En esta sociedad que deja todo atrás. Buscaba yo toda mi vida ser alguien, trataba bajo todos los medios de convergir en una buena persona, en alguien que no decepcionare. En alguien que pudiese ser luz en medio de las tinieblas.
A sido muy difícil el portar esto en mi cabeza he batallado conmigo misma durante dos semanas, oh que sera?
Oh que pasara? Seguramente mi interior desborda diciendo no lo podrás lograr.
Y justo en ese momento solo por un instante pensé que perdería contra mi misma.
Perdí susurré. Pero entre tanto alguien con su callado me infundió su aliento, no me asusto con una vara como muchas veces hicieron conmigo toda la vida.
Fue gentil, amoroso el solo me recogió con su callado y me decía a mi oído. Estarás bien, cálmate, no te preocupes por que yo soy el que te dare las fuerzas, mi aliento es el que irá contigo, no eres tú soy yo. No son tus fuerzas son las mías. No temas porque estaré contigo. Dirás esas palabras, hablaras con vehemencia en mi nombre.
Aquella ovejita que estaba ansiosa y asustada empezó a llorar y después de aquel llanto de alegría vino calma sobre ella.
En el momento no vio la solución pero espero en el único que la escogió, ella sin saberlo solo lo alcanzo. Le dijo: entonces alguien si ha estado mirándome desde mi niñez, no he estado sola aunque lo pensé.
Oh entonces es así, busque mi camino desesperada pero él me lo ha mostrado fácilmente lo que yo no queria aceptar, pensaba que no seria suficiente pero si él vi una chispa en mi corazón yo le creeré.
Hay mejores que yo, le decia todas las noches pero el que se atrevio a encontrarme en aquel valle me ha dicho que solo debo confiar en él y no mirar atrás.
He deseado toda mi vida convergir en alguien pero me he dado cuenta que siempre fui ese alguien para tí. Estoy muy feliz.
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