SI ESTAS ALAS VOLARAN

SI ESTAS ALAS VOLARAN

Ambar T

05/08/2024

Capítulo I

Isabella inicio México 1980

La vida se compone de caminos y decisiones por tomar, cada paso cada decisión conlleva a una consecuencia, a una nueva experiencia y quizás a una nueva vida.

Eso es lo que pienso cuando miro al pasado, mis padres Julia de Martínez y Enrique Martínez fueron participes de ese gran cambio que repercutió de manera tanto negativa para mí como para mi hermano Andrés de solo siente (7) años en aquel entonces y yo de 12 años, Isabella es mi nombre y provengo de un pueblo muy hermoso ubicado en la ciudad de México.

Mi padre era un gran empresario ganadero para ser exacta, fue un hombre muy influyente en un pueblo que no conocía otra vida que no fuera la del campo y ganadería, en su tiempo amaso una gran riqueza. A su vez sembró en las personas, sus trabajadores y personas cercanas gran confianza y lealtad.

Solo que no todas las historias llegan a tener un final feliz continuo. Y en el caso de mis padres la transcendencia hacia una historia triste llegaría.

Pss, en los años 80, se acentuaba más, bandas delictivas carteles de drogas que a su paso se apoderaban de los pueblos y para el gobierno eran personas que no podían detener tan fácilmente por la gran influencia que ejercían.

Un día, llego un grupo de esa banda armada llego a mi hogar, aún recuerdo que mi padre se encontraba realizando una parrillada para celebrar el gran año que se había tenido en la producción de la finca.

Se acercaron y todos en el patio externo empleados y familia quedaron pasmados del miedo.

-¿Buen día, usted es el señor Enrique?

-Eso, depende quien le busca.

-Bueno, mi patrón acaba de llegar a estas tierras nos dijeron que ciertamente usted posee la porción más amplia acá y queremos negociar.

-Mis tierras no se venden caballeros (respondió mi padre).

-Pongámoslo así señor Enrique, para que este al tanto de quienes somos, algunos nos llaman peste, escorias. Pero formalmente nos llaman el cartel del Sur. Y si no desaloja estas tierras en 72 horas, entonces ya no vendremos a su casa tan civilizadamente como lo estamos haciendo ahora. Así que, porque no toma a su bella esposa, hija y el resto de su familia, replantea su respuesta con nosotros. Si en el lapso de tiempo que le estamos otorgando no se largan, entonces no tendremos compasión con ustedes. Y tampoco se molesten en ir con las autoridades. Ahora quienes mandamos acá somos nosotros.

Mi padre quedo helado con aquellas últimas palabras de esa horrible persona y sin decir algo más se marcharon a toda velocidad esa tarde.

Lógicamente asustado hizo lo que primero le habían indicado que no hiciera, llamar a la policía. A pesar de que mi madre le advirtió que era peligroso.

Inicialmente llegaron y tomaron notas de las amenazas que nos había hecho públicamente. Pero los testigos se negaron hablar para respaldar las declaraciones.

-Señor Enrique, sin la declaración de los testigos no hay mucho que se pueda hacer por usted.

-Pero como así, oficial, he sido totalmente amenazado en mi propia casa ¿y ustedes no pueden hacer nada?…

-Lo sentimos, pero sin testigos claves ni agresión física no tenemos nada para ayudarle.

Al marcharse los oficiales, mi padre de la ira comenzó a tirar varias de nuestras cosas al suelo rompiéndose al instante. Mi madre intento calmarlo, pero fue inútil, estaba deshecho en el suelo.

Juan, un empleado de hace muchos años que le trabajaba a mi padre se acercó a él intentando escucharle.

Mi padre no quería ver a ningún trabajador sentía que le habían dado la espalda.

Sin embargo, Juan intento explicarle las razones.

-Señor Enrique recuerda que hace dos años usted me recibió en su finca e incondicionalmente me tendió la mano en un momento tan difícil que yo pasaba en mi vida con mi familia. Nunca se lo dije, pero yo venía huyendo de un pueblo más pequeño que este debido a que un cartel de drogas se había apoderado del mismo, no hicimos caso a sus amenazas inicialmente por ello permanecimos ahí. Al pasar los días esos mismos hombres llegaron, comenzaron abalear todas las casas sin piedad y a su vez quemarlas. Allí perdí a mi único hijo y terminé huyendo con mi esposa.

-Haga caso jefe, se lo dice un hombre que vivió esa horrible experiencia y no quiere el mal para usted. Huya lo antes posible. Lamentablemente el resto haremos lo mismo. Me despido y le agradezco todo lo que hicieron por mí.

Al escuchar la experiencia que Juan había tenido al respecto, mi padre recapacito. Salió lo más rápido que pudo sin decir a donde. Mi madre con los nervios de punta intentaba llamarle sin éxito. Cuando por fin aparece en la noche nos dice.

Familia he comprado unos pasajes de avión para Estados Unidos. Tuve que hacer un gran retiro de efectivo. Y ya estoy coordinando con Josh

-(Josh el cliente gringo que lleva años comprándonos carne de rex a mi padre)

-Si, julia, me dijo que nos puede conseguir comprar una propiedad lo más pronto en una residencia ya que el esta además en el negocio de bienes raíces en la ciudad Oklahoma y a miami ya que se encuentra en auge por el sector petrolero, con fortuna podremos instalarnos en alguna de esas ciudades e iniciar una nueva vida.

-Agradezco que hayamos sido precavido en mantener nuestras visas americanas vigentes.

– ¿Pero el resto de nuestra familia Enrique? mi mama, tu padre nuestros hermanos.

-Julia, Julia por favor cálmate, alquile un autobús ellos serán trasladados a otra ciudad, con el tiempo si lo podemos ayudar desde donde estaremos lo haremos, mientras tanto deberemos continuar solo nosotros cuatro (04).

De repente se escuchó un estallido y gritos al mismo tiempo. Al salir estaba incendiado uno de los autos de papa la gente gritaba despavorida. Al mismo tiempo había un grafito en la pared que decía advertencia número uno (01).

-Ahora entiendes Julia, ya no podemos permanecer aquí…

Al día siguiente nos despedimos del resto de la familia con lágrimas en los ojos y un gran vacío en nuestro interior. Al llegar al aeropuerto había una larga cola de espera, a mi lado había otra niña mirando fijamente la muñeca que yo tenía en mis manos. Ahora que recuerdo, la niña vestía muy humildemente al igual que su madre. Quizás todo su dinero se había destinado para esos pasajes de avión que le darían la oportunidad de otra vida al igual que nosotros y no había quedado dinero suficiente para una muñeca.

Me acerque y le pregunte

-¿Te gusta?

Ella se veía de menor edad que yo.

-Alzo la mirada y sonrió acertando con la cabeza.

Se la di como obsequio y su rostro cambio a una gran sonrisa, la mama de la niña agradeció mi gesto. Pero mi madre al darse cuenta de la situación me pregunto si estaba segura. Y le dije a mi madre que ya tenía varias muñecas y no me molestaba obsequiarle una a otra niña si eso implicaba hacerla sonreír.

-Mi madre me abrazo y me dijo sonriendo serás una gran mujer algún día hija.

Luego escuchamos por el parlante que pronto saldría nuestro vuelo y ya debíamos ubicarnos en el avión. Todo me parecía irreal, a esa hora en que me encontraba en el avión, era el momento donde visitaba el establo con mi padre para peinar el poni que me había obsequiado por mi cumpleaños nueve (9).

Sentí una gran nostalgia en mi interior, a pesar de que era solo una niña, creo que ya estaba desarrollando la suficiente conciencia para saber lo cruel e injusto que era el mundo para mí, desde ese momento.

Asistente de vuelo:

-Por favor abrochen sus cinturones hemos iniciado la marcha al vuelo.

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Autora: Ambar T

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