Había una vez, no hace mucho tiempo.
Un pequeño y dulce corazón que se sentía lejos de experimentar el primer amor.
En su gran y notable inocencia, creía que ese afortunado caballero sería igual de perfecto como lo proyectaban esos cuentos e histortias de amor que tanto le gustaba leer. Pasaban los días y las noches, constantemente se preguntaba si alguien algún día la llegaría a amar con tanta honestidad, que se notaría incluso a kilometros ee amor.
El día más inesperado llegó alguien, comenzando por amigos, pasaban las semanas y los meses, el pequeño corazón se sentía muy extraño, más no se quejaba.
Pronto esa amistad se transformó en amor, pero por desgracia… Ese primer y dulce amor, con su filosa y certera espada, partió a la mitad ese pequeño e inocente corazón, dejándolo sangrar hasta llegar al punto en el que parecía que pronto se iba a secar.
Sus ojos solo reflejaban una lluvia de dolor, una dulce y dolorosa apuñalada, que dolor tan insoportable aquel.
Había una vez, un corazón dulce e inocente.
Hubo una vez, un mar de mariposas en un estómago.
Hubo una vez, una escritora con millones de cartas que faltaron por entregar.
Hubo una vez, un ser que esperaba ser amado de verdad.
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