En las brumas del pensamiento donde el olvido habita,
Una duda se agita cual fantasma fugaz,
Crees que el amor que te profeso se ha marchitado,
Como flor marchita bajo el sol abrasador.
Mas si lo callara, mi alma se marchitaría,
Como ave sin canto en jaula de dolor,
¿Acaso el silencio tiene algún sentido?
¿Acaso el corazón no anhela su clamor?
No busco perturbar tu paz ni tu camino,
Ni revivir aquello que ya ha fenecido,
Como ave Fénix que renace de sus cenizas,
Busco solo el calor de tu amor perdido.
Pero en este mar de emociones me hundo sin cesar,
Como náufrago en tormenta sin final,
Y no alzaré las manos en rendición jamás,
Pues mi amor por ti es un faro inmortal.
No ondeará bandera blanca en mi corazón,
Pues el amor que te tengo es una llama inmortal,
Como estrella que brilla en la oscura noche,
Ilumina mi alma con su fulgor sin igual.
Sé que el caos y la ruina he sembrado en tu senda,
Y que solo problemas he traído a tu vida, tal vez,
Como espina que hiere y deja cicatriz,
He causado dolor sin quererlo confesar.
Comprendo si decides no escuchar mi voz,
Si la regla del «fin» rige tu corazón,
Como juez implacable que dicta la sentencia,
Tu decisión tendrá validez, sin excepción.
Y tu lógica, sin duda, tendrá razón,
Como brújula que guía en la desolación,
Mas yo me hundo en este mar de emociones,
Sin rendirme ni alzar las manos en resignación.
No ondeará bandera blanca en mi corazón,
Pues el amor que te tengo es una llama inmortal,
Como fuego que arde con fuerza indomable,
Consume mi alma con su pasión sin igual.
Y cuando nuestros caminos vuelvan a cruzarse,
Como dos ríos que convergen en el mar,
Todo lo que antes floreció entre nosotros,
En ese encuentro de nuevo germinará.
Dejaré que el tiempo cure las heridas,
Como bálsamo que alivia el dolor,
Y en silencio mi amor por ti guardaré,
Como tesoro escondido en el corazón.
Pensarás que he superado este sentimiento,
Que he seguido adelante sin mirar atrás,
Como ave que migra en busca de nuevos cielos,
He dejado atrás el pasado con su pesar.
Me hundo en este mar de emociones,
Sin rendirme ni alzar las manos en resignación,
No ondeará bandera blanca en mi corazón,
Pues el amor que te tengo es una llama inmortal.
JTA.
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