Voy a escribir en un mantra interminable de nuestro diálogo,
para que cruce cualquier frontera que defina la piel.
No es el prejuicio que describo del mundo el problema que nos atrapa en esta ecuación.
¡Soy yo! quien debe desarmar al Yo con recursos que no produce el intelecto,
y ninguna industria que estampa nombres y apellidos.
Ahora, convertido en río, estoy quebrando el dique y dibujando el nuevo mapa
de esta ciudad, de este mundo, inundando cualquier rastro que quiera guardar.
Porque no hay nada que soltar para ver el origen del universo,
en un concierto de silencios que detiene cualquier instante.
Ahora soy la gota que navega en el cauce de la distancia,
buscando la inmensidad en donde se forman las galaxias,
los soles, las tierras, las lunas y el corazón.
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