Ayuda me van a matar

URGENTE 13/8/24

Soy un Argentino que muchos podrían llamar iluminado, posiblemente sea el hombre gris de Parravicini, y estoy a punto de desaparecer sin haber conseguido nada por nuestra América Latina. Es importante que lean el siguiente fragmento de mis últimos años. La Élite Europea y Estadounidense me rastreo, mataron a miles de nuestros hermanos que intentaron ayudarme, falta poco para que lo hagan conmigo. En este momento estoy atrapado en mi casa, no sé si alguien se va a meter por la fuerza. Están esperando a que salga. El pueblo puede salvarme, necesito que se reunan y hagan visibilizar esto. Lo siguiente es una denuncia que intente hacer, pero no me la tomaron. Los medios de comunicación y el sistema político fueron copados por ellos. Vivo en Buenos Aires, Municipalidad de Merlo, Barrio los Cardales, calle Arcos 48. Compartan esto a la mayor cantidad de gente posible. Creo que tengo un par de días, no sé expongan mientras sean pocos, tienen que ser al menos un millón, organicense. Acá el intento de denuncia, van a entender porque sospecho que soy el hombre gris, o mis hijos podrían serlo. Los que están detrás de estos gobiernos son los judios. Hitler tenía razón.

Adquiri TOC durante mi infancia (6 y 8 años) y en ambas lo supere sin ningún tipo de ayuda médica. Este trastorno se debió a un síndrome afectivo generalizado, dado que experimente una incongruencia entre mis pensamientos y la posibilidad de expresarlos. Tuve una inteligencia bastante por encima del índice de sobredotación intelectual (sospecho que mayor a 180 de CI cuando tenía 13; leía a una velocidad de 50 palabras por segundo y hacia operaciones básicas con números de hasta 8 cifras en menos de un segundo, entre muchas otras peculiaridades) me automutile en ese sentido; exponiéndome a sentimientos primitivos e infantiles de manera que mis propios pensamientos me arrastraron a la necesidad de que alguien pudiera percibir lo que me pasaba. Me desarrolle sin perturbaciones hasta los 14 años (2011), que reapareció el trastorno. Obtuve lo contrario de lo que yo me había encaprichado en obtener; parte de mi familia se abuso. No todos, pero tampoco hubo alguien con los suficientes escrúpulos o la inteligencia necesaria para responder como yo lo esperaba en el momento de mayor vulnerabilidad de mi vida. No pongo la responsabilidad en ellos si no parcialmente por lo mismo que señalo; antes de enfermarme yo no estaba conforme con mis vínculos familiares. Eso fue lo que me provocó el TOC. Un trastorno que evolucionó rápidamente en una neurosis demencial; el percutor fue una perdida familiar y un trato denigrante que hice en simultáneo con uno de mis hermanos; al crecer empecé a deducir fácilmente los patrones de pensamiento de los demás. Esos sentimientos primitivos se debieron a qué así percibía el temperamento de la persona que maltrate con palabras, entonces me mimetice ante la incapacidad de pedir perdón. Para cuándo me hice tratar ya habían pasado 4 años y merme una parte significativa de mi intelecto. En todo ese tiempo la persona me devolvió el trato, acelerando las compulsiones mentales. Mi deterioro fue alimentado en todos los aspectos, casi no comia ni dormía, pasaba así periodos largos. Dias enteros sin apenas moverme de la cama o un sillón, mi nivel de estrés no me dejaba razonar sobre mi entorno, estaba aturdido, aplacado con dolores en toda la cabeza y una fiebre permanente, obviamente una depresión profunda. Si bien yo culpo parcialmente a mi familia, se que todos esos primeros años enfermo pase inadvertido por el resto de las personas que me rodeaban a causa de que mi inteligencia aún era demasiada alta, como para disimular mi estado psíquico. Solo sabía de mi inteligencia la persona que yo maltrate, ella puso atención a los indicios de mis capacidades por los pensamientos que expuse. Indicios que mis otros familiares no vieron, así que respondieron a mi comportamiento como si yo solo estuviera afectado por la pérdida. Esa habilidad de simular mi sufrimiento se agotó a la par que perdía mi inteligencia. Estando enfermo hablaba con aparente soltura y superficialidad. Incluso me oriente para volver a mi casa algunas veces que me perdí en la capital federal. Empecé mi tratamiento en el 2015 recurriendo a una institución de neurociencias que no se mostró dispuesta a aplicar métodos de neurorehabilitación porque no tenía el dinero para cubrir eso. Pero no me di cuenta del problema y me convencieron de que el tratamiento con fármacos iba a ser una manera de introducirme a otros métodos como los que yo estaba interesado. Esa manipulación en primera instancia salió puramente del síndrome afectivo; con el presupuesto que puso mi papá para que yo le viera la cara a la misma persona 2 veces por semana durante más de un año pude haber realizado otras terapias como neurofeedback o estimulación magnética transcraneal. Cuando se acabó la plata me cambié a la clínica de la estancia, yo tenía todavía menos de 21 años, no recuerdo exactamente el tiempo que me atendieron ahí hasta que abandoné, pero fue un aproximado de 3 o 6 meses. Porque empecé el tratamiento en el primer instituto, llamado INAC, a finales del 2015. Y me cambié de lugar a inicios del 2017, entre febrero y abril. El psiquiatra hizo una orden para realizarme una evaluación neurocognitiva, porque tenía problemas serios para conversar. El examen arrojó una inteligencia baja y con desniveles en los parámetros mentales; determinó que yo tenía un CI de 94 puntos y una disfunción ejecutiva. Desde el principio mi diagnóstico fue de TOC, depresión mayor y desorden de pensamientos. A lo cual se sumaba eso. Cuando ví el resultado me desilusioné y me di cuenta de que mis posibilidades de recuperación estaban por el lado de la estabilización psicológica y que para eso no necesitaba las pastillas. Me fueron estafando a costa de mi propia salud. En los primeros años de esta condición no me cuestioné ningún declive cognitivo, aunque en realidad lo estaba experimentando. El efecto placebo de las pastillas contribuyó a qué en los siguientes años rumiara con la idea de que mi estado estaba cambiando para bien. Ese examen fue en abril del 2017, exactamente un año después sufrí un ataque psicótico, por lo que cometí un atentado contra mi vida. De eso le hecho la culpa al desequilibrio químico que me dió el efecto rebote de no tomar las pastillas, no porque las necesitara, ya que los primeros años fueron más intensos, no tome ningún medicamento y en ese periodo no me flagele de ningúna manera. Cuando ocurrió esto me internaron en un psiquiátrico de Ituzaingó que se llama clínica del parque. A pesar del prontuario extenso que yo tenía a mi favor para considerar mi problema como algo esporádico, me diagnosticaron de algo crónico como esquizofrenia. Me cambiaron el plan farmacológico. Hicieron esto para justificar que me quisieran tener ahí por más tiempo del apropiado, porque les revele escribiendo y repartiendo papeles por la clínica que yo crecí desarrollando un coeficiente mental extremadamente alto. Allá me masturbaron durante meses mientras yo dormía, no me despertaba porque las pastillas no lo permitían, también me daban viagra. Cada vez que me despertaba tenía la sensación de que me habían masturbado. En la segunda clínica creo que no hicieron eso. Pero me quitaron 5 años más de mi vida, primero querían asegurarse de que yo siguiera con las pastillas, las cuales me cambiaron al salir de la clínica del parque, por unas que entre otras cosas me impedía eyacular. Y procuraron tenerme controlado, luego me internaron porque yo les dije que los iba a denunciar. Pero hay más gente metida detrás de esto que no pertenece a estás clínicas, los contactaron desde Ituzaingó después de que yo repartiera esos papeles donde contaba acerca de mi superdotación intelectual. Se interesaron en mi semen. Así que yo desde el 18 de noviembre del 2018 quedé encerrado en aquella segunda clínica, haciendo manualidades estúpidas. Me quitaron mi teléfono durante mucho tiempo, no me permitían manejar plata ni tampoco salir a la calle, diciéndome que la policía me iba a agarrar. Para cumplir el dispositivo ambulatorio era trasladado de ida y vuelta en los autos de una remiseria, el mismo dueño participaba. Pude entender por mucho tiempo que la primera internación era inevitable porque había tenido un intento de suicidio y lastime en una mano al policía que me salvó cuando me quito el cuchillo que use para cortarme. Nunca cedí ni recapacite en entregar el arma blanca. Pero todo lo que le siguió fueron mentiras y manipulación, extorsión en otras personas. Me decían que yo tenía una carátula de por vida como esquizofrénico y que mi caso lo estaba siguiendo el juzgado, que si yo me negaba a tomar las pastillas me iban a llevar de nuevo adentro; que no importaba si yo estuviera desequilibrado o no. Les dije muchas veces que no podían hacerlo… Insistian que la firma del juez era irrevocable. Ahora entiendo que es una cuestión de procedimiento como medida de ingreso. Pero ellos me hicieron creer durante muchos años que mi estancia ahí era obligatoria. Cumpli los 21 años mientras estaba en la clínica del parque, me hicieron un certificado de discapacidad sin que me evaluarán presencialmente por parte del gobierno. Me retuvieron así hasta 3 meses más después de mi cumpleaños 21. La pensión la cobraba mi mamá. Con la discapacidad pudieron llevarme a la siguiente clínica, donde me tuvieron 5 años entre internación y tratamiento ambulatorio. En el medio de las 2 instancias que me internaron pasó cerca de una semana. Que deje hospital de día. Toda mi familia alentó la extorsión además de que se abusaron o fueron indiferentes con mi problema. Sin haber ninguna reacción violenta de por medio mi mamá llamo a la policía, que entró y me redujo siendo que yo estuve hablando con ellos tranquilamente, les pedí que me tomaran una declaración, pero me aplicaron 2 inyecciones que no sirvieron. Yo no había sido agresivo ni nada por el estilo, les pedí que me sacarán esposado si querían y que me llevarán a la comisaría. Yo siempre supe lo que estaba pasando. Mientras me trasladaban en la ambulancia, que nunca hizo falta, nada más que para disimular que yo la ameritaba, me pase todo el camino gritando por auxilio. Los patrulleros se fueron después de que me dejaran en la clínica Noguera. De ahí me escapé y fui encontrado al rato. Volví directamente a la misma clínica la Estancia por tercera vez. Cuando llegué al comienzo también me hicieron acoso psicológico entre toda la gente que estaba conmigo, para justificar que me tenían ahí. Grite por ayuda estando en el patio del lugar. Cuando reingrese la última vez habían construido muchas casas muy grandes y lujosas alrededor de la clínica. Asumo que se instalaron personas que son cómplices. Por mi barrio también se hicieron algunas casas grandes, creo que todos saben lo que pasa y están amenazados o recibieron dinero. Tanto en una clínica como en la otra estuvo muchas veces la policía. Acusó a la policía del distrito de Ituzaingó, Merlo y Padua. Además de las clínicas y la gente que hizo negocios con ellas robándome semen. Quiero también que investiguen a quien se lo dieron, tengo mis sospechas pero me remito a las investigaciones que se hagan.

Gastón Vergara. DNI 40536269. 7/08/24

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