Hay un valle donde coexisten diversas colinas, cada una tiene una función particular, depende de lo que quieras encontrar:
La hipnotizante melodía que me atraía hacia ese valle era cada vez más fuerte, sentía salir la música de mi cuerpo, como si danzara mi alma al mismo tiempo que ella. Una sensación extraña. Pero me detuve y tuve que retroceder mi ya avanzado camino hacia allá, la voz de mi madre hizo eco en mi cabeza; «No vayas allí». No lo entendía realmente, ¿por qué tendría que alejarme? Sentía que pertenecía a ese lugar.Un grito a lo lejos me hizo despertar de mi ensoñación, deteniendo mis pasos.»¿Qué haces por aquí? Te estamos esperando»Volteé rápidamente para ver a mi amigo a lo lejos moviendo sus brazos de una manera muy frenética. Corrí en su dirección, levemente volteando hacía ese valle, como si me estuviera despidiendo silenciosamente.Ya nos volveremos a escuchar la dulce melodía. Yo sabía que no sería la última vez.
La escucho suave y lentamente, un eco que me hiela hasta los huesos. Me llama. Me necesita ¿o yo la necesito a ella? Son colores, danzando al son de la melodía. Los quiero seguir. Llévenme. ¿Quienes son? ¿Qué es? Miles de cuestiones empiezan a aparecer en mi mente. Solo sé que necesito estar ahí, me llama. Un bosque, siento la suave brisa de otoño en mi piel, observo a mi alrededor expectante, no hay nada. Cierro los ojos y respiró profundamente, concéntrate. Después de relajar mi cuerpo, la escucho levemente. Está aquí. Abro los ojos nuevamente y enfrente de mí hay un pequeño sendero que se adentra hacia el bosque, no sé si es una buena idea. Doy un paso hacia adelante y caigo.
Despierto abruptamente con la respiración acelerada, estoy en mi cama, a lo lejos puedo escuchar los ronquidos de mi padre, no recuerdo nada solo escucho una suave melodía despidiéndose de mí, no entiendo por qué no quiero dejar de sentir su calidez pero poco a poco esa sensación abrumadora desaparece y solo estoy yo en mi habitación otra vez.
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Mamá, ¿Te ha pasado tener una melodía pegada a tu mente todo el tiempo?.-preguntó de la nada.
Estaba en la sala, acostada a lado de mi madre que leía un libro con mucha concentración, casi me sentí culpable por romper ese silencio que nos envolvía. Me gire hacia los ventanales que estaban a lado de la puerta color verde musgo, no había cambiado nada en los últimos años. Se escuchaba a lo lejos el sonido de la televisión proveniente del cuarto de mis padres.
Observó expectante a mi madre, sus ojos no se despegan de la página que está leyendo pero puedo notar una pequeña sonrisa asomarse entre sus labios.
¿A qué te refieres? ¿Como esas canciones que aparecen en la radio y no puedes dejar de tararear por semanas enteras? .- mencionó con voz calmada.
Lo pensé un poco, no, no eran como esas canciones. Era una melodía que escuchaba en diversos momentos, lo relevante aquí era que yo sentía que me quería decir algo pero no sabía qué.
No, más como si te hablara a través de las notas .- respondí.
Mi madre levantó la mirada de su libro y me miró con ojos expectantes, estudiando mi rostro, sin expresión alguna. Hasta que finalmente me respondió:
Tal vez eres tú, tu melodía interior que te está luchando por salir .- Sonrió y alejó su vista de la mía.
La continué mirando, analizando profundamente sus palabras. No lo entendía del todo, pero me reconfortaron sus palabras.
Lo descubriría.
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