Estaba destinado a iluminar la entrada al puerto con una luz de tercer grado. Había sido construido en 1859. Hubo un tiempo en que estaba protegido por dos guardianes, pero era necesario economizar y eliminar el servicio de uno. Es una profesión dura y muy solitaria, y que el verdadero farero conoce muy bien.
En el último tercio del siglo XX se construyó un segundo faro, a varios metros del faro viejo, en la misma dirección. Estando este ligeramente mas elevado que el viejo, dejando el antiguo en desuso y pronta demolición, que luego quedó simplemente inactivo. El antiguo faro se había apagado en varias ocasiones por calentamiento de la batería de condensadores provocando un cortocircuito, siendo ésta la auténtica pesadilla de los fareros, ya que anula toda función de orientar a los barcos, poniendo en auténtico peligro la orientación en caso de visibilidad nula o de tormenta. Como así había ocurrido. No eran pocas las vidas perdidas, de ahí la mala fama del susodicho faro.
Cuenta la leyenda, la historia de un carguero que se había perdido debido a una gran tormenta eléctrica, el capitán y la tripulación sabían que estaban cerca de la costa, pero la niebla y los rayos junto con las olas eran tan densas y violentas que no percibían la luz del faro . El riesgo de chocar contra los arrecifes era muy alto. El farero, que había recibido la noticia, ya había dirigió sus luces para orientar al barco, pero había notado que estaba fallando la linterna ,seguramente algún rayo le había afectado, lo intentó una y otra vez con la esperanza de tener éxito, dada la situación de emergencia. Parecía que no lo iba a conseguir cuando enseguida vio con total certeza de forma clara e inexplicable cómo el haz de luz del antiguo faro se superpone en la misma dirección del faro nuevo, el antiguo aseguraba así la trayectoria del alumbrado.
Entre el miedo y la incomprensión de lo que estaba sucediendo, ya que sabía que el faro viejo hacia años que no funcionaba, centró toda su atención en guiar y salvar la nave. Las explicaciones ya las buscaría después..
Habían llegado a la costa sanos y salvos, tanto la tripulación como el capitán que fueron atendidos y recibidos con la alegría de haberse salvado de una catástrofe segura, Y el farero tuvo mucho cuidado de no explicar nada, porque una vez que estuvo tranquilo, empezó a dudar de sí mismo, y se habría quedado así ante las dudas y su soledad, si no fuera por las felicitaciones del capitán, que le comentaba que era la primera vez que veía funcionar dos faros al mismo tiempo.
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