“Los gallinazos sin plumas», escrito por Julio Ramón Ribeyro en el año 1955, es una obra clásica de la literatura peruana que captura la realidad de la pobreza y del maltrato que viven las familias del Perú. Ambientada en la precariedad de recursos en el país, el cuento sigue la historia de dos niños y su abuelo contada a través de los ojos del narrador.
“Los gallinazos sin plumas nos narra la historia de dos hermanos, Enrique y Efraín, que están sometidos a una vida de maltrato y pobreza bajo la tutela de su abuelo, don Santos. Los hermanos, apodados “gallinazos sin plumas” por su abuelo, son obligados a buscar comida entre los desmontes para alimentar a un animal llamado Pascual y sobrevivir a base de ello. El personaje de don Santos, un hombre autoritario y cruel, representa el sometimiento y la falta de oportunidades que enfrentan los hermanos. Su opresión sobre los niños los limita de una infancia normal y los condena a una vida de sufrimiento. Pese a las duras condiciones, Enrique y Efraín encuentran momentos de tranquilidad con su ternura en su relación fraternal. Su sencillez e inocencia crean la capacidad de soñar lo que les permite escapar, por momentos, de la dura realidad que los rodea. El cuento culmina con un final inesperado y trágico que refleja la crudeza de su realidad y la impotencia del destino de los personajes, que se ven obligados a enfrentar el mundo de forma aún más cruda y desoladora.
En su cuento «Los gallinazos sin plumas» el autor peruano Julio Ramón Ribeyro ofrece una representación directa y realista de la existencia de dos niños en extrema pobreza. Con una narración conmovedora, Ribeyro nos sumerge en la rutina diaria de estos jóvenes, quienes deben enfrentar desafíos inimaginables para su edad. Este cuento nos invita a considerar la dura realidad de muchas personas en nuestra sociedad, destacando la profunda desigualdad y las fallas sistémicas que mantienen estas condiciones de marginalidad. Ribeyro comienza describiendo cómo:
“Los dos muchachos corren a la acequia del corralón frotándose los ojos legañosos. Con la tranquilidad de la noche el agua se ha remansado (…) Luego de enjuagarse la cara, cogen cada cual su lata y se lanzan a la calle. Don Santos, mientras tanto, se aproxima al chiquero y con su larga vara golpea el lomo de su cerdo. (1955, p. 1)
En este fragmento se nos da a conocer que ellos debían levantarse muy temprano, pero a diferencia de muchos niños que se levantan temprano para ir al colegio, ellos estaban obligados a lavarse la cara en la acequia, dejar el sueño de lado e ir a la basura y recolectar comida para el cerdo Pascual, el cual cada vez se volvía más grande y por ende tenía más hambre. Ribeyro nos confronta con una realidad cruda y desgarradora. ¿Cómo es posible que existan jóvenes que deben recurrir a lavarse en una acequia y buscar comida en la calle? Esto es reflejo de las condiciones de pobreza extrema en las que viven muchas personas en nuestra sociedad, y eso nos lleva a preguntarnos, ¿Qué fallas sistemáticas están contribuyendo a perpetuar esta situación de marginalidad y privación?
Con lo antes mencionado, Ribeyro nos hace ver que esto es parte de nuestra realidad, dolorosa y muy preocupante, y que lamentablemente es normalizada en muchos hogares. A través de la descripción de los niños que se despiertan con los ojos lagañosos y corren hacia la acequia del corralón, se ve una situación de negligencia y abandono por parte del adulto responsable de su cuidado. La descripción del entorno, como la tranquilidad de la noche, el agua remansada y las hierbas creciendo, no encaja con la violencia presentada en este cuento, el acto de violencia se presenta de manera casual y normalizada, lo que nos lleva a pensar que existe una aceptación cultural de la crueldad hacia los niños.
En el transcurso de la lectura nos podemos dar cuenta que el hecho de hablar sobre el maltrato infantil y lo normalizado que puede llegar a estar en el cuento no es simple exageración, ya que se hace más fuerte la presencia de esta cuando el viejo comienza a gritarle a los niños enfermos lo siguiente:
-¡Pero no importa! Yo me encargaré de él. ¡Ustedes son basura, nada más que basura! ¡Unos pobres gallinazos sin plumas! Ya verán cómo les saco ventaja. El abuelo está fuerte todavía. ¡Pero eso sí, hoy día no habrá comida para ustedes! ¡No habrá comida hasta que no puedan levantarse y trabajar!” (Ribeyro , 1955. p.6)
Don Santos (el abuelo), representa a un ser cruel e incrédulo ante la enfermedad de los niños, restando importancia al no creer grave esa situación como para no ir a trabajar, ya que él consideraba sumamente importante que los niños fueran a conseguir comida para el cerdo, y ellos, al preferir quedarse en casa, se llevan un cruel castigo el cual es quedarse sin comer.
No es una sorpresa, que en la mayoría de los hogares los niños se enfrenten a distintos tipos de abuso y maltrato. Aunque es cierto que no en todos los hogares se vive la misma realidad, un niño en etapa de crecimiento necesita llevar una infancia tranquila, para poder desarrollarse bien, mental y físicamente. Lamentablemente no todos los padres o tutores piensan en el bienestar de los pequeños en casa, está situación genera una duda ¿Cómo es que llegaron los niños a vivir con su abuelo? ¿Qué lo lleva a maltratar de esa forma a los niños?, La crianza que ellos tuvieron y cómo su abuelo los crió ¿Repercute en la crianza que ellos llevarán con sus hijos?
Don Santos es la prueba de cómo los adultos llegan a considerar a los niños inferiores y por esa razón es que, sin cautela, usa adjetivos o apodos despectivos hacia ellos. En el cuento el abuelo se refiere a sus nietos con el apodo de “gallinazos sin plumas” el que Ribeyro da como título al cuento y de “basura” haciendo referencia al trabajo que por obligación, debían realizar. Además el abuelo optaba por dejarles sin comida, como modo de castigo, esto nos hace entender la forma en la que los derechos de los niños, Efraín y Enrique, eran vulnerados; con derechos básicos como alimentación y educación.
Por otro lado, al inicio del cuento, se nos revela el tipo de trabajo al que eran sometidos estos niños y el cual, ya habían convertido en una rutina diaria para su supervivencia; como nos relata el narrador, el abuelo “Los obligaba a levantarse más temprano, a invadir los terrenos ajenos en busca de más desperdicios. Por último los forzó a que se dirigieran hasta el muladar que estaba al borde del mar” (Ribeyro, 1955, p. 2)
Lamentablemente, en esta escena se nos muestra cómo los niños son obligados a enfrentar situaciones similares: Al salir a la calle desde muy temprano, y buscar la comida en lugares ajenos, serán expuestos a cualquier tipo de maltrato de otras personas, y al buscar comida en la basura, son propensos a distintos tipos de enfermedades. Es por ello que nos enfrentamos a una pregunta necesaria: ¿Qué podemos hacer para proteger a estos niños indefensos?, ¿Alguien puede evitar que los niños sean víctimas de la explotación de su abuelo?
En el relato, sin embargo, el narrador nos muestra que no hay quien defienda a estos niños. Ellos eran obligados a buscar el bienestar del cerdo, dejando de lado sus propias necesidades y sus horas de sueño para ir en buscar comida que ni siquiera disfrutaban. Durante la historia, Ribeyro, nunca nos da una referencia o señal de si el abuelo parece considerar el daño que hace a estos niños y que además de que los maltrata, los está exponiendo a muchos peligros.
A pesar de todo el maltrato visto en este cuento, al final el autor nos hace referencia a la liberación, algo que podríamos llamar “una luz al final del túnel para los niños”, donde nos dice metafóricamente que sintieron…“Cuando abrieron el portón de la calle y se dieron cuenta que la hora celeste había terminado y que la ciudad, despierta y viva, abría ante ellos su gigantesca mandíbula…” (Ribeyro, 1955. p.9)
Esta escena nos transmite una sensación de transición abrupta de la paz a la actividad urbana intensa, a la libertad de un espacio con diferentes derechos humanos explotados y oprimidos por el maltrato infantil, y posiblemente una reflexión sobre la naturaleza imponente de la vida en la ciudad que conlleva a una persona después de un insólito momento. Como cuando un niño logra salir de un hogar donde existe el maltrato, se presentará ante otra realidad y necesitará ayuda para adaptarse a este cambio significativo en su vida. Ante esta situación, un niño que ha sufrido de maltrato ¿Puede llegar a vivir con tranquilidad?, los traumas que puede llegar a tener, ¿Serán un impedimento en su vida cotidiana? En este cuento Ribeyro nos muestra el contraste entre el ambiente y la inminente agitación de la ciudad lo que refleja un cambio de escenario en sus vidas, la metáfora de la ciudad como una «gigantesca mandíbula» crea una imagen poderosa que sugiere peligro o amenaza, donde nos muestra que este cambio sin duda no será fácil para Enrique y Efraín.
De “Los gallinazos sin plumas” se puede llegar a decir que es una obra la cual cumple con el objetivo del autor para retratar la realidad social que veía en el Perú en ese momento. Su crítica social realista y su estilo de escritura poderoso la convierten en una lectura imprescindible para aquellos interesados en la literatura peruana y en la exploración de las complejidades de la sociedad humana. A través de la historia que nos narra Ribeyro, podemos notar su evidente propósito de mostrarnos sin censura la injusticia social y la explotación hacia los niños, Efraín y Enrique, por parte de su abuelo.
En síntesis, “Los gallinazos sin plumas” es una obra que brinda un potente reflejo de la realidad humana y social, ya que explora temas como la pobreza, la desigualdad y el abuso infantil. También nos brinda una fuerte visión conmovedora y honesta que deja una profunda impresión de la vida en quien la lea. Su impacto viene desde la capacidad de generar empatía, conciencia y tomar acciones contra la injusticia que enfrentan los vulnerables de nuestra sociedad.
Este maravilloso cuento ha sido traducido a varios idiomas y se ha representado en escenarios de todo el mundo, además tuvo una adaptación la cual fue llevada a los cines llamada «Caídos del cielo» del año 1990. Sin duda, es un cuento que cautivó a muchos.
Bibliografía:
Parra, R. (2014). Realismo y burocracia: Los gallinazos sin plumas, de Julio Ramón Ribeyro. El Hablador. https://www.elhablador.com/articulos21_parra.html
Ramón Ribeyro, J. [CopypasteIlustrado] (1998), Ribeyro sobre Gallinazos sin plumas [Youtube]
Ramón Ribeyro, J. (2016) Los Gallinazos sin plumas. El Espectador. https://ciudadseva.com/texto/los-gallinazos-sin-plumas/
Ramón Ribeyro, J. [El Hablador N° 21] (2024), Richard Parra. Realismo y burocracia: Los gallinazos sin plumas, de Julio Ramón Ribeyro [revista literaria] http://www.elhablador.com/articulos21_parra.html
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