«Hoy no tienen voz mis letras,
ritmos mis versos,
identidad mi yo poeta.
Hoy no quiero gustar a nadie,
¡cantar vendido!,
sonreír…
Hoy, no escribo por obligación,
por placer tampoco.
Es sólo la mejor terapia para el alma,
teclear en bucle, sinsentido,
y llegar, allí quizás, dónde la tinta no se acabe…»
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