En un mundo donde los abortos eran algo muy practicado por jovencitas de 14 a 17 años, pues estas no querían cargar con las consecuencias de sus actos, al igual que sus novios o la persona con la que tuvieron relaciones no querían saber nada de ellas ni del próximo niño.

Ginebra estaba embarazada de su novio Marcos el cual quería tener bebé pero Ginebra lo trataba de convencer de que lo mejor era abortarlo pues eran muy jóvenes, y como no si apenas tenían 16 años los dos. Ginebra le contó a varias de sus amigas sobre su situación, algunas le daban consejos de como abortar al bebé con algún té, mientras que otras la trataban de aconsejar de que era mejor tener al bebé pues este no tenía la culpa de sus acciones. Ginebra estaba decidida a no tenerlo y le comentó a Marcos de su decisión y él como buen novio decidio apoyar a su querida novia pues sólo quería estar a lado de ella y verla feliz.

Ginebra antes de tomar el té le hablaba a su posible feto, diciéndole a este lo mucho que lo quería tener en su vientre y verlo crecer, verlo nacer y junto con Marcos tener una hermosa familia pero a su vez le decía el miedo que tenía al no ser una buena madre, al rechazo de su familia, a los problemas económicos que iban a enfrentar pues eran muy jóvenes. Ginebra pasaba momentos tristes pues no quería abortar pero sabia que era lo mejor.

Después de una semana Ginebra decidió tomar el famoso “té de ruda” el cual le habían recomendado con el propósito exacto de abortar, cuando se tomó el té unos minutos después empezó su «período», asustada llamo por teléfono a Marcos y entre lágrimas le dijo:

-Marcos me tome ese té y me siento mal no se que hacer-

-Amor no te preocupes, voy para tu casa lo más rápido que pueda-

Ginebra espero a que llegará Marcos y ya los dos juntos hablaron y Marcos logró tranquilizar a Ginebra. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS