AMBIVALENCIA EMOCIONAL EN CARTAS AL PADRE DE FRANZ KAFKA

AMBIVALENCIA EMOCIONAL EN CARTAS AL PADRE DE FRANZ KAFKA

Lizbeth Dominguez

04/07/2024

A cien años de su muerte, el famoso escritor Franz Kafka sigue vigente a través de sus extraordinarios relatos. Una de sus obras más controversiales es Cartas al padre, en ella la ambivalencia emocional se presenta como un tema central y profundamente intrincado. Kafka, conocido por un estilo literario sin parangón, donde explora los recovecos de la mente humana, utiliza estas epístolas para expresar una compleja mezcla de sentimientos hacia su progenitor. El presente escrito, pretende explorar la dualidad emocional entre el autor y su padre y la influencia de esta en su propia vida y obra.

Kafka, a lo largo de sus cartas, manifiesta sus heridas emocionales a causa del mal trato de su padre. Así lo notamos en el siguiente fragmento:

«Incomprensible me resultó siempre tu absoluta insensibilidad por el daño y el dolor que podías ocasionarme con esas palabras y esos juicios; era como si no tuvieses la menor conciencia de tu poder. Yo también, seguramente, te herí a menudo con mis palabras, pero entonces lo sabía y me causaba dolor, pero no podía dominarme, no podía retener la palabra, y ya me arrepentía al tiempo de pronunciarla. Pero tú, en cambio, descargabas los golpes de tus palabras a diestra y siniestra. No te compadecías de nadie, ni en ese momento ni después; ante ti, uno se hallaba totalmente indefenso” (Kafka,1919, p.10).

En esta sección del texto se visualiza que el autor se siente profundamente herido por la insensibilidad de su padre, quien parece no tener conciencia del poder que tienen sus palabras y las utiliza como armas para herir sin compasión. A pesar de que el narrador también reconoce haber herido a su padre en el pasado, afirma que siempre se ha arrepentido, mientras que él no muestra ningún tipo de remordimiento. Esta falta de empatía por parte de su padre deja al narrador completamente indefenso y vulnerable, profundizando aún más la herida emocional que siente.

Según Sigmund Freud:

«La ambivalencia emocional se refiere a la coexistencia de sentimientos opuestos hacia una persona, objeto o idea. Este concepto es fundamental en la teoría psicoanalítica, donde se observa que los individuos pueden experimentar amor y odio hacia el mismo objeto al mismo tiempo.» Freud, S. (1915).

En las cartas, se condice con esta afirmación el siguiente fragmento:

“No puedo creer que fuera tan difícil tratarme que una palabra cariñosa, un silencioso asirme de la mano, una mirada dulce no hubiera podido obtener de mí lo que quisieran. En el fondo, eres un hombre bueno y afable (esto no está en contradicción con lo que sigue, ya que solamente hablo de la apariencia con que influías sobre mí, cuando era niño), pero no todos los niños tienen la perseverancia y la intrepidez suficientes como para buscar mucho tiempo hasta llegar a la bondad. Tú sólo puedes tratar a un niño de la misma manera con que estás hecho, con fuerza, ruido e iracundia, y esto te parecía además muy adecuado para el caso, porque querías hacer de mí un muchacho fuerte y valeroso” (Kafka,1919, p.6).

Este fragmento refleja la frustración y el dolor de un hijo por la severidad y falta de afecto de su padre, quien, aunque es esencialmente bueno y afable, utilizaba métodos de disciplina duros creyendo que así haría a su hijo fuerte y valiente. El hijo lamenta que no se recurriera a gestos de cariño, como una palabra amable o una mirada dulce, que habrían sido más efectivos y menos dolorosos.

Como hemos podido notar, se explora la compleja y ambivalente relación entre padre e hijo. A través de una carta extensa y profunda, Kafka desnuda sus sentimientos más íntimos, revelando la profunda huella que la figura paterna ha dejado en su vida. La ambivalencia se convierte en el eje central del relato, pues Kafka lucha con un torbellino de sentimientos conflictivos: resentimiento y admiración, amor y odio hacia su padre. Un ejemplo claro de esta lucha interna lo podemos notar en el siguiente reclamo:

«Pero así era tu manera de educar. Creo que tienes talento educativo; a una persona como tú le hubieses sido sin duda útil en su educación; hubiera reconocido lo sensato de tus observaciones, no se hubiera preocupado por nada y habría obrado tranquilamente. Pero para mí, un niño, toda palabra que me dirigías era como un precepto divino, nunca lo olvidaba, lo asimilaba como el medio más eficaz para juzgar el mundo, más que nada para juzgarte a ti, y por eso fracasan completamente” (Kafka, 1919, p. 10).

En el fragmento anterior el autor reconoce el talento educativo de su padre; sin embargo, señala que su forma de educarlo no fue la más adecuada para él. También resalta que las palabras del educador eran recibidas como mandatos divinos, mencionando que las asimilaba como el medio principal para interpretar el mundo, incluso para juzgar al propio educador.

Este mismo fragmento de Kafka nos invita a reflexionar sobre la importancia de la empatía y la comprensión en la educación. Un enfoque educativo rígido y autoritario, como el descrito por Kafka, puede ser perjudicial para el desarrollo emocional e intelectual de un niño. Es fundamental que los educadores, sean padres o maestros, se adapten a las necesidades y características individuales de cada niño, fomentando el diálogo, la escucha activa y el desarrollo del pensamiento crítico.

Del mismo modo, el autor ofrece una introspectiva y dolorosa reflexión sobre su infancia, destacando la dualidad de su crianza bajo la influencia contrastante de sus padres, tal y como podemos ver en esta cita:

“Yo era un niño tímido, pero seguramente también terco, como deben ser los niños; sin duda mi madre me mimaba también, pero no puedo creer que fuera tan difícil tratarme que una palabra cariñosa, un silencioso asirme de la mano, una mirada dulce no hubiera podido obtener de mí lo que quisieran. En el fondo, eres un hombre bueno y afable (esto no está en contradicción con lo que sigue, ya que solamente hablo de la apariencia con que influías sobre mí, cuando era niño), pero no todos los niños tienen la perseverancia y la intrepidez suficientes como para buscar mucho tiempo hasta llegar a la bondad. Tú sólo puedes tratar a un niño de la misma manera con que estás hecho, con fuerza, ruido e iracundia, y esto te parecía además muy adecuado para el caso, porque querías hacer de mí un muchacho fuerte y valeroso” (Kafka,1919,p.6).

El fragmento nos relata que mientras su madre lo mimaba, su padre, en su afán de forjar un carácter fuerte y valiente, recurría a métodos más severos y menos afectuosos, a través de una narrativa cargada de melancolía, el autor revela cómo estas experiencias modelaron su percepción del cariño y la autoridad, cuestionando las razones detrás de la falta de ternura paternal.

En la porción del relato nos invita a reflexionar que la evocación de estos recuerdos resalta no solo las dinámicas familiares, sino también el impacto duradero de las interacciones tempranas en la formación de la identidad y el bienestar emocional del niño.

Entender este concepto que nos presenta en la relación de lo ofrecido por el creador de la obra es aclarar también partes como:

“Si bien la educación que me diste, en alguna circunstancia improbable, hubiera podido incitarme a adoptar una actitud de terquedad, aversión o hasta odio, ella intercedía con su bondad, con su palabra sensata (en la confusión de mi infancia ella era para mí el arquetipo de la sensatez), devolviéndome el equilibrio, pero también empujándome de nuevo hacia tu círculo, del cual, de otra manera, quizá me hubiera evadido, para bien de ambos.”(Kafka,1919, p.18)

Analizando el fragmento escrito, comentando de los días educativos en una etapa temprana de su vida el conflicto emocional(ambivalencia) en seguir el mismo camino de su procreador, pero cambia es actitud por su madre entrando a lo que él se refiere “circulo” del que no puede salir.

En síntesis, en la obra cartas al padre de Franz Kafka se presenta la ambivalencia del autor sobre su padre en la mayoría del texto presentado como partes en donde dice “Eres un hombre bueno” o “hacer de mi un muchacho fuerte y valeroso” cuando en otros fragmentos comentaba “No te compadecías de nadie” dando un contexto dentro de su vida no comentada.

Según nuestra perspectiva Franz Kafka no fue consciente de la ambivalencia presentada en su obra, debido a que fue un proceso creativo marcado por una carga emocional bastante significativa en relación con su padre, por eso este tipo de obras tienen que ser analizadas y presentadas como un recurso valioso para obras que pueden suceder a este libro.

REFERENCIAS:

Kafka, F. (2000). cartas a su padre [Archivo PDF].

https://www.mercaba.org/SANLUIS/ALiteratura/Literatura%20contempor%C3%A1nea/Kafka,%20Franz/Kafka%20-%20Carta%20a%20su%20padre.pdf

Freud, S. (1915). Instincts and Their Vicissitudes. The Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, Volume XIV (1914-1916): On the History of the Psycho-Analytic Movement, Papers on Metapsychology and Other Works, 109-140.

https://pep-web.org/browse/document/se.014.0109a   

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