Quise ser el vientre del mar y vomitar como un borracho en primavera todos los versos de mi universo inmoral, o los sonetos que convergen en cada  rebelión, de cien puños en alto doscientos ineptos. Y de repente soy el vientre del mar y no exigiendo suerte exijo sumisión, rebelión de amos sin rostro y fin de la partida y a rey muerto rey puesto. A joderse, querías prados y te tocaron tiestos; quisiste fe y te tocó matemática y prospecto.

Y en el vientre del mar chirrían Los  Antiguos sin el control de Lovecraft, se nos comen vivos, pero somos nosotros los que masticamos. Sudamos perdiendo escaques contra la muerte, nos reponemos y echamos el resto.

Quise ser el vientre del mar…

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