Levántate y anda

Quiero atrapar la luna en esta noche diminuta.

En esta noche larga de silencios en vela.

Pasearla entre los huesos de mis muertos,

encender sus rostros 

para verlos de nuevo iluminados.

Aunque solo sea un instante.

Aunque solo sea un sueño.

Aunque solo sea, 

una gota en la locura de andar rompiéndome

de a poco 

en los encierros de uno mismo.

Quiero atrapar la luna en esta noche insomne.

En esta noche profunda 

en los vacío de sus naufragios rotos 

y de verbos olvidados de nosotros.

En esta noche profunda entre los vivos

esos, que perdieron sus calles

andando como muertos 

bebiendo soledades.

En esas, de profundas soledades de encierros

que se rezan las heridas de ese costado abierto

que nos sangra todavía.

Quiero atrapar la luna en esta noche urgente 

de lluvias desveladas

de lluvias sobre los huesos tibios 

de veredas desiertas.

Quiero, llover humanidades.

Andar entre los muertos que perdieron su brillo 

sanando a los enfermos

levantando Lázaros de sus respiradores 

más allá de sí mismos.

Quiero, caminar sus veredas sin ombligos 

y besarles sus llagas

y creer, para siempre, en ellos.

Quiero, atrapar la luna y desandar Zaratustras 

de marchas anacrónicas

llover sobre los huesos de médicos y enfermeros

que nos expulsaron la peste,

llover todas las manos para decirles, gracias.

Llover, todas las marchas rotas 

sobre las sombras de aquellos que se fueron 

defendiendo la vida, 

tu vida, mi vida.

Llover en oraciones para hacerme al milagro

como ellos,

y decirle a cada uno:

“Levantate y anda” tu vocación te ha salvado.

Quiero atrapar la luna para iluminar sus huesos

en esta noche larga

en esta noche profunda

en esta noche de invierno 

arrullando septiembre.

Quiero, encender sus rostros 

para verlos de nuevo,

iluminando su juramento hipocrático.

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