Cuerpos perfectos pero reales?

La sociedad nos susurra constantemente cómo deberíamos lucir: altos, atléticos, perfectos. Pero la realidad es mucho más compleja. Somos seres cambiantes, con cuerpos que fluctúan entre flacos y gordos, altos y bajos, fit y no tan fit. Detrás de cada cambio, a menudo se esconde un mar de pudor y vergüenza, alimentado por los inflexibles estándares de belleza. Pero en medio de esta lucha, recordemos que la verdadera belleza reside en nuestra autenticidad, en abrazar cada parte de nosotros mismos con amor y aceptación, sin importar cómo la sociedad nos juzgue.

Elegir una foto entre muchas puede parecer algo trivial quizás, pero detrás de cada imagen hay una historia de aceptación. Algunos piensan que la belleza se mide en la cantidad de likes, pero en un mundo inundado de cuerpos “perfectos”, es crucial tener presente que la perfección muchas veces es una ilusión. Detrás de esas fotos cuidadosamente editadas y posadas, se esconde una realidad que rara vez se muestra: la lucha diaria de los cuerpos reales. A menudo se sacrifican la autenticidad y la salud en el altar de los estándares de belleza inalcanzables. Las imperfecciones son borradas. Pero en medio de esta “fachada”, recordemos que la verdadera belleza radica en la autenticidad y la aceptación de nosotros mismos tal como somos, con todos nuestros defectos y virtudes. Amar cada centímetro de nosotros con orgullo incluso a aquellos que la sociedad considera “imperfectos”.