La Última Estrella

En una noche sin luna, donde el cielo parecía un abismo de oscuridad, una única estrella brillaba en el cielo. En el pequeño pueblo de Chimalhuacán, los habitantes se reunían cada noche para contemplarla, preguntándose por qué esa estrella permanecía solitaria en un cielo tan vasto.

Entre ellos, una joven llamada Teresa sentía una conexión especial con aquella luz solitaria. Cada noche, se sentaba en la colina más alta, susurrando sus sueños y secretos a la estrella. “¿Por qué estás sola?” preguntaba con un suspiro, esperando una respuesta que nunca llegaba.

Una noche, mientras la acariciaba suavemente su rostro, la estrella pareció brillar con una intensidad inusitada. Elena, maravillada, cerró los ojos y deseó con todo su corazón entender el misterio de su soledad. De repente, una voz suave y melodiosa resonó en su mente.

“No estoy sola,” dijo la estrella. “Brillo para ti, para recordarte que incluso en la oscuridad más profunda, siempre hay una luz que nos guía.”

Conmovida, Teresa sonrió y comprendió que la estrella no estaba sola, ni ella tampoco. Desde entonces, su corazón se llenó de esperanza y decidió compartir su luz con todos los que la rodeaban, convirtiéndose en una estrella brillante en el cielo de la vida de los demás.

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