El alma desdichada, marcada siniestramente, por el adverso destino, cautiva en prisiones de oscuridad, en el mundo sombrío del vicio y la depravación, si corre con la suerte de ser salvada de allí, por la potencia supraterrenal, al ser liberada, su espíritu se impregna de un ímpetu superior, que lo hace repeler todos esos engañosos deseos mundanos, que conducen a la autodestrucción. No volverá bajo ningún motivo a cometer esos viles errores.
OPINIONES Y COMENTARIOS