Los ecos debajo de su manto, son cuencos de sonido huecos y vibraciones cósmicas, como si uno se encontrase de nuevo en el vientre, volviendo a la placenta y al líquido amniótico. Puede que los oídos sufran por su densidad, pero esa sordera no es más que síntoma del renacimiento paralelo a las realidades, como portal para tomar nuestra identidad, con la humildad de ser humanos cual mortales. 

Es vida por la necesidad de hacernos trascender. Único elemento hallado en 3 estados y al mismo tiempo, en meteoritos que llegaron hace millones de años, congelados. Yo y tú moriremos siendo polvo, pero volveremos por el agua al vientre de Dios, porque siendo padre y madre, conoce la esencia de los seres. Dios es esperma y óvulo. Agua es genitales, de hombre y mujer. No tiene género, es neutra. Es incolora, inodora, insípida. 

Agua, el insumo más vital de todas las cosas: propones ser eterna, y rebasas a todos demiurgos. Eres gnóstica porque conoces el bautismo de las células. Llegaste aquí cuando todas las civilizaciones visitaron, y conoces las 7 humanidades que había antes de nosotros. Eres vieja, eres joven. Me uno a ti agua, a tu caballeresca forma de darme vida. Guardián del cielo, amo y señor de la fertilidad.

Soy Uno contigo porque amo tu incertidumbre de materia. Toda la mística que tienes en el árbol cabalístico de Dios, me la das a mí en brisa cuando llueve, y me das tu mano para que tome de tu cuerpo, porque refrescas mi tracto hasta saciar mi hambre. Sabes que aunque no eres alimento, es indispensable. 

Canal básico de los sentimientos, las emociones y el inconsciente. Eres el elemento más misterioso por el cual te admiro. Mira tus formas hermosas, cuya geometría es círculo en la onda, cuando cristalina formas pureza expansiva, y te hallas en los humanos, en su purificación y en su reproducción.

Te buscamos hasta en el sexo. Y cotidianamente encontrarte allí, he dado el nombramiento de deidad a una mujer, por derramar tu existencia en el aposento, porque allí Grial de Magdalena, disfruto su exilir con nombre tuyo, agua.

Y cuando un día nazca mi hijo o hija,  te llevaré conmigo con la existencia que me trajo, para darle vida a la perpetuación inequívoca del cosmos. Agua.

Cuna de todas las especies.

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