Estoy de viaje y el asiento contiguo al mio está vacío, llevamos 3 horas de viaje y una señor de primera clase se sienta a mi lado, me comenta que ha tenido un sueño con una pasajera y su instinto lo hace sentarse ahí, vamos en el vuelo 802 a Australia y aún quedan 14 horas de vuelo. Se ofrece a leerme la mano; lo dudo por unos minutos pero al final acepto.
Comienza con mi mano Izquierda y comenta que está fría y algo sudorosa, luego se dirige a mi lunar que tengo en el dedo anular y comenta que significa éxito y fama, me pregunta por mi situación amorosa y aunque no es muy esperanzadora es lo que hay, soy una solterona de 35 años en busca de la felicidad mutua, él suelta una leve sonrisa. Continua con la palma de la mano y se da cuenta que mis líneas no están bien dibujadas, dice haberlas visto antes y son señal de vergüenza con el interior (Siempre tuve complejos con mi cuerpo) concluye una mano y procede con la otra, mientras analiza mi mano Derecha le pregunto por su nombre pero hace caso omiso a esta interrogante, me pregunta el por qué de mi retemblar; no respondo, siento cierta conexión no sé si son sus manos grandes encima de mis manos ó su tono de voz al hablar. Al final deduce que soy una persona con gran talento para dibujar y aunque nunca lo vio en mis manos sí en mis ojos.
Hicimos una pequeña escala y lo quise invitar a tomar un café y hablar más de él que de mi, no lo volví a encontrar. Pregunté en primera clase y no habían visto a un tipo de 186 cm con lentes, barba, dientes perfectos, con unos ojos verdes chiquitos por el aumento de sus gafas, gran amabilidad y un traje Azul impecable. Quedé atónita y al volver a mi asiento sólo encontré un papel con su inicial y un gran dibujo de mi rostro recordándome lo hermosa que soy con mis imperfecciones y manos sudorosas. Estaba firmada por una F, el primer nombre que se me vino a la mente fue Fernando así que: Fernando gracias por devolverme algo de seguridad, darme una nueva experiencia y apreciar mis pequeñas manos.
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