Se cumplieron 40 años de uno de los episodios más oscuros en la historia del fútbol español, la batalla campal entre Barcelona y Athletic Bilbao, en la final de la Copa del Rey de 1984. Fue un 5 de mayo, en el estadio Santiago Bernabéu, lo que prometía ser un emocionante partido de fútbol se convirtió en un escenario de violencia y agresión desenfrenada.
Diego Maradona, la estrella indiscutible de ese Barcelona, se convirtió en el epicentro de la contienda, siendo objeto de una serie de duras faltas por parte de los defensores del Bilbao, en especial de Andoni Goikoetxea. El partido, cargado de tensiones previas y provocaciones, culminó con un solitario gol de Endika Guarrotxena a favor del Athletic Bilbao, sellando así su victoria por 1-0.
Pero no todo terminaría ahí, ya que la tensión entre ambos equipos se había estado gestando desde antes de esta final. Tanto Diego Maradona como Bernd Schuster, habían sufrido duras lesiones en encuentros previos por culpa de las fuertes entradas del defensor vasco Goikoetxea. «Me quebró», dijo «Pelusa» a sus compañeros, reflejando el daño que le había causado. El parte médico reveló la gravedad de la lesión del 10: «Fractura del maleolo peroneal del tobillo izquierdo, con desviación. Arrancamiento del ligamento lateral interno con desgarro», lo que lo mantuvo fuera de las canchas durante 90 días.
Tras meses de acusaciones y declaraciones cruzadas, la final de la Copa del Rey se disputó en un ambiente cargado de tensión y malos presagios. El entrenador del Athletic, Javier Clemente, llegó a calificar al argentino de «imbécil» días antes del partido. Este clima crispado y con sed de venganza se tradujo en acciones violentas de ambos equipos.
Lo que sucedió después del pitido final eclipsó el resultado deportivo. Una vergonzosa pelea estalló entre los jugadores de ambos clubes, desencadenando caos y dejando un amargo sabor en un encuentro que debía haber sido una fiesta en términos futbolísticos. Maradona sufrió una fractura de tobillo que lo marginó de las canchas durante tres meses.
Tras el tumultuoso encuentro, la rueda de prensa se convirtió en un escenario de declaraciones polémicas por parte de Javier Clemente, que no hizo más que avivar las llamas con comentarios xenófobos, declarando: «No han sabido perder. Hay que acabar con los que vienen de fuera y no tienen educación». Por otro lado, «el flaco» César Menotti (técnico Culé) expresó su asombro ante lo ocurrido: «Nunca he visto nada parecido. Si esto que hemos visto hoy ha sido un partido de fútbol, el fútbol está muerto».
Como consecuencia de los disturbios, Maradona y Goikoetxea (entre otros) fueron suspendidos por tres meses, aunque al final ninguno cumplió completamente la sanción impuesta.
Esa fue la última temporada del astro argentino vistiendo los colores del Barcelona. Durante su paso por el club catalán, disputó un total de 58 partidos, en los que logró anotar 38 goles. A pesar de haber conseguido 3 títulos, su etapa en el club español no cumplió del todo con las altas expectativas que se habían generado en torno a su fichaje.
Las constantes lesiones, sumadas a problemas de salud, así como un entorno tóxico, ensombrecieron su rendimiento. Finalmente, a los pocos meses, el conjunto Culé decidió transferir a Maradona al Napoli, donde lo esperaba la gloria.
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