Me estoy ahogando

Me estoy ahogando

GF BB

24/06/2024

Parte I – Cuando parece que todo termino:

En la intimidad con mi alma, noté que una esperanza se abría en medio del alba. Me ilusioné, mi corazón sintió esperanza. Ver el vasto cielo, sus múltiples formas, sus matices, hizo que en mi interior surgiera un deseo, un ávido anhelo.

Estaba pasando, en medio de tantas noches largas, en donde el miedo, el terror, las voces, el tormento, las desbordantes lágrimas, los suspiros, el dolor y aún la oscuridad me cubrían, por fin la luz parecía vislumbrar y tocar mi piel seca y fría.

Había una oportunidad para mí y eso me hacía sonreír aunque por dentro mi alma y mi corazón se rindieran ante tanta sangre derramada ante tantas heridas no cicatrizadas. Que bien se sentía el corazón, que bien se sentía ir camino a la libertad, al descanso, a la paz.

¿Por qué cuando todo parece marchar bien la vida se empeña en oponerse? ¿Por qué cuando pareces ir saliendo de la cárcel te das cuenta que no bastan las rejas abiertas? ¿Por qué me tocó vivir esto a mi?¿Qué razón hay para tanto sufrimiento? Eran preguntas sin respuesta.

Lloré hasta quedarme sin lágrimas, grité hasta quedarme sin aliento, destroce todo a mi alrededor hasta quedarme sin fuerza, hasta desear no abrir mis ojos nunca más.

¿Quién me entendería? Nadie podría entenderme. Mis lagrimas no eran solo agua, no eran solo caprichos, no solo eran deseo de atención, eran sueños destrozados, ilusiones perdidas, momentos robados, era la vida yéndose por los ojos sin poder hacer nada.

En el intento de arrancarme las cadenas, me lastimé, terminé frustrada, terminé llorando, terminé odiando lo que veía, debilidad.

Entre sollozos solo pude ver niebla próxima a oscuridad, decepción mezclada con desilusión y entonces, las voces volvieron, las que no creían y me envolvieron.

Pero, ¿por qué nadie me dijo que hay tormentas que te despojan hasta dejarte sin nada? ¿Por qué nadie me preparó para afrontar una de ellas? Te desequilibran y te desnudan. Te desnudan de la ilusión, del querer seguir intentándolo, del querer aceptar lo inédito, lo imprevisto, lo desconocido.

¿Las lágrimas no se escuchan? ¿Mis ojos no hablan? ¿Por qué no oyen mis gritos? ¿Por qué pasan por encima de mí? ¿No ven que estoy sangrando? ¿No ven que duele? No solo me miren, mi alma esta gritando ayuda, ¿por qué aún no lo notan? Mis palabras no salen, no puedo decirles lo que estoy viviendo, pero en mis ojos está la respuesta, ¿acaso no ven la tormenta que se avecina? ¿Por qué no lo notan? Me estoy ahogando y nadie se ha dado cuenta. Me estoy ahogando y nadie lo ha notado.

Intento no dejarme arrastrar, pero no puedo, sigo desesperada intentando llegar a tierra firme, pero las olas aumentan, las aguas se mueven con más fuerzas, me arrastran, se llevan mi cuerpo, no puedo más, ya no hay resistencia, me dejo llevar y entonces sucede lo inimaginable, alguien me toma en sus brazos cálidos, ahora puedo respirar, me abraza y como si conociera de toda la vida a esa persona, siento que todo estará bien.

Elevo la mirada, en busca de sus ojos, los miró y entonces una lágrima caliente desciende por mi mejilla, él la limpia, era él, el que camina por las aguas y no se hunde, el que pasa por el fuego y no se quema. Me estaba ahogando, pero no me ahogue porque él apareció en el momento que tenia que aparecer. 

Parte II – Él es suficiente

No se que me pasa. No sé que estoy sintiendo. Me siento desesperada. Hace ya un año que tuve el encuentro con él, ha sido un año hermoso, muy tranquilo, comienza a gustarme esta vida, llena de gozo, amor, paz y descanso. Pero hoy, hoy ha ocurrido algo, y estoy llorando, estoy desesperada, no se que paso, todo estaba bien, ¿Qué produjo este sentimiento? Entonces, comencé a correr rumbo a abajo, me arrincone en la habitación y abrace fuertemente mis piernas contra mi pecho, mi respiración estaba agitada, y las lágrimas seguían cayendo, sin parar. Intentaba hablar con él, pero las voces que tanto odiaba volvieron a aparecer, tuve miedo. 

Le hablaba, pero las voces que habían a mi alrededor no me dejaban escucharlo, sentía que se acercaba, pero las voces, las voces estaban arrastrándome al pasado, estaban condenándome, me estaban haciendo añicos, inútil, despreciable, no merecedora de la vida que estaba experimentando, me incitaban a todo menos a vivir. Con las manos en la cabeza, intentaba aferrarme a mi cabello fuertemente, intentaba tapar mis oídos y silenciar todas esas voces, pero no servía, no sirvió de nada hacerlo, era como si me controlarán desde adentro, era como si yo fuera mi propio verdugo, espera, ¿me estaba creyendo esas palabras?. ¿Quién me libraría? Cómo pude olvidarlo, él mismo que me rescató cuando me hundía en el lodo de la desesperación. 

De pronto, sentí unos brazos alrededor de mi, y sin pensarlo me alejé, tenía miedo, miedo a volver atrás. Y entonces su voz, su voz me calmó y sus brazos me trajeron hacia él. Me aferre a él, a la luz que emanaba, a su calidez y llore, llore por no poder controlar esa parte de mi vida, llore por pensar que caería otra vez, llore por todo, llore por lo que era y no quería volver a ser, y él solo me abrazó, y saben fue suficiente. 

Después de aquel día, me enseñó algo, me mostró su amor en toda su inmensidad, me demostró cuanto me amaba a pesar de mis cicatrices, cuanto me amaba a pesar de mis errores, cuánto había dado por mi a pesar de que yo no lo amaba. Me mostró cuán valiosa soy ante sus ojos, cuán presto está a mi, pero como buen padre no puede evitarme el dolor, porque el dolor es lo único que forja a los grandes, a los vencedores. No, mi vida no se estaba acabando, mi vida se estaba forjando en medio de las tormentas y los huracanes, en medio de los tantos desastres naturales.

Las voces volvieron, pero ya no me interesaban, los pensamientos negativos volvieron a estar presentes, pero ya no me importaban, en cambio, sustituí las voces, por su voz, y los pensamientos, por sus ojos. No ha sido sencillo, pero que buena decisión por fin he tomado para mi vida. 

Cuando su mano se extendió, lo supe, cuando me estaba ahogando, entendí; mi vida cambiaria y nada, ni yo misma podría impedirlo, porque él es más grande, porque él tiene completo control sobre mi. Gracias por verme con esos ojos de bondad, ternura y compasión, gracias por no rendirte conmigo cuando yo ya había tirado la toalla. Gracias por verme cuando nadie me vio. Jesucristo, sólo tú bastas. 

Solo él es suficiente.

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