Un amanecer más

Un amanecer más

Luis Morales

10/06/2024

5:45 am. Despierto con el armonioso cántico de aves a la orilla del mar; tan sólo es mi alarma indicando que es hora de comenzar el día. Las 4 horas de mal sueño, constantemente interrumpido, complican la tarea de cobrar consciencia, pero después de resistirme y luchar contra la idea de incumplir con mis deberes para quedarme a dormir hasta medio día, consigo convencerme de no hacerlo. Busco mi celular entre mis sábanas, apago mi alarma sólo para percatarme de que es sábado, quedo inmóvil unos segundos, intentando no altercar contra mí mismo, pero la ausencia de sonido exterior hace inútiles mis intentos. Mientras en segundo plano hago comentarios de odio hacia mí persona, intento concentrarme en algo más. Miro mi techo en busca de alguna distracción, pero el sonido que retumba dentro de mí es demasiado invasivo para un intento tan flojo, al notar mi incapacidad para combatirlo de manera consciente, recurro a la única forma efectiva que he logrado desarrollar en éstos 5 años para callar ese mortífero sonido; recargo el lado derecho de mi rostro contra mi almohada, cierro los ojos e, inútilmente, intento apagar mis pensamientos, repitiendo incesantemente “duérmete, duérmete, duérmete”, pero aquel sueño de hace un par de minutos con el que, sentía; podría dormir un día completo, ha desaparecido por completo. Si tan sólo siguiera pensando que es un día entre semana.

Quedo afligido por lo sucedido, aunque realmente no demasiado, en realidad hace meses que todos los días se sienten exactamente igual que el anterior, o que el próximo, por lo que da igual el día que sea, mi existir no dejará de ser una inmundicia.

Después de media hora de seguir intentando quedarme dormido, por fin me rindo y, nuevamente, quedo inmóvil; buscando consuelo en las imágenes que mi mente dibuja en el techo de mi habitación, pero estoy muy sobrio para encontrar alguna, así que tomo mi ropa del sucio suelo y dispongo a vestirme para por fin levantarme, tomo mi sudadera negra y pantalón del mismo color, me pongo un par de calcetines usados, me paro sobre mis sandalias y camino 5 pasos; hasta el otro lado de mi habitación donde se encuentra mi escritorio; tomo mi libreta de dibujo, saco la marihuana que guardo ahí, también agarro una bonita agenda y una pluma a medio chorrear, quito la bocina que está encima de mi repisa y agarro mi encendedor, vuelvo a colocarla y me dirijo a mi clóset, del cual saco un pequeño bong. Meto la agenda, la pluma, la marihuana y el encendedor en la bolsa de mi sudadera. Salgo de mi habitación intentando no despertar a nadie, bajo las escaleras, tomo mi tasa favorita, la lleno de agua y meto al microondas, en lo que se calienta comienzo a lavar mi bong con una fibra y un cepillo, la enjuago y justo se escucha el artante sonido del microondas, saco la tasa y le agrego un sobre de té, tomo el bong y mi tasa de té y subo hasta mi azotea.

Una vez ahí pego una tremendo suspiro, desocupo mis manos dejando las cosas en una pequeña mesa, saco mi celular del bolsillo y pongo Cristal Castles al máximo volumen, lo dejo sobre la misma mesa. Camino hacia la barda y la limpio con la manga de mi sudadera para poder recargarme sobre ella y observar mi último amanecer.

En la vida hay pocas cosas por las que vale la pena vivir, y sin duda los atardeceres son una de ellas. Recordando esa frase; con la que me había identificado tanto y junto con la inspiración que las tonalidades moradas, rosas, rojas, naranjas y amarillas del precioso amanecer, me erguí y dirigí rápidamente a la mesita, tomé mi agenda y pluma y mirando el atardecer comiendo a escribir mi carta de suicidio; una vez más, ésta iniciando con la frase sobre el objeto de mi inspiración, aunque al terminar de ponerla en el papel no supe cómo continuar, así que; tomé mi bong, introducí un poco de marihuana, la prendí, fumé y decidí seguir viendo el amanecer un día más.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS