Un corazón de diamante palpitando sangre efímera.
Me retuerso en la agonía de una llama que no supo arder.
Del recuerdo que pinta la reminiscencia con faros de ilusión en el cielo infinito.
El claroscuro al límite del delirio intrépido aguarda en los confines de cada rincón subyugando el pesar del alma.
Cayendo en el vacío que me mandó al deceso de la propia conciencia rota ante la adversidad del infortunio encontrado entre tus brazos.
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