SEGUNDO CAPITULO DE BIOGRAFIA DE UNA MUJER DESESPERADA: MI PRIMER MAL AMOR

SEGUNDO CAPITULO DE BIOGRAFIA DE UNA MUJER DESESPERADA: MI PRIMER MAL AMOR

Angy

13/09/2024

Mi primer mal amor, Anthony, !ja, el miserable Anthony! 

Conocí a Anthony en medio de una desgracia familiar. Era un hombre delgado, estatura promedio, piel trigueña; cabello corto, liso y negro. Vestía siempre casual con jeans, camisas de un solo tono y tennis impecables. Sus  ojos eran de color miel oscuro y sus cejas permanecían perfiladas. Tenía un olor agradable, un aroma de hombre refinado y pulcro. Su mirada era profunda y expresiva. Sus labios eran pequeños pero tentadores. No era perfecto, pero emanaba algún encanto de ser un príncipe azul ideal.

No puedo decir que fue amor a primera vista, pero si puedo asegurar que la química entre nosotros dos superaba el espacio del universo. Todo comenzó con un rápido intercambio de pensamientos intelectuales. Ambos disfrutábamos con fervor el gusto de la lectura, las ciencias, las matemáticas y el arte.

Aunque no observara nada mal en este hombre, el mundo entero estaba en contra de esta relación que comenzó a crecer con pasitos pequeños. Mis padres y mi hermano lo rechazaron inmediatamente y mis amigas del colegio detestaban su presencia, ¿Qué veían todos que yo no podía ver?, ¿Quizá era el hecho de que era un hombre 10 años mayor? O de pronto, ¿Podía ser su antecedente como un hombre experimentado que ya tenía hijos en su vida y con un matrimonio fracasado? Y si no, ¿Qué demonios era lo que estaba tan mal?

Solo podía pensar en Él, me acostaba soñando con este «perfecto» hombre. Por lo que mi rebeldía salió a relucir sin ningún temor a las consecuencias; lo que no sabía, era que con el tiempo mi alma y mi sentimientos serían pisoteados como si fuera una cucaracha.

Anthony buscó la forma de comunicarse conmigo por cualquier medio, demostraba tanto amor y ternura que me tenía en sus manos. Como me encontraba en el inicio de la era tecnológica, tuve mi primer celular en medio del auge del maravilloso invento de envío de mensajes de textos y llamadas. Así que Anthony, todas las noches me enviaba mensajes de texto recalcando lo magnífica que era todo mi ser. Y todas las mañanas al despertar me encontraba ese hermoso mensaje:

-«Buenos días princesa, te deseo lo mejor para ti el día hoy, te extraño y te amo» Att. Anthony.

Recuerdo las inmensas rosas rojas que me envió a mi colegio, y las veces que me acompañaba a caminar de regreso a mi casa desde la escuela para aprovechar el único espacio que podíamos estar tranquilamente juntos. Cada beso sabía mejor que el anterior.

Me visitaba en la casa cuando me encontraba sola y nos reuníamos en secreto cada fin de semana. Siempre buscaba excusas para poder pasar un solo minuto a su lado y las mentiras para escaparme y encontrarme con Él en medio de la oscuridad de las noches y atardeceres de los fines de semana se hacían cada vez más frecuentes.

Mi Anthony sacado de un castillo imaginario de un cuento de hadas conocía perfectamente lo que mi vida necesitaba, así que siempre me llenaba de detalles que inundaban mi confianza en Él, me enviaba libros de mis autores favoritos como regalos y me invitaba a ese delicioso zumo de naranja que era vitamina para mi cuerpo.

Cuando cumplí mis 16 años, a media noche se encontraba Anthony de pies con  el frío y neblina que cobijaba todas las noches del pueblo, un bafle a su lado y en sus manos un ramo de flores, gritando con una sonrisa de complacido:

– Feliz cumpleaños princesa de mi corazón. Te amo y te amaré toda la vida.

Sentí demasiada vergüenza por los vecinos, pero mi felicidad interna no la podía ocultar desde el balcón de la habitación de la casa. Y todas las noches me llamaba rápidamente al celular para decir:

-Amor, vé a la terraza y mira la calle detrás de tu casa, quiero verte así sea por solo un segundo.

Yo solo corría sin frenos por las escaleras de mi casa para sentir la intensidad de las mariposas de mi estómago y el vértigo ocasionado por la emoción de estos significativos momentos.

Pero mi madre vigilaba mis pasos, su sexto sentido como madre no fallaba cuando yo me encontraba con Anthony. Ella esperaba con ansias mi llegada a la casa para iniciar la guerra cotidiana. Este sueño rápidamente se convirtió en un amor prohibido. Y como dicen por ahí «Lo prohibido es más emocionante».

Pasó al rededor de un año sintiendo que este primer impensable amor prohibido se hacía cada vez más fuerte, hasta que las señales comenzaron a resaltar solas. Claro que sí habían momentos erróneos, pero prefería evadir la realidad de esos diminutos instantes.

El primer error se llamó Maria. Quiero pensar que Anthony estaba agotado de llevar una relación en la oscuridad. Un fin de año, para fiestas, llegó de visita una prima del extranjero desde París. Debo aceptar que es una mujer hermosa, su cabello era largo, crespo y negro, su piel blanca y suave, ojos grandes y claros, y un cuerpo envidiable. Maria visitaba mi pueblo para disfrutar al máximo sus vacaciones. Llevábamos aproximadamente 10 años sin vernos, estábamos muy pequeñas cuando nos despedimos con tristeza. Recuerdo nuestra infancia tan unidas como hermanas.

Y solo  pasó una semana  de la llegada de Maria, cuando mi familia en su emoción decidió realizar una reunión familiar con una espectacular cena para dar bienvenida a nuestra querida huésped. Sin embargo, en  el transcurso de ésta festividad, una de mis tías me dijo en voz baja pero con total claridad en mi oído algo que borró mi sonrisa de esa noche:

-Negrita ¿si ves?, por eso no puedes confiar en los hombres. Ese Anthony decía que la quería mucho, ¿verdad?. No confíes ni siquiera en tu misma familia. 

 ¿Qué rayos me quiso decir con tan perturbador mensaje?. Era claro que algo no andaba bien, y que cuando un río suena es porque piedras lleva. Miré con rapidez a mi alrededor para entender estas palabras y estaba más que claro, Maria y Anthony juntos, riendo y mirándose a los ojos fijamente como lo había hecho conmigo. ¿Es verdad lo que estoy viendo? Pero, delante de mi como invitado, ¿Por qué?, ¿Qué es lo que esta pasando entre ese par? Maria sabe  que El es mi pareja, ¿Acaso no le importa?, pero si somos familia, ¿Como pudo hacer algo así?. Quizá era una más de las tantas veces que mi familia había intentado por terminar con esta relación.

Pero Anthony sencillamente, desde esa noche no me volvió a escribir, no me buscó, solo me desechó. Comencé a atormentarme con mis pensamientos, me dolía el alma, mis sentimientos, mi orgullo. Como era de esperar, creció rencor de mi corazón hacia Maria, no lograba comprender que alguien de mi propia familia, y a quién en mi infancia habia apreciado con mi alma me hubiese ocasionado tanto daño en menos de una semana. Pues, una vez la escuché decir en una segunda reunión familiar:

-¿Qué es lo que Anthony ve en Maya? Ella no tiene nada que la haga tan especial.

Todo indicaba que María, no tenía ni en lo más mínimo un sentimiento de culpa. Mi condenada prima me apuñalaba por la espalda con mi primer amor. 

Por fin llegó el día en que ese par debía despedirse, María regresaría a su país. Esa nueva mujer que ahora desconocía no tuvo ni el atrevimiento de pedirme disculpas. Recuerdo la semilla de odio que dejó sembrada en mi corazón.

Y así, con la despedida de María, nuevamente Anthony tocó mi puerta buscando perdón. Y como mujer tontamente enamorada volví a cederle mis sentimientos. Que ridícula y diminuta era ante este hombre. Mi padre solo me observó y dijo con total sarcasmo y frialdad:

-Que bien!, que bueno que te acostumbres a ser el segundo plato de un hombre.

Me derrumbé en mi interior, nunca imaginé que las palabras de mi padre marcaran una cicatriz. Quería estar con este hombre pero sabía que no estaba bien. Tan solo, continué ignorando mi mundo entero y entregando lo poco que quedaba de mi corazón en mi imaginario príncipe.

Ahora comenzaba una nueva etapa, dejaba mi escuela para ir a la universidad. Estaba orgullosa de mis estudios, obtuve excelentes calificaciones y había sido aceptada por dos de las mejores universidades del país.

Eúnico percance era que para realizar mis estudios, debía salir de mi pueblo y vivir esta nueva etapa lejos de casa. Tenía que dejar las delicias que cocinaba mi madre y la seguridad que me proporcionaba mi padre y mi hermano.

Anthony se alegró de mis triunfos y aceptó esta relación a distancia. Lo que no sabía, era que venía la etapa más oscura de este hombre. Conocería la realidad enferma de sus pensamientos. Su felicidad de que me encontrara lejos de mi familia, sería para Él su verdadero triunfo. 

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