Tengo una pintura de la Gioconda. Da Vinci, como estudioso de la anatomía, la ciencia, el dibujo y la matemática, supo llevar acabo un efecto visual impresionante en ese cuadro. Más allá de los misterios que la rodean, como quién es la mujer retratada, por qué sonríe y las múltiples referencias religiosas; el hecho de que sus ojos te sigan sin importar la perspectiva en la que la mires, me parece la más impresionante. Pensé que me cansaría de escribir. Con todos los papers, exámenes y mails que escribo diariamente aveces me agobio de las palabras, Pero los ojos culposos de la anónima mujer me persiguen mientras deambulo en mi pequeña habitación. De chica jugaba a suprimir la voz interna aunque finalmente algún pensamiento intrusivo siempre se cruzaba en el medio de mi silencio y el juego se volvía interminable. El abatimiento mental no me deja mirar el celular cuando estoy así. Sé que está esa idea de que los teléfonos arruinan las neuronas y queman cerebros, pero en realidad son solo palabras, códigos transformados en pixeles que conforman imágenes y figuras que procesamos como información intermitente.
Cada vez que aprendo algo nuevo me convierto en alguien más triste y realista. Trato de tener conversaciones adultas con niños y termino teniendo interacciones infantiles con gente grande. Cada uno procesa la información como puede. Algunas personas, tienen un entendimiento más acotado del mundo que los rodea, otros, poseen conocimientos bastos generalizados. Estos últimos, son mucho más propensos a lo que yo llamo, “tristeza terrenal “, que es aquella que no surge del alma, sino que radica en una emoción construida, abstracta y limitada. Aquella es producto exclusivo de fallarle a la cultura o sistema que uno considere propio. Como el tipo que se suicida porque se endeuda. Es verdad que estos miedos y frustraciones flagelan al sujeto por sobre el plano físico y espiritual. Perder tu trabajo atenta contra tu bienestar económico, físico y mental. Porque los sistemas económicos existen, la plata también, la gente se queda en la calla, tu vida se voltea si los principios de tu cultura no están bien.
La monogamia es un principio cultural. Si tu pareja tiene otra pareja al simultaneo, quien está siendo engañado será una posible víctima de la tristeza terrenal, el victimario puede o no sentir culpa, y el tercer involucrado también. No obstante, el clima de malestar y tensión generalizado los atravesará a todos por más que comparto o no los valores de la monogamia. Entonces, esta infelicidad termina siendo mucho más real que sus factores. Porque también esta el factor de la confianza, y la propiedad, los cuales son más abstractos que todo lo anterior.
En “ Diario de Abordo”, Cristobal Colón se burla de los indigenas porque los consideraba ingenuos. No conocían la propiedad, por lo tanto, tampoco concebían tal cosa como el hurto. Los habitantes de America estaban emocionalmente desprendidos de sus posesiones, y no les molestaba compartirlas o incluso entregarlas. Los Españoles se hicieron un festín con los minerales y sus cuerpos. El conflicto real llegó cuando los forasteros atentaron contra sus deidades religiosas. No conocían las delimitaciones morales de Europa, pero entendían el dolor de sus propias almas. El resto es historia.
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