Al volver hacia el abismo, se vuela alto con la frescura del viento a tus pies, haciéndote sentir liviana como si fueras una hoja. Los días que transcurren, al igual que los años, vuelan redondeando, esperando caer al atardecer sin que nadie vea lo frágiles que son. Así puede ser la vida, sin pensar que nada queda escrito para siempre; tantos deseos en el corazón pueden ver con claridad las tormentas que se avecinan, si el silencio permanece sin escuchar el susurro de las hojas meciéndose. Los recuerdos perduran dentro de los sueños que aún no renunciamos, aunque anhelemos entenderlos con sabiduría. Aceptar los errores puede ayudarnos a comprender que podemos enfrentar el abismo sin miedo.
Foto de Prashant Gautam: https://www.pexels.com/es-es/foto/nubes-y-cielo-azul-3783385/
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