El ángel de la sonrisa bella
(Relato, anécdota y algo más)
El sábado 11 de Septiembre de 1999 me encontraba escribiendo sobre un hecho fantástico, la joven Serena Williams con tan solo 17 años, obtenía su primer Grand Slam al vencer en la final del US Open a la no menos brillante Martina Hingins por 6-4 y 7-6.
Por aquel entonces trabajaba en Radio Plaza (FM92.1 Pilar Prov. De Buenos Aires), haciendo el bloque deportivo del programa Pulgares Arriba, al llegar con la noticia de Serena bajo el brazo lo primero que me dice Julio Ferrari, el Conductor del programa fue, ¿Che, te enteraste quien se mató? , la palabra Gonchi fue un martillo retumbando en mi cabeza de tal manera que lo único que atiné a hacer fue salir corriendo de la radio lo más rápido posible, no hice mi bloque, tenía que saber que había sucedido, sinceramente no recuerdo el momento de subir a mi moto para emprender el regreso, no recuerdo como manejé ni el trayecto que tomé para llegar a mi casa, estaba en trance, aturdido por la noticia.
Lo que recuerdo y bien, fue a mis vecinos, conocidos, personas que no eran del palo del automovilismo pero que esa tarde compartían mi dolor porque conocían la historia de Gonchi, Gonzalo se había metido en sus hogares gracias a su carisma, y talento, cada domingo, entraba al living de sus casas mediante una noticia, una entrevista o un resultado deportivo, ellos también estaban golpeados por la tragedia, la manera en que me miraban , sus miradas , sus movimientos de cabeza al saludarme , era como que buscaban una explicación en mi, para ellos, el que entendía de automovilismo era yo, yo debía tener un argumento lógico de lo sucedido y la verdad, no lo tenía, aun hoy, 25 años después sigo buscándolo.
Gonzalo trascendió fronteras, la gente conocía su historia, desde la persona que atendía un almacén hasta el redactor de la revista más conocida de deportes sabían de este humilde uruguayo que estaba posicionándose en lo más alto del Automovilismo mundial.
Como amante del automovilismo estaba al tanto y mucho de la trayectoria de Gonchi . Argentina, desde 1994 hasta el 2000 inclusive, contaba con una legión de talentos increíbles desparramados por el mundo, los casos más emblemáticos por cuestiones obvias fueron los de Esteban Tuero, Norberto Fontana y Gastón Mazzacane, ya que son los que llegaron a la Fórmula 1, pero sería injusto no nombrar a Adrian Hang, Luciano Crespi, Mauro Fartuszek, Nicolas Filiberti, Brian Smith, Waldemar Coronas , Martin Basso y Sergio Alaux entre tantos otros, todos ellos, jóvenes pilotos que buscaban llegar a la cima, por ende, muchas veces sus caminos se cruzaban.
Gonzalo era dueño de un talento bestial, de esos pilotos típicos que se suben al auto en las condiciones que se encuentren y lo hacen ir para adelante, muy similar a los casos de Ronnie Peterson o Jim Clark, talentos puros. ¡Cómo olvidar el sobrepaso a Montoya en Spa a bordo de su Fórmula 3000!! Su victoria en Nurburgring y la majestuosidad caracterizada en triunfo al ganar en el callejero de Montecarlo, subirse a un auto de la serie CART sin conocerlo, ni siquiera conociendo la pista y terminar en el puesto 12 obteniendo un punto habla de que a Gonzalo probablemente le debían haber ensanchado el Penske, ya que seguramente no entraría en él debido al tamaño de sus pelotas.
¿Se dan cuenta de la magnitud con la que gozaba la serie CART por esos años? En popularidad y en calidad de pilotos estaba equiparada a la Fórmula 1, Nigel Mansell decide competir ahí luego de dar un portazo a la F1 con el titulo de campeón mundial bajo el brazo, Jacques Villeneuve ganador del certamen de la CART, el campeonato mundial de F1 y las 500 millas de Indianápolis, amenazaba que si la Fórmula 1 seguía siendo tan predecible y aburrida volvía a los Estados Unidos. Emerson Fittipaldi y Nelson Piquet entre tantos otros habían decidió probar suerte en las pistas del Norte también, eso habla de la importancia de la categoría.
¡Por Dios!! Ayrton Senna probó el Penske de 1992 con miras a hacer un paréntesis en la F1 y correr un año en la CART, Nigel Beresford, ingeniero de Penske recuerda lo que Ayrton le dijo luego de finalizar las pruebas.
“»Me dijo que el motor era muy suave, pero que debido al peso del coche, el Indy era menos manejable que el Fórmula 1. Dijo que no sabía las revoluciones a las que ponía el coche porque no conocía el sonido de ese motor, y que le costó más de lo que pensaba familiarizarse con ese auto, además que él estaba acostumbrado a autos más livianos.”
Piensen ustedes, si a Ayrton le costó familiarizarse adaptarse a ese auto con toda su experiencia, con todos sus pergaminos, no es épico lo que logró Gonchi ?
Gonzalo hizo una sola cosa mal, colocar ese Penske donde por lógica era imposible que esté, ese Lola estaba lejos de los puestos donde Gonchi, empujando con ese corazón Charrúa se tomó el atrevimiento de meter.
Él, con más talento que suerte, con más muñecas que fierros desbordaba una y otra vez a su experimentado compañero de equipo, Al Unser JR .
Hasta el día de hoy me cuesta entender las causas del accidente de Gonchi, obviamente fue un problema del acelerador ya que el auto siguió acelerando mientras las ruedas estaban bloqueadas,
La última entrevista que concedió todavía causa estupor.
En la segunda tanda de entrenamientos del día de ayer, se me trabó el acelerador en la zona del Sacacorchos, un lugar complicado porque es una curva y contra curva difícil, con un punto ciego, por suerte pude hacer un trompo y minimizar bastante los daños, la verdad, del susto que me pegué me costó dos o tres vueltas tomarle confianza nuevamente al auto, lo más sorprendente es que el equipo desarmó todo y no encontraron nada.
(CABE RECORDAR QUE EL EQUIPO PENSKE ESTABA INNOVANDO CON UN SISTEMA DE ACELERADOR NUEVO, SIN CABLE, SOLO MEDIANTE ELECTRONICA, ESE PUDO SER EL DETONANTE, ADEMAS GENTE MUY ALLEGADA A LA FÓRMULA 1 ASEGURA QUE EL EQUIPO BENNETON TIENE EN SU PODER UN VIDEO DONDE SE APRECIA EL CUENTA REVOLUCIONES DE GONZALO A FONDO, SEGUNDOS ANTES DE IMPACTAR CONTRA EL MURO DE CEMENTO)
Gonchi, tuvo en su hermana, María Fernanda “Nani” Rodríguez, esa compañera que muchas veces la soledad de su profesión demandaba, atenta, guardiana, protectora, confidente. Esa persona que lograba que los kilómetros letales que separaban el hogar de la pista pareciesen menos, esa hermana que con su simple presencia en los lugares más recónditos del planeta hacía sentir a su hermano como en casa.
Con Nani hablé un puñado de veces y siempre al cortar la comunicación la sensación fue la misma, la del placer de haber pasado un rato con una persona ética, de principios, esas de las que un compromiso salido de su boca vale más que cientos de contratos firmados, esas con las que un apretón de manos basta.
Ella, la que se encarga de mantener vivo el legado de su hermano con la fundación Gonzalo Rodríguez es quien nos cuenta está anécdota.
… Fue en Inglaterra, él corría en la F3 Europea, Gonchi me dice, vos anda donde quieras, hace lo que quieras, pero ojo, porque ese que está ahí es el dueño de mi equipo. Marcelo, lo veías y era el típico Ingles, inmaculado, de lentes, súper prolijo, mira te voy a decir textual lo que Gonchi me dijo, me agarra del brazo y me dice “No hagas cagadas porque te mato” (Risas), así, textual, yo estaba tan asustada y quería hacer tan buena letra que cada vez que veía al Ingles le decía ¿“A cup of tea”? ¿A cup of tea? (¿Una taza de té? (Risas) a cada rato se lo preguntaba y él me decía (No, no, Thanks You), así, hasta que estábamos hablando , yo en mi precario Ingles, tratando de hacer buenas migas , estaba re nerviosa y con la boca seca, en ese momento veo a Gonchi que pasa con una botella de agua, se la manoteo y tomo un sorbo terrible, porque de verdad estaba muerta de sed, y no me vas a creer Marcelo… era nafta, Gonchi la estaba llevando para despegar los calcos del auto y fue automático, fue tomar ese sorbo y mi hermano se me quedó mirando como diciendo, ¿ Vos sos estúpida? Cuando lo miro al instante siento el sabor de la nafta en mi boca y todo paso a ser en cámara lenta, yo decía, ¿Qué hago? ¿Me lo trago, no me lo trago? Lo escupo al hombre este y mi hermano me mata a mí, todo eso pasaba en cámara lenta, hasta que obviamente es una cuestión de instinto, yo escupo la nafta, lo baño al señor este y es increíble lo que son los ingleses, jamás perdió la compostura, se quedo quietito, bañado en nafta y lo único que hizo fue sacarse los lentes y secárselos, mi hermano estaba pálido mirando toda la escena y yo le decía al señor ( I So sorry, ) ( I So Sorry), (Lo lamento mucho) lo traté de limpiar, con mis manos le secaba la cara, la verdad fue un papelón, aparte, se ve que tragué nafta, así que me pasé todo el fin de semana eructando nafta, Gonchi me decía, Salí de acá Nani, sos un asco, y yo le decía, no te importa mi salud, y él me decía ¡No!! La verdad no (Risas)
Manejá vos Nacho.
Manejá vos, fue la orden impuesta por Gonzalo a su primo Nacho esa mañana, orden que sorprendió y mucho a este último, ya que conociéndolo como lo conocía y sabiendo del placer de Gonchi por manejar no era común esa actitud en él, algo no estaba bien, los kilómetros que separaban el hotel de la pista fueron de un mutismo raro, denso, insostenible.
La seriedad en su semblante indicaba una sola cosa, preocupación, Gonzalo temía que los numerosos cambios técnicos dados a sus ingenieros en el día de ayer no fuesen llevados a cabo, encima estaba el tema del acelerador ¿Que carajos fue lo que pasó? ¿Y si se traba de nuevo?
Al llegar a su box, el Lola lo esperaba desafiante, intimidante arrogante, gigante, no le gustaba para nada, le costaba llevarlo, los brazos no le daban más
Es muy pesado, me cuesta horrores meterlo para adentro, no tiene la agilidad de un monoposto europeo, pensaba mientras se acercaba y el Lola a cada paso se agigantaba más y más
Primer giro ,1 minuto 10.03
Se ubica 10 mo absoluto , una locura, esa combinación chasis, motor y cubiertas no puede estar en esa posición, no debe estar ahí , no pertenece ahí, Por lo único que ese auto está entre los 10 de adelante es por el talento desmedido de Gonchi , su compañero de equipo , el experimentado Al Unser JR naufraga en el puesto 23 peleando con un auto rebelde, un auto indócil, un auto que según el experimentado Al Unser “Era un pedazo de mierda que intentaba matarme en cada curva, sinceramente ese auto era una cosa malvada”.
En la comodidad de su hogar, rodeado por el afecto familiar, su amigo, rival y más tarde biógrafo, Gerardo Pin le habla como si su amigo, a cientos de kilómetros pudiera escucharlo, más que un consejo es una súplica al ver como éste pelea contra su propio auto y contra las circunstancias. “Ya está Gonchi, ya tenes un contrato firmado para el año que viene, tranquilízate, tómatelo con calma, ya está, por el amor de Dios, ya está”. Pero todavía no estaba nada… Todavía faltaba lo peor.
La primera tanda va llegando a su fin, la mayoría de los autos descansan en boxes luego de la lucha desenfrenada contra el cronómetro, los pilotos están con sus buzos atados a la cintura, tomando un refresco o intercambiando impresiones con sus ingenieros y mecánicos, de repente. El silencio de la mañana es quebrado por el aullido de un motor Mercedes que exhala dos rebajes con furia y desesperación. Luego se escucha un golpe seco que quiebra el sosiego de la mañana, después nada…
El circuito entero está invadido por un silencio sepulcral, un silencio incomodo, feo, cuando ese silencio se hace ya insostenible aparece corriendo desesperado John Della Penna que grita,¡¡ Es Gonchi, mierda, es Gonchi!! Juan Pablo Montoya lo frena, lo agarra de los hombros,, necesita saber, quiere saber, no quiere saber, tiene miedo de preguntar, tartamudea, de todas maneras las palabras salen automáticamente de su boca… ¿Es grave? … John tarda una fracción de segundos en responder, cuando invadido por un llanto desgarrador le dice, si… muy grave… En ese momento, mientras se abrazan, ambos empiezan a desparramar lágrimas a más no poder.
Gonzalo Gonchi Rodríguez , la más joven promesa del automovilismo Uruguayo acaba de perder la vida .
Había festejado solamente 27 cumpleaños.
Sentado frente al cálido fuego de su hogar, un poderoso empresario hojea un libro, en un determinado momento lo apoya sobre sus piernas y contempla por la ventana la lluvia que cae despreocupadamente, la imagen de su amigo Mark Donohue pasa por sus ojos, el poderoso empresario seca las lagrimas que lo invaden cuando la nostalgia arremete violentamente, y es en ese momento, donde este famoso personaje pensará en lo injusta que es la vida, y cómo es posible que en el transcurso de un mes y veinte días dos jóvenes talentos vinculados a él pierdan la vida, se levanta, deja el libro de Greg Moore en su biblioteca y abandona la habitación pensando lo fantástico que hubiese sido que el Canadiense y el Uruguayo hubiesen formado equipo para la temporada 2000.
En resumidas cuentas, con este relato, busco compartirles que el día del fallecimiento de Gonchi, es uno de los días que jamás olvidaré.
Marcelo Zucca.
Buenos Aires, 11/09/2024
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