Humor, Amor y creación

Humor, Amor y creación

thiago burga

04/07/2024

La novela del escritor, político y periodista peruano Mario Vargas Llosa, habla sobre la historia que se desarrolla en Lima durante los años cincuenta, que relata la relación amorosa de un joven Mario y su tía Julia, quienes se enamoran a pesar de las dificultades además de la sociedad limeña de esa época. Mostrando la dualidad del autor entre Mario y Pedro Camacho también en cómo se representa entre estos personajes, uno siendo natural y el otro más artificioso. Entre varios estilos de redacción ,al mismo tiempo, destacando la capacidad de explorar temas personales y literarios de manera ingeniosa. Es una novela que se basa en una etapa de la vida del propio autor la cual toca temas como los prejuicios de una sociedad con un pensamiento “a la antigua”.

La novela podría considerarse como una obra dual, de igual modo, sus personajes, dos historias, dos autores ficticios, dos destinatarios y dos estilos diferentes que son componentes perfectamente definidos y separados caracterizándose por una redacción humorística además de su narrativa ágil, con diálogos vivos y descripciones detalladas que pintan un cuadro vivido de la Lima de la época. Además, a partir de esta dualidad lo hace muy útil para el estudio y análisis en el área de Lengua y Literatura. Según Oviedo J.(1977) menciona en su revista que: «Intercalar esas dos historias era un poco como presentar al reverso y al anverso de una realidad, una parte objetiva y una parte subjetiva, una cara verídica y otra inventada” Ya que ayuda al estudio de estilos mientras explora diversos temas como el romance y la familia representada entre el amor de la tía Julia y Varguitas que pone en tela de juicio las normas sociales y familiares, la creación literaria demostrada a través del personaje de Pedro Camacho, la novela explora el proceso de creación de historias y las presiones de la producción literaria al jugar constantemente con la línea entre la realidad y la ficción, específicamente a través de las radionovelas de Camacho. Sin embargo puede producirse un desequilibrio. Oviedo J.(1983) comenta: 

Los “escribientes” son característicos de la novelas de Vargas Llosa: el poeta de La ciudad y los perros, que escribe cuentos pornográficos; Zavalita, el “cacógrafo” de La Crónica, resignado a escribir la basura periodística de los editoriales contra los perros hidrófobos, y las noticias de los crímenes; Pantaleón, con los informes oficiales que escribe, inconscientemente, en el más puro estilo Kitsch, invocando el nacionalismo, el espíritu institucional, y el resto de los jerarcas; y ahora Pedro Camacho, que concibe sus estereotipadas radionovelas con una pulcritud y serenidad “científicas”.

La estructura de la novela, que alterna entre la vida real de los personajes y las radionovelas de Camacho, puede compararse con «Don Quijote de la Mancha» de Miguel de Cervantes. Ambas obras juegan con la línea entre realidad y ficción, mostrando cómo las historias y la imaginación pueden influir en la percepción de la realidad siendo este un recurso de enganche al exigir la atención del lector para comprender las historias sin saber qué partes son reales y que no.

Esta historia se desarrolla con puntos de vista sociales en los cuales uno de los argumentos principales es el romance entre el joven Mario, un aspirante a escritor de 18 años, y su tía Julia, una mujer mayor y divorciada. Esta relación enfrenta la desaprobación de la familia y la sociedad, y se explora en el contexto de los desafíos y las aventuras de un amor prohibido.

En conclusión, aunque la novela es una obra de ficción, incluye elementos autobiográficos de la vida de Vargas Llosa. Ya que añade una capa de autenticidad y profundidad emocional acompañada de una experimentación narrativa al jugar con las formas narrativas, mezclando la novela tradicional con las radionovelas, lo que crea una experiencia de lectura dinámica y multifacética. Sin contar que se atrevió a tocar los múltiples temas que se consideran un tabú para la época en la que fue escrita, demostrando así una superioridad tanto para redactar obras como para el pensamiento propio del autor. Quizá habría que preguntarnos si este tipo de relaciones se basa en la calentura del momento o algo más sentimental.

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