La bruma envolvía el pequeño pueblo costero de Villa lejana, donde se alzaba majestuoso un antiguo faro. Sus habitantes contaban historias sobre extraños sucesos que ocurrían en las noches de luna llena, y se rumoreaba que el faro guardaba un antiguo secreto.
Elena, una joven pescadora, siempre había sentido una extraña fascinación por el faro y sus leyendas. Una noche, mientras reparaba las redes en su bote, logró apreciar una luz intermitente proveniente del faro. Intrigada, decidió investigar.
Al llegar a la base del faro, encontró la puerta entreabierta y un sendero de huellas que conducía hacia la cima. Sin dudarlo, decidió adentrarse en la oscuridad del interior. Al subir las escaleras, escuchó un murmullo lejano y sintió un escalofrío recorrer toda espalda.
Al llegar al último piso, descubrió una habitación de aspecto desgastado, llena de polvo y telarañas. En el centro, una vieja mesa de madera sostenía un diario antiguo. Al hojearlo, descubrió relatos sobre antiguos naufragios y avistamientos inexplicables en alta mar.
De repente, un ruido la sobresaltó. Al girarse, vio una sombra acercándose lentamente por el pasillo. Sin pensarlo dos veces, agarró el diario y huyó del faro con el corazón latiendo fuertemente.
Elena regresó corriendo y exaltada a su hogar con el diario entre sus manos. En su habitación leyó atentamente las hojas del diario amarillentas y desgastadas, que revelaban secretos sobre el faro y algunas leyendas que los habitantes contaban.
Decidida a encontrar una respuesta a todo lo que había leído, buscó a Salvador, un joven científico que le fascinaba todo lo nuevo y desconocido. Juntos analizaron profundamente el diario y se percataron que entre las hojas se encontraba un mapa.
Decididos a resolver todo éste misterio juntos siguieron todas las indicaciones del mapa y llegaron a un sótano escondido en medio de un bosque que estaba algo lejos del mar. En éste sótano encontraron muchos más diarios y todos contenían historias distintas sobre cada una de las leyendas.
Al parecer el pueblo tenía mucha historia y no se sabía con exactitud quién era el propietario de aquellos diarios y cuál de todos era el verdadero, pues los demás fueron creados para que no se supiera cuál de todas era la verdad y que era lo que ocultaba el faro en realidad. Pero sabían una cosa, que juntos llegarían al fondo de todo éste misterio.
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