Réplica al texto «Escritura(s)»
El comentario de Ramón C. resalta un fenómeno contemporáneo que no se puede negar: el uso creciente de imágenes como medio de expresión y comunicación en todas las culturas. Este cambio en la forma de dialogar tiene tanto aspectos positivos como negativos que vale la pena explorar.

Empezando por lo positivo, el uso de fotografías, dibujos e imágenes animadas como formas de expresión y comunicación puede ser tremendamente poderoso. Estas imágenes tienen la capacidad de transmitir emociones, ideas y experiencias de manera inmediata y universal. No importa el idioma que hablemos o la cultura a la que pertenezcamos, una imagen bien ejecutada puede trascender barreras lingüísticas y culturales, llegando directamente al corazón del espectador.

Además, el uso de imágenes puede ser especialmente beneficioso en contextos en los que las palabras pueden resultar insuficientes o inadecuadas para expresar ciertas ideas o emociones. Por ejemplo, en situaciones de crisis, como desastres naturales o conflictos humanitarios, las imágenes pueden ser una forma poderosa de sensibilizar al público y movilizar la acción.

Con lo anterior, se reconoce que este tipo de comunicación ya es una realidad y muchas personas la usan en sus diferentes redes sociales, tales como Whatsapp, Instagram, Facebook, Twitter (X), entre otros. Normalmente, se escribe, se envían audios, imágenes y vídeos, lo que permite que interacción sea mayor y completa. Lo interesante del asunto, es que la persona que recibe los mensajes comprende de que se trata cada imagen, vídeo y demás, aunque da pie para algunas interpretaciones personales.

Por otro lado, es importante reconocer que este cambio hacia una comunicación basada en imágenes también plantea algunos desafíos y preocupaciones. En primer lugar, existe el riesgo de que el predominio de las imágenes sobre el texto pueda llevar a una simplificación excesiva de los mensajes. Sin la profundidad y la complejidad del lenguaje verbal, corremos el riesgo de perder matices importantes en nuestras conversaciones y debates.
Además, la sobreexposición a imágenes en plataformas de redes sociales y medios digitales puede contribuir a una cultura de la superficialidad y la inmediatez, en la que la atención se centra más en la estética y la popularidad que en el contenido y el significado. Esto puede tener repercusiones negativas en nuestra capacidad para reflexionar de manera crítica y para mantener conversaciones significativas y profundas.

También es importante considerar el impacto psicológico de esta nueva forma de comunicación. El constante bombardeo de imágenes en la vida cotidiana puede contribuir a la ansiedad, la comparación social y la desconexión emocional. Además, la facilidad con la que las imágenes pueden ser manipuladas y editadas puede socavar la confianza en la veracidad de la información que consumimos.
Finalmente, la comunicación es dinámica, por tal motivo, el lenguaje y en especial la escritura van variando o mejor avanzando de acuerdo con la cultura y no es posible detenerla. Para evitar lo puntos negativos, es necesario reconocer que si los hay y estar conscientes de su manifestación dentro de la escritura y de la comunicación en general. Además, en esta nueva forma de comunicación es relevante que cada persona escriba dentro de un contexto dando las explicaciones adecuadas para que el mensaje sea claro, pertinente y profundo y cerciorarse de haber sido entendido.

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