Agencia Anglosajona Espacial nos lo ha confirmado últimamente. Pero, el hecho de poder apreciar a unos seres que precisamente provienen de allá afuera es una muy incomprensible sorpresa.
— Lo sé, doctor―el profesor dio un prolongado sorbo a su café―. Nuestra reacción fue la misma cuando vimos a ambos chicos vagando en medio del salvaje ecosistema africano. Ahora nos enfocamos en nuestra investigación basada en ellos, justamente la llevábamos a cabo en nuestra filial ubicada en el desierto oriental, hasta que bueno, esa mujer llamada Grey Izuhira hizo acto de aparición y nos complicó las cosas.
— No se preocupe, profesor. Como director general de este hospital le doy mi palabra de que ningún archivo y ningún dato saldrán de este lugar a menos que sea autorizado por usted mismo. Continuaremos con nuestras labores, como si nada hubiese pasado. Tenga eso por seguro.
— Se lo agradezco mucho, doctor Maurice.
En una de las entradas traseras del hospital, cerca de los almacenes, se hizo presente una espontánea luz celestial e intermitente, pues se trataba de Azket: la mensajera de los Señores Supremos. La necesidad de materializarse en la Tierra fue por órdenes directas de los Dioses del universo.
— Muy bien, estoy aquí. No dispongo de mucho tiempo. Mis padres creadores quieren que sea lo más breve posible, pues el cruce entre dimensiones no puede ser muy prolongado, o de lo contrario, podrían ocurrir consecuencias severas entre el espacio, realidad y tiempo.
La joven mensajera se abrió paso entre los almacenes del hospital, tratando de ser lo más precavida posible, evitando a toda costa cualquier tipo de contacto con seres del presente plano material.
Rápidamente, se percató de que, vistiendo su extensa toga blanca, y exponiendo sus pequeñas alas angelicales no lograría su cometido, además de que sus grebas encadenadas no le ayudaban de igual forma. Por lo que, aprovechando su visita en los almacenes, tomó uno de los uniformes de las enfermeras de piso, junto con una cofia, para cubrir los laureles dorados que eran parte de sus sienes.
Hecho esto, Azket utilizó el elevador hasta el quinto piso de la torre médica, mismo donde se encontraban en recuperación los guerreros Daiben y Azura. Pero inesperadamente, llegando al segundo piso, el elevador se detuvo, para dar paso a un grupo de médicos, quienes ya estando dentro del ascensor junto a la mensajera Azket, sintieron una extraña sensación de incomodidad ante la presencia de la joven. Por su parte, Azket sintió inseguridad ante el incómodo silencio y las miradas de reojo que le dirigían los médicos. Pero antes de romper el silencio con una palabra, el ascensor se detuvo de nuevo, ahora en el quinto piso, la mensajera de los Dioses se abrió paso entre el grupo para salir del angosto lugar.
— ¿Habían visto a esa enfermera aquí alguna vez? — preguntó uno de los médicos al grupo.
—No―respondió extrañado uno de los más longevos médicos―. De hecho, conozco a todas las enfermeras, tanto nuevas como veteranas que rondan en este hospital. Nos turnamos constantemente para evitar la infiltración de falso personal que pudiese aprovecharse de los pacientes o del equipo médico. Será mejor asegurarnos y decirle al recepcionista que pregunte por ella.
La mensajera Azket recorrió uno de los pasillos que daba hacia la recepción del piso; posteriormente, giró a la derecha en dirección hacia otro pasillo que finalmente la conectaba con la sala de recuperación. Pero justo cuando la joven mujer proveniente de otra dimensión se encontraba en la recta final de su camino, fue interceptada por el mismo recepcionista, y también, por un miembro del cuerpo de seguridad privada que mantenía una vigía especial en la puerta de la sala.
— ¡Oiga usted! ―vociferó el recepcionista―. ¿Podría detenerse un momento? Por órdenes del doctor Clark necesito que se identifique plenamente, pues nos han reportado que su identidad no se encuentra registrada en la base de datos del hospital.
La joven disfrazada de enfermera, inerte ante su repentino encuentro con el personal del lugar, trató de mantener los estribos.
— Oh… sí, claro―respondió Azket en tono dulce y sereno―mi identificación debe estar por algún lado…
Azket metió una mano en su bolsillo, simulando que buscaba su ID. Cuando en realidad lo que hizo a continuación, fue tronar sus dedos, para que después de ello, como un acto mágico, el tiempo se detuviera; acto seguido, la joven celestial desprendió una brillante luz, aturdiendo a los sujetos, para después hacerles borrar de su memoria los últimos minutos transcurridos. Hecho esto, la mensajera tronó de nuevo sus dedos, para que todo volviese a fluir normalmente. Con parte de su memoria borrada, y sin saber qué es lo que había ocurrido, tanto el guardia como el recepcionista permitieron el libre acceso a la joven Azket hacia la sala de recuperación.
— ¡No puedo creerlo! ¡¿De verdad eres una mensajera de los Dioses del universo?!
— Así es, tal como lo ven.
Azket se deshizo de su traje de enfermera, dejando lucir su extensa toga, sus alas angelicales, sus grebas encadenadas y sus laureles dorados. Dejando atónitos a los dos jóvenes guerreros.
— ¡No! ¡No puede ser cierto! ¡Debe ser alguna broma! ―recriminó Daiben, sin dar crédito a la presencia de Azket―. No puedes ser la mensajera de los Dioses. Esos seres jamás han existido, todo esto es un mal sueño, debe ser por los medicamentos que me han suministrado esas enfermeras.
— No es ninguna broma, Daiben Meren, hijo primogénito de Señores Supremos.
— ¡¿Qué has dicho?! ¡¿Hijo de los Señores Supremos?!― Daiben seguía sin captar lo expuesto por la joven mensajera, adoptando una idea de que la misma era sólo una chantajista, utilizando trucos baratos.
— Sí, y también, Azura Taigue. Hija segunda de los padres creadores.
Daiben y Azura quedaron sorprendidos ante la presencia y las palabras dirigidas de la mensajera de los Señores Supremos. Ambos no daban crédito a que una presencia de semejante categoría pudiese ser posible en un plano material como el presente. A pesar de ello, Daiben se mantenía escéptico ante los hechos.
—¿Quién diablos es esa misteriosa mujer? ¿Realmente es una mensajera de los Dioses que rigen este universo como ella dice o, es una de esas pacientes con problemas mentales que se escapó del área de psiquiatría? ¿Por qué se ha referido a nosotros como «Hijos primero y segundo de los Señores Supremos»? ¿Qué diablos está ocurriendo aquí?
— He viajado desde el reino de las singularidades hasta este plano dimensional, en este planeta lleno de vida, porque tengo un mensaje de suma importancia que los mismos Dioses quieren que sepan.
— ¡¿QUÉ?! ¡Deja de decir estupideces! ¡Los Dioses no existen! ― Daiben exclamó tajante, mostrándose cada vez más tenso, adoptando la idea de llamar a las enfermeras para que sacasen de la sala a Azket inmediatamente.
— Deja de decir semejantes blasfemias, hijo primero. Me sorprende como un hereje como tú pueda ser elegido como uno de los arcontes guerreros, elegidos por los Señores Supremos del Universo.
— Un momento, con todo esto, ¿estás diciendo que somos algo así como unos poderosos guerreros mandados por los Dioses del universo? ―irrumpió Azura.
— Así es— respondió la mensajera, muy determinada de su contestación―, ustedes fueron elegidos como los arcontes guerreros responsables de salvaguardar la integridad de nuestro lugar de origen, que es este universo y todos los planos materiales que dé el emanan. Desde el momento en que fueron concebidos, su destino quedó sellado por las sagradas escrituras de nuestros padres creadores y omniscientes.
Las palabras de la mensajera hicieron un gran eco en lo más profundo del subconsciente de Daiben; pues dichas palabras le eran familiares a aquellas que mencionaban muy seguido sus conocidos, familiares y demás personas que rodeaban al joven nexono desde que el hacía uso de razón. Con ello, también regresó a su eterno debate, o, mejor dicho, su eterno conflicto sobre el auténtico albedrío, separado de la voluntad de los Dioses. Ahora confirmando aún más que nunca, que los Dioses le han impuesto un destino no consensuado por su voluntad.
— Ya veo— respondió Daiben con una sonrisa irónica y reacomodándose en su cama—, así que, los dichosos Señores Supremos en realidad existen. Junto a toda la historia que los rodea; vaya, siempre creí que todo se trataba de simples cuentos de hadas. Pero ahora me doy cuenta que no es así.
— ¿Consternado? ¿Hijo primero de los Dioses? — Azket le dirigió una mirada insinuada.
—Contéstame esto, si en realidad eres una autentica mensajera de los Dioses— replicó el guerrero nexono.
— Adelante— contestó Azket muy confiada.
— Si los Dioses son reales, entonces, ¿por qué han permitido que alguien tan despreciable como Saiki Crimson y sus aliados hagan todo lo que ellos quieren? En el poco tiempo en el que me vi obligado a pertenecer a su ejército, me di cuenta de las atrocidades que cometían contra millones de razas y especies inocentes, y de la forma en que han destruido todo lo que han tocado. Inclusive algunas formas de hacerlo fueron demasiado aterradoras hasta para un ser orgulloso y frívolo como yo. Además, si los dichosos Dioses lo ven y lo saben todo, me imagino que saben también que el objetivo de Saiki Crimson es convertirse en un ser supremo, obtener un poder inimaginable como el de un Dios mismo, para después desplazar todo aquello que los Señores Supremos han creado. Pues ese maldito loco quiere escribir una nueva historia; un nuevo universo, en donde solo él pueda ser el único «padre creador del todo». Inclusive, con la firme decisión de borrar al mismo Dios Nepsta de ser necesario, para que su plan salga tal cual lo ha meditado durante toda su vida.
— Era eso…—Azket se dio unos segundos para meditar una respuesta ante la gran duda de Daiben—. No creas que no estamos enterados de todo el terror que el imperio de Saiki ha traído consigo. Pero les haré saber algo muy importante: ser uno de los Señores Supremos no es una tarea fácil; muchos seres como ustedes viven con la eterna creencia de que ser un Dios es uno de los dones más fáciles de llevar a cabo en un plano tan difícil de cohesionar como lo es el universo mismo. Un plano que a veces actúa de manera espontánea, que logra desafanarse del poder divino de los Dioses en ocasiones. Hay acciones que a veces a nuestros padres creadores les es difícil resolver por sí mismos. De hacerlo, pondrían en riesgo la inestable encrucijada entre el reino de la singularidad y los demás planos dimensionales. Es por ello que los grandes señores decidieron crear a los arcontes guerreros; seres consagrados por un fragmento de poder divino de ellos; capaces de hacerle frente a cualquier amenaza que surja en este universo y, quizás, en cualquier otra parte del multiverso. Es por ello que estoy aquí—la joven mensajera se entonó más seria y se dirigió a ambos guerreros—. Daiben Meren y Azura Taigue. Ustedes serán los responsables de que las amenazas que ponen en riesgo toda nuestra historia sean eliminadas para siempre, los grandes señores quieren que ustedes hagan pagar en el eterno purgatorio a esos seres divergentes. Pues ustedes poseen el poder necesario para llevar a cabo esta enmienda. Recuerden que son hijos de los Dioses de este universo, avalados por la sagrada palabra de Nepsta. Y para ello, mi gran misión es hacer que ustedes dos despierten ese poder divino, oculto en sus espíritus de guerreros celestiales. Es por eso, que en cuanto terminen su tratamiento de curación en este lugar, vendrán conmigo para ser llevados a Orbion; la tierra sagrada creada por los mismos Dioses, en donde los antiguos paladines entrenaban. Allí comenzarán un entrenamiento más avanzado. Entrenados por mí misma. Recibirán una preparación que solo es digna para los seres más poderosos de este universo, que son ustedes mismos. Tuve la oportunidad de observar todo el proceso que llevaron a cabo, desde sus arduos entrenamientos en el arcaico planeta Ares, hasta la batalla contra la gran descendiente de las noblezas más poderosas de Éxodo; Grey Izuhira Bernstein. Me di cuenta en esa batalla, que han comenzado a despertar la esencia de ese poder oculto otorgado por los Dioses.
La misma Azura continuó sin creer cada una de las palabras de Azket, dibujando exaltación en su rostro aún. Mientras que Daiben se mostraba indiferente, con la rígida decisión de hacer caso omiso al discurso mencionado por la joven mensajera.
— Olvídalo, ¡¿escuchaste?! Al diablo con tus sermones sobre los Dioses y demás estupideces que digas a partir ahora.
— ¡Pero Daiben! — irrumpió Azura.
— ¡Tú cierra la boca! ―vociferó el guerrero nexono.
— No tienes ni idea de lo que estás diciendo, Daiben Meren —recriminó Azket con enorme irritabilidad.
— No estoy dispuesto a ser un simple siervo de tus queridísimos Dioses. Mi único objetivo es eliminar al desgraciado de Saiki Crimson a como dé lugar. Para ello no necesito que una tonta mensajera de los ridículos Dioses venga a decirme cual es la manera más «correcta» de llevar a cabo mi cometido. Mis métodos son los más adecuados para obtener el poder necesario, y así convertirme en el ser más fuerte de este universo. Así que ya puedes largarte y decirles a tus creadores que no acepto su estúpido trato de convertirme en su perro escudero.
Daiben se dio media vuelta, acostado en su cama, dándole la espalda tanto a Azura como a Azket. Ambas mujeres se miraron una a la otra, tratando de averiguar la manera más correcta en la que podrían convencer al joven guerrero de Nexon de aceptar la propuesta de comenzar un nuevo entrenamiento en Orbion.
— Es difícil tratar con insolentes y arrogantes como tú. Pero te haré la propuesta una vez más—la joven de alas angelicales respiró profundamente, analizó las palabras que utilizará a continuación, para tratar de convencer a Daiben y prosiguió—. La única forma en la que obtendrás el poder que necesitas para vencer de manera definitiva al imperio de Saiki Crimson, es entrenando con seres supremos que habitan en las tierras sagradas. Seres que dominan a la perfección el arte de las batallas. Los que son capaces de despertar cualquier tipo de poder oculto, sin importar el origen que este tenga. Analiza también las consecuencias de no lograr vencer al emperador de Zeltan por tus propios méritos, esta realidad tal como la ves y la sientes será borrada, para siempre. Junto con todo lo que has experimentado. Inclusive… — Azket encontró el hilo necesario para reactivar el instinto guerrero de Daiben de nuevo—, tu vivencia con esa joven terrestre, Lilith Morgan.
— No trates de convencerme con esos discursos tan infantiles― reviró Daiben, aun dándole la espalda a la mensajera―, ya te dije mi última palabra y es no maldito NO.
— Bien, no quería llegar a esto, pero debido a que es una emergencia divina, me veo obligada a mostrarte lo siguiente.
Azket dio unas ligeras palmadas al aire; a continuación, un pequeño portal se abrió paso de entre el espacio-tiempo, para mostrar una conexión entre el presente y el pasado de hace unos meses. Cuando la batalla contra Grey Izuhira se llevaba a cabo. Pero ahora, solo se mostró la perspectiva de la batalla de Lilith. La intención de la mensajera de los Dioses fue dar a conocer el discurso sentimental que la joven terrestre dirigió hacia el joven nexono, mientras este luchaba a muerte contra la princesa nórdica.
Daiben quedó completamente silenciado al escuchar las palabras de la joven Lilith. Jamás imaginó que alguien como una joven mujer terrestre pudiese enamorarse de alguien como él; un ser frívolo, orgulloso, arrogante y a veces despiadado. Pero el joven nexono recordó que jamás demostró dicha personalidad negativa cuando solía acompañarla; de hecho, jamás se había percatado que una parte no conocida de su persona salía a flote en cuanto escuchaba la dulce voz de la joven investigadora, y al mirar su caucásico y frágil rostro, sentía una inquebrantable paz interior. Inconscientemente quizás, el sujeto comenzaría a despertar de igual forma cierto sentimentalismo por la joven Lilith.
— Que hermosas palabras —exclamó Azura sollozando—, no sabía que ella sentía mucho amor por ti, Daiben.
— Ni siquiera yo lo sabía— respondió Daiben, ahora apaciguado, con cierto grado de confusión en su cabeza.
— Este era mi último recurso— ahora habló Azket—, espero que mis hermanos mensajeros no me llamen la atención por haber utilizado un poder que no me correspondía, pero esta es la situación, Daiben Meren. ¿Quieres que Saiki Crimson destruya todo lo que has vivido? ¿Qué haga desaparecer los sentimientos que esa chica terrestre ha declarado por ti? No trato de mostrarme como una persona cursi, pero, lo que esa mujer mencionó parecía bastante sincero a mi parecer. Pero, en fin, tú decides al final cual quieres que sea tu destino. Eres tú quien tiene la última palabra.
— Yo quiero decir que estoy de acuerdo en entrenar contigo, Azket— irrumpió Azura—, quiero convertirme en una peleadora muy fuerte, igual o mejor que sujetos como Saiki, Grey o incluso Daiben.
Daiben volteó a ver extrañado a la joven glompy.
— Yo, también tengo un objetivo muy importante en mi vida. Mi origen— Azura bajó su mirada, observando sus manos vendadas de manera reflexiva—. Quiero saber de dónde vengo, por qué termine en un planeta desértico como Ares, y, sobre todo, que fue lo que les pasó a mis padres en realidad. Quienes eran y porque decidieron abandonarme de esa manera―Azura sintió un nudo en la garganta antes de continuar, conteniendo un llanto plagado de desolación―… tan cruel.
De nueva cuenta, Daiben reflexionó sobre el contenido de la carta redactada en el lecho de muerte de los padres de Azura Taigue. Pero siguió creyendo que el momento adecuado aún no ha llegado.
— Entiendo perfectamente, Azura.
Igualmente, Azket, como la mensajera y observadora de todo lo ocurrido en el plano mortal, estaba consciente de lo que en realidad ocurrió años atrás. Pero al igual que Daiben, la mujer creía que no era buen momento siquiera para mencionar una palabra sobre la historia oculta detrás de esa carta.
— Es por eso que vengo a hacerles esta petición. De ustedes depende. Créanme, es la primera vez que tengo que insistir demasiado al hacer una petición de este tipo. Los demás arcontes…
Daiben interrumpió de golpe el diálogo de la mensajera.
— Un momento, ¿dijiste «los otros arcontes»?
Sí, así fue— replicó Azket, confundida.
— ¿Estás diciendo que existen más guerreros como nosotros que rondan por todo el universo?
— No solo el universo. El multiverso, también. La mayoría de estos guerreros corresponden a otras dimensiones, ocupándose de situaciones similares como las que suceden en este universo. Para el plano dimensional donde nos ubicamos nosotros, ustedes fueron los escogidos para darle batalla a los que osan perturbar nuestra armonía infinita.
Daiben Meren se mostró más interesado en la propuesta de Azket; pues con lo dicho, creía que, accediendo a entrenar en tierras sagradas, podría abrir la puerta hacia una nueva oportunidad de conocer a estos arcontes que se encuentran en otras dimensiones. Pero para ello, necesitará adquirir el poder necesario primero, y después, medir las habilidades de estos arcontes que, por el simple hecho de pertenecer a otras dimensiones, podrían ser seres infinitamente fuertes, quizás lo suficiente para comenzar una rebelión contra los seres que les concedieron su poder casi divino. Si estos mismos fueran ideológicamente moldeados por un líder implacable. El cual debía ser él mismo. Y dictar el nuevo rumbo del multiverso, después de haber cumplido su principal objetivo de asesinar con sus propias manos al emperador Saiki Crimson.
— Al final me has hecho cambiar de opinión, Azket. En cuanto termine mi recuperación en este lugar viajaré contigo hasta Orbion. Solo espero que ese entrenamiento que nos prometes no sean puras falacias y verdaderamente me sirva para acabar finalmente con el desgraciado de Saiki.
— Muy bien. Entonces nos veremos dentro de unos días.
Finalmente, establecido el acuerdo entre la mensajera de los Dioses y los guerreros Daiben y Azura. La joven celestial decidió retirarse de vuelta al reino de la singularidad, antes de que el tiempo límite se agotase y trajera consecuencias para el flujo espacio-temporal.
— ¿Crees que nos esperen nuevas aventuras en lugares increíbles a partir de ahora, Daiben? — preguntó Azura conmocionada por el episodio recién ocurrido.
— ¿Yo que voy a saber? — respondió Daiben tajante―, lo cierto es que no tenemos otra opción más que darle la iniciativa a esa tal Azket. Servirnos de todo lo que ella nos quiera ofrecer, para enfrentar a Saiki y a otros seres despreciables en el futuro. Después de eso…
El joven nexono cerró firmemente su puño derecho, observando el mismo de manera determinada y sin ningún escrúpulo—. Yo seré quién dicte cual será la nueva historia de este universo.
El Consejo administrativo de Corporaciones Morgan se ha dado cita en una importante junta, encabezada por la misma Lilith Morgan. Quién, en los últimos meses, ha creado lo que ella ha denominado una estrategia innovadora, que traerá consigo un cambio radical, tanto para el gigante corporativo, como también para el campo de la investigación científica. Llevado de la mano con los resultados obtenidos de las investigaciones relacionadas al Spitzner y sus bitácoras sobre Daiben Meren y Azura Taigue.
― Damas y caballeros del consejo―, se mostró Lilith con suma determinación―. El comienzo de una nueva era en este mundo está por dar inicio. Nuestra realidad; tal y como el ser humano la ha percibido, desde que aprendió a caminar erguido y, hasta el día de hoy, 8 de febrero del año 2027, será testigo de la diversificación del conocimiento sobre tecnología proveniente de otros mundos. A partir de ahora, seremos conocidos como los “Padres fundadores” de la nueva era. La Era de las luces.
Los miembros del Consejo se miraron entre sí, sin expresar alguna palabra o gesto, tratando de procesar el discurso optimista y sentencioso de la nueva directora ejecutiva del gran corporativo. Hasta que uno de los miembros de la junta rompió el silencio con una importante pregunta.
― Señorita Morgan, ¿Cuál será el nombre de este importante proyecto, del cual usted será nuestra primordial líder y que, además, según usted, revolucionará la vida en este mundo?
Lilith Morgan guardó silencio durante unos breves segundos. Posteriormente, reflexionó sobre cada una de las experiencias que ha vivido, desde la llegada del joven guerrero Daiben Meren. Finalmente, obtuvo una idea contundente y sin titubeos.
―Señoras y señores―Lilith dirigió una sonrisa irónica a su auditorio―. Démosle la más grata bienvenida, a la iniciativa “Nexon Project”.
EPÍLOGO
• Una nave militar colisionó en medio de un valle florido, entre el montón de pastizal crecido que conformaba la pradera. Iluminado por el arco crepuscular mayormente purpura y naranja, acompañados por el reflejo en la atmosfera de las lunas que rodeaban la órbita del planeta Éxodo. De entre la humeante nave, abriéndose paso a través de las abolladas puertas deslizantes, una abatida Grey Izuhira salió a la intemperie del verdoso valle, cayendo de rodillas, ensangrentada por sus heridas, debilitada y deshecha completamente de su destruido traje de combate. Para finalmente caer desmayada en medio de la pradera. Como un golpe de suerte, el registro satelital de la nave dio a conocer la ubicación exacta donde se ha impactado; posterior a ello, un equipo de rescate del ejército nórdico acudió al auxilio inmediato de la hija del rey Adalberto.
• Las fuerzas armadas de Zeltan, dirigidas por el sumo emperador Saiki Crimson, han logrado manipular la tecnología necesaria para continuar avanzando a través de los miles de vórtices cuánticos que han descubierto a lo largo de Andrómeda, y otras partes del universo. Convirtiéndose así en el ejército espacial más poderoso de la bóveda celeste. Los esfuerzos llevados a cabo por los ejércitos siderales que se resistían al movimiento bélico de los zeltanos, como los nórdicos, se han convertido en luchas inútiles que dejaron a su paso millones de soldados caídos, y un malbaratamiento de los recursos, que eran más importantes para la constante reconstrucción de los continentes y países nórdicos. Por esta misma razón, el rey Adalberto ha ordenado la retirada de las tropas que se encuentren realizando misiones de resistencia militar, en conjunto con los ejércitos de los planetas sometidos por la hegemonía zeltana. Aura y Nexon han caído bajo las coloniales y totalitarias manos del ejército imperial.
• La Real Legión de Hechicería Sideral (RLHS) ha sabido aprovechar muy bien la supremacía zeltana. Ayudándose de la misma, han adquirido un poderío jamás soñado por Madame Nerftiti. Ahora, como la organización de hechicería sideral más poderosa de Andrómeda, están dispuestos a tomar venganza sobre el debilitado planeta Éxodo, dispuestos a terminar con milenios de dominación nórdica. Con la firme convicción de tomar revancha contra el gobierno del rey Adalberto, después de haber sido derrotada la legión durante la gran guerra intergaláctica. Para después utilizar la misma fuerza y hacer lo propio con el emperador Saiki. Pues la traición es el pan de cada día dentro de la real legión. Mientras que en el planeta Zöld; Debra le Monde, Chariot y Rachel han devastado a gran parte de la población de los suniitaz por mera diversión, pero también buscando por todo el planeta el paradero de Daiben Meren, con el método más sanguinario que les fuese posible, aprovechándose de la endeble defensa guerrera que poseen los habitantes del pantanoso planeta.
• Daiben y Azura han regresado a la mansión Morgan. Dados de alta del hospital central de Beechwood; tomándose unos días de descanso, previos a su futura partida hacia la tierra sagrada de Orbion. Se percibía un ambiente más cercano y de afecto entre Daiben y Lilith. El joven guerrero iris por su parte, decidió ceder ante los caprichos amorosos de la joven terrestre, estando más cerca uno del otro en cada día que transcurría. Pero específicamente en una noche, la brecha se rompió. Ambos decidieron pasar esa noche juntos, en la misma habitación.
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