Hubo un día

Hubo un día

Gen G

14/05/2024

Eran las 9:30 pm en un pueblito turístico por ahí, donde todos quieren ir por dos opciones, la primera es en la que van a divertirse al máximo, salen a discotecas o bares y se toman todo el alcohol posible, como si ese fuese el único lugar donde pueden hacerlo. Y la segunda donde van a disfrutar de los deportes extremos que encuentras en todo lado y caminan sin rumbo o se conectan con la naturaleza como si ese fuese el único lugar donde pueden hacerlo.

Eran las 9:30 pm en el pueblito que escogimos para ese día, hacía frío y yo llegaba un poco enojada por el viaje largo que hice para llegar ahí, molesta porque llegué más tarde de lo que pensaba por culpa del bus en el que viajé, pensándolo bien, venía de mal humor por no poder llegar antes a verlo.

Me dijo que él ya estaba ahí, estaba en un hotel cerca de donde yo me quedaba, así que saldría a verme cuando llegara.

Llegué, le dije donde estaba y él salió del hotel a mi encuentro, caminé un poco y logré verlo de lejos, sonreí apenas verlo caminar.

Justo en medio de donde estábamos, había un bar luminoso, ruidoso y lleno de gente, a unos metros del bar en dirección a él, solo había oscuridad, apenas lo reconocía por esa silueta grabada en mis sentidos, tallada en mis retinas, donde yo estaba a unos metros del bar en dirección opuesta a él había oscuridad y silencio, mientras caminábamos para encontrarnos la música del bar la cual no recuerdo cuál es, nos envolvía como si lo hubiésemos planeado todo.

Nos encontramos y nos abrazamos sin decir palabras, me abrazó y acarició mi espalda como si estuvieras solos, como si nadie más existiera, nos abrazamos sin pensar en nada, sin pensar en nadie, sin percepción del tiempo, sin miedo, sin prisas, con la piel despierta y sintiendo cada roce, con nuestras mejillas juntas diciendo todo lo que necesitábamos decir, con los brazos apretándonos sin rompernos, no nos mirábamos, solo nos abrazamos.

Me besó y se rompió el silencio, apartamos la estática que nos envolvía y volví a escuchar la música del bar, los gritos y silbidos de los chicos que tomaban cerveza en la barra de fuera, nos miraban y se reían y festejaban semejante abrazo, no los conocíamos, no nos conocían.

Salieron chispas, lo sentí y lo sé porque todos quienes nos rodeaban lo vieron.

Hubo un día, un instante, un abrazo que se quedó grabado para siempre en mí, como si ese fuese el único lugar donde podía grabarse.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS