Gran Persona. Gran Ser Humano. Murió Feliz.

Gran Persona. Gran Ser Humano. Murió Feliz.

Elifas Sator

22/06/2024

La vida parece divertida y claro, lo es. Un día tienes 20 años. Hoy, casi 40.

Nadie ha sido más consciente de ello que mi propia realidad. No es quien soy sino quien es ella sobre mí.

Cuando dejas alguna máscara surge un sentimiento de felicidad. Pero, ¿Cuánto tiempo durará esto? Tal vez, un día. Quizás, un mes. O acaso, ¿un año? Eso depende de cuando comience un nuevo ciclo de descubrimiento.

La felicidad que siento en este momento podría ser una nueva fachada, por creer que he develado lo que soy cuando aún no soy verdaderamente nada. Y en la nada de la mente es cuando descubres quién eres. Una reunión en el “Baile de las máscaras”.

Cuando llega este punto de felicidad sientes que puedes hacer todo. No hay límites. ¿Podría recordar alguna droga que me haya hecho sentir así? No lo creo, nunca usé demasiadas. Aunque si fui presa del síndrome de delirium tremens – consumía muchísimo alcohol -.

“La felicidad es una droga”.

Es tan efímera que siento que debo aprovechar cuando llega el sentir y hacer todo lo que pueda en ese momento de satisfacción porque sé, que cesará y la resaca aparecerá.

Puedo sentir su efecto antes de que se disuelva. No quiero depender de ella para sentirme vivo.

“La felicidad es adictiva”.

Cuando el sentimiento se evapora me duele tanto perderlo que intento encontrarlo de nueva cuenta por medio de la lectura desenfrenada y reflexión aguda. ¡Me mantiene drogado su halo disolutivo!

Algo que ni siquiera el mejor café del mundo podría hacerme sentir, – aunque solo he probado pocas variedades – siento que estoy satisfecho en ese punto.

Palabra detrás de palabras; idea tras idea para encontrar la bendita felicidad.

Puedo mirar a los usuarios de Instagram de estado en estado, publicando foto tras foto y compartiendo sus falsas apariencias de euforia masiva ininterrumpida. Mientras la soledad los agobia por falta de amor propio. Desnudandose al mundo para poder atraer un poco de atención y sentir que pertenecen a algún selecto grupo o comunidad salvaguardando así – falsamente – su visibilidad efímera. Son presas de la insatisfacción en la búsqueda disolutiva de la felicidad.

¡Maldita desgracia! Solo encontrar consuelo por medio del consumo, cada vez mayor por falta de comprensión hacia sí mismos.

¿Hasta dónde podrá llegar este consumo de felicidad excesiva? ¿Qué tanto puede soportar un humano consumiendo felicidad?

No tengo recuerdo sobre haber leído un caso de muerte por exceso de felicidad. Y si lo hay, no soy consciente de ello. Debo de ser amargado.

Epitafio:

“Gran Persona. Gran Ser Humano. Murió Feliz.”

La única vía que puedo vislumbrar de consumo de felicidad es por medio de la publicidad.

Y esto es, consumismo ya sea, ingerido o por algún artículo innecesario que la mercadotecnia nos ha hecho creer que necesitamos.

La muerte por consumismo es más real que la muerte por felicidad.

Aunque si he escuchado alguna anécdota sobre alguna persona que sufrió un paro cardiaco por reír en sobremanera.

Pero, ¿Cuál sería la causa de ese excesivo júbilo?

Espero nunca saberlo para no morir.

La felicidad te mantiene drogado. Es una trampa a comprender y evitar a toda costa.

Es un engaño de supervivencia sobre la depresión.

“La felicidad es una trampa.”

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