Semana uno del año

La vida se desliza entre las garras de circunstancias y hechos,
maleficios prolongados que nos acechan en cada nuevo inicio,
como sombras en la penumbra del amanecer incierto.
La realidad se fragmenta, se distorsiona, ramificándose hacia un bien incierto,
y en la agonía del dolor de cabeza sentimos la cruda certeza de estar vivos.
Pensamientos punzantes, como dagas en la mente,
certifican la existencia de un ser afligido por el peso de sus propios prejuicios.

Semana dos del año

¿Por qué nos alejamos? ¿Por qué no nos buscamos? ¿Por qué continuamos como fantasmas de lo que éramos?
Cumplimos solo eso: nada.
En un mar de silencios y promesas no cumplidas,
la distancia entre nosotros se convierte en un abismo insalvable,
donde los corazones laten con una intensidad muda,
esperando, quizá, un milagro que nunca llega,
mientras la vida se desmorona en nuestras manos,
como arena que se escapa, indiferente, al paso del tiempo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS