Se quemaron todas las flores de tu jardin
Se secaron, dirás…
No, se quemaron, anoche cuando incendie tu cama, tu dormías con tu mente en mi piel, yo estaba despierta muy despierta incendiando tu cama y tu casa…
No quedo ni una sola cala, solo viven en mi mente…
Se incendió tu casa, tu cama y mi piel y tu, seguías dormido mientras yo me ahogaba en tus sueños.
Hasta que llegó el enemigo, el eterno enemigo de las flores solitarias, el amanecer y con el la bendita lluvia.
Ya casi es de noche, duerme y devórame una vez más.
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