Nunca me había dado cuenta de lo difiícil que era hablar con mi mamá sin que se me fomara un nudo en la garganta.

Nunca me había dado cuenta de lo dolorosas que eran las palabras cuando provienen de alguien por quien darías la vida.

Nunca me había dado cuenta de lo mucho que me esforzaba por contener las lágrimas cuando en alguna conversación estaban expuesos mis más frágiles sentimientos.

Nunca me había dado cuenta de lo horrible que se me veía ese vestido ante los ojos de mi mamá.

Nunca me había resultado tan difícil hablar sobre cómo me sentía, no después de escuchar su desgarradora historia.

Nunca había querido tanto que una persona me cargara en sus brazos como si fuera un bebé.

No me tomó mucho tiempo ver reflejada a mi mamá una vez que tu estuve frente al espejo.

Nunca me había sentido tan presionada, atrapada, apreciada y amada al mismo tiempo.

Nunca me había dado cuenta de lo difícil que es estar en el lugar de mi mamá.

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