Quien lavara los platos?
Aunque parezca jocoso, es una realidad dijo María, mientras disfrutaba de una taza de café con sus amigas.
A mis 15 años mi madre se convirtió al evangelio, y me insistía que visitará la iglesia con ella, aunque no me gustaba lo hacía por obediencia.
Un día estando en el culto paso un señor y acepto a Cristo en su corazón como su salvador, unos días después invitó a la congregación a una actividad en su casa. Mi madre no pudo asistir y me envió a mi.
Sobre la mesa tenía mucha comida preparada para los presentes, parecía muy generoso.
No puse mucha atención a lo que se decía y mucho menos a los que se habían reunido pues no conocía a nadie era gente adulta.
A un lado de la sala estaba su esposa, sentada delante de una maquina de coser, una hábil costurera qué sin decir palabra confeccionada una camisa.
Nunca levanto la mirada, nada la distrajo de su trabajo.
Parecía que le molestaba la presencia de los creyentes. Los cuales se retiraron prontamente después de consumir los alimentos.
No se si fue por el rostro de la mujer, o por el compromiso de tener que dejar todo limpio.
Por su parte su marido cual la Marta de la Biblia se preocupaba por quien lavaría los platos, y repetía incansable no pueden irse así, quien va a ordenar esto.
Pero todos hicieron caso omiso, solamente me quede yo no porque quería ayudar, sino porque en toda la actividad nada me intereso sino ver y admirar el arte de la mujer.
Al parecer quedo muy decepcionado porque dando las gracias por su amabilidad me retire a mi casa. En cuanto a este señor no volvió a la congregación.
No se si guardo o perdió su salvación, por el concepto que se creó ese dia de los creyentes.
Pero si se que si invitamos a alguien a nuestra casa por amor amistad o por el motivo que sea, no es deber de la persona antes de retirarse lavar los platos, pero si somos invitados debemos por regla practicar la cortesía y ofrecer nuestra ayuda.
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