Muy poca gente entiende hoy en día lo que es respetar el espacio personal. Muchos quieren invadirlo y plantar bandera sin entender que necesitamos de nosotros para seguir «siendo». Pareciera como si hubiesen creado un libro de quejas y agendas de cronogramas donde hay que cumplir con todos los requisitos y tiempos del resto, como si los nuestros no fuesen lo suficientemente importantes.

Estando solos es donde realmente entendemos la importancia de no perdernos, de que hasta el último día de nuestra vida sólo nos tenemos a nosotros mismos. Necesitamos de nuestras islas solitarias para armar o desarmar los pensamientos, reflexionar o simplemente hacernos compañía cuando el mundo nos provoca estrés, miedo o ansiedad.

Con esto no digo que no es importante invertir tiempo con los demás y que tenemos que volvernos ermitaños sin contacto con terceros. Cuando realmente aprendemos la importancia de la soledad, entendemos que no estamos realmente solos, sino que estamos en compañía de nosotros.

Hubo un momento de mi vida donde estar sola me devastaba. Me había olvidado de cómo era disfrutar de mis propios planes. No recordaba lo lindo que es ver una película que sólo te gusta a vos, leer en silencio o simplemente mirar el techo con tu canción favorita, sin depender del aval de otro. Cuando reconstruí otra vez los muros que se me habían roto, pude volver a sentirme en confort con estar conmigo misma.

A veces es necesario encerrarnos en nuestro mundo donde tenemos nuestras reglas. Hay un momento de la vida donde nos cansamos de dar explicaciones a los demás, donde no siempre tenemos ganas de compartir o socializar con otro. Existen situaciones donde nuestro ánimo no puede complacer a “lo que espera el resto” de nuestro comportamiento.

Hoy vengo a decirte que está bien. Está bien que te tomes tu tiempo para las cosas, que hagas sólo lo que sientas cuando lo sientas, que no aparentes nada que no seas y que termines vínculos con gente que no respeta tu tiempo en soledad. La única bandera que podes permitirte plantar es la de tu libertad. Me parece correcto que tengas días donde no te apetece ver ni hablar con nadie más. Hay días en donde no tenemos ganas de brillar y eso está b i e n.

Me encanta compartir la vida de a dos, pero sin perder nunca la individualidad.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS