Amasar es otra forma de amar

Amasar es otra forma de amar

Ana Pilar

27/08/2024

Siempre acompañaba a mi mamá a comprar el quintal de harina al molino, llevábamos una carretilla para poder traerlo por ese camino de tierra y piedras, porque mi vieja se aseguraba en comprar el más grande, antes de que se acabara la plata del mes. Desde muy pequeña aprendí a amasar, y a hacer sopaipillas con la misma masa. Pensaba que la harina era mágica porque podíamos comerla de diferentes formas; saladas y dulces, incluso mezclada con el perejil que crecía en el patio, podíamos hacer masitas que freíamos en aceite y las comíamos como almuerzo. Es que lo que más comíamos era pan, el salvador pan, a veces no teníamos nada más que comer, pero nunca faltaba el pedazo de pan que lo mezclábamos con diferentes cosas que pillábamos en los muebles. Se comía con aceite, con salsa de tomate, con azúcar, o lo comíamos así nomás, solo. Si se ponía duro lo pasábamos en agua y lo calentábamos para que se ablandara. Comprar pan era pa´flojos o pa´ ricos, no lo probaba  hasta´que llegaba la navidad, cuando una tía nos llevaba pancitos con huevo, que claramente ella compraba. Nunca olvidaré la vez que mi papito nos hizo una goma de borrar con la miga, es que tampoco teníamos para conseguir las cosas del colegio, pero en realidad ni hasta ahora que puedo comprarlas, me duran mucho. Se lo enseñé a mis hijas y ellas a sus compañeros. Si se pierde la goma se saca un poco de miga y se borra en la hoja. Es que aún sigo creyendo que es mágica, pero ya no voy al molino a comprar, ni saco perejil de la tierra para hacer fritos, ni ayudo a mi mamá a amasar. Ahora lo hago sola, pero con el mismo cariño con el que crecí haciendo el fuego para hornear el pancito en el tarro de lata. 

Mi vida de adulta es más complicada, no hay tiempo para hornear, debo trabajar para vivir, me gasto la plata en alimentos y pan de molde, o con semillas para la dieta. Pero, siempre me hago un tiempo a fin de mes para amasar algo rico, es que tal vez sienta que es una de las cosas que mejor aprendí en la vida, porque me sale tan bien. 

Pongo un kilo de harina en una fuente, hago un volcán en el medio, pongo levadura seca, porque así lo hacía mi vieja, agua tibia, más caliente que helada, mezclada con sal. Un poco de manteca o aceite, si es que no hay manteca,  y me pongo a juntar todo. 

Ya no creo que amasar es solo para la gente pobre, ahora sé que es parte de entregar amor a la familia en algo hecho con las manos. 

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS