Amasa amor de madrugada

Amasa amor de madrugada

Roberto

27/06/2024

Ya son las cinco de la mañana, ¡arriba flojos!, escuchaba entre sueños la voz de mi madre, siempre pendiente de los hijos, era momento para dejar la cama y correr al baño antes de que alguno de mis hermanos se adelantara, frente al espejo veo el gallo en mi melena que con agua alisé para perder el almohadazo y con el agua helada en la cara disimulo un poco mi cara de adormilado; la mesa ya estaba lista para el desayuno. Al centro un platón de fruta de temporada, la jarra de jugo recién exprimido, gelatina de limón, el café con leche y la azucarera con los cubitos de azúcar morena, aparte de poner dos de ellos para endulzar mi café, aprovecho para morder uno de esos terrones de azúcar sin más nada.

—¿Qué prefieres: espinazo de cerdo con verdolagas o bistec a la mexicana? —mi madre preguntaba, pues preparaba cuando menos dos opciones a elegir, y por lo regular el guiso iba acompañado de frijolitos refritos con totopos y queso rallado; ni hablar de la sazón, ahí estaba la mejor cocinera del mundo, ella sabía que regresaría a casa por la noche y soló Dios, si probaba bocado en las horas siguientes, así que ese desayuno bien podía ser el único alimento del resto del día.

A punto de iniciar a comer, la veo venir de la cocina con la charola de pan recién horneado; pan salado y dulce preparado con harina, levadura y manteca vegetal, todavía no llega a la mesa alargo la mano para tomar uno de ellos como si me lo fueran a ganar, al saborear esa delicia de pan de textura suave y calientito, mis recuerdos se prenden y me veo de niño sentado en un extremo de la mesa, muy atento a mi madre con su mandil de girasoles y sus manos regordetas que amasaba y amasaba sobre una tabla espolvoreada con harina, y cual panadero experto o como si tuviera un molde en sus manos, daba forma a esos panes que al hornearlos inundaba toda la casa con ese olor inconfundible y delicioso.

¿Quién puede pasar frente a la panadería cuando sale el pan recién horneado y no respira hondo para deleitar el olfato con ese aroma que nos acompaña desde la niñez?

Para mi apetito voraz, elabora el pan de casa, los hojaldres, los pastes y empanadas, el pay de mermelada casera, los buñuelos de viento o los otros buñuelos bañados con miel de piloncillo, la variedad y creatividad de mi madre no tiene límite.

Hace panes para todas las festividades, pero en los cumpleaños se luce en la repostería y mi favorito es el pastel con betún de chocolate amargo.

Entre tanto divagar y disfrutar mi desayuno, tendré que darme prisa que se me hace tarde.

Ya será en el futuro cuando al disfrutar de una buena pieza de pan, la imaginación se trastoque y me transporte a este tiempo para estar de vuelta en compañía de mi madre, deleitando el pan recién horneado que de madrugada amasa.

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